viernes, 1 de septiembre de 2017

ME PUDISTE



ME PUDISTE 

 GUÍA ORACIÓN 03-09-17

GUÍA: Jeremías, Pablo y Jesús están ante la voluntad de Dios. Nuestra oración nos lleva ante el Padre, Dios, que guía la verdad, y el sentido de la vida. Son momentos de presencia, comunicación y aceptación. Veamos el amor misericordioso del Padre y el camino de nuestra existencia para llegar a ser verdaderos hijos. SILENCIO DE ENCUENTRO, FE Y CONFIANZA

Del libro de Jeremías (20,7-9):

Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste y me pudiste. Yo era el hazmerreir todo el día, todos se burlaban de mí. Siempre que hablo tengo que gritar: «Violencia», proclamando: «Destrucción.» La palabra del Señor se volvió para mí oprobio y desprecio todo el día. Me dije: «No me acordaré de él, no hablaré más en su nombre»; pero ella era en mis entrañas fuego ardiente, encerrado en los huesos; intentaba contenerlo, y no podía.

GUÍA: Jeremías se siente seducido por Dios. La Palabra le encamina hacia su pueblo para que le convierta. Al ser rechazado, calla. La Palabra de Dios arde en sus entrañas.
Una situación difícil nos pone de cara  a la Palabra, al pueblo, y ante  nosotros mismos. Pedimos luz para responder y actuar en cada momento. SILENCIO DE COMPRENSIÓN,  ILUMINACIÓN, DECISIÓN.

De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (12,1-2):

Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.

GUÍA: Presentaos como ofrenda viva ante Dios. Transformaos por la renovación de la mente. Que sepáis distinguir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno…lo perfecto. El culto que agrada a Dios, en espíritu y verdad. En el interior nos presentamos ante el Padre y le ofrecemos lo que somos. Le pedimos la renovación de la mente. SILENCIO DE NUEVA LUZ, DISCERNIMIENTO DE NUESTRO PENSAR Y HACER, ACOGIDA DEL ESPÍRITU
Del santo evangelio según san Mateo (16,21-27):

En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.»
Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas corno los hombres, no como Dios.»
Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»

GUÍA: Jesús se está preparando para la entrega al Padre. Pedro, tú piensas como los hombres, no como Dios. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo si arruina su vida?
Deja que estas palabras toquen tu interior y te impulsen a discernir, escoger lo que Dios quiere para ti.  SILENCIO  DE RECONOCIMIENTO, DE ACEPTACIÓN ANTE DIOS.

RECOGEMOS NUESTROS SENTIMIENTOS

OFRECEMOS, CONFIAMOS, PEDIMOS

INVOCAMOS A MARÍA NUESTRA MADRE

DECIMOS CON JESÚS: PADRE NUESTRO…

CANTAMOS

Somos un pueblo que camina (E. V. Mateu)

Somos un pueblo que camina,
y juntos caminando podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.

Somos un pueblo que camina,
que marcha por el mundo buscando otra ciudad.
Somos errantes peregrinos
en busca de un destino, destino de unidad.
Siempre seremos caminantes,
pues sólo caminando podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.

Sufren los hombres, mis hermanos,
buscando entre las piedras la parte de su pan.
Sufren los hombres oprimidos,
los hombres que no tienen ni pan ni libertad.
Sufren los hombres, mis hermanos,
mas Tú vienes con ellos y en Ti alcanzarán
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.

Danos valor para la lucha,
valor en las tristezas, valor en nuestro afán.
Danos la luz de tu Palabra,
que guíe nuestros pasos en este caminar.
Marcha, Señor, junto a nosotros,
pues sólo en tu Presencia podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.

Dura se hace nuestra marcha,
andando entre las sombras de tanta oscuridad.
Todos los cuerpos desgastados,
ya sienten el cansancio de tanto caminar;
pero tenemos la esperanza
de que nuestras fatigas al fin alcanzarán
otra ciudad que no se acaba,

sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.


7 comentarios:

  1. Amigos, amigas, compartimos la experiencia de Jeremías, de Pablo y de Jesús. Esta semana vemos el encuentro de oración que llega a la plenitud. Es necesario liberarse de los miedos y confiar en el Dios que nos ama.

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  2. "pero ella era en mis entrañas fuego ardiente" Esto dice Jeremías. La voz de Dios sigue viva en los hombres y mujeres de hoy. La conciencia nos habla de Dios, del bien que debemos hacer o el mal que evitar. Que siga siendo fuego ardiente que remueva el mal y nos conduzca al bien.

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  3. "Son momentos de presencia, comunicación y aceptación" La Palabra injertada en nuestra vida nos revitaliza. ¿Estás de acuerdo?

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  4. "Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir" El Señor nos cuida, nos acompaña, nos seduce con su amor. Que podamos aceptarlo como el profeta.

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  5. "tú piensas corno los hombres, no como Dios.» Pedro quería librar a Jesús de su pasión. Jesús estaba dispuesto a hacer la voluntad de Dios. Conocer lo que Dios quiere para nosotros y seguirlo nos hace felices.

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  6. "Danos la luz de tu Palabra,que guíe nuestros pasos en este caminar" Es necesario abrir los oídos y seguir la Palabra de Dios. El Papa Francisco ha dicho: el don que Jesús ofrece es plenitud de vida para el hombre hambriento. Hambre de sentido de la vida, hambre de Dios.

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  7. "Sufren los hombres, mis hermanos, buscando entre las piedras la parte de su pan". La humanidad sigue necesitada de amor. Padre, Dios, extiende tu mano sobre tantas necesidades y danos tu paz.

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