ORACIÓN 06-03-16
GUÍA: Espíritu Santo
ven, acompaña nuestra oración. Padre,
estamos aquí, junto con Jesús, tu Hijo. La Cuaresma avanza. La vida sigue y la
Pascua se acerca. Nuestro encuentro semanal va siendo una realidad. Damos pasos
en el encuentro con nosotros mismos, nos sentimos más cerca de ti, la relación
con los hermanos se renueva en tus palabras y se fortalece en el esfuerzo y
sobre todo en tu refuerzo. Enciende nuestra fe con la luz de tu amor y tu
misericordia. SILENCIO AMOROSO, CONSCIENTE, ACOGEDOR.
Del libro de Josué
(5,9a.10-12):
En aquellos días, el Señor dijo a Josué: «Hoy os he despojado del oprobio de Egipto.»
Los israelitas acamparon en Guilgal y celebraron la Pascua al atardecer del día catorce del mes, en la estepa de Jericó. El día siguiente a la Pascua, ese mismo día, comieron del fruto de la tierra: panes ázimos y espigas fritas.Cuando comenzaron a comer del fruto de la tierra, cesó el maná. Los israelitas ya no tuvieron maná, sino que aquel año comieron de la cosecha de la tierra de Canaán.
En aquellos días, el Señor dijo a Josué: «Hoy os he despojado del oprobio de Egipto.»
Los israelitas acamparon en Guilgal y celebraron la Pascua al atardecer del día catorce del mes, en la estepa de Jericó. El día siguiente a la Pascua, ese mismo día, comieron del fruto de la tierra: panes ázimos y espigas fritas.Cuando comenzaron a comer del fruto de la tierra, cesó el maná. Los israelitas ya no tuvieron maná, sino que aquel año comieron de la cosecha de la tierra de Canaán.
GUÍA: Dios va acompañando a su pueblo. Después de toda la travesía por el
desierto, van llegando a Canaán. Jusué ha sustituido a Moisés. En la Pascua
comen de la cosecha de Canaán. En la Historia de la salvación el pueblo sigue
acompañado por el Señor y le va proporcionando lo que necesita. En nuestra
Historia también somos acompañados por Dios, y como el pueblo aquel, vamos
experimentando la presencia del Señor entre nosotros. El silencio y la luz de
Dios nos ayuda a descifrar los momentos en que somos conscientes de esta
presencia y de la realidad de su alianza. SIELENCIO
CREYENTE, ENCUENTRO CON EL DIOS DE LA VIDA.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,17-21):
El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo
nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos
reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación. Es decir,
Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas
de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os
exhortara por nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis
con Dios. Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado,
para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.
GUÍA: Un baño de
reconciliación. Dios reconciliando en Cristo. Ministerio de reconciliar.
Dejemos que esta palabra nos cale y transforme en personas reconciliadas con
Dios, con nosotros mismos, con los hermanos. Posiblemente nos encontramos como
personas nos reconciliadas. Jesús el reconciliador, nos atrae hacia sí para
darnos la paz. SILENCIO PACIFICADOR,
PERDONADOR Y PERDONADO, AGRADECIDO.
Del santo evangelio según san Lucas (15, 1-3.11-32):
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores
a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge
a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros." Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mi nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado."»
Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros." Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mi nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado."»
GUÍA: El Padre de la parábola olvida la ofensa, ama al hijo, le importa su
encuentro. Es una representación de Dios, Padre que perdona y reconcilia
incluso a los hermanos entre sí. El hijo pródigo se reencuentra de nuevo
consigo mismo. Recorramos los pasos del texto y cómo nos vemos reflejados en
cada uno de los gestes de los personajes. Veamos nuestras respuestas y
actitudes ante nosotros mismos, ante el padre agraviado, ante el hermano ofendido, ante los que están a nuestro lado. Pidamos
perdón y agradezcamos la reconciliación. SILENCIO
RECONCILIADOR, Y AGRADECIDO.
