viernes, 24 de junio de 2016

ENCUENTRO CON DIOS







GUÍA: Nos disponemos a hacer nuestra oración, encuentro con Dios, amistad con el amigo. Aquí estamos, Señor. Te encontramos y reconocemos tu presencia en nuestro interior. Sabemos que nos acompañas paso a paso. Nos olvidamos a veces y volvemos a Ti. Nos conoces hasta el fondo de nuestro ser y nuestras sendas te son familiares, como dice el Salmo. Recibe nuestro espíritu humilde y abre nuestro corazón a tu Palabra. SILENCIO PREPARATORIO, CREYENTE Y CONFIADO

 Del primer libro de los Reyes (19,16b.19-21):

En aquellos días, el Señor dijo a Elías: «Unge profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén.»
Elías se marchó y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó a su lado y le echó encima el manto. 
Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: «Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo.»
Elías le dijo: «Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?»
Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con los aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente; luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio.

GUÍA: Una llamada a ser profeta. Elías llama a Eliseo de parte del Señor. Eliseo no pone reparos y deja todo y se va con Elías. Dios actúa en él, no cabe duda.  La respuesta es de totalidad. Pidamos al Espíritu que ilumine nuestra mente para conocer lo que Dios quiere de nosotros y  dé fuerza a nuestra voluntad para llevarlo a cabo. ¿Nos imaginamos invitados por Elías, por Jesús…y cómo reaccionaríamos? Expresemos nuestro diálogo. SILENCIO DE ESCUCHA Y ADORACIÓN

De la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (5,1.13-18):

Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la Ley se concentra en esta frase: «Amarás al prójimo como a ti mismo.» Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente. Yo os lo digo: andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais. En cambio, si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la Ley.

GUÍA: Llamados a la libertad. Guiados por el Espíritu. Nos lo dice a cada uno de nosotros. Sentimos esa libertad. Fuera  del mal, del egoísmo, de la violencia, del orgullo. ¡Cuánta luz y belleza!  Guiados por el Espíritu en este mundo que nos rodea. Todo es posible para Dios. Si os dejáis guiar por el Espíritu. SILENCIO DE PRESENCIA Y COMPROMISO



Del santo evangelio según san Lucas (9,51-62):

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. 
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?»
Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
A otro le dijo: «Sígueme.»
Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.»
Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.»
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.»
Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»


GUÍA: Distintas reacciones, la de Santiago y Juan que quieren hacer bajar fuego del cielo. La del que quiere seguirle pero todavía no. La de Jesús, que lo da todo. ¿A cuál nos parecemos? Jesús envía mensajeros por delante. En nuestra oración ¿nos sentimos sus mensajeros alguna vez? Sin duda que Jesús resucitado va con nosotros, si nos ponemos en camino. Él prepara lo necesario pero cuenta con nuestras manos y nuestro corazón. Veamos cómo lo hacemos, qué nos pide. SILENCIO REFLEXIVO, DE AMIGO, CREYENTE, COMPROMETIDO.

HACEMOS SÍNTESIS de la oración. ¿Qué nos queda de ella?

OFRECEMOS, AGRADECEMOS.

PEDIMOS

INVOCAMOS A MARÍA Le confiamos nuestra semana.

PADRE NUESTRO con todas las personas del mundo.

TU ME LLAMAS, SEÑOR, Y ME QUIERES



Tú me llamas, Señor, y me quieres mandar,
 a llevar tu palabra por tierra y por mar,
pero yo no podré anunciar tu verdad,
porque soy como un niño que no sabe hablar.

Ya, antes que hubieras nacido
por siempre pensaba yo en ti,
no habías nacido y ya eras profeta,
no habías nacido y te consagré.
No, no digas que eres un niño, 

un niño que no sabe hablar,
no sientas tristeza; no temas al mundo, 
pues siempre en la lucha contigo estaré.

Tú, serás mi antorcha radiante
que lleve a los hombres la luz.
Serás mi profeta que hable a las gentes
y que lleve en sus labios palabras de amor.

