domingo, 30 de abril de 2017

MES DE MARÍA 1 semana






MES DE MAYO- MES DE MARÍA
 


                               


Comenzamos el Mes de Mayo, dedicado a María.
Cada semana tendremos una cita para reflexionar y orar con un fragmento del Evangelio.

Os convocamos a recoger una 
frase y comentarla  en la sección de Comentarios.
 O podéis introducir una oración a María.




CANTAMOS

Tomad, Virgen pura nuestros corazones,
no nos abandones jamás, jamás,
no nos abandones jamás, jamás.
 

1. Mil querubes bellos ornan tu dosel,
quiero estar con ellos, Virgen, llévame
contigo en el Cielo, colmada de anhelo,
qué feliz seré.

Tomad, Virgen pura nuestros corazones,
no nos abandones jamás, jamás,
no nos abandones jamás, jamás.
 



                   
Lucas 1:26-38Nueva Versión Internacional (NVI)
Anuncio del nacimiento de Jesús
26 A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, 27 a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María. 28 El ángel se acercó a ella y le dijo:
―¡Te saludo,[a] tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo.[b]
29 Ante estas palabras, María se perturbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo.
30 ―No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. 31 Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David, 33 y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin.
34 ―¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen?[c]
35 ―El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios. 36 También tu parienta Elisabet va a tener un hijo en su vejez; de hecho, la que decían que era estéril ya está en el sexto mes de embarazo. 37 Porque para Dios no hay nada imposible.
38 ―Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho.
Con esto, el ángel la dejó.
―¡Te saludo,[a] tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo.[b]
29 Ante estas palabras, María se perturbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo.
30 ―No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. 31 Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David, 33 y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin.
34 ―¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen?[c]
35 ―El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios. 36 También tu parienta Elisabet va a tener un hijo en su vejez; de hecho, la que decían que era estéril ya está en el sexto mes de embarazo. 37 Porque para Dios no hay nada imposible.
38 ―Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho.
Con esto, el ángel la dejó.

·         Lee despacio y escucha lo que el Espíritu dice en tu corazón. 

¿    Qué lección te da María para tu vida?

·         ¿Cómo contestas tú a las situaciones que se te presentan como mensaje de Dios?

·         Ofrece y presenta a Dios tu oración. 

       Habla con él en la intimidad.





viernes, 28 de abril de 2017

RESUCITA PARA TI




GUÍA DE ORACIÓN 30-04-17       
                                                    
GUÍA: Vamos recorriendo las apariciones estos días. Jesús, hoy te haces presente resucitado a cada uno de nosotros. ¿Qué nos dices? ¿Cómo lo haces? Centremos nuestra mente y corazón en Jesús que nos pregunta a dónde vamos y de qué hablamos. En el interior demos la respuesta: a dónde nos dirigimos y cuáles son nuestras preocupaciones más profundas. SILENCIO DE ENCUENTRO CON JESÚS Y DE RESPUESTA A SUS INTERROGANTES.


Del libro de los Hechos de los Apóstoles (2,14.22-33):

EL día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y con toda solemnidad declaró: «Judíos y vecinos todos de Jerusalén, enteraos bien y escuchad atentamente mis palabras.
A Jesús el Nazareno, varón acreditado por Dios ante vosotros con los milagros, prodigios y signos que Dios realizó por medio de él, como vosotros mismos sabéis, a este, entregado conforme al plan que Dios tenía establecido y previsto, lo matasteis, clavándolo a una cruz por manos de hombres inicuos. Pero Dios lo resucitó, librándolo de los dolores de la muerte, por cuanto no era posible que esta lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él:
“Veía siempre al Señor delante de mí, pues está a mi derecha para que no vacile.
Por eso se me alegró el corazón, exultó mi lengua, y hasta mi carne descansará esperanzada.
Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente corrupción.
Me has enseñado senderos de vida, me saciarás de gozo con tu rostro”.
Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: el patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios “le había jurado con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo”, previéndolo, habló de la resurrección del Mesías cuando dijo que “no lo abandonará en el lugar de los muertos” y que “su carne no experimentará corrupción”. A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
Exaltado, pues, por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo».


