GUÍA DE ORACIÓN 16-07-17
GUÍA: La
liturgia escoge estas tres palabras: Tierra, semilla, agua. Nuestra tierra está
ahí. Es el lugar donde se da el milagro de la vida. La semilla es el don de la
Palabra de Dios que da fruto. El agua es
el Espíritu, quien fecundiza el conjunto. Hacemos nuestra oración,
presentándonos al Padre. ¿Cómo es nuestra tierra? ¿Qué semilla recibimos?
¿Dejamos actuar al Espíritu?
Visualizamos
estos tres elementos en su situación
relacionada con nosotros. Y a nosotros
dando el fruto que Dios espera. SILENCIO DE ENCUENTRO, DE APERTURA Y ENTREGA.
Del libro de Isaías (55,10-11):
Así dice el Señor: «Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»
Así dice el Señor: «Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»
GUÍA: Isaías
habla del agua que empapa la tierra, hace germinar la semilla y cumple el
encargo de Dios. Qué maravilla realizada en tu vida.
En la presencia de Dios, nos
sentimos hijos y agradecemos su acción a favor de cada uno y de todo el pueblo.
SILENCIO DE PRESENCIA, GENEROSIDAD Y TRANSFORMACIÓN
De la carta
del apóstol san Pablo a los Romanos (8,18-23):
Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
GUÍA: San Pablo ve los trabajos
del ahora. Los ve como proceso dentro del renacer de un mundo nuevo, libre de
la esclavitud de la corrupción, en la libertad de los hijos de Dios. Estamos en
ese proceso, en ese gemido de liberación.
Descubre,
señala tu situación en ese mundo en transformación. El nuevo ser de hijos de
Dios cuenta con nosotros y con el Espíritu de Dios. OREMOS, SILENCIO DE
ACEPTACIÓN, APERTURA, AFIANZAMIENTO.
Del santo evangelio según san Mateo
(13,1-23):
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»
GUÍA: La Palabra
de Dios es la semilla que cae en cada persona. La tierra recibe esa semilla. El
agua y el sol consiguen el fruto, si es bien acogida.
Tu tierra puede dar fruto del ciento
por uno, puede ser de aquellos que no
tienen profundidad. Puede ser sofocada por las zarzas, las piedras y no dar e
fruto esperado.
Observa tu situación, la calidad de
tu tierra y eleva tu oración al Padre Dios.
SILENCIO DE VISUALIZACIÓN, ILUMINACIÓN, AGRADECIMIENTO Y PERDÓN
CENTRAMOS NUESTRA SÍNTESIS.
OFRECEMOS, DAMOS GRACIAS, PEDIMOS PERDÓN Y FUERZA
INVOCAMOS A MARÍA, que nos acompañe
NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS
CANTAMOS
Un sembrador fue a sembrar
lo mejor de su semilla.
Parte caía en el surco;
parte en la orilla.
La primera daba fruto
porque el agua la asistía;
la segunda se agostaba
y se moría.
Ni es culpa del sembrador,
ni es culpa de la semilla.
La culpa estaba en el hombre
y en cómo la recibía. (Bis)
El sembrador que sembraba
desde el comienzo sabía
que dependía del suelo
la suerte de la semilla.
Y sabía el sembrador
que el fruto tiene razones
en los motivos que mueven