Yo te doy poder sobre el mundo,

 poder sobre toda nación. 
Extirpa y destruye, prepara la siembra 
y planta en los hombres semillas de amor.

jueves, 16 de junio de 2016

ORACIÓN 19-06-16



GUÍA: Domingo 12 Ciclo C, Tiempo Ordinario. Estamos ante Ti, Señor. Venimos a la oración llamados por el Espíritu. Hemos respondido y queremos reconocer tu presencia en nosotros. Te ofrecemos la semana pasada, todos los percances y las esperanzas. ¿Qué nos dices de todo ello? ¿En qué situación estamos en cuanto a la fe? La avivamos contigo y esperamos que crezcas en cada uno de nosotros. El encuentro con los demás a veces nos enriquece y otras nos hace  ver lo débil de nuestras actuaciones. Pedimos que aumente nuestra fe, nuestra esperanza y nos envuelva en un amor más fuerte. SILENCIO DE FE, PETICIÓN, CONFIANZA

De la profecía de Zacarías (12,10-11;13,1):

Así dice el Señor: «Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán llanto como llanto por el hijo único, y llorarán como se llora al primogénito. Aquel día será grande el luto en Jerusalén, como el luto de Hadad-Rimón en el valle de Meguido.» Aquel día, se alumbrará un manantial, a la dinastía de David y a los habitantes de Jerusalén, contra pecados e impurezas.

GUÍA: ¿Qué nos dice el Espíritu personalmente, después de leer el texto?  Derramaré un espíritu de gracia y de clemencia. Me mirarán a mí, a quien traspasaron. Aquel día se alumbrará un manantial contra pecados e impurezas.  Que cada una de estas frases penetre en nosotros. Que llegue el Espíritu derramado, que la gracia y la clemencia llenen nuestros corazones. Miremos al traspasado. Demos espacio en nuestro interior para reconocer cada fragmento en nosotros. La acción de Dios sigue viva y taladra toda dureza. SILENCIO ABIERTO A LA GRACIA Y AL DON DE DIOS.



De la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (3,26-29): 

Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.

GUÍA: En nuestro interior, nos sentimos hijos de Dios, por la fe en Jesús. Revestidos de Cristo.  Todos unidos  y herederos de su promesa. La comunión de Jesús con cada uno de los creyentes nos fortalece en la fe que profesamos y transforma nuestra vida. Tenemos que admitir su presencia y ampliar la mirada allí donde está. SILENCIO CREYENTE, DE COMUNIÓN Y ADORACIÓN.

Del santo evangelio según san Lucas (9,18-24):

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?» 
Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.» 
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» 
Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.» 
Y, dirigiéndose a todos, dijo: «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.»

GUÍA: ¿Quién dice la gente que soy yo? Demos algunas contestaciones. También nos lo pregunta a nosotros. Respondamos centrando lo que significa Jesús en nuestra vida. Hablemos con Jesús presentando nuestros sentimientos y confesión de fe. Al reconocerle como Mesías, no quiere hacerse la publicidad. Anuncia que tiene que sufrir y resucitar. Luego invita a seguirle y estar con él. Entremos en la conversación, dejémonos interpelar y demos respuesta. ¿Con quién estamos? SILENCIO  DE  CONFIANZA,  ESPERANZA., COMPROMISO.

OFRECEMOS el encuentro, el diálogo, el compromiso. AGRADECEMOS

PEDIMOS por las necesidades del mundo

INVOCAMOS A MARÍA
ESTRELLA Y CAMINO
(Espinosa)
CORO
Estrella y camino, prodigio de amor.
De tu mano, Madre, hallamos Dios.
Todos los siglos están mirando hacia Tí,
todos escuchan tu voz temblando en un sí.
Cielos y tierra se dan en tu corazón,
como un abrazo de paz, ternura y perdón.
CORO
Tú nos lo diste en Belén, en pobre portal,
en tu regazo lo ven el rey y el zagal.
Tú nos lo diste en la cruz, altar de dolor,
muerto en tus brazos está un Dios Redentor.
CORO
Toda la Iglesia con fe eleva un clamor,
puestos los ojos en Tí, la Madre de Dios.
Puente y sendero de amor, sublime misión,
la de traernos a Dios en tu corazón.
CORO 
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viernes, 10 de junio de 2016

ORACIÓN 12-06-16



GUÍA: Es el Domingo 11º del Tiempo Ordinario, ciclo C. Nuestro blog sigue animándoos a la oración. El encuentro con Jesús, seguro que da sus frutos. Algunos entráis y comunicáis experiencias. Otros nos visitáis y animáis con  esa participación que siempre es buena y alegra el corazón, sabiendo que os gusta y os hace bien la reflexión y la oración. Gracias, por estar ahí y acompañarnos día a día. Seguimos contando con cada uno. Podéis pasar la dirección a otros y poner alguna frase que os gusta o que os anima a algún comentario. Así irá aumentando la participación y lo aprovecharemos mejor.
Espíritu de Dios, Padre Dios y Jesús Hijo de Dios, Santa Trinidad, gracias por vuestra presencia en nosotros y en la vida. Hacemos nuestra oración. Estamos aquí, en  vuestra presencia. Nos disponemos a escuchar la Palabra y hacerle sitio en nosotros.  Recorremos los momentos de encuentro tenidos durante la semana. Vamos haciendo la vida y queremos que quede con la mejor realidad. En SILENCIO AGRADECEMOS la semana, pedimos PERDÓN por los fallos y NOS ABRIMOS a la luz del Espíritu.

