jueves, 16 de junio de 2016

ORACIÓN 19-06-16



GUÍA: Domingo 12 Ciclo C, Tiempo Ordinario. Estamos ante Ti, Señor. Venimos a la oración llamados por el Espíritu. Hemos respondido y queremos reconocer tu presencia en nosotros. Te ofrecemos la semana pasada, todos los percances y las esperanzas. ¿Qué nos dices de todo ello? ¿En qué situación estamos en cuanto a la fe? La avivamos contigo y esperamos que crezcas en cada uno de nosotros. El encuentro con los demás a veces nos enriquece y otras nos hace  ver lo débil de nuestras actuaciones. Pedimos que aumente nuestra fe, nuestra esperanza y nos envuelva en un amor más fuerte. SILENCIO DE FE, PETICIÓN, CONFIANZA

De la profecía de Zacarías (12,10-11;13,1):

Así dice el Señor: «Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán llanto como llanto por el hijo único, y llorarán como se llora al primogénito. Aquel día será grande el luto en Jerusalén, como el luto de Hadad-Rimón en el valle de Meguido.» Aquel día, se alumbrará un manantial, a la dinastía de David y a los habitantes de Jerusalén, contra pecados e impurezas.

GUÍA: ¿Qué nos dice el Espíritu personalmente, después de leer el texto?  Derramaré un espíritu de gracia y de clemencia. Me mirarán a mí, a quien traspasaron. Aquel día se alumbrará un manantial contra pecados e impurezas.  Que cada una de estas frases penetre en nosotros. Que llegue el Espíritu derramado, que la gracia y la clemencia llenen nuestros corazones. Miremos al traspasado. Demos espacio en nuestro interior para reconocer cada fragmento en nosotros. La acción de Dios sigue viva y taladra toda dureza. SILENCIO ABIERTO A LA GRACIA Y AL DON DE DIOS.



De la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (3,26-29): 

Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.

GUÍA: En nuestro interior, nos sentimos hijos de Dios, por la fe en Jesús. Revestidos de Cristo.  Todos unidos  y herederos de su promesa. La comunión de Jesús con cada uno de los creyentes nos fortalece en la fe que profesamos y transforma nuestra vida. Tenemos que admitir su presencia y ampliar la mirada allí donde está. SILENCIO CREYENTE, DE COMUNIÓN Y ADORACIÓN.

Del santo evangelio según san Lucas (9,18-24):

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?» 
Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.» 
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» 
Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.» 
Y, dirigiéndose a todos, dijo: «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.»

GUÍA: ¿Quién dice la gente que soy yo? Demos algunas contestaciones. También nos lo pregunta a nosotros. Respondamos centrando lo que significa Jesús en nuestra vida. Hablemos con Jesús presentando nuestros sentimientos y confesión de fe. Al reconocerle como Mesías, no quiere hacerse la publicidad. Anuncia que tiene que sufrir y resucitar. Luego invita a seguirle y estar con él. Entremos en la conversación, dejémonos interpelar y demos respuesta. ¿Con quién estamos? SILENCIO  DE  CONFIANZA,  ESPERANZA., COMPROMISO.

OFRECEMOS el encuentro, el diálogo, el compromiso. AGRADECEMOS

PEDIMOS por las necesidades del mundo

INVOCAMOS A MARÍA
ESTRELLA Y CAMINO
(Espinosa)
CORO
Estrella y camino, prodigio de amor.
De tu mano, Madre, hallamos Dios.
Todos los siglos están mirando hacia Tí,
todos escuchan tu voz temblando en un sí.
Cielos y tierra se dan en tu corazón,
como un abrazo de paz, ternura y perdón.
CORO
Tú nos lo diste en Belén, en pobre portal,
en tu regazo lo ven el rey y el zagal.
Tú nos lo diste en la cruz, altar de dolor,
muerto en tus brazos está un Dios Redentor.
CORO
Toda la Iglesia con fe eleva un clamor,
puestos los ojos en Tí, la Madre de Dios.
Puente y sendero de amor, sublime misión,
la de traernos a Dios en tu corazón.
CORO 
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6 comentarios:

  1. Domingo, día del Señor. Él crece en nosotros. Hagamos espacio para su presencia. Buena semana a todos.

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  2. "Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia" Dios dispuesto a derramar su espíritu sobre toda la tierra. Lo descubrimos muchas veces en tantas personas. Que la gracia y la clemencia sean el uniforme de cada uno de los habitantes de la tierra. ¿Lo vestimos nosotros?

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  3. "Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo, os habéis revestido de Cristo" Revestidos de Cristo, incorporados a Él. En la oración sentimos esta incorporación y el estar revestidos de su presencia. Enviamos este don a todos los bautizados y amigos de Jesús de Nazaret.

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  4. «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo" Jesús busca amigos- Como cristianos, estamos llamados a estar con Él y hacer camino a su lado. El reino de Dios necesita de nosotros y cuenta con nuestro apoyo. ¿Cómo lo hacemos?

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  5. "Cielos y tierra se dan en tu corazón, como un abrazo de paz, ternura y perdón". En María encontramos ternura y perdón. Ella une el cielo y la tierra. Nuestra vida también puede unirlos. Compartir con Dios y con la humanidad es el trabajo que Jesús quiere hacer por medio de nosotros.

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  6. «Derramaré ... un espíritu de gracia y de clemencia". Ya el profeta Zacarías anunciaba un espíritu de clemencia y de gracia. ¡Qué hermoso sentirse tocado por ese espíritu de Dios! Su Espíritu llena la tierra. El Papa Francisco nos anima a ser gracia y clemencia en este año de la Misericordia. Una tierra que todos transformamos en la paz y orden justo, para el bien de la humanidad y gloria del Padre Dios.

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