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viernes, 24 de julio de 2020

TE DOY UN CORAZÓN SABIO



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TE DOY UN CORAZÓN SABIO

GUÍA DE ORACIÓN 26-07-20

GUÍA: Un corazón sabio para gobernar a tu pueblo. Esto pide Salomón al Señor, en su oración. Hoy nuestra oración es petición para dirigir nuestras acciones y las del pueblo. Padre, queremos conocer tu voluntad para nosotros y también para  tu pueblo. La búsqueda de tu rostro nos acerca a ver lo que tú quieres. SILENCIO DE VISIÓN, DE BÚSQUEDA, DE APOYO AL PUEBLO.

Del primer libro de los Reyes (3,5.7-12):

En aquellos días, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: «Pídeme lo que quieras.»
Respondió Salomón: «Señor, Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?»
Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios le dijo: «Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti.»

GUÍA: Salomón pide sabiduría y discernimiento. La sabiduría de Dios no tiene medida. Estamos llamados a un nuevo comportamiento de paz. Tu saber rige los pueblos con justicia y rectitud. Dios le concede lo que había pedido. Te  doy un corazón sabio e inteligente.  Confiamos en ti, Padre. Guárdanos en tu sabiduría y enséñanos a recorrer tus caminos. SILENCIO DE PETICIÓN, DE  ACOGIDA Y AGRADECIMIENTO.

De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,28-30):

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

GUÍA: A los que aman a Dios todo les sirve para el bien. Lo pensamos. Todo nos sirve para el bien. ¿Lo reconocemos así en nosotros? De todo podemos sacar bien.  Todo es una oportunidad, decimos a veces.  Y es verdad. Una oportunidad, una ocasión para demostrar de qué somos capaces. Introducimos nuestro diálogo con Jesús sobre este tema. Gracia, amor, y voluntad. SILENCIO DE CONFIANZA, DE PRESENCIA, DE RESPUESTA.

Del santo evangelio según san Mateo (13,44-52):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»
Ellos le contestaron: «Sí.»
Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»

GUÍA: E reino de los cielos  es comparado con un tesoro, un campo, una perla de gran valor. ¿Es así para nosotros? ¿ Lo consideramos por encima de todo? ¿Somos capaces de dejar otras cosas para conseguirlo? SILENCIO DE VISUALIZACIÓN DE LAS IMÁGINES, DE VALORACIÓN DEL REINO DE DIOS, DE DECISIÓN PERSONAL.

RECOGEMOS NUESTRA ORACIÓN, UNA FRASE PARA REPETIR Y HACER NUESTRA.

PRESENCIA, CONFIANZA, PURIFICACIÓN, PERDÓN.

INVOCAMOS A MARÍA, NUESTRA MADRE Y MAESTRA.

NOS DIRIGIMOS  AL PADRE CON JESÚS: PADRE NUESTRO.

CANTAMOS:
Tú me llamas, Señor,
y me quieres mandar
a llevar tu Palabra
por tierra y por mar,
pero yo no podré
anunciar tu Verdad,
porque soy como un niño
que no sabe hablar.

Ya antes que hubieras nacido
por siempre pensaba Yo en ti,
no habías nacido y ya eras profeta,
no habías nacido y te consagré.

No, no digas que eres un niño
un niño que no sabe hablar,
no sientas tristeza, no temas al mundo
pues siempre en la lucha contigo estaré.