martes, 28 de noviembre de 2017

ALEGRÍA DEL AMOR 4




PAPA FRANCISCO

Capítulo primero
A LA LUZ DE LA PALABRA

La biblia presenta a la familia por una parte idílica en los puntos anteriores.
 Por otra parte, la que veremos hoy, tiene sus dificultades.  Los números 19 al 23 nos hablan de la presencia del dolor, del mal, de la violencia que rompen la vida de la familia y su íntima comunión de vida y de amor.
 Habla de ansia y dominio en la pareja.

Jesús en el Evangelio presenta situaciones familiares, algunas dificultades y el enfoque que Dios da.
Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor» (Ap 21,4).
La vida está envuelta en el trabajo, el medio empleado para sobrevivir y dominar la tierra.



Un sendero de sufrimiento y de sangre

19. El idilio que manifiesta el Salmo 128 no niega una realidad amarga que marca todas las Sagradas Escrituras. Es la presencia del dolor, del mal, de la violencia que rompen la vida de la familia y su íntima comunión de vida y de amor. Por algo el discurso de Cristo sobre el matrimonio (cf. Mt 19,3-9) está inserto dentro de una disputa sobre el divorcio. La Palabra de Dios es testimonio constante de esta dimensión oscura que se abre ya en los inicios cuando, con el pecado, la relación de amor y de pureza entre el varón y la mujer se transforma en un dominio: «Tendrás ansia de tu marido, y él te dominará» (Gn 3,16).

20. Es un sendero de sufrimiento y de sangre que atraviesa muchas páginas de la Biblia, a partir de la violencia fratricida de Caín sobre Abel y de los distintos litigios entre los hijos y entre las esposas de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, llegando luego a las tragedias que llenan de sangre a la familia de David, hasta las múltiples dificultades familiares que surcan la narración de Tobías o la amarga confesión de Job abandonado: «Ha alejado de mí a mis parientes, mis conocidos me tienen por extraño [...] Hasta mi vida repugna a mi esposa, doy asco a mis propios hermanos» (Jb 19,13.17).

21. Jesús mismo nace en una familia modesta que pronto debe huir a una tierra extranjera. Él entra en la casa de Pedro donde su suegra está enferma (Mc 1,30-31), se deja involucrar en el drama de la muerte en la casa de Jairo o en el hogar de Lázaro (cf. Mc5,22-24.35-43); escucha el grito desesperado de la viuda de Naín ante su hijo muerto (cf. Lc 7,11-15), atiende el clamor del padre del epiléptico en un pequeño pueblo del campo (cf. Mt 9,9-13; Lc 19,1-10. Encuentra a publicanos como Mateo o Zaqueo en sus propias casas, y también a pecadoras, como la mujer que irrumpe en la casa del fariseo (cf. Lc 7,36-50). Conoce las ansias y las tensiones de las familias incorporándolas en sus parábolas: desde los hijos que dejan sus casas para intentar alguna aventura (cf. Lc15,11-32) hasta los hijos difíciles con comportamientos inexplicables (cf. Mt 21,28-31) o víctimas de la violencia (cf. Mc 12,1-9). Y se interesa incluso por las bodas que corren el riesgo de resultar bochornosas por la ausencia de vino (cf. Jn 2,1-10) o por falta de asistencia de los invitados (cf. Mt 22,1-10), así como conoce la pesadilla por la pérdida de una moneda en una familia pobre (cf. Lc15,8-10).

22. En este breve recorrido podemos comprobar que la Palabra de Dios no se muestra como una secuencia de tesis abstractas, sino como una compañera de viaje también para las familias que están en crisis o en medio de algún dolor, y les muestra la meta del camino, cuando Dios «enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor» (Ap 21,4).