GUÍA: Escuchamos a San Pedro que explica la victoria de Jesús sobre la muerte y cómo ha sido resucitado por el Padre. Jesús ha recibido el Espíritu Santo y lo ha derramado sobre los discípulos. Esto es lo que estáis viendo: su acción en el grupo de la primitiva iglesia. ¿Podemos decir también nosotros lo mismo: Mirad lo que estáis viendo, su acción entre nosotros? SILENCIO DE CONSTATACIÓN Y AGRADECIMIENTO.

De la primera carta del apóstol san Pedro (1,17-21):

Queridos hermanos: Puesto que podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente según las obras de cada uno, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación, pues ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil, heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios.


GUÍA: San Pedro habla a los presentes de la imparcialidad del Padre frente al proceder de cada persona. Habéis sido redimidos con la sangre de  Cristo. Por Cristo, creéis en Dios. Habéis puesto vuestra fe y esperanza en Él. Nos lo dice también a nosotros.   Asumamos este mensaje, hagámoslo nuestro. SILENCIO DE ATENCIÓN AL MENSAJE, DE RESPUESTA EN LA FE.

Del santo evangelio según san Lucas (24,13-35):

Aquel  mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios;
iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».
Ellos se detuvieron con aire entristecido, Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: «Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?».
Él les dijo: «¿Qué?».
Ellos le contestaron:
«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».
Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?».
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.
Llegaron cerca de la aldea a donde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.
Pero él desapareció de su vista.
Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».
Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.


GUÍA: Vamos de camino, como los discípulos de Emaús. ¿Discutimos y no reconocemos al que nos acompaña? Descubrimos en las Escrituras la llamada a fe. ¿Somos capaces de constatar, como aquellos discípulos: Es verdad, el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Pedro? SILENCIO DE  ACLARACIÓN  Y CONFIRMACIÓN EN LA FE. DE DESCUBRIMIENTO DEL JESÚS RESUCITADO EN LA FRACCIÓN DEL PAN, EN LA COMUNIÓN
   
SINTETIZAMOS NUESTRA ORACIÓN. Una frase para recordar.

PEDIMOS, OFRECEMOS,  AGRADECEMOS, ADORAMOS.

PADRE NUESTRO  con Jesús.

INVOCAMOS A MARÍA, nuestra madre.    

CANTAMOS
Letra de Resucitó, de Kiko Arguello
Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!
Aleluya, aleluya, aleluya, ¡Resucitó!
La muerte, dónde está la muerte,
 dónde está mi muerte, dónde su victoria.
Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!
Gracias, sean dadas al Padre, que nos pasó a Su Reino,
 donde se vive de Amor.
 Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!
 Alegría, alegría, hermanos,
que si hoy nos queremos, es que Resucitó.
 Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!
Si con Él morimos, con Él vivimos,
 con Él cantamos: ¡Aleluya! Aleluya, aleluya, aleluya,
 ¡Resucitó! Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!





miércoles, 26 de abril de 2017

APARICIONES DEL RESUCITADO




El  catecismo nos presenta las apariciones de Jesús Resucitado. Las citas se pueden confrontar y leer sobre los textos. 

Al repasar estos puntos afianzas tu fe en la resurrección.


Las apariciones del Resucitado

641 María Magdalena y las santas mujeres, que venían de embalsamar el cuerpo de Jesús
(Cf. Mc 16,1; Lc 24, 1) enterrado aprisa en la tarde del Viernes Santo por la llegada del
Sábado (Cf. Jn 19, 31. 42) fueron las primeras en encontrar al Resucitado (Cf. Mt 28, 9-
10;Jn 20, 11-18). Así las mujeres fueron las primeras mensajeras de la Resurrección de
Cristo para los propios Apóstoles (Cf. Lc 24, 9-10). Jesús se apareció enseguida a ellos,
primero a Pedro, después a los Doce (Cf. 1 Co 15, 5). Pedro, llamado a confirmar en la fe a
sus hermanos (Cf. Lc 22, 31-32), ve por tanto al Resucitado antes que los demás y sobre su
testimonio es sobre el que la comunidad exclama: "¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se
ha aparecido a Simón!" (Lc 24, 34).

