viernes, 5 de febrero de 2016



ORACIÓN 7-02-16

GUÍA: Jesús está aquí. Nos convoca y quiere hablarnos. Abrimos nuestro corazón ante Él. Le escuchamos , le pedimos que su Espíritu nos ilumine y avive nuestra fe.  Dejamos serenar nuestro interior, reconocer que la presencia de Dios lo llena todo, nos envuelve, nos espera.  El Espíritu de Dios quiere llegar a nuestro ser. Que su palabra sea bien acogida en nosotros y transforme nuestra vida.  SILENCIO ACOGEDOR, HUMILDE Y CONFIADO.

Del libro de Isaías (6,1-2a.3-8):

El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi serafines en pie junto a él. Y se gritaban uno a otro, diciendo: «¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!» Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo. Yo dije: «¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos.» Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo: «Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.» Entonces, escuché la voz del Señor, que decía: «¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?» Contesté: «Aquí estoy, mándame.»

GUÍA: El profeta Isaías tiene una visión del trono de Dios. Su presencia le produce temor. Se siente impuro ante tan gran santidad. En nuestra oración nos vemos ante el Señor de la vida, del universo. Reconocemos nuestra pequeñez. El ángel purifica nuestros labios, nuestro ser. Oímos  la voz de Dios y dejamos que nuestro corazón dé su respuesta. SILENCIO ADORADOR, DISPONIBLE.

De la primera carta de san Pablo a los Corintios (15,1-11):

Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe. Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los apóstoles; por último, se me apareció también a mí. Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído. 

GUÍA: Pablo nos hace pensar si el evangelio que recibimos nos está salvando.  Cristo murió por nuestros pecados, se apareció…También se nos presenta a nosotros, los creyentes del siglo XXI, en la Palabra. Reconozcamos esta presencia que nos va salvando del mal y nos transforma en personas nuevas. A Pablo lo transformó entonces. Hoy nos toca a nosotros. Que el Espíritu de Dios venga sobre cada uno y llene nuestras vidas con su amor. Como Pablo podemos recorrer el camino que nos ha traído hasta el día de hoy en la fe. Un ejercicio posible es el dibujar la línea de nuestra fe, como una camino. Momentos altos y bajos, lo positivo y lo negativo hasta el presente. ¿Te animas? SILENCIO CREYENTE, AGRADECIDO, CONFIADO.
 
Del santo evangelio según san Lucas (5,1-11):

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. 
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»
Simón contestó: «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.» 
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. 
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.» Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres.» Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

GUÍA: ¿Qué nos dice la Palabra? Aquellos, la orilla del lago, escuchaban la Palabra de Dios. Jesús enseñaba.   Nuestra disposición para escuchar puede ser acogedora o sólo superficial. Valoremos. Jesús dice a Pedro “Rema mar adentro y echad las redes para pescar” ¿Qué significa esto para nosotros? Mar adentro es alejarse de la orilla, del ruido, escucharle. Y luego echar las redes. Como en Isaías hay un encargo: Ir al pueblo, echar las redes para pescar. Escuchemos el eco de esta palabra en nosotros y dejemos que el Espíritu nos ilumine para comprenderla. SILENCIO AMIGO, CONFIADO.

AGRADECEMOS este rato de oración y encuentro.

LO MÁS IMPORTANTE HA SIDO

NUESTRAS PETICIONES

INVOCAMOS AL PADRE con la oración de Jesús. PADRE NUESTRO






CANTAMOS:


MADRE DE LOS CREYENTES.

MADRE DE LOS CREYENTES
QUE SIEMPRE FUISTE FIEL.
DANOS TU CONFIANZA,
DANOS TU FE.
DANOS TU CONFIANZA,
DANOS TU FE.

1. Pasaste por el mundo en medio de tinieblas
sufriendo a cada paso la noche de la fe.
Sintiendo cada día la espada del silencio,
a oscuras padeciste el riesgo de creer.

2. La fe por el desierto a lomos de un asnillo,
la fe cuando en las bodas Jesús se hizo esperar,
la fe cuando pensaron que el Hijo estaba loco,
la fe sobre el calvario al borde de acabar.

3. Guardaste bajo llave las dudas y batallas
formándose el misterio al pie del corazón.
Debajo de tu pecho de amor inagotable
la historia se escribía de nuestra redención.


7 comentarios:

  1. Elías es enviado. Jesús dice conduce mar adentro. ¿Qué nos dice hoy?

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  2. ¡la tierra está llena de su gloria! Isaías queda aturdido por tanta gloria. ¿Nos produce ese entusiasmo también a nosotros? Gracias Padre, porque has manifestado estas cosas a los pobres y sencillos de corazón, dijo Jesús alguna vez. Gracias, Padre, decimos también nosotros.

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  3. «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.» ¿Que significa esto para nosotros? Seguir adelante, echar las redes... Jesús sigue actuando y seguro, nos lo dice a cada uno. Que como Pedro seamos capaces de decir: "por tu palabra, echaré las redes.» ¿Confiamos?

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  4. "por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí." Eso decía San Pablo. Seguro que nosotros también lo podemos decir. él lo ha hecho aunque haya contado con nosotros. Gracias, Señor, por la obra de tus manos.

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  5. «Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.» El carbón encendido limpió, en la visión, a Isaías. La entrega de Jesús limpia nuestro pecado. En el camino de la Cuaresma, que hacemos hacia la Pascua nos entrenamos en acoger este perdón y resucitar con Jesús. Que nos dejemos reconciliar con Dios, con las personas y con nosotros mismos.

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  6. "Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo." Pablo lo da todo y siente que la gracia de Dios es lo que actua en él.¿Qué experiencia tenemos nosotros?

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  7. "la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios," La sed de Dios sigue viva en cada persona: Deseo de Dios, de plenitud, de eternidad. ¿Descubrimos en nosotros esta sed? ¿Nos conformamos con otras fuentes que nos son la fuente de Dios? La oración nos puede ir dando sorbos de eternidad.

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