REZA Y COMPARTE
“VÍSTETE GALAS DE GLORIA”
GUÍA DE ORACIÓN
GUÍA: ¡Ven, Señor! Lo decimos desde el corazón y esperamos tu
venida. Nuestros caminos, a veces, son torcidos, olvidamos tu ley,
tus mandatos, tus proyectos. La vida nos golpea en distintos momentos y
no sabemos reconocer tu presencia. Hoy queremos escuchar tu voz y tus palabras
de búsqueda, de consuelo, de gloria. Reconocemos nuestra situación. SILENCIO DE RECONOCIMIENTO, ESCUCHA, Y
PERDÓN.
Del
libro de Baruc (5,1-9):
Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción que llevas,
y vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te concede.
Envuélvete en el manto de la justicia de Dios, y ponte en la cabeza la diadema de la gloria del Eterno, porque Dios mostrará tu esplendor a cuantos habitan bajo el cielo.
Dios te dará un nombre para siempre: «Paz en la justicia» y «Gloria en la piedad».
En pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia el oriente y contempla a tus hijos:
el Santo los reúne de oriente a occidente y llegan gozosos invocando a su Dios.
A pie tuvieron que partir, conducidos por el enemigo, pero Dios te los traerá con gloria,
como llevados en carroza real. Dios ha mandado rebajarse a todos los montes elevados
y a todas las colinas encumbradas; ha mandado rellenarse a los barrancos
hasta hacer que el suelo se nivele, para que Israel camine seguro, guiado por la gloria de Dios.
Ha mandado a los bosques y a los árboles aromáticos que den sombra a Israel.
Porque Dios guiará a Israel con alegría, a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia.
Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción que llevas,
y vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te concede.
Envuélvete en el manto de la justicia de Dios, y ponte en la cabeza la diadema de la gloria del Eterno, porque Dios mostrará tu esplendor a cuantos habitan bajo el cielo.
Dios te dará un nombre para siempre: «Paz en la justicia» y «Gloria en la piedad».
En pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia el oriente y contempla a tus hijos:
el Santo los reúne de oriente a occidente y llegan gozosos invocando a su Dios.
A pie tuvieron que partir, conducidos por el enemigo, pero Dios te los traerá con gloria,
como llevados en carroza real. Dios ha mandado rebajarse a todos los montes elevados
y a todas las colinas encumbradas; ha mandado rellenarse a los barrancos
hasta hacer que el suelo se nivele, para que Israel camine seguro, guiado por la gloria de Dios.
Ha mandado a los bosques y a los árboles aromáticos que den sombra a Israel.
Porque Dios guiará a Israel con alegría, a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia.
GUÍA: Tus
palabras nos llegan y animan al cambio. Lo torcido se endereza, lo escabroso se
iguala. Aquí está nuestro Dios. Envuélvete en el manto de la justicia de Dios.
él te guiará con su gloria. Visualizamos
nuestros caminos y los caminos de Dios. Él conducirá a su pueblo. Visualizamos
su presencia y acogemos su llegada. SILENCIO DE PRESENCIA, DE VUELTA A CASA, DE ACOGIDA.
De la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,4-6.8-11):
Hermanos:
Siempre que rezo por vosotros, lo hago con gran alegría. Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy.
Ésta es nuestra confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros esta buena la obra, llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús.
Testigo me es Dios del amor entrañable con que os quiero, en Cristo Jesús.
Y esta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores.
Así llegaréis al Día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.
De la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,4-6.8-11):
Hermanos:
Siempre que rezo por vosotros, lo hago con gran alegría. Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy.
Ésta es nuestra confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros esta buena la obra, llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús.
Testigo me es Dios del amor entrañable con que os quiero, en Cristo Jesús.
Y esta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores.
Así llegaréis al Día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.
GUÍA: La conversión, el cambio es la forma de
encuentro con Dios. Lo activamos en nosotros pidiendo perdón. Volviendo a la
casa del Padre. Agradecemos su paciencia y perdón. Confiados en su palabra
esperamos esa tierra nueva y ese cielo nuevo, una tierra y un cielo en paz con
él. Que vuestro amor siga creciendo para apreciar los valores.
Que lleguéis al
día de Cristo limpios e irreprochables. Acogemos esta oración de San Pablo y
nos renovamos en el Espíritu, SILENCIO
DE CONVERSIÓN, DE VERDAD, DE GLORIA A DIOS
Del santo evangelio según san Lucas (3,1-6):
EN el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tretarca de Iturea y Traconítide, y Lisanio ttetrarca de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
«Voz del que grita en el desierto: Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos; los valles serán rellenados, los montes y colinas serán rebajados; lo torcido será enderezado, lo escabroso será camino llano. Y toda carne verá la salvación de Dios».
Del santo evangelio según san Lucas (3,1-6):
EN el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tretarca de Iturea y Traconítide, y Lisanio ttetrarca de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
«Voz del que grita en el desierto: Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos; los valles serán rellenados, los montes y colinas serán rebajados; lo torcido será enderezado, lo escabroso será camino llano. Y toda carne verá la salvación de Dios».
GUÍA: Preparad el camino al Señor. Es tiempo
de escucha, de espera. Baruc y Juan, mensajeros que anuncian la llegada del
salvador. Los visualizamos. Cada uno en su tiempo llama a la conversión. Un
corazón nuevo será capaz de acoger el Bautismo del Espíritu. La Palabra de Dios
actúa. Toda carne verá su salvación. Nuestro silencio nos ayuda a reconocer los
fallos y decidir una vida nueva que manifieste su gloria. SILENCIO DE TOMA DE CONCIENCIA, DE APERTURA, DE RECONCILIACIÓN.
RECOGEMOS NUESTRA ORACIÓN: UNA FRASE PARA
RECORDAR.
RECIBIMOS EL PERDÓN, LA PAZ, EL ENCUENTRO
CON DIOS.
INVOCAMOS A MARÍA NUESTRA MADRE, PORTADORA
DE DIOS.
DAMOS GLORIA A DIOS Y CON JESÚS DECIMOS: PADRE NUESTRO…
CANTAMOS
Cerca está el Señor, cerca está el
Señor.
Cerca de mi pueblo, /cerca del que
lucha por amor.
Cerca está el Señor, cerca está el
Señor,
es el peregrino que comparte mi
dolor.
También está el Señor, le conoceréis, /en el que lucha
por la igualdad.
También está el Señor, no olvidéis su voz, /sufre el
dolor del oprimido.
También está el Señor, le conoceréis, /en el obrero en
su taller.
También está el Señor, le conoceréis, /en el anciano
en su vejez.
También está el Señor, no olvidéis su voz, /en el
hospital junto al enfermo.
También está el Señor, le conoceréis, /Él es la vida,
es la verdad.
También está el señor, le conoceréis, /en el camino de
libertad.
Jesús es el Señor, no olvidéis su voz,/es el Redentor
de nuestro pueblo.