23. Al comienzo del Salmo 128, el padre es presentado como un trabajador, quien con la obra de sus manos puede sostener el bienestar físico y la serenidad de su familia: «Comerás del trabajo de tus manos, serás dichoso, te irá bien» (v. 2). Que el trabajo sea una parte fundamental de la dignidad de la vida humana se deduce de las primeras páginas de la Biblia, cuando se declara que «Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén, para que lo guardara y lo cultivara» (Gn 2,15). Es la representación del trabajador que transforma la materia y aprovecha las energías de lo creado, dando luz al «pan de vuestros sudores» (Sal 127,2), además de cultivarse a sí mismo.




ACCIÓN

¿Cómo enfocamos estos  problemas en nuestro proyecto vital?
¿Cómo afectan a nuestro vivir?

·        La familia ideal y las dificultades.
·        Haz tu descripción de la familia ideal.
·        Busca las soluciones mejores a las dificultades, al menos una.
·        Habla con Dios Padre, Hijo y Espíritu.
·        Exprésale  tus necesidades al respecto.





viernes, 24 de noviembre de 2017

CRISTO REY DEL UNIVERSO



CRISTO REY DEL UNIVERSO

GUÍA DE ORACIÓN 26-11-17

GUÍA: Celebramos la fiesta de Cristo Rey del Universo. Los profetas hablaron del pastor que cuida a sus ovejas. San Pablo habla de Cristo Rey. Nuestra oración contacta con el pastor que apacienta a su rebaño, al rey que cuida a su pueblo. Nos sentimos ante el pastor y el rey Jesús, Hijo de Dios, resucitado, que purifica todas las cosas. Imaginemos a Jesús, salvador de cada uno de nosotros. Le presentamos nuestros sentimientos. SILENCIO DE ACOGIDA, OFRENDA Y APERTURA

De la profecía de Ezequiel (34,11-12.15-17):

Así dice el Señor Dios: «Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro. Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones. Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear –oráculo del Señor Dios–. Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas: a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido. Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor: Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío.»

GUÍA: Yo mismo apacentaré a mis ovejas, las buscaré y cuidaré. Ovejas queridas por Jesús con especial atención. Nos sentimos cuidados, buscados, escuchados. Dialogamos sobre nuestros fallos y escapadas. Jesús, cuida nuestro corazón inquieto y edúcanos en tu amor. SILENCIO QUE APRENDE Y PRACTICA, AGRADECE.

De la primera carta de san Pablo a los Corintios (15,20-26.28):

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos.

GUÍA: Cristo ha resucitado y someterá todo al poder del Padre Dios.  Nosotros, criaturas, hijos de Dios, en el mismo Jesucristo. Dios lo será todo en todos. Dios, Señor de toda la creación. Nosotros con Jesús unidos a Él. Nos situamos como elementos de unidad. Adoramos, reconocemos su amor para toda la humanidad y nos definimos a favor de Jesús, a favor de Dios Padre y del Espíritu que transforma todas las cosas. SILENCIO DE RECONOCIMIENTO, ENCUENTRO, ENTREGA

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,31-46)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas, de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis." Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistirnos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»

GUÍA: Venid vosotros… porque tuve hambre y me disteis de comer, venid porque estuve necesitado y me ayudasteis. Os aseguro que cuando lo hicisteis con mis hermanos, conmigo lo hicisteis.
Oigamos estas palabras dichas a nosotros. Veamos nuestras acciones y comportamientos. ¿Somos acogidos? Revisemos nuestro corazón inclinado al bien o mal hacer. Estimulamos nuestro corazón para acoger y recibir a los otros. SILENCIO DE ESCUCHA, REVISIÓN, COMPROMISO.

SINTETIZAMOS NUESTRA ORACIÓN. UNA FRASE PARA RECORDAR.