642 Todo lo que sucedió en estas jornadas pascuales compromete a cada uno de los
Apóstoles - y a Pedro en particular - en la construcción de la era nueva que comenzó en la
mañana de Pascua. Como testigos del Resucitado, los apóstoles son las piedras de
fundación de su Iglesia. La fe de la primera comunidad de creyentes se funda en el
testimonio de hombres concretos, conocidos de los cristianos y, para la mayoría, viviendo
entre ellos todavía. Estos "testigos de la Resurrección de Cristo" (Cf. Hch 1, 22) son ante
todo Pedro y los Doce, pero no solamente ellos: Pablo habla claramente de más de
quinientas personas a las que se apareció Jesús en una sola vez, además de Santiago y de
todos los apóstoles (Cf. 1 Co 15, 4-8).

643 Ante estos testimonios es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del
orden físico, y no reconocerlo como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe
de los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y de la muerte en cruz de su
Maestro, anunciada por él de antemano(Cf. Lc 22, 31-32). La sacudida provocada por la
pasión fue tan grande que los discípulos (por lo menos, algunos de ellos) no creyeron tan
pronto en la noticia de la resurrección. Los evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad
arrobada por una exaltación mística, los evangelios nos presentan a los discípulos abatidos
("la cara sombría": Lc 24, 17) y asustados (Cf. Jn 20, 19). Por eso no creyeron a las santas
mujeres que regresaban del sepulcro y "sus palabras les parecían como desatinos" (Lc 24,
11; Cf. Mc 16, 11. 13). Cuando Jesús se manifiesta a los once en la tarde de Pascua "les
echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes le
habían visto resucitado" (Mc 16, 14).



644 Tan imposible les parece la cosa que, incluso puestos ante la realidad de Jesús
resucitado, los discípulos dudan todavía (Cf. Lc 24, 38): creen ver un espíritu (Cf. Lc 24,
39). "No acaban de creerlo a causa de la alegría y estaban asombrados" (Lc 24, 41). Tomás
conocerá la misma prueba de la duda (Cf. Jn 20, 24-27) y, en su última aparición en Galilea
referida por Mateo, "algunos sin embargo dudaron" (Mt 28, 17). Por esto la hipótesis según
la cual la resurrección habría sido un "producto" de la fe (o de la credulidad) de los
apóstoles no tiene consistencia. Muy al contrario, su fe en la Resurrección nació - bajo la
acción de la gracia divina - de la experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado.

Reflexionamos y nos ponemos ante Jesús resucitado para visualizarle, dejarnos mirar por él y escuchar su palabra que como a los discípulos, nos dice: ¡Paz a vosotros!. 

Su paz se derrama en cada uno de los creyentes y recrea su interior.





viernes, 21 de abril de 2017

¡NO SEAS INCRÉDULO!



GUÍA DE  ORACIÓN 23-04-17

GUÍA: La resurrección de Jesús cambió todo en Jerusalén y en el grupo de los discípulos. Nuestra oración también se siente  impactada por el hecho de la resurrección. ¿Qué efectos compruebas en ti mismo por este suceso? Repásalos en el silencio y contempla a Jesús que llega a ti con vida nueva y las señales de los clavos en sus manos. ¿Eres capaz de recibir su resurrección? SILENCIO DE CONTEMPLACIÓN, DE UNIÓN Y DE ENVÍO.

