jueves, 17 de octubre de 2019

PAPA FRANCISCO: MISIONES 3, 19


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PAPA FRANCISCO: MISIONES 3, 19

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2019

Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo
Fragmento 3

Te presentamos este fragmento para completar el mensaje del Papa. Así puedes ver sus preocupaciones por todos los pueblos, por el ser humano y por la Iglesia. Estamos llamados a construir un mundo más humanos y más justo. Cada uno aportamos nuestra parte, confiando en Jesús y en María nuestra Madre.


La coincidencia providencial con la celebración del Sínodo especial de los obispos para la región Panamazónica me lleva a destacar que la misión confiada por Jesús, con el don de su cerrada en sí misma y ningún pueblo se quede aislado, sino que se abran a la comunión universal de la fe. Que nadie se quede encerrado en el propio yo, en la espíritu, sigue siendo actual y necesaria también para los habitantes de esas tierras. Un Pentecostés renovado abre las puertas de la Iglesia para que ninguna cultura permanezca autorreferencialidad de la propia pertenencia étnica y religiosa. La pascua de Jesús rompe los estrechos límites de mundos, religiones y culturas, llamándolos a crecer en el respeto por la dignidad del hombre y de la mujer, hacia una conversión cada vez más plena a la verdad del Señor resucitado que nos da a todos la vida verdadera.

A este respecto, me vienen a la mente las palabras del papa Benedicto XVI al comienzo del encuentro de obispos latinoamericanos en Aparecida, Brasil, en el año 2007, palabras que deseo aquí recordar y hacer mías: «¿Qué ha significado la aceptación de la fe cristiana para los pueblos de América Latina y del Caribe? Para ellos ha significado conocer y acoger a Cristo, el Dios desconocido que sus antepasados, sin saberlo, buscaban en sus ricas tradiciones religiosas. Cristo era el Salvador que anhelaban silenciosamente. Ha significado también haber recibido, con las aguas del bautismo, la vida divina que los hizo hijos de Dios por adopción; haber recibido, además, el Espíritu Santo que ha venido a fecundar sus culturas, purificándolas y desarrollando los numerosos gérmenes y semillas que el Verbo encarnado había puesto en ellas, orientándolas así por los caminos del Evangelio. [...] 

El Verbo de Dios, haciéndose carne en Jesucristo, se hizo también historia y cultura. La utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas de Cristo y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino un retroceso. En realidad sería una involución hacia un momento histórico anclado en el pasado» (Discurso en la Sesión inaugural, 13 mayo 2007).

Confiemos a María, nuestra Madre, la misión de la Iglesia. La Virgen, unida a su Hijo desde la encarnación, se puso en movimiento, participó totalmente en la misión de Jesús, misión que a los pies de la cruz se convirtió también en su propia misión: colaborar como Madre de la Iglesia que en el Espíritu y en la fe engendra nuevos hijos e hijas de Dios.

Quisiera concluir con unas breves palabras sobre las Obras Misionales Pontificias, ya propuestas como instrumento misionero en la  Maximum illud. Las OMP manifiestan su servicio a la universalidad eclesial en la forma de una red global que apoya al Papa en su compromiso misionero mediante la oración, alma de la misión, y la caridad de los cristianos dispersos por el mundo entero. Sus donativos ayudan al Papa en la evangelización de las Iglesias particulares (Obra de la Propagación de la Fe), en la formación del clero local (Obra de San Pedro Apóstol), en la educación de una conciencia misionera de los niños de todo el mundo (Obra de la Infancia Misionera) y en la formación misionera de la fe de los cristianos (Pontificia Unión Misional). Renovando mi apoyo a dichas obras, deseo que el Mes Misionero Extraordinario de Octubre 2019 contribuya a la renovación de su servicio a mi ministerio misionero.

A los misioneros, a las misioneras y a todos los que en virtud del propio bautismo participan de algún modo en la misión de la Iglesia, les envío de corazón mi bendición.


