ORACIÓN 26-04-15
GUÍA: Llega el domingo.
Día en que resucitó el Señor. Los cristianos nos reunimos para celebrar este
hecho. Le reconocemos presente en la
asamblea cristiana, en la Palabra, en la Eucaristía. Hagamos experiencia de su encuentro y su manifestación en
nosotros y en cada uno de los hermanos. La Palabra nos habla y cae sobre
suavemente sobre nosotros. Es el momento
de acogerla en nuestra tierra para que dé fruto. En nuestro interior,
hacemos silencio. Nos preparamos para escuchar y poner en práctica lo que nos dice. Pedimos perdón por lo que nos
aleja de Dios y de los hermanos. SILENCIO MEDITATIVO
Del libro de
los Hechos de los Apóstoles (4,8-12):
En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu Santo, dijo: «Jefes del pueblo y
ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para
averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos
vosotros y a todo Israel que ha sido en nombre de Jesucristo Nazareno, a quien
vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su
nombre, se presenta éste sano ante vosotros. Jesús es la piedra que
desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra
angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda
salvarnos.»
GUÍA: Pedro habla
al pueblo y les explica cómo se ha curado el enfermo por el poder de
Jesucristo. Se ha convertido en piedra angular. El que fue despreciado ahora
vive y tiene el poder de salvarnos. En el silencio dejamos que reposen estas
palabras en nosotros y sintamos su presencia viva.
De la
primera carta del apóstol san Juan (3,1-2):
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para
llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le
conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aun no se ha manifestado lo
que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él,
porque lo veremos tal cual es.
GUÍA: San Juan
nos habla del amor que Dios nos tiene. Nos ha llamado hijos suyos. Sintamos
esta Palabra hecha realidad. Sintámonos hijos de Dios. Con Jesús somos hijos y
hermanos entre nosotros. Descubramos experiencias de hijos de Dios, y
descubramos también que somos hermanos. En SILENCIO
lo creemos y lo experimentamos. Veamos los retos que se nos presentan día a día
para vivir según esta Palabra y cómo llevarla a la práctica. Jesús está con
nosotros.
Del santo Evangelio
según san Juan (10,11-18):
En aquel tiempo dijo Jesús: «Yo soy el buen
Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es
pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y
el lobo hace estragos y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan
las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me
conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por
las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a
ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo
Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder
recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder
para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi
Padre.»
GUÍA: Jesús se
llama a si mismo, Buen Pastor. Conoce a sus ovejas y ellas le conocen a Él. No
las deja solas, no huye cuando viene el lobo. Da hasta la vida. El Padre le
ama. En este momento nos vemos como rebaño de Jesús. Guiados por Él, amados y
conocidos plenamente, por Él y por el Padre. Dejemos espacio en nosotros para
este convencimiento y esta fe en lo que Jesús dice. Está con nosotros. Como
buen Pastor. Somos llamados a acoger su don y a cuidar de los que son parte de
nuestro mundo. Necesita nuestras manos, nuestro corazón para acompañarle.
COMPARTIMOS una frase que vemos importante.
ORAMOS por las necesidades que conocemos, las
personas que lo pasan mal. Se lo presentamos al Padre por medio de Jesús.
SALMO
23
El Señor es
mi pastor,
nada me faltará
nada me faltará
En lugares
de verdes pastos me hace descansar;
junto a aguas de reposo me conduce.
junto a aguas de reposo me conduce.
El restaura mi alma;
me guía por senderos de justicia
por amor de su nombre.
Aunque
pase por el valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo;
tu vara y tu cayado me infunden aliento
Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos;
has ungido mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.
no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo;
tu vara y tu cayado me infunden aliento
Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos;
has ungido mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.
Ciertamente el
bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa del Señor moraré por largos días.
y en la casa del Señor moraré por largos días.
GUÍA: Nos dejamos impregnar de la oración del salmo y de su llamada a
la confianza en el Señor. Con María hacemos el camino del día y de la semana.
Le pedimos que nos acompañe. Y agradecemos su presencia.
El Buen Pastor da la vida por las ovejas. Jesús es capaz de eso.¿ Nosotros cómo lo hacemos?
ResponderEliminarHoy es el día del Buen Pastor. Que todos colaboremos en esta tarea
ResponderEliminarEl Buen Pastor nos lleva por sendas que favorecen nuestra vida. Confiamos en Él.
ResponderEliminarSi, el confiar nos abre nuevos horizontes y una vida nueva.
ResponderEliminarNecesita nuestras manos, nuestro corazón para acompañarle. Un día más para caminar con él y con los hermanos. Sembrar alegría
ResponderEliminarHoy hemos comentado lo que dice Jesús: Yo el Padre somos uno. Nos da confianza en su presencia.
ResponderEliminarEl Buen Pastor sigue necesitando nuestra colaboración. Hagamos camino con él
ResponderEliminar