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miércoles, 26 de abril de 2017

APARICIONES DEL RESUCITADO




El  catecismo nos presenta las apariciones de Jesús Resucitado. Las citas se pueden confrontar y leer sobre los textos. 

Al repasar estos puntos afianzas tu fe en la resurrección.


Las apariciones del Resucitado

641 María Magdalena y las santas mujeres, que venían de embalsamar el cuerpo de Jesús
(Cf. Mc 16,1; Lc 24, 1) enterrado aprisa en la tarde del Viernes Santo por la llegada del
Sábado (Cf. Jn 19, 31. 42) fueron las primeras en encontrar al Resucitado (Cf. Mt 28, 9-
10;Jn 20, 11-18). Así las mujeres fueron las primeras mensajeras de la Resurrección de
Cristo para los propios Apóstoles (Cf. Lc 24, 9-10). Jesús se apareció enseguida a ellos,
primero a Pedro, después a los Doce (Cf. 1 Co 15, 5). Pedro, llamado a confirmar en la fe a
sus hermanos (Cf. Lc 22, 31-32), ve por tanto al Resucitado antes que los demás y sobre su
testimonio es sobre el que la comunidad exclama: "¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se
ha aparecido a Simón!" (Lc 24, 34).

642 Todo lo que sucedió en estas jornadas pascuales compromete a cada uno de los
Apóstoles - y a Pedro en particular - en la construcción de la era nueva que comenzó en la
mañana de Pascua. Como testigos del Resucitado, los apóstoles son las piedras de
fundación de su Iglesia. La fe de la primera comunidad de creyentes se funda en el
testimonio de hombres concretos, conocidos de los cristianos y, para la mayoría, viviendo
entre ellos todavía. Estos "testigos de la Resurrección de Cristo" (Cf. Hch 1, 22) son ante
todo Pedro y los Doce, pero no solamente ellos: Pablo habla claramente de más de
quinientas personas a las que se apareció Jesús en una sola vez, además de Santiago y de
todos los apóstoles (Cf. 1 Co 15, 4-8).

643 Ante estos testimonios es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del
orden físico, y no reconocerlo como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe
de los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y de la muerte en cruz de su
Maestro, anunciada por él de antemano(Cf. Lc 22, 31-32). La sacudida provocada por la
pasión fue tan grande que los discípulos (por lo menos, algunos de ellos) no creyeron tan
pronto en la noticia de la resurrección. Los evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad
arrobada por una exaltación mística, los evangelios nos presentan a los discípulos abatidos
("la cara sombría": Lc 24, 17) y asustados (Cf. Jn 20, 19). Por eso no creyeron a las santas
mujeres que regresaban del sepulcro y "sus palabras les parecían como desatinos" (Lc 24,
11; Cf. Mc 16, 11. 13). Cuando Jesús se manifiesta a los once en la tarde de Pascua "les
echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes le
habían visto resucitado" (Mc 16, 14).



644 Tan imposible les parece la cosa que, incluso puestos ante la realidad de Jesús
resucitado, los discípulos dudan todavía (Cf. Lc 24, 38): creen ver un espíritu (Cf. Lc 24,
39). "No acaban de creerlo a causa de la alegría y estaban asombrados" (Lc 24, 41). Tomás
conocerá la misma prueba de la duda (Cf. Jn 20, 24-27) y, en su última aparición en Galilea
referida por Mateo, "algunos sin embargo dudaron" (Mt 28, 17). Por esto la hipótesis según
la cual la resurrección habría sido un "producto" de la fe (o de la credulidad) de los
apóstoles no tiene consistencia. Muy al contrario, su fe en la Resurrección nació - bajo la
acción de la gracia divina - de la experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado.

Reflexionamos y nos ponemos ante Jesús resucitado para visualizarle, dejarnos mirar por él y escuchar su palabra que como a los discípulos, nos dice: ¡Paz a vosotros!. 

Su paz se derrama en cada uno de los creyentes y recrea su interior.