AGRADECEMOS, PEDIMOS, OFRECEMOS, NOS UNIMOS A TODA LA IGLESIA

INVOCAMOS A MARÍA NUESTRA MADRE

LLAMAMOS  A DIOS NUESTRO PADRE: PADRE NUESTRO…

CANTAMOS

LIBERTADOR DE NAZARET

Libertador de Nazaret ven junto a mí, ven junto a mí.
Libertador de Nazaret, ¿qué puedo hacer sin ti?
Yo sé que eres Camino, que eres la vida y la verdad.
Yo sé que el que te sigue sabe adónde va.
Quiero vivir tu vida, seguir tus huellas, tener tu luz,
quiero beber tu cáliz, quiero llevar tu cruz.
Quiero encender mi fuego,
alumbrar mi vida y seguirte a ti.
Quiero escucharte siempre, quiero luchar por ti.
Busco un mensaje nuevo, te necesito libertador,
no puedo estar sin rumbo, no puedo estar sin Dios.


https://www.youtube.com/watch?v=tm3K04sypFE 

  
                                                          

martes, 21 de noviembre de 2017

#ANIVERSARIO 3º



#REZA Y COMPARTE
 
#ANIVERSARIO 3º 


¡FELICIDADES Y ENHORABUENA !
POR VUESTRO TRABAJO Y EMPEÑO EN LA ORACIÓN.

Tres años recorriendo el camino de la ORACIÓN Y ENCUENTRO con el Padre, el Hijo  y el Espíritu Santo.

Ha sido una hermosa aventura. 
Jesús y María nos han acompañado con mucho cariño. Rezamos
SALMO 120
 Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El auxilio me viene del Señor...
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El auxilio me viene del Señor...
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
Él guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
El auxilio me viene del Señor…


miguel manzano, salmos para el pueblo


viernes, 17 de noviembre de 2017

ESA ES LA MUJER



ESA ES LA MUJER

GUÍA DE ORACIÓN 19-11-2017

GUÍA:   Nuevo día de encuentro con el Padre, el Hijo Jesús, y el Espíritu. La semana pasa con sus quehaceres y nos lanza hacia el domingo, día del Señor Resucitado. Jesús, aquí estamos. Te presentamos lo que somos con sus deseos y proyectos. Contamos contigo en el camino de cada día. Haz que te conozcamos mejor, que vivamos de acuerdo con tu Palabra y andemos la vida nueva de resucitados contigo, con el Padre y con el Espíritu Santo. Dejemos que nuestra mente y corazón se abra al Espíritu de Dios. SILENCIO DE APERTURA, ACOGIDA Y PAZ


Del libro de los Proverbios (31,10-13.19-20.30-31):

Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas. Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas. Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida. Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos. Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca. Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre. Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.

GUÍA: El ideal de mujer se presenta hacendosa, dispuesta a cumplir sus deberes de esposa, abierta al necesitado, generosa y abierta a Dios.
Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo, es el ejemplo de persona. Mujer y varón se complementan y cada uno es don precioso en la casa del justo. ¿Nos respetamos mutuamente, colaboramos con rectitud  y amor en la realización del proyecto común, en unión con Dios Padre? SILENCIO DE CONFIANZA, ENTREGA, Y GENEROSIDAD

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (5,1-6):

En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba. Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar. Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas, Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.

GUÍA: El día del Señor llegará de improviso. Vivid en la luz, como hijos de la luz. ¿De verdad nos sentimos hijos de la luz?
Estad despiertos, preparados. El Señor está viniendo. Es necesario estar atentos para reconocerle. ¿Vivimos así, atentos, vigilantes para recibir al Señor que llega?. Valoremos nuestros comportamientos. SILENCIO DE COMPROBACIÓN, ILUMINACIÓN Y ACEPTACIÓN

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,14-30):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes."»

GUÍA: Dios da a sus hijos talentos para trabajar con ellos. Hay quien los guarda y no los hace productivos. Otros producen al ciento por uno. ¿En qué grupo nos encontramos?. Los talentos son para el bien común. Hemos de proporcionar lo que podemos para transformar la sociedad. ¿Aportamos al máximo? La realización personal de cada uno completa el engranaje de nuestro mundo. Cada persona tiene su misión. Somos responsables de realizar nuestra parte. SILENCIO D EIDENTIFICACIÓN, PETICIÓN, COMPROMISO.

SINTETIZAMOS NUESTRA ORACIÓN. Una frase o palabra nos ayuda a recordarla.

