viernes, 24 de agosto de 2018

¿A QUIÉN IREMOS?




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¿A QUIÉN IREMOS?

GUÍA DE ORACIÓN 26-08-18

GUÍA: Estamos ante ti, Señor. Has sido grande con nosotros. Has guiado a tu pueblo. Confiamos en ti. Limpia nuestra impiedad.

Ante el Señor reconocemos nuestros límites y huidas. Pedimos perdón por lo que nos separa de él.  Espíritu de Dios, acompaña nuestra oración. SILENCIO DE PERDÓN, PETICIÓN, ILUMINACIÓN

 

Del Libro de Josué 24, 1-2a. 15-17. 18b

En aquellos días  Josué reunió todas las tribus de Israel en Siquén y llamó a los ancianos, a los jefes, a los jueces, a los magistrados para que se presentasen ante Dios. Josué dijo a todo el pueblo:
–Si no os parece bien servir al Señor, escoged a quién servir: a los dioses a quienes sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos, en cuyo país habitáis. Yo y mi casa serviremos al Señor.
El pueblo respondió:
–¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de Egipto, de la esclavitud; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre los pueblos por donde cruzamos. Nosotros serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios.

GUÍA: Yo soy el que ha hecho, ante vuestros ojos, prodigios y os ha guardado en el largo camino. Gracias, Padre, por tu acción y presencia en nuestras vidas. Sigue con tu pueblo y que mantengamos la alianza hecha. Tus grandes obras se manifiestan en nuestra vida. Agradecemos tu bondad y misericordia. SILENCIO DE VERDAD EN DIOS PADRE, EN EL HIJO SALVADOR, EN EL ESPÍRITU SANTO DADOR DE VIDA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 5, 21-32
Hermanos:
Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano.
Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo.
Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia:
Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son.
Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

GUÍA: Unión del hombre y la mujer, signo de la unión de Cristo y su Iglesia. Unión de Cristo y el pueblo de Dios, de la asamblea cristiana. Cristo cabeza de la Iglesia. Valoramos y aceptamos estas palabras que San Pablo dice a los Efesios. Nos sentimos parte del Cuerpo de Cristo en su Iglesia. Su amor se canaliza a través de cada cristiano, hacia el mundo  en que vivimos. Dejamos que la fuerza de Jesús resucitado se haga realidad en nuestras vidas. SILENCIO QUE REAVIVA LA FE EN EL SEÑOR, QUE ESPERA SU VENIDA CADA DÍA.

Del santo Evangelio según San Juan 6, 61-70
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: 
–Este modo de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso ?
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban les dijo:
–¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del Hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo:
–Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.
Desde entonces muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
–¿También vosotros queréis marcharos?
Simón Pedro le contestó:
–Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.

GUÍA: El Espíritu es el que da vida. Pero algunos no creen. Jesús sigue proclamando su palabra. El Padre es quien atrae hacia la fe en Jesús. Fiarse de Él. Pedimos la fe, la confianza en el amor del Padre, la vida del Espíritu. Dejamos que nos envuelva en su amor y paz. SILENCIO DE FE, PETICIÓN, ACEPTACIÓN.


RECOGEMOS LA SÍNTESIS EN EL INTERIOR.

AGRADECEMOS, PEDIMOS, AMAMOS

INVOCAMOS A DIOS PADRE CON JESÚS: PADRE NUESTRO


PEDIMOS LA BENDICIÓN DE MARÍA, MADRE DE DIOS

REZAMOS CON EL SALMO 33




8 comentarios:

  1. "¿A quién iremos?" nos ayuda a reflexionar y acercar la Palabra de Dios a nuestra realidad. Parar un momento para coger fuerzas y avanzar por el camino que Dios quiere. Buena semana.

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  2. "Has sido grande con nosotros. Has guiado a tu pueblo. Confiamos en ti." Fuiste grande para tu pueblo y lo eres para cada uno de nosotros. Recordamos tus acciones y agradecemos tu presencia. ¿Te identificas con esta oración?

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  3. "Tú tienes palabras de vida eterna" Confiamos en ti. Bendice a las familias que te buscan y confírmalas en la fe.

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  4. "escoged a quién servir" Ellos se lo planteaban y también nosotros hemos de escoger: el Dios de Jesús o el placer, en dinero, el poder, otros dioses... Confiamos en el Señor.

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  5. "Ante el Señor reconocemos nuestros límites y huidas. Pedimos perdón por lo que nos separa de él". Confiamos en el amor de Dios. Gracias, Padre.

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  6. "Yo y mi casa serviremos al Señor". Esto dice Josué ante el pueblo. Confesar la propia fe nos fortalece y ayuda a otros para afianzar la suya.

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  7. "Yo soy el que ha hecho, ante vuestros ojos, prodigios y os ha guardado en el largo camino"Un momento para reconocer la presencia de Dios en nosotros y nuestro mundo. Es una oración de presencia y confianza.Ánimo!

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  8. "Confiamos en ti. Limpia nuestra impiedad". Estar en tu presencia y recoger tu encargo nos hace serviciales y alegres.¿Lo has probado?

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