Del libro de los Hechos de los apóstoles (2,42-47):

LOS hermanos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones.
Todo el mundo estaba impresionado, y los apóstoles hacían muchos prodigios y signos. Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno.
Con perseverancia acudían a diario al templo con un mismo espíritu, partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón; alababan a Dios y eran bien vistos de todo el pueblo; y día tras día el Señor iba agregando a los que se iban salvando.

GUÍA: Todos estaban impresionados por la muerte de Jesús, por su resurrección y por los signos que hacían los apóstoles en Jerusalén. ¿Qué nos impresiona a nosotros de la resurrección y su presencia en nuestra vida?¿Cuáles son tus sentimientos en todo el conjunto?. Deja que tu corazón se una a esa impresión, exprese lo mejor de sí mismo y escuche al resucitado que se te presenta y pide fe. SILENCIO DE ADHESIÓN A JESÚS, DE FE Y COMPROMISO.  

De la primera carta del apóstol san Pedro (1,3-9):

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesucristo, que, por su gran misericordia, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha regenerado para una esperanza viva; para una herencia incorruptible, intachable e inmarcesible, reservada en el cielo a vosotros, que, mediante la fe, estáis protegidos con la fuerza de Dios; para una salvación dispuesta a revelarse en el momento final.
Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un Poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe: la salvación de vuestras almas.

GUÍA: El Padre, por la resurrección de Jesucristo, nos ha hecho nacer a una esperanza viva. La fuerza de Dios nos custodia en la fe. La vida es manifestación de esta fuerza en la fe, y consecución de la salvación. ¿Cómo experimentas estas frases? Que estas palabras calen nuestra conciencia. Deja que ocupen tu ser un rato y veas cómo sucede todo eso en ti, en tu vida. SILENCIO DE FE, DE EXPERIENCIA, DE VIDA Y DE AMOR VIGILANTE.

Del santo evangelio según san Juan (20,19-31):

AL anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
medio y les dijo: «Paz a vosotros».

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás: «Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

GUÍA: ¿Qué te llama la atención del evangelio? Piénsalo.
Hay dos apariciones. En la primera, ellos se alegran de ver al Señor. Jesús les desea la paz, les enseña las manos y el costado. Les da el Espíritu Santo, los envía y les da el poder de perdonar los pecados. Tomás no está y cuando se lo comunican, no cree. Quiere tocar y ver. En la segunda aparición está Tomás. Jesús se dirige a él para que toque y meta su dedo y su mano en sus heridas. Esto le produce un gran acto de fe: Señor mío y Dios mío. Aquí estamos nosotros ¿Con quién nos identificamos? Que sépalos llegar al acto de fe de Tomás. SILENCIO CONTEMPLATIVO QUE ESCUCHA A JESUS Y CONFIESA  SU FE.

SINTETIZAMOS NUESTRA ORACIÓN. Recordamos una frase.

OFRECEMOS, ALABAMOS , DAMOS GRACIAS AL PADRE

QUEREMOS…

CON MARÍA ACOGEMOS AL ESPÍRITU.

PADRE NUESTRO CON JESÚS


CANTAMOS

CREO EN JESÚS. CREO EN JESÚS.
EL ES MI AMIGO, ES MI ALEGRÍA.
CREO EN JESÚS. CREO EN JESÚS
EL ES MI SALVADOR.

1. El llamó a mi puerta,
me invitó a compartir su heredad,
seguiré a su lado,
llevaré su mensaje de paz.

2. Día y noche (creo en Jesús),
él está a mi lado (creo en Jesús),
sigo sus palabras (creo en Jesús),
doy por él la vida (creo en Jesús),
es mi Salvador.

3. Enseñó a Zaqueo
a partir su hacienda y su pan,
alabó a la viuda
porque dio cuanto pudo ella dar.

4. Aleluya (creo en Jesús),
El es mi Mesías (creo en Jesús),
El es mi esperanza (creo en Jesús),
Vive para siempre (creo en Jesús),
Es mi Salvador.