PRESENTAMOS, AGRADECEMOS, PEDIMOS PERDÓN.

INVOCAMOS A MARÍA PARA QUE ESTÉ CON NOSOTROS.

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO

CANTAMOS

¿ Quién será la mujer
que a tantos inspiró
poemas bellos de amor?
 Le rinden honor la música y la luz,
 el mármol, la palabra y el color.

 ¿Quién será la mujer
 que el rey y el labrador
invocan en su dolor,
el sabio, el ignorante, el pobre y el señor,
el santo al igual que el pecador?

María es (María es) esa mujer (esa mujer)
 que desde siempre el Señor se preparó
 para nacer (para nacer)
 como una flor (como una flor)
 en el jardín que a Dios enamoró.

 ¿Quién será la mujer
 radiante como el sol,
vestida de resplandor?
 La luna a sus pies, el cielo en derredor,
 y ángeles cantándole su amor.

¿Quién será la mujer humilde
que vivió en un pequeño taller?
Amando sin milagros,
viviendo de su fe,
la esposa siempre alegre de José....





martes, 14 de noviembre de 2017

ALEGRÍA DEL AMOR 3



PAPA FRANCISCO

Capítulo primero
A LA LUZ DE LA PALABRA

La reflexión y oración sobre la Alegría del amor nos acerca a los números siguientes 13-18. La biblia nos presente el encuentro del hombre y la mujer. La explicación del Papa va avanzando en la realidad de ese encuentro. Sana la soledad y surge la generación y la familia.



Donación voluntaria de  amor en lo corpóreo y en lo espiritual.
Los hijos como “brotes de olivo” dice el salmista, construyen la casa.
Signo de plenitud de la familia en la continuidad de la misma historia de salvación, de generación en generación.
Iglesia doméstica, educación de los hijos, que tienen por delante su propio camino de vida.

Puntos muy interesantes. Adéntrate en ellos, poco a poco. Reza desde alguno.
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13. De este encuentro, que sana la soledad, surgen la generación y la familia. Este es el segundo detalle que podemos destacar: Adán, que es también el hombre de todos los tiempos y de todas las regiones de nuestro planeta, junto con su mujer, da origen a una nueva familia, como repite Jesús citando el Génesis: «Se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne» (Mt 19,5; cf. Gn2,24). El verbo «unirse» en el original hebreo indica una estrecha sintonía, una adhesión física e interior, hasta el punto que se utiliza para describir la unión con Dios: «Mi alma está unida a ti» (Sal 63,9), canta el orante. Se evoca así la unión matrimonial no solamente en su dimensión sexual y corpórea sino también en su donación voluntaria de amor. El fruto de esta unión es «ser una sola carne», sea en el abrazo físico, sea en la unión de los corazones y de las vidas y, quizás, en el hijo que nacerá de los dos, el cual llevará en sí, uniéndolas no sólo genéticamente sino también espiritualmente, las dos «carnes».


