GUÍA: Domingo
20, ciclo C. Espíritu de Dios, ven sobre nosotros: limpia lo manchado, ilumina
la oscuridad, derrama tu amor en
nuestros corazones. Nos reunimos para orar y abrir nuestro interior al Señor de
la vida en este domingo. Jesús resucitado vive y nos acompaña en este
encuentro. Padre, nuestra oración se eleva hacia ti, te alaba, te da gracias
por toda la semana vivida en tu amor, te bendice. Perdona nuestros desvaríos. SILENCIO DE ADORACIÓN, ALABANZA Y
CONCENTRACIÓN.
Del libro de Jeremías (38,4-6.8-10):
En aquellos días, los príncipes dijeron al rey: «Muera ese Jeremías, porque está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y a todo el pueblo, con semejantes discursos. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia.»
Respondió el rey Sedecías: «Ahí lo tenéis, en vuestro poder: el rey no puede nada contra vosotros.»
Ellos cogieron a Jeremías y lo arrojaron en el aljibe de Malquías, príncipe real, en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. En el aljibe no había agua, sino lodo, y Jeremías se hundió en el lodo.
Ebedmelek salió del palacio y habló al rey: «Mi rey y señor, esos hombres han tratado inicuamente al profeta Jeremías, arrojándolo al aljibe, donde morirá de hambre, porque no queda pan en la ciudad.»
Entonces el rey ordenó a Ebedmelek, el cusita: «Toma tres hombres a tu mando, y sacad al profeta Jeremías del aljibe, antes de que muera.»
En aquellos días, los príncipes dijeron al rey: «Muera ese Jeremías, porque está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y a todo el pueblo, con semejantes discursos. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia.»
Respondió el rey Sedecías: «Ahí lo tenéis, en vuestro poder: el rey no puede nada contra vosotros.»
Ellos cogieron a Jeremías y lo arrojaron en el aljibe de Malquías, príncipe real, en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. En el aljibe no había agua, sino lodo, y Jeremías se hundió en el lodo.
Ebedmelek salió del palacio y habló al rey: «Mi rey y señor, esos hombres han tratado inicuamente al profeta Jeremías, arrojándolo al aljibe, donde morirá de hambre, porque no queda pan en la ciudad.»
Entonces el rey ordenó a Ebedmelek, el cusita: «Toma tres hombres a tu mando, y sacad al profeta Jeremías del aljibe, antes de que muera.»
GUÍA: Jeremías resulta contrario al pueblo y
piden su muerte, el rey lo permite. Algunos se ponen de su parte y logran
liberarlo. Son los trabajos y persecuciones del justo. Dios sin embargo le
acompaña y le salva de sus enemigos. Presentamos al Padre tantas persecuciones
de los justos, también hoy, el pueblo perseguido y sufriente, nosotros mismo en
ocasiones. Confiamos en su misericordia y en su salvación. Nos acogemos a
su favor para todos. Dejemos que su
acción cale todo dolor y persecución. SILENCIO
DE ACOGIDA, PETICIÓN Y ESPERANZA.
De la carta a los Hebreos (12,1-4):
Una nube ingente de testigos nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retiramos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.
Una nube ingente de testigos nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retiramos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.
GUÍA: Jesús también confía en el Padre incluso
en la cruz, frente a sus opresores. Una nube ingente de testigos le rodea a él
y a nosotros, si somos sus testigos. Corramos esta gran carrera con el que nos
precede y nos salva liberándonos del pecado. Confiados en el poder de la cruz,
nazcamos a la persona nueva que es Cristo, quitémonos de todo lo que nos
estorba y nos ata. SILENCIO DE UNIÓN CON
JESÚS, EL PADRE Y EL ESPÍRITU
Del santo evangelio según san Lucas (12,49-53):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»
GUÍA: Los
sentimientos de unión al Padre, crecen en Jesús. Su hora se acerca. Ha venido a llamar a muchos. Habrá
división en la respuesta. Unos con Él otros contra Él. Quiere encender nuestros
corazones con el ardor de su palabra a favor de los hermanos y en la gloria al
Padre. ¿Dónde nos colocamos? ¿Estamos encendidos del fuego de su amor? SILENCIO
DE RECONOCIMIENTO Y TOMA DE POSTURA
CONCLUSIONES
AGRADECEMOS
COMPROMISOS
PADRE NUESTRO con Jesús y toda la humanidad.
CANTAMOS
¡GLORIA A TI POR SIEMPRE,
POR SIEMPRE, POR SIEMPRE!
¡GLORIA A TI POR SIEMPRE,
POR SIEMPRE AMÉN.
Cielo y tierra cantad
himnos al Creador,
decidle al viento y al mar
la gloria del Señor.
ESTRIBILLO.
Pueblos en libertad,
campos en esplendor,
decidle a la humanidad
la gloria del Señor.
ESTRIBILLO.
Siempre yo cantaré,
siempre yo alabaré
las maravillas de Dios,
la gloria del Señor.
ESTRIBILLO.
POR SIEMPRE, POR SIEMPRE!
¡GLORIA A TI POR SIEMPRE,
POR SIEMPRE AMÉN.
Cielo y tierra cantad
himnos al Creador,
decidle al viento y al mar
la gloria del Señor.
ESTRIBILLO.
Pueblos en libertad,
campos en esplendor,
decidle a la humanidad
la gloria del Señor.
ESTRIBILLO.
Siempre yo cantaré,
siempre yo alabaré
las maravillas de Dios,
la gloria del Señor.
ESTRIBILLO.