viernes, 19 de febrero de 2016

ORACIÓN 21-02-16





ORACIÓN 21-02-16

GUÍA: Buenos días, Señor. Soy yo, que contigo quiero hablar, dice una canción. Quiero tomar conciencia de tu presencia. Estás aquí. Me llamas. Tú eres Señor de todo lo que  existe. Me has dado la vida y me amas. Aquí estoy. Tú eres quien llena mi corazón. Padre, Hijo y Espíritu, acompañad nuestra oración, Enseñadnos a amar, a adorar a oír la Palabra. SILENCIO DE AMISTAD, ADORADOR.

Del libro del Génesis (15,5-12.17-18):

En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo: «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.» 
Y añadió: «Así será tu descendencia.» Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber. 
El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.»
Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?» 
Respondió el Señor: «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.» 
Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. 
Aquel día el Señor hizo alianza con Abran en estos términos: «A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río.»

GUÍA: Dios viene a Abrán. Mira el cielo, cuenta el número de las estrellas. Así ser á tu descendencia. Y Abrán creyó. Luego hacen el sacrificio de alianza entre los dos. ¿Cómo hacemos nosotros el encuentro con el Señor? ¿Nos sentimos llamados a hacer la alianza de amistad, de amor, de compromiso? ¿Qué nos promete Dios a nosotros? En este tiempo callamos y escuchamos a Dios, presente en nosotros. Nos sentimos hijos, amigos, un regalo de Dios. Sentimos su promesa: te daré esta tierra. Aceptamos su Alianza. SILENCIO DE PRESENCIA Y ACEPTACIÓN.

De la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (3,17–4,1):

Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.
GUÍA: San Pablo dice a los cristianos que vayan según el modelo que él les ofrece. Jesús transformará nuestro cuerpo humilde, en cuerpo glorioso. Tiene la energía para sometérselo todo. Dejemos que estas palabras calen en nuestro corazón. Dejemos que Jesús transforme nuestra vida, nuestros pequeños pasos según su modelo. La paz nos inunda, el Espíritu nos ilumina, el Padre nos ama como verdaderos hijos. Sintamos su abrazo de Padre bueno. SILENCIO CONSCIENTE, ABIERTO, TRANSFORMANTE.

Del santo evangelio según san Lucas (9, 28 b-36):

En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. 
Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto. 

GUÍA: Jesús ha subido al monte a orar, a encontrarse con el Padre Dios. Le acompañamos. Nos unimos a esta oración, a sus sentimientos de Hijo. Él habla con Moisés y Elías. Hablan de su muerte. Pedro y los otros ven su gloria. Desde la nube que les cubre oyen. Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle. Estos pasos en nuestra oración nos pueden servir como método. Acompañamos a Jesús, subimos al monte, escuchamos y oímos al Padre. SILENCIO Y ENCUENTRO.

PRESENTAMOS nuestra oración, nuestro compromiso.

PEDIMOS por las necesidades del mundo.

PADRE NUESTRO. Nos unimos a la oración de Jesús, con toda la humanidad.

Soy yo, soy yo, soy yo Señor
quien contigo quiere hablar (bis)
No es mi padre ni mi madre
sino yo Señor
quien contigo quiere hablar (bis)
Soy yo, soy yo, soy yo Señor
quien contigo quiere hablar (bis)
En mi alma hay un enjambre
hay rumores mil
hay un hondo surtidor.
Necesito más silencio si pretendo oír
el murmullo de tu voz.
Soy yo, soy yo, soy yo Señor
quien contigo quiere hablar (bis)



INVOCAMOS A MARÍA

6 comentarios:

  1. Estamos invitados a subir al Tabor. Durante la oración Jesús nos comunica su palabra y su luz. Buena semana.

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  2. "Soy yo, soy yo, soy yo Señor, quien contigo quiere hablar" Soy yo. Venimos muchos. ¿Nos recibes? Una multitud de personas que te buscan y esperan la luz de la verdad. la llama del amor. Todos admiramos tu encuentro con el Padre. Enséñanos, Jesús, a orar. a reconocerle y a llevar su presencia a los que nos han venido.

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  3. «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.» Estamos en el monte o en el desierto, pero el Padre nos sigue diciendo: Este es mi Hijo amado, escuchadle. Gracias, Padre por tu comunicación. Ayúdanos a seguir los pasos de Jesús, que invitan a ser escuchado, predicado y guardado en el corazón.

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  4. "vieron su gloria" Los amigos de Jesús vieron en él la gloria de Dios. En nuestra oración, también vemos al Dios cercano. Reconocemos a Jesús como Dios. Pero también se nos invita a volver a la vida de cada día para hacer presente a Dios allí donde estamos.

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  5. «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.» ...«Así será tu descendencia.» Abran se fía de Dios y él cumple su palabra. Hoy seguimos escuchando la promesa de Dios, el pueblo necesita su presencia. Nosotros también. Confiamos en tí, Señor.

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  6. "Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo" Jesús resucitado nos acompaña, va transformando nuestra vida. Necesitamos asimilar su palabra y ponerla en práctica. Señor, aumenta nuestra fe.

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