viernes, 25 de septiembre de 2015

ORACIÓN 27-09-15




ORACIÓN 27-09-15

GUÍA: Vamos a rezar, a hablar con Dios junto con Moisés. Hoy, en el desierto caminamos con los israelitas. Llegamos al monte donde está Moisés para hablar con Dios. En el monte, en la nube,  el Espíritu de Dios se hace presente. Se comunica a Moisés y a los que estaban con él. Hoy estamos aquí Señor contigo. Queremos oír tu voz. Ábrenos el oído para que tu Palabra nos impregne y cale como la lluvia cae sobre la tierra. Silenciamos todo lo que nos agita y nos abrimos al Espíritu de Dios.  Silencio pacificador.

Del libro de los Números (11,25-29):

El Señor bajó en la nube y habló a Moisés; tomó parte del espíritu que había en él y se lo pasó a los setenta ancianos. Cuando el espíritu de Moisés se posó sobre ellos, comenzaron a profetizar, pero esto no volvió a repetirse. Dos de ellos se habían quedado en el campamento, uno se llamaba Eldad y otro Medad. Aunque estaban entre los elegidos, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu vino también sobre ellos y se pusieron a profetizar en el campamento. 
Un muchacho corrió a decir a Moisés: «Eldad y Medad están profetizando en el campamento.»
Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino diciendo: «¡Señor mío, Moisés, prohíbeselo!»
Moisés replicó: «¿Tienes celos por mí? ¡Ojalá que todo el pueblo profetizara y el Señor infundiera en todos su espíritu!»


GUÍA: ¿Qué nos dices hoy, Señor? El Señor baja a la nube. Habla a Moisés. Bajas a nuestro pequeño templo interior y nos hablas. Queremos escucharte. El Señor da parte del espíritu de Moisés a sus elegidos. Él se comparte con todos nosotros. Nos da su Espíritu. Ven Señor, llena al alma de tus fieles. Enciéndenos en tu amor. Damos gracias por su presencia. Damos gracias por comunicarse con nosotros. Pedimos su gracia para todos los hombres y mujeres del mundo. Que el Señor infunda en todos su Espíritu. Silencio de admiración y acogida.

 De la carta de Santiago (5,1-6):

Vosotros los ricos, gemid y llorad ante las desgracias que se os avecinan. Vuestra riqueza está podrida y vuestros vestidos son pasto de la polilla. Vuestro oro y vuestra plata están oxidados y este óxido será un testimonio contra vosotros y corroerá vuestras carnes como fuego. ¿Para qué amontonar riquezas si estamos en los últimos días? Mirad, el jornal de los obreros que segaron vuestros campos y ha sido retenido por vosotros está clamando y los gritos de los segadores están llegando a oídos del Señor todopoderoso. En la tierra habéis vivido lujosamente y os habéis entregado al placer; con ello habéis engordado para el día de la matanza. Habéis condenado, habéis asesinado al inocente, y ya no os ofrece resistencia.


GUÍA: La Palabra enfoca a los ricos que oprimen al inocente, que abusan de él. Veamos nuestras actitudes. ¿Estamos entre los que ofenden a los otros?¿ Actuamos como los ricos que dice Santiago?¿Somos los poderosos para aquellos que dependen de nosotros?. En silencio pedimos perdón por nuestros momentos malos y gracia para enderezar lo que hay de torcido en nuestra vida. Silencio para el perdón y la conversión.

Del santo evangelio según san Marcos (9,38-43.45.47-48):

En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de nuestro grupo.»
Jesús replicó: «No se lo prohibáis, porque nadie que haga un milagro en mi nombre puede luego hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro. Os aseguro que el que os dé a beber un vaso de agua porque sois del Mesías no quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar. Y si tu mano es ocasión de pecado para ti, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego eterno que no se extingue. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la vida, que ser arrojado con los dos pies al fuego eterno. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego eterno, donde el gusano que roe no muere y el fuego no se extingue.»


GUÍA: Tomados por la Palabra, sentimos su acción sobre nosotros. ¿Qué nos dice? Por una parte Jesús acoge al que hace milagros en su nombre. Se fía de él y espera que sea de los suyos. Todo el bien que hacemos está impulsado por Dios. Reconozcamos que otros también lo pueden hacer y ser movidos por el mismo Espíritu. Agradecemos al Señor su obra a través de nosotros y a nuestro alrededor.
 Por otra parte no quiere que seamos ocasión de pecado para otros. El respeto a la persona merece que se dejen otras cosas aunque sean muy valiosas para nosotros. Silencio contemplativo.