14. Retomemos el canto del Salmista. Allí aparecen, dentro de la casa donde el hombre y su esposa están sentados a la mesa, los hijos que los acompañan «como brotes de olivo» (Sal 128,3), es decir, llenos de energía y de vitalidad. Si los padres son como los fundamentos de la casa, los hijos son como las «piedras vivas» de la familia (cf. 1 P 2,5). Es significativo que en el Antiguo Testamento la palabra que aparece más veces después de la divina (yhwh, el «Señor») es «hijo» (ben), un vocablo que remite al verbo hebreo que significa «construir» (banah). Por eso, en el Salmo 127 se exalta el don de los hijos con imágenes que se refieren tanto a la edificación de una casa, como a la vida social y comercial que se desarrollaba en la puerta de la ciudad: «Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; la herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto del vientre: son saetas en mano de un guerrero los hijos de la juventud; dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba: no quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza» (vv. 1.3-5). Es verdad que estas imágenes reflejan la cultura de una sociedad antigua, pero la presencia de los hijos es de todos modos un signo de plenitud de la familia en la continuidad de la misma historia de salvación, de generación en generación.
15. Bajo esta luz podemos recoger otra dimensión de la familia. Sabemos que en el Nuevo Testamento se habla de «la iglesia que se reúne en la casa» (cf. 1 Co 16,19; Rm 16,5; Col 4,15; Flm 2). El espacio vital de una familia se podía transformar en iglesia doméstica, en sede de la Eucaristía, de la presencia de Cristo sentado a la misma mesa. Es inolvidable la escena pintada en el Apocalipsis: «Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos» (3,20). Así se delinea una casa que lleva en su interior la presencia de Dios, la oración común y, por tanto, la bendición del Señor. Es lo que se afirma en el Salmo 128 que tomamos como base: «Que el Señor te bendiga desde Sión» (v. 5).
16. La Biblia considera también a la familia como la sede de la catequesis de los hijos. Eso brilla en la descripción de la celebración pascual (cf. Ex 12,26-27; Dt 6,20-25), y luego fue explicitado en la haggadah judía, o sea, en la narración dialógica que acompaña el rito de la cena pascual. Más aún, un Salmo exalta el anuncio familiar de la fe: «Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, no lo ocultaremos a sus hijos, lo contaremos a la futura generación: las alabanzas del Señor, su poder, las maravillas que realizó. Porque él estableció una norma para Jacob, dio una ley a Israel: él mandó a nuestros padres que lo enseñaran a sus hijos, para que lo supiera la generación siguiente, y los hijos que nacieran después. Que surjan y lo cuenten a sus hijos» (Sal 78,3-6). Por lo tanto, la familia es el lugar donde los padres se convierten en los primeros maestros de la fe para sus hijos. Es una tarea artesanal, de persona a persona: «Cuando el día de mañana tu hijo te pregunte [...] le responderás…» (Ex13,14). Así, las distintas generaciones entonarán su canto al Señor, «los jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con los niños» (Sal 148,12).

17. Los padres tienen el deber de cumplir con seriedad su misión educadora, como enseñan a menudo los sabios bíblicos (cf. Pr3,11-12; 6,20-22; 13,1; 29,17). Los hijos están llamados a acoger y practicar el mandamiento: «Honra a tu padre y a tu madre» (Ex20,12), donde el verbo «honrar» indica el cumplimiento de los compromisos familiares y sociales en su plenitud, sin descuidarlos con excusas religiosas (cf. Mc 7,11-13). En efecto, «el que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros» (Si 3,3-4).

18. El Evangelio nos recuerda también que los hijos no son una propiedad de la familia, sino que tienen por delante su propio camino de vida. Si es verdad que Jesús se presenta como modelo de obediencia a sus padres terrenos, sometiéndose a ellos (cf. Lc2,51), también es cierto que él muestra que la elección de vida del hijo y su misma vocación cristiana pueden exigir una separación para cumplir con su propia entrega al Reino de Dios (cf. Mt 10,34-37; Lc 9,59-62). Es más, él mismo a los doce años responde a María y a José que tiene otra misión más alta que cumplir más allá de su familia histórica (cf. Lc 2,48-50). Por eso exalta la necesidad de otros lazos, muy profundos también dentro de las relaciones familiares: «Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra» (Lc 8,21). Por otra parte, en la atención que él presta a los niños —considerados en la sociedad del antiguo Oriente próximo como sujetos sin particulares derechos e incluso como objeto de posesión familiar— Jesús llega al punto de presentarlos a los adultos casi como maestros, por su confianza simple y espontánea ante los demás: «En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el reino de los cielos» (Mt 18,3-4).



Después de leer estos números,  dejamos que alguna frase nos cale más. La repetimos varias veces relacionada con nosotros.

 
Subraya las frases que más te gustan.


 Hazlas tuyas.


