REZA Y COMPARTE
TE DOY UN CORAZÓN SABIO
GUÍA DE ORACIÓN 26-07-20
GUÍA: Un corazón
sabio para gobernar a tu pueblo. Esto pide Salomón al Señor, en su oración. Hoy
nuestra oración es petición para dirigir nuestras acciones y las del pueblo.
Padre, queremos conocer tu voluntad para nosotros y también para tu pueblo. La búsqueda de tu rostro nos
acerca a ver lo que tú quieres. SILENCIO
DE VISIÓN, DE BÚSQUEDA, DE APOYO AL PUEBLO.
Del primer libro de los Reyes
(3,5.7-12):
En aquellos días, el Señor se apareció en sueños a Salomón y
le dijo: «Pídeme lo que quieras.»
Respondió Salomón: «Señor, Dios mío, tú has hecho que tu
siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé
desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso,
incontable, innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu
pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a
este pueblo tan numeroso?»
Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios
le dijo: «Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni
riquezas ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para
escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e
inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti.»
GUÍA: Salomón pide sabiduría y
discernimiento. La sabiduría de Dios no tiene medida. Estamos llamados a un
nuevo comportamiento de paz. Tu saber rige los pueblos con justicia y rectitud.
Dios le concede lo que había pedido. Te
doy un corazón sabio e inteligente.
Confiamos en ti, Padre. Guárdanos en tu sabiduría y enséñanos a recorrer
tus caminos. SILENCIO DE PETICIÓN,
DE ACOGIDA Y AGRADECIMIENTO.
De la carta del apóstol san Pablo a
los Romanos (8,28-30):
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el
bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido,
Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito
de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los
justificó; a los que justificó, los glorificó.
GUÍA: A los que aman a Dios todo les sirve para el bien. Lo
pensamos. Todo nos sirve para el bien. ¿Lo reconocemos así en nosotros? De todo
podemos sacar bien. Todo es una
oportunidad, decimos a veces. Y es
verdad. Una oportunidad, una ocasión para demostrar de qué somos capaces.
Introducimos nuestro diálogo con Jesús sobre este tema. Gracia, amor, y
voluntad. SILENCIO DE CONFIANZA, DE
PRESENCIA, DE RESPUESTA.
Del santo evangelio según san Mateo
(13,44-52):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los
cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo
vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra
el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas
finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y
la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el
mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla,
se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo
sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los
buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de
dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»
Ellos le contestaron: «Sí.»
Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de
los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo
antiguo.»
GUÍA: E reino de los cielos es comparado con un tesoro, un campo, una
perla de gran valor. ¿Es así para nosotros? ¿ Lo consideramos por encima de
todo? ¿Somos capaces de dejar otras cosas para conseguirlo? SILENCIO DE VISUALIZACIÓN DE LAS IMÁGINES, DE VALORACIÓN DEL REINO DE
DIOS, DE DECISIÓN PERSONAL.
RECOGEMOS
NUESTRA ORACIÓN, UNA FRASE PARA REPETIR Y HACER NUESTRA.
PRESENCIA,
CONFIANZA, PURIFICACIÓN, PERDÓN.
INVOCAMOS
A MARÍA, NUESTRA MADRE Y MAESTRA.
NOS
DIRIGIMOS AL PADRE CON JESÚS: PADRE
NUESTRO.
CANTAMOS:
Tú me llamas, Señor,
y me quieres mandar
a llevar tu Palabra
por tierra y por mar,
pero yo no podré
anunciar tu Verdad,
porque soy como un niño
que no sabe hablar.
por siempre pensaba Yo en
ti,
no habías nacido y ya eras
profeta,
no habías nacido y te
consagré.
No, no digas que eres un
niño
un niño que no sabe hablar,
no sientas tristeza, no
temas al mundo
pues siempre en la lucha
contigo estaré.