3º Domingo de Adviento.
GUÍA: Hacemos silencio en nuestro
interior. Reconocemos al Señor en nosotros. Le presentamos nuestra semana,
nuestros momentos buenos y malos. Nos sentimos en camino esperando su venida.
Nos toca vivir el hoy de nuestra vida con la mayor intensidad posible.
Escuchamos su Palabra a través del profeta Isaías.
Lectura del libro de Isaías (61,1-2a.10-11):
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.
-Déjate llenar de estas palabras. ¿Qué frase te habla más al corazón?
Personaliza el texto en primera persona. Agradece, pide perdón, pide para ti y
para otros, alaba.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses
(5,16-24):
Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis el don de profecía; sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno. Guardaos de toda forma de maldad. Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente, y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas.
Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis el don de profecía; sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno. Guardaos de toda forma de maldad. Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente, y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas.
-Nuevamente ante la Palabra de Dios nos sentimos llamados, interpelados,
nos habla directamente. Nos fijamos en las acciones, en los verbos que activan
el texto. Fijémonos en lo que más nos impresiona y tratemos de responder. En
silencio, gocemos de la Palabra porque es fiel, cumplirá sus promesas.
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,6-8.19-28):
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz…
Y le dijeron: «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?»
Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías.»: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.»
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz…
Y le dijeron: «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?»
Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías.»: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.»
GUÍA-Juan viene para dar testimonio de la luz. Trabajador en la parcela
de Dios. También la pregunta se te puede hacer a ti, a mi, a cada uno.¿ Quién
eres? Vamos a contestarnos en silencio. ¿Quiénes somos? Y como Juan intentemos ser
trabajadores de la parcela de Dios allí donde estamos. No apaguéis el Espíritu,
nos dice.
-Podemos compartir algo de
nuestra reflexión-oración.
-Decimos con toda la humanidad:
Padre nuestro…
Pedimos a María que nos acompañe
en este camino de preparación a la venida de Jesús.
La foto del centinela me gusta. Es signo de estar activo, presente en el momento, a la espera. dándonos cuenta de lo que pide cada momento del día.
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