jueves, 24 de marzo de 2016

ORACIÓN 24-03-16







GUÍA: Llegamos al Jueves Santo. Nos reunimos con Jesús y los suyos para celebrar la Pascua. Nuestro ánimo quiere ser consciente de este acontecimiento. Todo está preparado en el Cenáculo. Jesús ayúdanos a comprender tu momento, tu actuar, tus palabras y sentimientos. Contemplemos a cada uno de los asistentes y tomemos lugar ahí a un lado. Preparemos nuestro corazón, pidamos perdón por todo lo que puede haber ofendido a nuestro amigo y Señor. SILENCIO CONTEMPLATIVO, DE UNIÓN Y PERDÓN.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11,23-26):

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

GUÍA: San Pablo transmite la institución de la Eucaristía. Tomó el pan y dijo: Tomad y comed, esto es mi cuerpo. Siguiendo en el cenáculo,  Jesús nos sorprende con su anuncio: su presencia en el pan y el vino. Agradezcamos tan gran regalo. Ha acompañado a todos los cristianos a través de los tiempos, ha fortalecido su fe, ha confortado  su vida y a algunos han ido al martirio por Él. ¿Entre cuáles estamos nosotros? SILENCIO DE FE, ADORACIÓN, AGRADECIMIENTO.

Del santo evangelio según san Juan (13,1-15)

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?»
Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.»
Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás.»
Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.»
Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»
Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.»
GUÍA: Se nos ha presentado el lavatorio de los pies. Jesús deja el manto, se ciñe la toalla y va lavando los pies a los discípulos. Quiere dejarles el ejemplo. Si  yo, el maestro os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros. La tradición cristiana ha llegado hasta nosotros. Ahora es nuestro tiempo para ejercer este servicio. Día del amor fraterno, de la Eucaristía, del sacerdocio: haced esto en memoria mía. Compartimos los sentimientos del momento y nos sentimos agraciados por tanto don. SILENCIO REVERENTE, CONTEMPLATIVO, AGRADECIDO

OFRECEMOS NUESTRA ORACIÓN AL SEÑOR

PETICIONES

PADRE NUESTRO unidos a toda la Iglesia.


CANTAMOS
Os doy un mandato nuevo,
Os doy un mandato nuevo,
que os améis mutuamente,         
como yo os he amado, dice el Señor.
que os améis mutuamente,
como yo os he amado, dice el Señor. 

La señal por la que el mundo
distinguirá a los cristianos
ha de ser si nos amamos como Cristo nos amó,
ha de ser si nos amamos como Cristo nos amó.

Si el Señor nuestro maestro
nos ha lavado los pies,
sus discípulos seréis siguiendo su mismo ejemplo,
sus discípulos seréis siguiendo su mismo ejemplo.


3 comentarios:

  1. Acompañamos a Jesús en este día del amor entregado. Agradecemos con todos los hombres y mujeres del mundo.

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  2. «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.»Jesús quiere quedarse con los hombres y mujeres del mundo y se queda en el signo, el sacramento del pan y del vino. Se hace pequeño y nos acompaña. Sintamos esta presencia que aviva nuestra fe y fortalece nuestra esperanza y amor. "Haced esto en memoria mia" Y nos deja el sacerdocio. Cuenta con personas entregadas a seguir su vida y hacerle presente en el mundo.

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  3. "cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva". Jesús en su entrega al Padre y a toda la humanidad llega hasta el extremo. Hoy en el tiempo que está en el sepulcro en manos de Dios, nos invita a la confianza y a la espera en su amor. El Padre por su parte, es todo amor para Él y carga de Resurrección. Acompañemos tan gran misterio.

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