PRESENTACIÓN DE PETICIONES

COMENTARIO DE ALGUNA FRASE

UNIDOS  EN LA RECITACIÓN DEL PADRE NUESTRO

MARÍA NOS ENSEÑA A ORAR Y NOS ACOMPAÑA La hacemos presente en nuestro silencio y escuchamos su oración

Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven. (bis) / Aunque digan algunos que nada puede cambiar, lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad. Ven./ Si por el mundo los hombres sin conocerse van, no niegues nunca tu mano al que contigo está./ Ven con. Aunque parezcan tus  pasos  inútil caminar, tú vas haciendo camino, otros los seguirán. Ven



viernes, 18 de septiembre de 2015

ORACIÓN 20-09-15


ORACIÓN 20-09-15




GUÍA: Hacemos silencio interior. Saludamos al Señor que está dentro de nosotros y nos impulsa a la oración. Observamos nuestros sentimientos. Ponemos nuestra vida ante Dios y dejamos que la purifique con su mirada. ¿Cómo te encuentras después de esta semana vivida en la actividad?. La mirada de Dios nos hace conocer mejor nuestros sentimientos, deseos, situaciones. Repasando algunas circunstancias comprendemos el momento, a las personas, las necesidades. El Espíritu de Dios nos acoge, nos ilumina y fortalece para seguir sus inspiraciones. Dejamos tiempo en silencio para reconocerle.

Del libro de la Sabiduría (2,12.17-20):

Se dijeron los impíos: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.»

GUÍA: Acechar al justo. Hay veces que sucede. Hay justos perseguidos. Nuestro mundo sufre de persecución en ocasiones. Dejemos que la paz de Dios habite en nuestros corazones. Que se ocupe de nuestra vida si nos vemos perseguidos. Confiemos en su palabra de fidelidad a los oprimidos. Procuremos no perseguir. Dios es quien juzga las acciones. No estar al acecho para ver la paja en el ojo ajeno. Vivir con la libertad de los hijos de Dios. Pedimos perdón si nos sentimos perseguidores. Silencio de confianza, examen  y perdón.

De la carta del apóstol Santiago (3,16–4,3):

Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia. ¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones.

GUÍA: El apóstol Santiago nos hace un buen examen. Dejemos que su palabra nos ilumine y haga reconocer nuestras actitudes. Contrapone las envidias y rivalidades con la sabiduría. Ésta es pura, comprensiva, amante de la paz. Está la lucha del hombre viejo y el hombre resucitado, el hombre nuevo. ¿Cómo nos vemos reflejados en el texto? ¿A cuál de las parte pertenecemos? Que la sabiduría de Dios nos lleve a vivir según ella quiere. Silencio meditativo y reverente.  

 Del Evangelio según san Marcos (9,30-37):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a
mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»

GUÍA: Jesús va de camino, enseña a sus discípulos. Pero no entendían. También  nos pasa a nosotros, a veces. Oímos la Palabra pero luego discutimos de ser importantes. ¿Es así?. Dejemos que Jesús nos convierta el corazón y que podamos ser sencillos para buscar la fraternidad y la unidad.  Acogiendo a los pequeños acogemos al mismo Jesús. Habrá que hacer ejercicio en este programa. Silencio de acogida, encuentro, petición.

La frase que queremos recordar es…

Presentamos nuestras peticiones al  Padre

Nos unimos a la oración de Jesús y de toda la Iglesia:
Padre nuestro.

Pedimos a María, la Madre de Jesús, que nos acompañe en la vida.


ESTRELLA Y CAMINO
(Espinosa)
CORO
Estrella y camino, prodigio de amor.
De tu mano, Madre, hallamos Dios.
Todos los siglos están mirando hacia Tí,
todos escuchan tu voz temblando en un sí.
Cielos y tierra se dan en tu corazón,
como un abrazo de paz, ternura y perdón.
CORO
Tú nos lo diste en Belén, en pobre portal,
en tu regazo lo ven el rey y el zagal.
Tú nos lo diste en la cruz, altar de dolor,
muerto en tus brazos está un Dios Redentor.
CORO
Toda la Iglesia con fe eleva un clamor,
puestos los ojos en Tí, la Madre de Dios.
Puente y sendero de amor, sublime misión,
la de traernos a Dios en tu corazón.
CORO

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viernes, 11 de septiembre de 2015






ORACIÓN  13- 09-15






GUÍA: Buscamos tu rostro, Señor.  Estamos aquí en tu presencia. En nuestro interior estás Tú. En silencio queremos reconocerte. No siempre te vemos pero te esperamos. Hoy queremos ver tus destellos en las situaciones pasadas a lo largo de la semana. Ahora en un tiempo que queremos dedicarte, vemos cómo has ido actuando en nosotros con luces y sombras, con altos y bajos en nuestro amor. Nuestra respuesta en cada momento es buena o no tan buena. Limpia, Señor, nuestro corazón y acompáñanos para estar disponibles a lo que nos vas indicando.