OFRECEMOS NUESTRA ORACIÓN y agradecemos al Señor su presencia.
PETICIONES
Unidos con Jesús, en el
PADRE NUESTRO
Invocamos a MARÍA.
CANTAMOS:
Querido Padre, cansado vuelvo
a ti
haz que conozca en don de tu amistad
vivir por siempre el gozo del perdón
y en tu presencia la fiesta celebrar,
pongo en tus manos mis culpas Oh Señor
estoy seguro de que eres siempre fiel
dame las fuerzas para poder andar
buscando en todo hacer tu voluntad
Padre, yo busco tu amor,
Padre vuelvo a ti
mira que tu hijo soy
Padre vuelvo a ti. (2)
Lo reconozco, a veces olvide
que eres mi Padre y que a mi lado estas
que soy tu hijo y que me aceptas como soy
solo me pides vivir en sinceridad,
Quiero sentirme cercano a ti Señor
oír tu voz que me habla al corazón
sentirme libre desde tu libertad
ser signo vivo de la fraternidad.
haz que conozca en don de tu amistad
vivir por siempre el gozo del perdón
y en tu presencia la fiesta celebrar,
pongo en tus manos mis culpas Oh Señor
estoy seguro de que eres siempre fiel
dame las fuerzas para poder andar
buscando en todo hacer tu voluntad
Padre, yo busco tu amor,
Padre vuelvo a ti
mira que tu hijo soy
Padre vuelvo a ti. (2)
Lo reconozco, a veces olvide
que eres mi Padre y que a mi lado estas
que soy tu hijo y que me aceptas como soy
solo me pides vivir en sinceridad,
Quiero sentirme cercano a ti Señor
oír tu voz que me habla al corazón
sentirme libre desde tu libertad
ser signo vivo de la fraternidad.
El Hijo Pródigo vuelve a casa. Su padre le espera, le perdona, le abraza. Veamos nuestra situación.
ResponderEliminar"Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo."... celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido. ¡Qué contraste! El hijo que ya no se considera hijo y el Padre que le tiende la mano y el corazón.
ResponderEliminar«Hoy os he despojado del oprobio de Egipto.» ¡Qué bonito cuando Dios nos dice: Hoy te he despojado de...eso que te oprimía. Sintamos la liberación de nuestras esclavitudes y sigamos la marcha de la reconciliación cuaresmal. Gracias, Padre.
ResponderEliminar"Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo". Dios, en Cristo. Reconciliando al mundo consigo. Pensadlo despacito. Imaginadlo. Asimiladlo. Unidos a Jesucristo nos dejamos reconciliar con Dios, y con los hermanos. Gracias, Jesús.
ResponderEliminarHoy se celebra el día de la Mujer Trabajadora. Nos unimos a esta celebración. ¡Cuánto esfuerzo y entrega generosa en las mujeres del mundo! ¡Cuánta vida gastada para conseguir los derechos humanos para ellas y para todos!. Jesús es el gran liberador de la mujer y de toda persona, en su vida y en todos los tiempos. Creemos con Él, espacios de liberación. ¡Felicidades!
ResponderEliminar"Lo reconozco, a veces olvide que eres mi Padre y que a mi lado estás" ¿Repetimos esta frase y nos confiamos a esa presencia del Padre a nuestro lado, en nuestra vida.? Extendemos la mirada a todas las personas de nuestro mundo que están sedientas de felicidad. Que su presencia los llegue a saciar. Oramos.
ResponderEliminar"Dios va acompañando a su pueblo. Después de toda la travesía por el desierto, van llegando a Canaán" Una gran travesía por el desierto. Dios con ellos. En paralelo, nuestra travesía y nuestro desierto. Y Dios acompañando nuestro caminar. Hagamos experiencia de este caminar de Dios. Confiemos en el Padre, que cuida de todos los caminos. Apoyemos al que nos necesita en la marcha.
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