viernes, 29 de abril de 2016

ORACIÓN 01-05-16









GUÍA: Jesús, estamos aquí. La semana ha pasado y queremos darnos cuenta de los momentos en que Tú has estado con nosotros. Gracias. La vida es gracia y Tú la renuevas día a día. Ahora con el Padre y el Espíritu queremos hacer nuestra oración. Queremos reconocer vuestro amor y escuchar esa voz que nos habla y nos da vida. ¿Qué quieres de nosotros? SILENCIO DE ENCUENTRO, Y ESCUCHA.

Del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-2.22-29):

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. 
Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras.
Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»

GUÍA: La Palabra de Dios nos comunica cómo actuaban los primeros cristianos y las dificultades que tenían en la transmisión de la fe. Ahora, aquí, en nuestra oración reflexionamos sobre cómo actuamos nosotros. Ellos consultan a los apóstoles de Jerusalén, la sede primera. Y se les da la respuesta después de rezar, invocar al Espíritu y estudiarlo. Nosotros también tenemos dificultades y ponemos el hecho en manos de Dios, invocando su luz. La Palabra de Dios nos da esa iluminación que necesitamos. SILENCIO DE CONFRONTACIÓN VIENDO NUESTRAS DIFICULTADES Y SITUACIONES

Del libro del Apocalipsis (21,10-14.21-23):

El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero. Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.

GUÍA: El Apocalipsis presenta la gloria de Dios en la ciudad santa Jerusalén. Su santuario es  el Señor Dios todopoderoso y el cordero. La gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero, Jesucristo. Una visión de la gloria. Podemos visualizarla, admirarla y formando parte de la ciudad santa. La gloria de Dios se manifiesta en sus criaturas y especialmente en la humanidad. Y Jesucristo es el que da esa gloria y esplendor. SILENCIO ADMIRATIVO, ADORADOR.

Del santo evangelio según san Juan 14,23-29):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»

GUÍA: Jesús sigue hablando con sus discípulos. El que me ama guardará mi palabra. Mi Padre lo amará, vendremos a Él y haremos morada en él. Es todo un proyecto de de cómo se lleva a cabo la realización de la Palabra. Hagamos espacio en nosotros para darnos cuenta de su poder y de su realidad en nosotros al escucharla y acogerla. Gocemos de ella, de la  presencia de Dios Padre, de la actuación del Espíritu.

PRESENTAMOS nuestra oración y damos gracias a Dios por su amor.

PETICIONES

PADRE NUESTRO con toda la Humanidad



ESTRELLA Y CAMINO
(Espinosa)
CORO
Estrella y camino, prodigio de amor.
De tu mano, Madre, hallamos Dios.
Todos los siglos están mirando hacia Tí,
todos escuchan tu voz temblando en un sí.
Cielos y tierra se dan en tu corazón,
como un abrazo de paz, ternura y perdón.
CORO
Tú nos lo diste en Belén, en pobre portal,
en tu regazo lo ven el rey y el zagal.
Tú nos lo diste en la cruz, altar de dolor,
muerto en tus brazos está un Dios Redentor.
CORO

Toda la Iglesia con fe eleva un clamor,
puestos los ojos en Tí, la Madre de Dios.
Puente y sendero de amor, sublime misión,
la de traernos a Dios en tu corazón.

viernes, 22 de abril de 2016

ORACIÓN 24-04-16




GUÍA: Padre, estamos aquí. Queremos encontrarnos contigo y escuchar tu Palabra. Te reconocemos presente en nosotros, en la naturaleza, en la vida. Jesús  resucitado nos acompaña a lo largo de todo este tiempo de Pascua. Vamos reconociendo su presencia a través de las Lecturas de la Palabra, y en la vida. Haced que sintamos vuestra presencia y nuestra fe se acreciente. Que veamos lo que necesitamos para ser vuestros testigos. SILENCIO DE FE, QUE CRECE Y AMA.

Del libro de los Hechos de los apóstoles (14,21b-27):

En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.

GUÍA: Pablo y Bernabé realizan su encargo de predicar la Palabra a otros pueblos. Los animan a perseverar en la fe. Reconocen que Dios ha actuado por medio de ellos y se han convertido. En nuestro interior recibimos el encargo de anunciar la Palabra allí donde estamos. Nos reconocemos privilegiados y elegidos por el Padre y por Jesús para algunas acciones. Presentemos nuestros sentimientos ante ellos y con María digamos: No tienen vino. Confiemos, expresemos nuestra fe y hagamos lo que Jesús nos diga. Y agradezcamos disponibles. SILENCIO HUMILDE Y CONFIADO.