Nos unimos al Papa para hacer vivo el mensaje de Jesús, en nosotros y allí donde podemos testimoniar y apoyar su realización .
No faltes a la cita.
                         https://www.youtube.com/watch?v=LBg24Hce48Y


lunes, 14 de octubre de 2019

POESÍA "Signos de vida"



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              POESÍA


Buscamos signos de Jesús, de la verdad, ¿de qué más?... María Navarro nos habla de
“Signos de Vida” . ¿Qué te parece, estás de acuerdo con su apreciación?


"SIGNOS DE VIDA"

Cada día sale el sol,
y comienza a trabajar,
dando luz, dando calor
por allí por donde va.

Cada día es un regalo
preparado con amor,
por quien creó las estrellas
la luna y el resplandor.

Todo aquello que respira
es un don del Creador.
Cada corazón que ama,
en su vida lleva a Dios.

Nuestro mundo necesita
más cariño, más perdón
más recordar que sus vidas
no son suyas, son de Dios.

Quien le echa de su casa
su vida acabará mal
porque solo en El reside
nuestra gran FELICIDAD.

Anunciemos a este mundo
nuestra única VERDAD:
"Jesús es el Camino,
la Paz y la Libertad,
quien escucha su Palabra
su corazón cambiará."

Donde había egoísmo,
habrá generosidad,
donde habite el rencor
el perdón lo sanará.

Donde aparezca la envidia,
el amor la quitará.
Donde se halle la mentira
la borrará la Verdad.
 
Porque el mal sólo se vence
a base de hacer el bien,
y quien lo busca lo halla
porque Dios habita en él.

Sembremos estas semillas
que algún día crecerán,
haciendo que en este mundo
brote la Felicidad.

María

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Fíjate en una estrofa y comenta lo que te dice, si estás de acuerdo y si es Signo, ¿Tiene algún significado que nos interese?


viernes, 11 de octubre de 2019

¡GRACIAS!



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¡GRACIAS!

GUÍA DE ORACIÓN 13-10-19

GUÍA: Gracias, Padre, que miras nuestras heridas y las sanas, nos liberas de ellas. Gracias, Padre, por  la salvación y la libertad frente a toda esclavitud. Nos sentimos curados y queremos dar las gracias por ello. Líbranos del mal y danos un corazón nuevo. Espíritu Santo, ilumina nuestra mente y calienta nuestro corazón para que esta oración sea como tú quieres. SILENCIO DE FE, DE PETICIÓN, DE GRACIAS.

 Del segundo libro de los Reyes (5,14-17):
EN aquellos días, el sirio Naamán bajó y se bañó en el Jordán siete veces, conforme a la palabra de Eliseo, el hombre de Dios, Y su carne volvió a ser como la de un niño pequeño: quedó limpio de su lepra.
Naamán y toda su comitiva regresaron al lugar donde se encontraba el hombre de Dios. Al llegar, se detuvo ante él exclamando:
«Ahora conozco que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel. Recibe, pues, un presente de tu siervo».
Pero Eliseo respondió:
«Vive el Señor ante quien sirvo, que no he de aceptar nada».
Y le insistió en que aceptase, pero él rehusó.
Naamán dijo entonces:
«Que al menos le den a tu siervo tierra del país, la carga de un par de mulos, porque tu servidor no ofrecerá ya holocausto ni sacrificio a otros dioses más que al Señor».

GUÍA: Naamán bajó al Jordán para lavarse, como le había dicho Eliseo. Obedece y en su obediencia es curado. Reconoce al Dios de Israel. No quiere ya adorar a otros dioses. Agradecido vuelve hasta Eliseo. Nos unimos a la escena. Reconocemos nuestra culpa y pedimos la curación. Acogemos la salud, la salvación y alzamos nuestra ofrenda agradecida. SILENCIO DE PERDÓN, DE CONFIANZA, DE OBEDIENCIIA.

De la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (2,8-13):

Querido hermano:
Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre ¡os muertos, nacido del linaje de David, según mi evangelio, por el que padezco hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada.
Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación y la gloria eterna en Cristo Jesús.
Es palabra digna de crédito: Pues si morimos con él, también viviremos con él;
si perseveramos, también reinaremos con él;
si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel,
porque no puede negarse a sí mismo.

