REZA Y COMPARTE
ME ESCUCHE TU GRAN
BONDAD
GUÍA DE ORACIÓN
21-06-20
GUÍA: Nos reunimos en tu nombre, Señor.
Creemos que tu palabra se cumple: Yo estaré con vosotros si os reunís en mi
nombre. Visualizamos el momento, unidas/os con personas de distintas zonas de
la tierra. Y tú, Señor, en medio de
nosotros. Reconocemos tu presencia y tu deseo de acompañar nuestra oración. Que
nos escuche tu bondad, que seamos acogidos por ti y presentados al Padre. SILENCIO DE VISUALIZACIÓN, DE
RECONOCIMIENTO, DE COMUNICACIÓN CON JESÚS Y CON EL PADRE DIOS.
Del libro de Jeremías
(20,10-13):
Dijo Jeremías: «Oía el cuchicheo de la gente: "Pavor en
torno; delatadlo, vamos a delatarlo." Mis amigos acechaban mi
traspié." A ver si se deja seducir, y lo abatiremos, lo cogeremos y nos
vengaremos de él." Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis
enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con
sonrojo eterno que no se olvidará. Señor de los ejércitos, que examinas al
justo y sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomas de
ellos, porque a ti encomendé mi causa. Cantad al Señor, alabad al Señor, que
libró la vida del pobre de manos de los impíos.»
GUÍA: Acechan mis pasos, dice Jeremías,
pero tú estás, oh Dios, junto a mí como un fuerte guerrero. Sentimos nuestra
situación de angustia en los peligros. Con Jeremías decimos: A ti encomiendo mi
causa. Confiar en Dios y seguir la vida. Acogemos su bondad. SILENCIO DE PRESENCIA, CONFIANZA Y
ESPERANZA.
De la carta del apóstol
san Pablo a los Romanos (5,12-15):
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por
el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos
pecaron. Porque, aunque antes de la Ley había pecado en el mundo, el pecado no
se imputaba porque no había Ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán
hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como
la de Adán, que era figura del que había de venir, Sin embargo, no hay
proporción entre el delito y el don: si por la transgresión de uno murieron
todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que
correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud.
GUÍA: Adán inaugura el pecado, la gracia
que corresponde a Jesucristo se extiende
a la multitud. Somos tocados por el mal, somos liberados de él por la muerte de
Cristo. Todos acogidos por el Padre por
medio de él. Revivamos el dolor del pecado y acojamos el valor de la gracia y
del perdón. SILENCIO DE IDENTIFICACIÓN,
DE DESEO Y DE CONFIANZA.
Del santo evangelio
según san Mateo (10,26-33):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No tengáis
miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada
hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno
día, y lo que escuchéis al oído pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a
los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede
destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos
cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro
Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso,
no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se
pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi
Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante
mi Padre del cielo.»
GUÍA:
No tengáis miedo, dice Jesús. El Padre está con vosotros. El Padre lo
conoce todo. Como recibe al hijo pródigo, nos recibe también a nosotros.
Acogemos su palabra y experimentamos su amor y su gracia. SILENCIO DE CONOCIMIENTO, SEGURIDAD Y COMPROMISO.
RECOGEMOS NUESTRA
ORACIÓN, UNA FRASE NOS AYUDA A RECORDARLA.
AMAMOS, AGRADECEMOS,
PERDONAMOS, OFRECEMOS
INVOCAMOS A MARÍA
NUESTRA MADRE.
NOS DIRIGIMOS AL PADRE
CON JESÚS: PADRE NUESTRO
El Señor os dará su
Espíritu Santo./Ya no temáis, abrid el corazón.
Derramará todo su
amor. (bis)
Él transformará hoy
vuestra vida,/os dará fuerzas para amar.
No perdáis vuestra
esperanza,/Él os salvará.
Él transformará todas
las penas/como a hijos os acogerá.
Abrid vuestros
corazones/a la libertad.
Fortalecerá todo
cansancio/si al orar dejáis que os dé su paz.
Brotará vuestra
alabanza, /Él os hablará.
Os inundará de un
nuevo gozo/con el don de la fraternidad.
Abrid vuestros
corazones/a la libertad.