Del libro del Apocalipsis (21,1-5a): 

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono: «Ésta es la morada de Dios con los hombres: acamparé entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.» 
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Todo lo hago nuevo.»

GUÍA: Seguimos ante el Padre  y ante Jesús. Con Juan vemos el cielo nuevo y la tierra nueva, la nueva Jerusalén. Ésta es la morada de Dios con los hombres. Ellos serán mi pueblo. Yo seré su Dios. Somos ese pueblo nuevo y nos sentimos renovados por el Padre. Dejemos que su gracia se extienda a nuestra vida y a la de todos los habitantes del mundo. Él lo hace todo nuevo. Compartamos la novedad de Dios. SILENCIO ACOGEDOR, QUE ADORA.

Del santo evangelio según san Juan (13,31-33a.34-35):

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en si mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»

GUÍA: En este clima de adoración escuchamos la Palabra de Jesús que se despide de los discípulos en la última cena. Nos deja sus deseos: Un mandamiento nuevo. Que os améis, como Yo os he amado. Le expresamos nuestro amor y le decimos cómo es. Seguramente nos falta mucho para amar como Él ama. ¿Qué podemos hacer? Pidámosle que su Espíritu quede con nosotros y nos dé el amor que necesitamos. SILENCIO ESPERANZADO Y FILIAL

OFRECEMOS la síntesis de nuestra oración. Agradecemos.

PETICIONES que nos unen a los hermanos.

PADRE NUESTRO con los hombres y mujeres del mundo.

INVOCAMOS A MARÍA
Aleluya, Aleluya, Aleluya, 
Aleluya, Aleluya, Aleluya. 

Porque Cristo nuestro hermano, 
ha resucitado, María alégrate (bis). 

Porque Cristo nuestro hermano, 
nos ha redimido, María alégrate (bis). 

Porque Cristo nuestro hermano, 
Nos ha redimido, María alégrate (bis). 


jueves, 14 de abril de 2016

ORACIÓN 17-04-16






GUÍA:  Cuarto domingo de Pascua. La Iglesia celebra el domingo del Buen Pastor. Vamos a entrar en nuestro interior y a encontrarnos con Jesús resucitado, que da la vida por sus ovejas. Está ahí con nosotros. Nos llama por nuestro nombre y conoce todos nuestros escondites. Como ovejas de su rebaño, ante Él nos sentimos en su verdad. Oímos sus deseos y le presentamos nuestras preocupaciones. En el silencio reconocemos nuestro ser y hacer. Él nos conduce y apacienta. Saboreemos su amistad. SILENCIO AMIGO, CONFIADO, OYENTE.

Del libro de los Hechos de los apóstoles (13,14.43-52):

En aquellos días, Pablo y Bernabé desde Perge siguieron hasta Antioquia de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Muchos judíos y prosélitos practicantes se fueron con Pablo y Bernabé, que siguieron hablando con ellos, exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios. El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo. 
Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."» 
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

GUÍA:  Los creyentes van creciendo en número y valentía. Pablo ya se ha convertido y habla de Jesús con mucha fuerza. La palabra de Dios se extendía por toda la región. Los discípulos quedan llenos de alegría. Lo trasladamos al día de hoy. Nosotros creyentes, ¿cómo actuamos?¿ Acogemos la Palabra de Dios, la ponemos en práctica, la anunciamos con la vida y la palabra? Presentamos a Jesús nuestra fe, nuestros altos y bajos, nuestro actuar. Le pedimos fortaleza y amor. SILENCIO ACOGEDOR, CREYENTE, COMPROMETIDO.

Del libro del Apocalipsis (7,9.14b-17):

Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. 
Y uno de los ancianos me dijo: «Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugara las lágrimas de sus ojos.

GUÍA: Vemos la gran multitud de los creyentes, seguidores de Jesús, lavados por él y adoradores del Padre. Nosotros entre ellos adoramos, nos purificamos en su templo. Nos dejamos conducir hacia fuentes de aguas vivas. Ante Jesús y ante el Padre, con ellos, trabajadores de su rebaño. Que ellos completen su obra en cada uno de nosotros. SILENCIO QUE ASIMILA LA PALABRA Y LA QUIERE PONER EN    LA VIDA.

 Del santo evangelio según san Juan (10,27-30):

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»

GUÍA: Seguimos la imagen del pastor que conduce a la multitud de los creyentes. Nos sentimos conducidos por Jesús resucitado. Escuchamos su voz, la voz de Jesús y la voz del Padre que conduce a su pueblo hacia fuentes tranquilas. Descansemos en su compañía y escuchando su voz. Seamos activos en conducir a otros y ser testigos fieles de su amor. SILENCIO CONFIADO, CREYENTE, DECIDIDO.



OFRECEMOS AL SEÑOR NUESTRA ORACIÓN

PETICIONES

PADRE NUESTRO

CANTAMOS

El Señor resucitó, ¡Aleluya! de la muerte nos libró. ¡Aleluya! 2. El Señor resucitó, ¡Aleluya! nuestra vida iluminó. ¡Aleluya! 3. Cristo es siempre nuestra luz, ¡Aleluya! que ilumina nuestra fe. ¡Aleluya! 4. Por nosotros se entregó, ¡Aleluya! su dolor nos liberó. ¡Aleluya! 5. Demos gracias al Señor, ¡Aleluya! porque hoy resucitó. ¡Aleluya! 6. A una gran resurrección, ¡Aleluya! nos invita el Señor. ¡Aleluya! 7. Caridad y comprensión, ¡Aleluya! y verdad en el amor. ¡Aleluya! 8. Destruyamos el rencor, ¡Aleluya! amemos de corazón. ¡Aleluya! 9. Entusiasmo en la acción, ¡Aleluya! alegría en la unión. ¡Aleluya! 10. En la entrega debe haber, ¡Aleluya! alegría, gozo y paz. ¡Aleluya!...

viernes, 8 de abril de 2016

ORACIÓN 10-04-16


 
GUÍA: Vamos a nuestro interior. Repasamos esta semana de Pascua en nuestra vida. Hemos constatado la resurrección de Jesús a través de la Palabra de Dios. Se apareció a los discípulos, Pedro anuncia a Jesús triunfador de la muerte. Los creyentes van formando la comunidad. ¿Cómo nos encontramos en ese ambiente? ¿Vamos siendo de los creyentes?. Dejemos ante Dios Padre, nuestro ser y recibamos su amor misericordioso. SILENCIO FILIAL, CREYENTE Y AGRADECIDO.
Del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27b-32.40b-41):

En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo: «¿No os hablamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.» 
Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.»
Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.
GUÍA: La fe crece en el pueblo. Los apóstoles se estabilizan y con la fuerza del Espíritu se manifiestan testigos de la exaltación de Jesús por el Padre. Nuestro lugar está ahí, en aquella primera comunidad de creyentes. Contemplemos la situación de los apóstoles y también de los que van con ellos. Avivemos nuestra fe. Jesús está presente en tanta lucha y tanto valor. Veamos ¿Cómo reaccionamos? SILENCIO CREYENTE, QUE RENUEVA LA FE.
Del libro del Apocalipsis (5,11-14):

Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles: eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.» Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar -todo lo que hay en ellos, que decían: «Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.» Y los cuatro vivientes respondían: «Amén.» Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.
GUÍA: Es una declaración de fe y de adoración: «Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.” EN SILENCIO NOS UNIMOS A TODAS LA CRIATURAS EN LA PROCLAMACIÓN DE GLORIA A DIOS.

Del santo evangelio según san Juan (21,1-19):

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. 
Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.» 
Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo.» 
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?» 
Ellos contestaron: «No.» 
Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» 
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.» 
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. 
Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger.» 
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. 
Jesús les dice: «Vamos, almorzad.» 
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos. 
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» 
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» 
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.» 
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» 
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» 
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.» 
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?» 
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.» 
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. 
Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

GUÍA:  En la aparición de Jesús, come con ellos, pregunta a Pedro si le ama, Pedro confirma su amor. Jesús le confirma en su liderazgo y le dice sígueme. La pregunta de Jesús viene hecha también  a cada uno de nosotros ¿Me amas? Demos nuestra respuesta. SILENCIO Y RESPUESTA A JESÚS
PRESENTEMOS NUESTRA ORACIÓN AL PADRE.
PETICIONES
PADRE NUESTRO  confiando en nuestro Padre Dios.
                                                                                           

Resucitó, resucitó,
resucitó, ¡Aleluya!

Aleluya, aleluya,
aleluya, ¡Resucitó!


La muerte,
dónde está la muerte,
dónde está mi muerte,
dónde su victoria.

ESTRIBILLO.

Gracias,
sean dadas al Padre,
que nos pasó a Su Reino,
donde se vive de Amor.
ESTRIBILLO.

Alegría,
alegría, hermanos,
que si hoy nos queremos,
es que Resucitó.

ESTRIBILLO.

Si con Él morimos,
con Él vivimos,
con Él cantamos:
¡Aleluya!

ESTRIBILLO.
(2 veces).


miércoles, 6 de abril de 2016

REZA Y COMPARTE

06-04-16



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viernes, 1 de abril de 2016

ORACIÓN 03-04-16





GUÍA: Estamos celebrando la resurrección de Jesús. Hace una semana que se conmemoró la Pascua. Vivimos la experiencia de resurrección y la transformación de la vida de los creyentes. ¿Ha supuesto algo para nosotros? Sintamos la presencia de Jesús resucitado en nosotros y en la vida. Sigue salvando a los que se fían de Él. Dejamos espacio para sentirnos creyentes, y admitirle en nosotros y nuestras cosas. SILENCIO CREYENTE, ACOGEDOR, CONFIADO.

Del libro de los Hechos de los apóstoles (5,12-16):

Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los fieles se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor. La gente sacaba los enfermos a la calle, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno. Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos se curaban.

GUÍA: Los apóstoles seguían experimentando la resurrección. Hacían signos y prodigios en medio del pueblo. Se les unían otros creyentes. Acudían a ellos para que les curasen. La Iglesia también sigue experimentando la resurrección, la presencia de Jesús, la sanación. Muchos acuden buscando paz, curación, fe. Veamos dónde estamos nosotros. Dejémonos tocar por Jesús resucitado y su paso por las realidades de la vida. SILENCIO ORANTE, ABIERTO A LA GRACIA, COMPROMETIDO CON SU CAUSA.

Del libro del Apocalipsis (1,9-11a.12-13.17-19):

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra, Dios, y haber dado testimonio de Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente que decía: «Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia.» Me volví a ver quién me hablaba, y, al volverme, vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura humana, vestida de larga túnica, con un cinturón de oro a la altura del pecho. Al verlo, caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: «No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde.»

GUÍA: Juan cae en éxtasis y ve “al primero y el último, yo soy el que vive”. Con Él nos postramos y reconocemos su presencia. Él sigue viviendo, Repasemos la vida, ahí donde él está y es reconocido. Pero también la vida oculta, donde Dios está y no se deja ver por nuestra falta de fe, falta de confianza. Avivemos la fe en el resucitado. Pidámosle su fortaleza y presencia para acompañar a nuestro mundo. SILENCIO CREYENTE, DISPONIBLE.

Del santo evangelio según san Juan (20,19-31):

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. 
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» 
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. 
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» 
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados! quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» 
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» 
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» 
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.» 
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» 
Contestó Tomás: «¡Señor Mío y Dios Mío!» 
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengáis vida en su nombre.

GUÍA: Estamos en casa, como los discípulos, escondidos. Pero Jesús llega y nos desea la paz, Nos da el Espíritu Santo y nos envía, En silencio le reconocemos, nos sentimos transformados y tratamos de dar nuestra respuesta a tanta confianza. La presencia de Jesús resucitado fortalece nuestra fe y la compartimos con nuestro mundo. SILENCIO CONFIADO, OFERENTE.

PRESENTAMOS al Señor nuestra oración, nuestros deseos.

PETICIONES Y COMPROMISOS

PADRE NUESTRO con toda la humanidad.

INVOCAMOS A MARÍA compañera de camino.

CANTAMOS

 Hoy el Señor resucitó

y de la muerte nos salvó.

¡ALEGRÍA Y PAZ, HERMANOS,
QUE EL SEÑOR RESUCITÓ!                                         

Porque esperó, Dios le libró
y de la muerte lo sacó.
ESTRIBILLO.

El pueblo en Él vida encontró;
la esclavitud ya terminó.
ESTRIBILLO.

La luz de Dios en Él brilló,
la nueva vida nos llenó.
ESTRIBILLO.

Con gozo alzad el rostro a Dios,
que de Él nos llega la salvación.
ESTRIBILLO.

Todos cantad: «¡Aleluya!».
Todos gritad: «¡Aleluya!».
ESTRIBILLO.