GUÍA: Acuérdate de Jesucristo, el Señor. La Palabra de Dios no está encadenada. Él nos libera de la muerte y nos da la salvación. Si morimos con él, viviremos con él. Cuida, Jesús, nuestra cercanía y únenos a ti, para una nueva vida. Lo reflexionamos y ofrecemos todo lo que nos separa de ti y tu nueva vida. SILENCIO DE AMISTAD, COMPROMETIDO Y FIEL.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,11-19):

Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
«Id a presentaros a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Este era un samaritano.
Jesús, tomó la palabra y dijo:
«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo:
«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

GUÍA: Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros. Te lo decimos con los leprosos que piden compasión. También tienes compasión hoy y limpias nuestra lepra. Que sepamos ser agradecidos al sentirnos curados. Que volvamos a Jesús y nos unamos a su camino. Que nuestra fe nos lleve a proclamarlo como salvador. SILENCIO DE ACOGIDA, DE LIBERACIÓN, DE UNIÓN.

SINTETIZAMOS LA ORACIÓN: UNA FRASE NOS AYUDA A RECORDAR.

PROLONGAMOS NUESTROS SENTIMIENTOS: FE, AMOR, PERDÓN, GRACIAS, EMPEÑO.

INVOCAMOS A MARÍA NUESTRA MADRE Y MAESTRA.

NOS DIRIGIMOS AL PADRE, CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO…

CANTAMOS:
1. Si miro al cielo o miro al mar,
si observo en mi interior, si atento estoy,
si sé escuchar, podré sentir tu voz.
¿Dónde está la razón?
¿Dónde está la fuerza misteriosa que nos da su calor?
La respuesta es el amor.
2. Si veo a un hombre en su dolor
sabiendo sonreir,
sufriendo en él te veo a ti,
y quiero ser mejor.
3. Si veo la mirada azul
de un alma sin maldad,
yo sé que Tú en ella estás,
me miras, Tú, Jesús.
4. Aquel te ofrece su cantar,
y éste su dolor.
El joven su ilusión de amar
y el niño su candor.
5. Si un hombre lucha sin cesar
sirviendo a los demás,
latiendo en él la fuerza está:
tu Espíritu la da.
https://www.youtube.com/watch?v=OcXocsczzOM




martes, 8 de octubre de 2019

PAPA FRANCISCO: MISIONES 2, 19


REZA Y COMPARTE

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2019
Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo
Fragmento 2
La Iglesia está en misión en el mundo: la fe en Jesucristo nos da la dimensión justa de todas las
cosas haciéndonos ver el mundo con los ojos y el corazón de Dios; la esperanza nos abre a los

horizontes eternos de la vida divina de la que participamos verdaderamente; la caridad, que
pregustamos en los sacramentos y en el amor fraterno, nos conduce hasta los confines de la
tierra (cf. Mi 5,3; Mt 28,19; Hch 1,8; Rm 10,18). Una Iglesia en salida hasta los últimos confines
exige una conversión misionera constante y permanente. Cuántos santos, cuántas mujeres y
hombres de fe nos dan testimonio, nos muestran que es posible y realizable esta apertura
ilimitada, esta salida misericordiosa, como impulso urgente del amor y como fruto de su intrínseca
lógica de don, de sacrificio y de gratuidad (cf. 2 Co 5,14-21). Porque ha de ser hombre de Dios
quien a Dios tiene que predicar (cf. Carta apost. Maximum illud).
Es un mandato que nos toca de cerca: yo soy siempre una misión; tú eres siempre una misión;
todo bautizado y bautizada es una misión. Quien ama se pone en movimiento, sale de sí mismo,
es atraído y atrae, se da al otro y teje relaciones que generan vida. Para el amor de Dios nadie es
inútil e insignificante. Cada uno de nosotros es una misión en el mundo porque es fruto del amor
de Dios. Aun cuando mi padre y mi madre hubieran traicionado el amor con la mentira, el odio y la
infidelidad, Dios nunca renuncia al don de la vida, sino que destina a todos sus hijos, desde
siempre, a su vida divina y eterna (cf. Ef 1,3-6).
Esta vida se nos comunica en el bautismo, que nos da la fe en Jesucristo vencedor del pecado y
de la muerte, nos regenera a imagen y semejanza de Dios y nos introduce en el cuerpo de Cristo
que es la Iglesia. En este sentido, el bautismo es realmente necesario para la salvación porque