 Disfruta con la presencia de Dios en medio de tu familia

Habla con Jesús, con el Padre Dios y con el Espíritu, sobre  tu familia, teniendo en cuenta lo que dice el Papa y tu realidad.
Agradece el amor que encuentras en ella.
Cada día siembra tu aportación generosa

Impulsa tu compromiso en el camino del encuentro, del amor cristiano y de la familia.




viernes, 10 de noviembre de 2017

RADIANTE SABIDURÍA



RADIANTE SABIDURÍA

GUÍA DE ORACIÓN 12-11-2017

GUÍA: Ven Espíritu Santo, llena nuestro ser de tu luz y de tu paz. En este encuentro contigo nos unimos al Padre y a Jesús, su Hijo. Presentamos nuestra vida abierta al bien y la verdad. Tu amor nos sobrepasa, tu sabiduría envuelve nuestro corazón impulsando nuestros sentimientos de amor y cercanía. SILENCIO DE PETICIÓN, ADMIRACIÓN Y ENCUENTRO

Del libro de la Sabiduría (6,12-16):

La sabiduría es radiante e inmarcesible, la ven fácilmente los que la aman, y la encuentran los que la buscan; ella misma se da a conocer a los que la desean. Quien madruga por ella no se cansa: la encuentra sentada a la puerta. Meditar en ella es prudencia consumada, el que vela por ella pronto se ve libre de preocupaciones; ella misma va de un lado a otro buscando a los que la merecen; los aborda benigna por los caminos y les sale al paso en cada pensamiento.

GUÍA: Hemos visto un bellísimo canto a la sabiduría de Dios y su relación con la humanidad. Radiante e intacta es la sabiduría. La ven los que aman, la encuentran los que la buscan. Nos visualizamos ante la personificación de la sabiduría, sentimos su búsqueda y aceptamos su encuentro. Dejamos que nos rodee y entusiasme. Padre, Dios, gracias por tu luz, tu amistad, tu sabiduría, presente en nuestra mente y corazón. SILENCIO DE AGRADECIMIENTO, DE APERTURA, PRESENCIA.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (4,13-17):

No queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza. Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él. Esto es lo que os decimos como palabra del Señor: Nosotros, los que vivimos y quedamos para cuando venga el Señor, no aventajaremos a los difuntos. Pues él mismo, el Señor, cuando se dé la orden, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que aún vivimos, seremos arrebatados con ellos en la nube, al encuentro del Señor, en el aire. Y así estaremos siempre con el Señor. Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.

GUÍA: Si creemos que Jesús ha muerto y ha resucitado, también los muertos serán unidos a Jesús y serán resucitados con él. La resurrección es de cada uno y de todos. Una transformación desde la vida de Jesucristo. Nos sentimos unidos y transformados con Jesús para una vida nueva. Avanzamos en el conocimiento de Jesús y del Padre. SILENCIO DE UNIÓN, ESPERANZA, ALEGRÍA.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,1-13):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.» 

GUÍA: Las jóvenes que esperan al esposo, con sus lámparas encendidas, y las que descuidan el aceite son una imagen que nos da el toque para estar atentos  al aceite que aviva la fe, la esperanza y el amor de nuestro caminar. ¿Vamos añadiendo parte del aceite de la fe y buenas obras, en la lámpara que espera al Señor? SILENCIO DE REFLEXIÓN, DE CONFIANZA Y PERSEVERANCIA

RECIBIMOS AL ESPÍRITU QUE NOS FORTALECE.

PEDIMOS, ALABAMOS, DAMOS GRACIAS.

INVOCAMOS A MARÍA, NUESTRA MADRE

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON JESÚS: PADRE NUESTRO

CANTAMOS

Cantamos para ti, Señor,
 nos has dado la vida.
Tu Palabra en el corazón,
pone nueva semilla.

 Vienes, Señor a convocar,
 a los hombres que amas.
 Por la senda de la amistad,
 es tu amor quien nos llama.

En el Bautismo tu nos das,
 tu juventud eterna.
                                                    Danos gozo para anunciar,
                                                       de Dios la Buena Nueva.