GUÍA DE ORACIÓN 16-04-17
GUÍA: Estamos esperando la resurrección de
Jesús. O quizás ya sabemos que ha resucitado. María Magdalena y las mujeres que
iban a ungir su cuerpo encuentran la piedra quitada y que no está Jesús.
Queremos verlo. Su cuerpo glorioso aparece visible par algunas personas. En la
fe lo recibimos, escuchamos su palabra: Iré con vosotros hasta los confines del
mundo. Nos dejamos encontrar por Él y a
acompañarle en su continuo paso por nuestros caminos. SILENCIO DE ESPERA, DE
RECIBIMIENTO, DE FE
Del libro de los Hechos de los Apóstoles
(10,34a.37-43):
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.»
GUÍA: Pedro habla al pueblo de lo sucedido. Lo mataron
y el Padre lo resucitó. Los que creen en Él reciben por su nombre el perdón de
los pecados. Nosotros lo hemos oído y esperamos recibir el perdón por su
misericordia. Enfocados por la fe en Jesús nos disponemos a acoger su visita de
resucitado, a resucitar a una vida nueva fiados de su palabra, enrolados en el
grupo de los que se fían de salvación. HACEMOS
SILENCIO DE CONFIANZA, ALEGRÍA, ESPERANZA EN SU PRESENCIA.
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.
GUÍA: Resucitados con Cristo, vivimos con Él. La fe
nos hace reconocerle en la Palabra, en el Pan y en los Hermanos. Es tiempo de
adoración, agradecimiento, de presencia resucitada. Creemos en ti, Jesús. Te
esperamos, te damos gracias. Gracias al Padre que ha acogido tu ofrenda y nos salva. SILENCIO ADORADOR, AGRADECIDO
Del santo evangelio según san Juan (20,1-9):
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
GUÍA: ¿Qué te dice este Evangelio a tí? Seguramente
estás entre la espera y la comprobación. Juan dice que vio el sepulcro abierto
y vacio. Entonces creyó. ¿Cuándo crees tú? Al entender las Escrituras su fe se
hizo más fuerte. La luz de la
resurrección sigue indicando la grandeza
de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo. Ahí junto al sepulcro quédate, trata de
comprender las Escrituras, y espera al Señor resucitado. SILENCIO CREYENTE, CONFIADO Y ADORADOR.
¿En qué
te fijas más? Puede ser el encuentro del sepulcro vacío por parte de la
Magdalena. O es la sorpresa de Pedro y de Juan. A partir de este momento
empezaron a creer lo que antes no entendían: que había de resucitar de entre
los muertos. Se nos transmite el momento de fe de los apóstoles y de María
Magdalena. Ahí estamos también nosotros.
Creemos pero siempre podemos creer más. Afiancemos nuestra fe, veamos cómo se
desarrolla nuestro encuentro con el resucitado. SILENCIO SINCERO, CONFIADO, DE AMIGO.
EVOCAMOS NUESTRO ENCUENTRO CON
JESÚS ¿CÓMO HA SIDO?
ESCUCHAMOS, PEDIMOS, OFRECEMOS, COMPARTIMOS.
SALUDAMOS A MARÍA
Reina del
cielo, alégrate
Reina del
cielo, alégrate, aleluya,
porque el
Señor a quien mereciste llevar, aleluya,
resucitó,
según su palabra, aleluya.
Ruega al
Señor por nosotros, aleluya.