Del segundo libro de Samuel (12,7-10.13):

En aquellos días, Natán dijo a David: «Así dice el Señor, Dios de Israel: "Yo te ungí rey de Israel, te libré de las manos de Saúl, te entregué la casa de tu señor, puse sus mujeres en tus brazos, te entregué la casa de Israel y la de Judá, y, por si fuera poco, pienso darte otro tanto. ¿Por qué has despreciado tú la palabra del Señor, haciendo lo que a él le parece mal? Mataste a espada a Urías, el hitita, y te quedaste con su mujer. Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías."» David respondió a Natán: «¡He pecado contra el Señor!» 
Natán le dijo: «El Señor ha perdonado ya tu pecado, no morirás.»

GUÍA: El pecado toca la vida de David. Olvida los beneficios de Dios. Peca. Cuando el profeta le echa en cara su pecado, Él lo reconoce, pide perdón y el Señor le perdona. Es la trayectoria del arrepentido. Dios perdona al que vuelve a casa de corazón. Vemos nuestras reacciones ante el pecado y cómo somos perdonados por la misericordia de Dios. Agradezcamos esta misericordia y perdón, aprendamos a perdonar. SILENCIO AGRADECIDO Y QUE PIDE PERDÓN.

 De la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (2,16.19-21):

Sabemos que el hombre no se justifica por cumplir la Ley, sino por creer en Cristo Jesús. Por eso, hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe de Cristo y no por cumplir la Ley. Porque el hombre no se justifica por cumplir la Ley. Para la Ley yo estoy muerto, porque la Ley me ha dado muerte; pero así vivo para Dios. Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí. Yo no anulo la gracia de Dios. Pero, si la justificación fuera efecto de la ley, la muerte de Cristo sería inútil.

GUÍA: San Pablo nos explica cómo recibimos la justificación por medio de la fe. La fe en Cristo es la que cambia la vida del creyente. Se siente crucificado con Cristo y vive en él. Dejemos que calen estas palabras de nosotros y resuenen plenamente. No anulamos la gracia de  Dios que nos regala su amor. Él puede transformar nuestra vida. Acojámosle. SILENCIO QUE ACOGE EL AMOR DE DIOS.

 Del evangelio según san Lucas (7,36–8,3):

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. 
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: «Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.» 
Jesús tomó la palabra y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.» 
Él respondió: «Dímelo, maestro.» 
Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?» 
Simón contestó: «Supongo que aquel a quien le perdonó más.» 
Jesús le dijo: «Has juzgado rectamente.» 
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama.» 
Y a ella le dijo: «Tus pecados están perdonados.» 
Los demás convidados empezaron a decir entre sí: «¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?» 
Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.» 
Después de esto iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

GUÍA: Estamos en la casa del fariseo. Oímos y vemos todo lo que pasa. La mujer que ama a Jesús y el fariseo que censura. Jesús se pone del lado de la mujer y le da la razón. Se le perdonan muchos pecados porque  ama mucho. El corazón tiene sus razones. ¿Nuestros comportamientos son críticos, distantes, o amigos  que se entregan? SILENCIO ADORADOR, DE AMIGO.

AGRADECEMOS EL ENCUENTRO.

PRESENTAMOS lo que somos, con nuestras necesidades y las necesidades del mundo. Amamos.

PETICIONES

COMUNICAMOS ALGUNA REFLEXIÓN.

PADRE NUESTRO  con Jesús y con toda la humanidad.

CANCIÓN
El Espíritu de Dios está sobre mí, 
El Espíritu de Dios está sobre mí. 


Por que El me ha ungido, 
El me ha enviado, 
para dar la buena noticia a los pobres, 
y anunciar a los cautivos la libertad, 
y anunciar a los cautivos la libertad. 