nos garantiza que somos hijos e hijas en la casa del Padre, siempre y en todas partes, nunca
huérfanos, extranjeros o esclavos. Lo que en el cristiano es realidad sacramental cuyo
cumplimiento es la eucaristía, permanece como vocación y destino para todo hombre y mujer
que espera la conversión y la salvación. De hecho, el bautismo es cumplimiento de la promesa
del don divino que hace al ser humano hijo en el Hijo. Somos hijos de nuestros padres naturales,
pero en el bautismo se nos da la paternidad originaria y la maternidad verdadera: no puede tener
a Dios como padre quien no tiene a la Iglesia como madre (cf. San Cipriano, La unidad de la
Iglesia católica, 4).
Así, nuestra misión radica en la paternidad de Dios y en la maternidad de la Iglesia, porque el
envío manifestado por Jesús en el mandato pascual es inherente al bautismo: como el Padre me
ha enviado así también os envío yo, llenos del Espíritu Santo para la reconciliación del mundo (cf.
Jn 20,19-23; Mt 28,16-20). Este envío compete al cristiano, para que a nadie le falte el anuncio de
su vocación a hijo adoptivo, la certeza de su dignidad personal y del valor intrínseco de toda vida
humana desde su concepción hasta la muerte natural. El secularismo creciente, cuando se hace
rechazo positivo y cultural de la activa paternidad de Dios en nuestra historia, impide toda
auténtica fraternidad universal, que se expresa en el respeto recíproco de la vida de cada uno.
Sin el Dios de Jesucristo, toda diferencia se reduce a una amenaza infernal haciendo imposible
cualquier acogida fraterna y la unidad fecunda del género humano.
2
El destino universal de la salvación ofrecida por Dios en Jesucristo condujo a Benedicto XV a
exigir la superación de toda clausura nacionalista y etnocéntrica, de toda mezcla del anuncio del
Evangelio con las potencias coloniales, con sus intereses económicos y militares. En su Carta
apostólica Maximum illud, el Papa recordaba que la universalidad divina de la misión de la Iglesia
exige la salida de una pertenencia exclusiva a la propia patria y a la propia etnia.
 La apertura de la

cultura y de la comunidad a la novedad salvífica de Jesucristo requiere la superación de toda
introversión étnica y eclesial impropia. También hoy la Iglesia sigue necesitando hombres y
mujeres que, en virtud de su bautismo, respondan generosamente a la llamada a salir de su
propia casa, su propia familia, su propia patria, su propia lengua, su propia Iglesia local. Ellos son
enviados a las gentes en el mundo que aún no está transfigurado por los sacramentos de
Jesucristo y de su santa Iglesia. Anunciando la Palabra de Dios, testimoniando el Evangelio y
celebrando la vida del Espíritu llaman a la conversión, bautizan y ofrecen la salvación cristiana en
el respeto de la libertad personal de cada uno, en diálogo con las culturas y las religiones de los
pueblos donde son enviados. La missio ad gentes, siempre necesaria en la Iglesia, contribuye así
de manera fundamental al proceso de conversión permanente de todos los cristianos. La fe en la
pascua de Jesús, el envío eclesial bautismal, la salida geográfica y cultural de sí y del propio
hogar, la necesidad de salvación del pecado y la liberación del mal personal
REFLEXIÓN:
 De la lectura de este fragmento vamos sacando algunas conclusiones:
Envío, conversión, cumplimiento de la promesa, apertura, salvación, liberación. Con estas palabras entramos en la misión que Dios quiere para el ser humano.
 ¿Cuál es nuestra respuesta?