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viernes, 15 de septiembre de 2017

HOMBRES Y MUJERES DEL PERDÓN






HOMBRES Y MUJERES DEL PERDÓN

GUÍA DE ORACIÓN 17-09-17

GUÍA: Estamos ante ti, Señor. Venimos atraídos por tu Palabra y tu amor. Sabemos que acoges todo lo hay en el corazón. Quieres la reconciliación con nosotros mismos, con Dios Padre y con los compañeros de camino. Es el momento del encuentro contigo. Somos hombres y mujeres del perdón, de tu perdón recibido en el Padre y el Espíritu Santo. También del perdón dado, que Tú quieres de unos con otros, en tu nombre. Del perdón en familia, escuela de perdón.  SILENCIO DE RECONOCIMIENTO, DE PERDÓN RECIBIDO Y OFRECIDO.

Del libro del Eclesiástico (27,33–28,9):

Furor y cólera son odiosos; el pecador los posee. Del vengativo se vengará el Señor y llevará estrecha cuenta de sus culpas. Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas. ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados? Si él, que es carne, conserva la ira, ¿quién expiará por sus pecados? Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo; en la muerte y corrupción, y guarda los mandamientos. Recuerda los mandamientos, y no te enojes con tu prójimo; recuerda la alianza del Señor, y perdona el error.

GUÍA: Seguimos este encuentro en la paz y el perdón. Ya el Eclesiástico nos dice: Cómo pedir  perdón. Recuerda la alianza del Señor. Él nos cubre con su misericordia y quiere que perdonemos a los demás, que usemos su misericordia para relacionarnos y entender a nuestros semejantes. Ofrece le regalo del perdón. SILENCIO EN LA MISERICORDIA QUE RECIBIMOS Y DAMOS.

De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (14,7-9):

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.

GUÍA: Ninguno vive para sí mismo y tampoco vive para sí mismo. En la vida y en la muerte somos de dios. Señor, acoge nuestra vida. Ahora es tiempo de reconciliación y nos ponemos en tus manos. Nos reconciliamos con nosotros mismos, por las veces que no hemos sido lo que queríamos ser.  Que el caminar de cada día sea signo de tu presencia. SILENCIO DE COMPRENSIÓN PARA NOSOTROS Y PARA LOS DEMÁS.

Del santo evangelio según san Mateo (18,21-35):

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»

GUÍA: ¿Con qué personaje te identificas? Dejemos que la Palabra de Dios entre en nuestra conciencia. Pedimos perdón de cosas que nos oprimen. Somos perdonados y puede ser que luego, seamos duros con los otros. Personas de perdón porque somos perdonados, esto nos libera, y da paz. Pero también personas de perdón que saben perdonar. Hacemos ejercicio de esta frase: “Setenta veces siete” personas de perdón. SILENCIO DE INTERIORIZACIÓN Y PERDÓN.

SINTETIZAMOS NUESTRA ORACIÓN

OFRECEMOS LO QUE SOMOS Y TENEMOS

PEDIMOS, AGRADECEMOS COMENTAMOS

INVOCAMOS A MARÍA NUESTRA MADRE

NOS DIRIGIMOS AL PADRE DIOS, COMO LO HACÍA JESÚS: PADRE NUESTRO

CANTAMOS

1. Tú Señor, que enciendes las estrellas,
Tú que al sol le das su resplandor,
Tú que cuidas del pájaro perdido
que va buscando un nido guiado por tu amor.
Tú que siembras rosas y trigales,
Tú que al lirio vistes de esplendor
nos proteges, Señor, con más cariño,
pues quieres más a un niño que al pájaro y la flor.
Padre Bueno, Dios alegre, primavera y manantial,
Dios hermano, Dios amigo, Padre Nuestro celestial. (2)
2. Tú, Señor, que velas por el pobre,
y al humilde das tu protección,
al que amas le ofreces un tesoro
que vale más que el oro: le das tu corazón.
Tú, Señor, que alumbras mi camino,
Tú que escuchas siempre mi oración,
en tu amor pongo yo mi confianza,
renace mi esperanza, se acuna mi canción. (Cesáreo Gabaraín)




viernes, 9 de junio de 2017

¡DIOS TRINIDAD!


                                                           

                                                    GUÍA DE ORACIÓN 11-06-2017

GUÍA: Hoy honramos a la Santísima Trinidad. Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo habitan en la eternidad y en el presente. Nuestra oración es gloria para ellos y gracia para nosotros en ellos.  Presencia de eternidad y presencia del ahora. Por Cristo con Él y en Él damos gloria con toda la humanidad. Tiempo de adoración. SILENCIO DE GLORIA Y AGRADECIMIENTO.
Del Éxodo (34,4b-6.8-9):

En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el Señor, llevando en la mano las dos tablas de piedra. El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor.
El Señor pasó ante él, proclamando: «Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad.»
Moisés, al momento, se inclinó y se echó por tierra. Y le dijo: «Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque ése es un pueblo de cerviz dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya.»


GUÍA: Moisés sube al monte. Clama al Señor,  compasivo, misericordioso, clemente, leal. Adora por tierra y pide su presencia en medio del pueblo.  Pide perdón de sus culpas y pecados y pide ser su heredad. Recorre tú este mismo esquema de oración. Sentirnos en la presencia de Dios y dar estos pasos nos hace conectar con el Altísimo y acoger su ser en el nuestro. SILENCIO DE PRESENCIA, ACOGIDA, PERDÓN, PETICIÓN

De la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (13,11-13):

Alegraos, enmendaos, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros. Saludaos mutuamente con el beso ritual. Os saludan todos los santos. La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con todos vosotros.