Y a los ciegos la vista, 
la libertad al oprimido, 
y a anunciar la salvación, del Señor, 
y a anunciar la salvación, del Señor.




viernes, 3 de junio de 2016

ORACIÓN 05-06-16




  


GUÍA: Vamos caminando en el año. La liturgia nos acompaña. Padre, estamos aquí. Nos llamas a la oración y queremos entrar en el interior para silenciar todo y estar contigo. Jesús acompáñanos y danos tus sentimientos de Hijo. Espíritu Santo, ilumina nuestra mente, transforma nuestro corazón, conviértenos a Tí.  La semana está finalizando. Te ofrecemos todo lo que ha ido envolviendo y tocando nuestra vida. Ahora danos la capacidad de encontrarte y oír tu Palabra.
Hacemos SILENCIO DE CONCENTRACIÓN EN LO QUE HACEMOS. SILENCIO CREYENTE.

Del primer libro de los Reyes:

En aquellos días, cayó enfermo el hijo de la señora de la casa. La enfermedad era tan grave que se quedó sin respiración. Entonces la mujer dijo a Elías: «¿Qué tienes tú que ver conmigo? ¿Has venido a mi casa para avivar el recuerdo de mis culpas y hacer morir a mi hijo?» Elías respondió: «Dame a tu hijo.» Y, tomándolo de su regazo, lo subió a la habitación donde él dormía y lo acostó en su cama. Luego invocó al Señor: «Señor, Dios mío, ¿también a esta viuda que me hospeda la vas a castigar, haciendo morir a su hijo?» Después se echó tres veces sobre el niño, invocando al Señor: «Señor, Dios mío, que vuelva al niño la respiración.» El Señor escuchó la súplica de Elías: al niño le volvió la respiración y revivió. Elías tomó al niño, lo llevó al piso bajo y se lo entregó a su madre, diciendo: «Mira, tu hijo está vivo.» Entonces la mujer dijo a Elías: «Ahora reconozco que eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor en tu boca es verdad.»

GUÍA: Elías se encuentra en apuros. Se dirige a Dios con fe y con miedo de no ser escuchado. Pero vence la fe y el niño es curado. La madre reconoce al profeta y al Dios de Israel. A veces podemos estar en el límite. Nos parece que todo falla. Dios siempre  está ahí y estimula nuestra fe. En la duda, en el dolor Él nos acompaña. Confiemos y sigamos firmes en la fe. Aunque no veamos los resultados. SILENCIO DE FE, DE CONFIANZA Y SEGURIDAD.

 De la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas:

Os notifico, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano; yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.
Habéis oído hablar de mi conducta pasada en él judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba, y me señalaba en el judaísmo más que muchos de mi edad y de mi raza, como partidario fanático de las tradiciones de mis antepasados. Pero, cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles, en seguida, sin consultar con hombres, sin subir a Jerusalén a ver a los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, y después volví a Damasco. Más tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas, y me quedé quince días con él.
Pero no vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el pariente del Señor.
GUÍA: Pablo se comunica con los Gálatas. Está convencido de que recibió la revelación de Jesucristo. Dios se digno revelar a su Hijo en él. Reconoce la acción de Dios en el proceso de su fe. Echemos una mirada al cómo hemos ido evolucionando nosotros, en esa fe en Jesús, en el Padre y en el Espíritu. Es una mirada pacificadora y que nos indica los pasos que vamos dando y dónde estamos. Acojamos el don de Dios y compartámoslo. Pablo se entrega totalmente.  ¿Cuál es nuestra forma de hacerlo? En SILENCIO dialogamos con Jesús y le escuchamos. Le pedimos aumenta nuestra fe.
 Del evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío.
Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: «No llores.» Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!» El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.» La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.


GUÍA: Vemos el dolor de la madre. Jesús se conmueve. Muchacho, levántate. Y todos daban gloria a Dios. ¿Hemos visto dar gloria a Dios desde los corazones favorecidos y confiados? ¿Descubrimos esa acción de Dios cerca de nosotros? 

En SILENCIO, Recorremos momentos en que nos sentimos agradecidos y en los que nuestra fe se  ha fortalecido. Alabamos a Dios por su misericordia.

En la paz del corazón, AGRADECEMOS, OFRECEMOS.

INVOCAMOS a María como Madre.

PADRE NUESTRO con Jesús y todas las personas del mundo.


CANTAMOS
Espíritu Santo ven ven,
Espíritu Santo ven ven,
Espíritu Santo ven ven,
En el nombre del señor
 
Acompáñame ilumíname 
toda la vida
Acompáñame ilumíname
Espíritu Santo, ven, ven
 
Alcemos los brazos al cielo
Alcemos los brazos al cielo
Y pidámosle a Dios
su paz su gracia y su perdón
 Y pidámosle a Dios
 su paz su gracia y su perdón.
 
Espíritu Santo ven ven,
En el nombre del Señor
Espíritu Santo ven ven.