Del libro de Isaías (50,5-9a):

El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?

GUÍA: El profeta está abatido, perseguido. No se echa atrás. El Señor le ayuda. Sabe que no quedará defraudado. Tiene confianza total. Este texto se aplica a Jesús en su pasión. La confianza también es plena. Puede ser que en alguna ocasión hayamos sentido el dolor en nuestro ser y hayamos confiado. El corazón humano sufre tremendamente en tantas personas. Pongamos nuestra vida en las manos de Dios, el defensor. Y confiemos plenamente. Silencio de adoración y confianza.

De la carta del apóstol Santiago (2,14-18):

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago», y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta. Alguno dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe.»

GUÍA: La carta de Santiago se pone de parte del oprimido, del que sufre. Ese que anteriormente hemos considerado en primera persona, ahora está en el otro, Nosotros somos los creyentes. ¿Se nos dan casos de dejarnos llevar, y creer que con decir que creemos es suficiente? Se necesitan las obras. Nuestra oración es de pobreza ante tantas situaciones que no podemos resolver. Pedimos a Jesús que actúe desde cada uno de nosotros, desde todos los cristianos poniéndonos del lado de los que sufren y están necesitados. Silencio de disponibilidad y confianza.


 Del evangelio según san Marcos (8,27-35):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el camino, preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.» Se lo explicaba con toda claridad. 
Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»
Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.»

GUÍA: Jesús nos pregunta como entonces ¿quién dice la gente que soy yo?. Y vosotros ¿quién decís que soy?. Las respuestas son muchas. ¿Cuál es la nuestra?. Recogidos en nuestro interior procuremos confesar nuestra fe en el Hijo de Dios, Jesucristo. Pedro le confiesa Mesías pero también le da sus consejos. Jesús no lo admite y le rechaza: ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!. Qué difícil nos resulta aceptar el plan de Dios, cuando está el dolor cerca.  Pidamos fortaleza en los momentos difíciles y confianza en Dios, para seguir adelante a pesar de las dificultades. El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, cargue su cruz y me siga. Silencio de admiración ante Jesús, de fe en Él y confianza en que estará con nosotros.

PRESENTAMOS NUESTRAS PETICIONES.

COMENTAMOS IMPRESIONES

NOS UNIMOS EN LA ORACIÓN DE JESÚS

SALUDAMOS A MARÍA, nuestra madre.

María, yo te saludo con gran amor; Tú eres luz en la noche, faro en el mar; Tú eres puerta del cielo, Madre de Dios; De ti nació para el mundo la libertad. Eres estrella, te saludamos; Eres la Madre del mismo Dios; Eres estrella, te saludamos; madre del pueblo que busca a Dios. Los hombres andamos ciegos; danos la luz, el mundo anda entre guerras; danos la paz. Los hombres somos esclavos, sin libertad; libéranos de la muerte y de la maldad. Tú eres madre del pueblo que busca a Dios, nos vas abriendo caminos hacia el Señor; María, eres la estrella que guiará al puerto que es Jesucristo y verdad.

sábado, 5 de septiembre de 2015

ORACIÓN B 06-09-15








ORACIÓN B 06-09-15

GUÍA: Las Lecturas del Ciclo B que son las correspondientes a este año tienen mensaje de esperanza. Recogemos lo que hemos vivido a lo largo de estos días. Agradecemos tantas cosas buenas que nos han llegado directamente del cielo y también a través de los hermanos. Hagamos espacio para que Dios nos llene con su gracia y   nos acompañe en nuestra oración. María la educadora de Jesús estará cerca para enseñarnos lo que quiere para nosotros. Silencio recogido y de espera.

Del libro de Isaías (35,4-7a):

Decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona, resarcirá y os salvará.» Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantar. Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa el páramo será un estanque, lo reseco un manantial.

Salmo Responsorial

Alaba, alma mía, al Señor

Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. 

GUÍA: Se nos anima a ser fuertes, no temer. El Señor viene en persona. Nos alienta a  seguir en esperanza. Con Él podemos avanzar y transformar el mundo que se nos ha dado. ¿Cómo es nuestra esperanza? ¿Aportamos energía al plan de Dios y construimos lo que Él quiere? El Papa Francisco también nos anima a colaborar en este resurgir de la tierra y de la humanidad. En silencio nos sentimos esa persona salvada, curada; ese páramo transformado, manantial en medio de lo reseco. El silencio nos cubre y serena, ante el Señor que viene.