GUÍA:  Es la fiesta de la Santísima Trinidad. San Pablo se comunica con los corintios. Invoca al Padre en su amor, al Hijo Jesucristo en su gracia, al Espíritu en la intimidad y comunión con Él. Lo visualizamos y contemplamos. En nuestra oración nos unimos a este deseo y nos dejamos calar por su presencia. Alégrate, enmienda tu vida, ánimo. Vive en un mismo sentir y en paz con los hermanos, con quienes recorres la vida. SILENCIO DE ALEGRÍA, UNIÓN, PAZ. Puedes prolongar el encuentro y gozar de él.


Del santo evangelio según san Juan (3,16-18):

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
GUÍA: Se nos transmite el amor que Dios tiene al mundo. Envía a su Hijo Jesucristo para que tenga vida eterna.  El encuentro con Jesucristo es el que nos da la fe. Su presencia se comunica a quien le abre el corazón.  Nuestra tarea dejarnos encontrar. Examinamos cómo es ese encuentro, cómo es nuestra fe, en que la hacemos consistir. Es el momento de callar y escuchar a Jesús. Momento de comprender más. Cada frase silencio y acción. SILENCIO DE ESCUCHA, REFLEXIÓN, ACCIÓN

SINTETIZAMOS, algo para recordar.

OFRECEMOS, PEDIMOS, GLORIFICAMOS, DAMOS GRACIAS.

INVOCAMOS A MARÍA, Hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo

PADRE NUESTRO, con Jesús y en el Espíritu

CANTAMOS

GLORIA A DIOS, GLORIA A DIOS, GLORIA AL PADRE


Gloria a Dios, gloria a Dios, gloria al Padre. (2)
A Él que sea la gloria. (2)
Aleluya, amén. (2)
Gloria a Dios, gloria a Dios, gloria al Hijo. (2)
A El que sea la gloria. (2)
Aleluya, amén. (2)
Gloria a Dios, gloria a Dios, gloria al Espíritu. (2)
A El que sea la gloria. (2)
Aleluya, amén. (2)










viernes, 29 de mayo de 2015

TRINIDAD




TRINIDAD

ORACIÓN 31-05-15

GUÍA: Celebramos el domingo de  la Santísima Trinidad. Toda la Iglesia celebra al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Nosotros también nos ponemos ante este Dios que lo llena todo y nos llama hacia Él. En nuestro interior,  en el silencio, adoramos al único Dios. Admiramos su grandeza en el universo, en la persona humana varones y mujeres, en todo lo que existe. Su belleza y grandiosidad en lo pequeño, su acción en Jesús de Nazaret, su presencia en toda la humanidad y en cada uno de nosotros. Le alabamos y damos gracias. Ahí en nuestro ser Adoramos, alabamos, damos gracias al Padre, al Hijo, al Espíritu. Silencio orante

Dt.4,32-34.39-40

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó cosa semejante?; ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?; ¿algún Dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos? Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre.

GUÍA: La lectura por medio de Moisés, nos pone ante Dios que actúa con poder. Pregunta al pueblo si hay otro Dios como el suyo. Les  invita a guardar sus mandatos, para ser felices. Eso mismo podemos oír nosotros en el corazón. Dejémonos interrogar, envolver por la presencia del Dios viviente. Silencio orante.

Rm.8,14-17

Hermanos: Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.

GUÍA: Pablo habla a los Romanos entusiasmado por su mensaje. También nosotros tenemos motivos para el entusiasmo. Leamos despacio la lectura. Sintamos la verdad de la Palabra en nuestra vida. Démonos cuenta de que llevados por el Espíritu somos hijos adoptivos de Dios. No esclavos sino hijos. Que con Cristo seremos glorificados, si con Él vivimos y morimos. Gritemos Padre, sintámonos hijos; adoremos y abramos la mirada al mundo, nuestros hermanos que le necesitan. Silencio orante.

Evangelio:Mt.28,16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.» 

GUÍA: Jesús está ahí con los apóstoles. Estamos nosotros con ellos. Escuchamos su palabra. Haced discípulos de todos los pueblos. Nos invita a seguir su labor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu. Y se compromete a estar con nosotros. Dejamos espacio para saborear sus palabras, para hacer presencia de ellas en nuestro ambiente, para compartir nuestras impresiones. Alabamos al Padre, al Hijo, al Espíritu. Silencio orante

Escogemos alguna frase y la compartimos.


PEDIMOS por las necesidades que conocemos…

PADRE NUESTRO  con Jesús, unidos a todos los cristianos.

GUÍA: Nos unimos a María y le pedimos su compañía
Cantamos esta canción, concentrados en lo que decimos.

Katherinne Martínez

 Padre yo te adoro, yo te ofrezco mi alma y vida, cómo te amo.
2. Jesucristo yo te adoro, yo te ofrezco mi alma y vida, cómo te amo.
3. Espíritu Santo yo te adoro, yo te ofrezco mi alma y vida, cómo te amo.
4. Trinidad Santa yo te adoro, yo te ofrezco mi alma y vida, cómo te amo.