De la carta del apóstol Santiago (2,1-5):

No juntéis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el favoritismo. Por ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso. Veis al bien vestido y le decís: «Por favor, siéntate aquí, en el puesto reservado.» Al pobre, en cambio: «Estáte ahí de pie o siéntate en el suelo.» Si hacéis eso, ¿no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos? Queridos hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que lo aman? 

GUÍA: ¿Qué nos dice esta Palabra? Posiblemente nos vemos reflejados en algunas de las situaciones que presenta. Santiago subraya que Dios ama y ha elegido a los pobres. Limpiemos nuestra conciencia del afán de favoritismo. Acojamos esta llamada a ser justos y ofrecer nuestra atención a todos sin distinciones. Pedimos perdón de aquello que nos toca y aleja del programa de Jesús. En silencio pedimos perdón por las veces que hemos hecho diferencias en el trato con los hermanos.

Del evangelio según san Marcos (7,31-37):

En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.
Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete.»
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»

GUÍA: Señor somos el sordo que viene a ti. Necesitamos oír tu voz. Encuéntranos y ayúdanos a salir de nuestra situación de sordera. También nos sorprende que hay gente que presenta al sordo ante Jesús.¿ Presentamos nosotros a alguien para que sea curado?¿Cómo lo hacemos? Y luego, ¿alabamos al Señor por su curación? ¿Proclamamos la acción de gracias cuando somos atendidos? Dejemos que la Palabra nos empape, y que nuestro corazón se sienta agradecido. Silencio y adoración.

PRESENTACIÓN DE PETICIONES

COMENTARIO DE ALGUNA FRASE

UNIDOS  EN LA RECITACIÓN DEL PADRE NUESTRO

MARÍA NOS ENSEÑA A ORAR Y NOS ACOMPAÑA

”Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven”


viernes, 4 de septiembre de 2015

ORACIÓN A 06-09-15







ORACIÓN A 06-09-15





GUÍA: Estamos aquí, Señor. Es un nuevo día. El sol luce, la vida fluye, Tú nos alientas para seguir en la esperanza de tu venida diaria a este mundo que está necesitado de tu presencia, de tu amor y de tu ayuda en las situaciones que se presentan. Te damos gracias por la semana que nos has regalado, por tus dones y sobre todo por ti. Gracias, Gracias. Escuchamos tu Palabra. Ayúdanos a comprenderla y captar lo que quieres para nosotros a través de ella.

De la profecía de Ezequiel (33,7-9):

Así dice el Señor: «A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel; cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo al malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", y tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida.»

GUÍA: ¿Qué llamada nos haces, Señor? Una llamada de responsabilidad ante lo que Tú quieres. Una llamada a sentirnos instrumentos en tus manos. Una llamada a la fidelidad. Dejemos que broten los sentimientos en nuestro interior, reconociéndonos ante la presencia de Dios, nuestro Padre. Ser una atalaya era para Ezequiel muy importante. ¿En qué medida somos la pequeña atalaya de Dios, en las situaciones que nos rodean, en los momentos que nos sorprenden? Abramos el corazón a lo que Dios quiere en cada momento y demos nuestra respuesta.

Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón»

De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (13,8-10):

A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás» y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase: «Amarás a tu prójimo como a tí mismo.» Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera.

GUÍA: No deber nada más que amor. Bueno, no es poco. Amar sin medida, sólo es cosa de Dios. Su Espíritu que vive en nosotros es quien puede realmente hacer ese trabajo. Pidamos que la presencia de Dios sea capaz de transformar la vida, de fortalecer el amor. Que nuestra debilidad y flojera no estropee su obra. Agradecemos su acción y su amor.

Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón»

Del evangelio según san Mateo (18,15-20):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»

GUÍA: Sigue el tema de la relación mutua. Tenemos diferencias. Dialogar, comprender, perdonar. Pedir juntos lo que queremos porque” donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, Yo estoy reunido con ellos. Mi Padre nos lo dará”. Aquí estamos, Señor reunidos en tu nombre y contigo. Invocamos al Padre, en tu nombre. Acompaña nuestra oración, nuestra petición y nuestros deseos de amar, de perdonar, de entendernos. Silencio meditativo y de acogida.

Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón»

PRESENTACIÓN DE PETICIONES

COMENTARIO DE ALGUNA FRASE

UNIDOS  EN LA RECITACIÓN DEL PADRE NUESTRO

MARÍA NOS ENSEÑA A ORAR Y NOS ACOMPAÑA

”Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven”