viernes, 5 de febrero de 2016



ORACIÓN 7-02-16

GUÍA: Jesús está aquí. Nos convoca y quiere hablarnos. Abrimos nuestro corazón ante Él. Le escuchamos , le pedimos que su Espíritu nos ilumine y avive nuestra fe.  Dejamos serenar nuestro interior, reconocer que la presencia de Dios lo llena todo, nos envuelve, nos espera.  El Espíritu de Dios quiere llegar a nuestro ser. Que su palabra sea bien acogida en nosotros y transforme nuestra vida.  SILENCIO ACOGEDOR, HUMILDE Y CONFIADO.

Del libro de Isaías (6,1-2a.3-8):

El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi serafines en pie junto a él. Y se gritaban uno a otro, diciendo: «¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!» Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo. Yo dije: «¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos.» Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo: «Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.» Entonces, escuché la voz del Señor, que decía: «¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?» Contesté: «Aquí estoy, mándame.»

GUÍA: El profeta Isaías tiene una visión del trono de Dios. Su presencia le produce temor. Se siente impuro ante tan gran santidad. En nuestra oración nos vemos ante el Señor de la vida, del universo. Reconocemos nuestra pequeñez. El ángel purifica nuestros labios, nuestro ser. Oímos  la voz de Dios y dejamos que nuestro corazón dé su respuesta. SILENCIO ADORADOR, DISPONIBLE.

De la primera carta de san Pablo a los Corintios (15,1-11):

Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe. Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los apóstoles; por último, se me apareció también a mí. Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído. 

GUÍA: Pablo nos hace pensar si el evangelio que recibimos nos está salvando.  Cristo murió por nuestros pecados, se apareció…También se nos presenta a nosotros, los creyentes del siglo XXI, en la Palabra. Reconozcamos esta presencia que nos va salvando del mal y nos transforma en personas nuevas. A Pablo lo transformó entonces. Hoy nos toca a nosotros. Que el Espíritu de Dios venga sobre cada uno y llene nuestras vidas con su amor. Como Pablo podemos recorrer el camino que nos ha traído hasta el día de hoy en la fe. Un ejercicio posible es el dibujar la línea de nuestra fe, como una camino. Momentos altos y bajos, lo positivo y lo negativo hasta el presente. ¿Te animas? SILENCIO CREYENTE, AGRADECIDO, CONFIADO.
 
Del santo evangelio según san Lucas (5,1-11):

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. 
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»
Simón contestó: «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.» 
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. 
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.» Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres.» Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

GUÍA: ¿Qué nos dice la Palabra? Aquellos, la orilla del lago, escuchaban la Palabra de Dios. Jesús enseñaba.   Nuestra disposición para escuchar puede ser acogedora o sólo superficial. Valoremos. Jesús dice a Pedro “Rema mar adentro y echad las redes para pescar” ¿Qué significa esto para nosotros? Mar adentro es alejarse de la orilla, del ruido, escucharle. Y luego echar las redes. Como en Isaías hay un encargo: Ir al pueblo, echar las redes para pescar. Escuchemos el eco de esta palabra en nosotros y dejemos que el Espíritu nos ilumine para comprenderla. SILENCIO AMIGO, CONFIADO.

AGRADECEMOS este rato de oración y encuentro.

LO MÁS IMPORTANTE HA SIDO

NUESTRAS PETICIONES

INVOCAMOS AL PADRE con la oración de Jesús. PADRE NUESTRO






CANTAMOS:


MADRE DE LOS CREYENTES.

MADRE DE LOS CREYENTES
QUE SIEMPRE FUISTE FIEL.
DANOS TU CONFIANZA,
DANOS TU FE.
DANOS TU CONFIANZA,
DANOS TU FE.

1. Pasaste por el mundo en medio de tinieblas
sufriendo a cada paso la noche de la fe.
Sintiendo cada día la espada del silencio,
a oscuras padeciste el riesgo de creer.

2. La fe por el desierto a lomos de un asnillo,
la fe cuando en las bodas Jesús se hizo esperar,
la fe cuando pensaron que el Hijo estaba loco,
la fe sobre el calvario al borde de acabar.

3. Guardaste bajo llave las dudas y batallas
formándose el misterio al pie del corazón.
Debajo de tu pecho de amor inagotable
la historia se escribía de nuestra redención.


viernes, 29 de enero de 2016

ORACIÓN 31-01-2016




ORACIÓN 31-01-2016

GUÍA: Padre Dios, estoy, estamos aquí.  Sabemos que Tú estás en medio de nosotros. Estás en la vida de cada día y ahora especialmente te encontramos en el silencio, en nuestro interior. Al sentir tu presencia, te adoramos y damos gracias por la semana que hemos pasado cerca de Tí. Por las veces que te hemos reconocido en las personas y en las situaciones. Danos luz para conocerte y amarte. Deja que tu Espíritu baje sobre nosotros, que aclare nuestras dudas, que nos libre del temor y de todo lo que nos aleja de ti. SILENCIO DE PRESENCIA DE DIOS, AGRADECIMIENTO, PETICIÓN.

Del libro de Jeremías (1,4-5.17-19):

En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles. Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.»

GUÍA: Jeremías recibe la Palabra: Te escogí. Te consagré. No tengas miedo. Te convierto en plaza fuerte. En el silencio se nos comunica esa misma Palabra. Hagamos eco de ella en nosotros. Recibámosla y acojamos lo que quiere de cada uno. Es amor generoso, fortaleza, seguridad. El amor de Dios nos envuelve y cobija. Él nos quiere sus mensajeros, instrumentos donde pueda manifestar su gloria. ¿Cómo será eso? Dijo María.  Y dijo Sí. SILENCIO AGRADECIDO, CONFIADO, ALEGRE.

Hoy se celebra la fiesta de San Juan Bosco, Fundador de la Familia Salesiana. Fue un escogido por Dios para Padre y Maestro de los jóvenes. Damos gloria a Dios por esta elección, por su acción en la  vida de los jóvenes.

 De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):

Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.

GUÍA: Seguimos ente el Señor, escuchando su Palabra. Los carismas son distintos. Cada uno es agraciado por los dones del Señor. Pero todos están en el amor. Confrontemos nuestro ser y actuar con esta palabra. ¿El amor está en todo lo que hacemos? Danos, Señor tu Espíritu de amor y que actúe en el mundo a través de nuestras manos. SILENCIO ACOGEDOR, MISERICORDIOSO,

 Del santo evangelio según san Lucas (4,21-30):

En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»
Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.»
Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.


GUÍA: Seguimos la narración de la presencia de Jesús en la sinagoga de su pueblo. La gente se admira de su sabiduría. Luego la situación se complica y casi lo despeñan. No basta admirar, es necesario tener un corazón bueno.  No importa la procedencia, importa el corazón. Nuestro encuentro con Jesús puede ser auténtico, desde el corazón, o no tanto. Puestos ante Él, dejemos que su bondad y misericordia convierta nuestros corazones. Acojamos su presencia y su perdón. ¿Nos dejamos encontrar? SILENCIO  AMIGO, CONFIADO, CREYENTE.

OFRECEMOS al Padre nuestra oración y compromiso.

PRESENTAMOS nuestras peticiones.

UNIDOS  a toda la humanidad, desde todos los corazones hacemos la oración de Jesús: PADRE NUESTRO

INVOCAMOS A MARÍA, nuestra madre.


MADRE OYEME 
Madre óyeme, mi plegaria es un grito en la noche 
Madre guíame en la noche de mi juventud 

Madre sálvame, mil peligros acechan mi vida 
Madre lléname, de esperanza, de amor y de fe. 

Madre guíame, en las sombras no encuentro el camino 
Madre llévame, que a tu lado feliz estaré 

Madre una flor, una flor con espinas que es bella 
Madre una amor, un amor que ha empezado a nacer 

Madre sonreír, sonreír aunque llore en el alma 
Madre construir, caminar aunque vuelva a caer. 
Madre solo soy el anhelo y la carne que lucha 
Madre tuyo soy, en tus manos me vengo a poner 

Madre óyeme, mi plegaria es un grito en la noche 
Madre guíame en la noche de mi juventud.

viernes, 22 de enero de 2016

ORACIÓN 24-01-2016


 ORACIÓN 24-01-2016

GUÍA: Hoy es un día consagrado a nuestro Dios. Nos ponemos ante ti, Señor. Tú vienes a nosotros. Es el momento del encuentro contigo. Ayúdanos a reconocerte, a oír tu voz. Espíritu de Dios danos luz y corazón humilde para estar ante ti y encontrarte en nosotros. Encontrar tu presencia que nos acompaña siempre pero que se hace más clara en el silencio y en la oración. Padre, te reconocemos, junto con Jesús. Te amamos junto con el Espíritu que Tú mismo nos regalas. Jesús enséñanos a orar como enseñaste a tus discípulos. Dejamos que cada una de estas peticiones como un foco de luz ilumine el  interior de nuestro ser. SILENCIO PACIFICADOR, CONFIADO, ATENTO.

Del libro de Nehemías (8,2-4a.5-6.8-10):

Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo –pues se hallaba en un puesto elevado– y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «Amén, amén.» Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: «Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis.» Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley. 
Y añadieron: «Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza.»
GUÍA: Bendecimos a Dios que se comunica a través de la Palabra. Como entonces admiramos su gloria y su presencia. Hoy es un día consagrado al Señor. No hagáis duelo ni lloréis. La alegría en el señor es nuestra fortaleza. Confiamos que también hoy se hace realidad esta Palabra. Dios está con nosotros y nos acompaña en su Hijo. La paz del corazón, la seguridad en el amor de Dios nos produce alegría. Nos empapa de su misericordia. Acojamos su amor y compartámoslo a nuestro alrededor. SILENCIO AMOROSO, PROFUNDO, COMPARTIDO.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,12-30):

Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. El cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo. Si el pie dijera: «No soy mano, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: «No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso. Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os necesito.» Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan. Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían. Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan. Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos  don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?
GUÍA: Somos un solo cuerpo de Cristo. Cristo queda completado con cada uno de sus miembros. Nosotros completamos el cuerpo de Cristo. Cada uno  con su función dentro del conjunto. Cada uno realiza su misión y hace presente a Cristo en el momento actual. Asimilar este mensaje es importante. Dios nos ha distribuido en la Iglesia. Valoremos nuestro lugar y demos dignidad a ese miembro que hoy representamos. SILENCIO, TOMA DE CONCIENCIA DE LA PROPIA EXISTENCIA Y MISIÓN. AGRADECIMIENTO.

Del santo evangelio según san Lucas (1,1-4;4,14-21):

Excelentísimo Teófilo: Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mi, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. 
Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
GUÍA: Volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu. Nosotros volvemos día a día a nuestra Galilea. Volvemos a la vida que se nos ha confiado para activarla, para purificarla, para hacerla fecunda. Somos una parte del cuerpo de Cristo que cumple la Palabra y puede decir: El Espíritu del Señor está sobre mí para dar libertad a los oprimidos…Avivemos nuestra fe,  acojamos al Espíritu dócilmente y con energía. SILENCIO ACOGEDOR, DÓCIL, EMPEÑATIVO.

PRESENTAMOS nuestros sentimientos al Señor y pedimos fuerza para llevarlos a la práctica.

PEDIMOS por las necesidades del mundo.

PADRE NUESTRO Nos unimos a todos los cristianos, con la oración de Jesús.

MARÍA NOS ACOMPAÑA.

CANTAMOS:
El Espíritu de Dios  
Está en este lugar 
El Espíritu de Dios 
Se mueve en este lugar 

Está aquí para consolar 
Está aquí para liberar 
Está aquí para guiar 
El Espíritu de Dios está aquí 
                               
Coro: 
Quédate en mí, Quédate en mi 
Toca mi mente, mi corazón 
Llena mi vida de tu amor 


Fuente: musica.com
Letra añadida por gooksound


viernes, 15 de enero de 2016

ORACIÓN 17-01-2016



ORACIÓN 17-01-2016

GUÍA: Buenos días, Señor. Nos llamas a encontrarnos contigo. Hemos venido. ¿Cómo estás? ¿Cómo estoy? Quiero reconocerte en la vida, en mi vida. Espíritu Santo, ilumínanos con tu luz. María, Madre de Jesús, enséñanos a orar. Dejamos que la presencia del Espíritu llene nuestro ser y nos dé la experiencia de hijos que el Padre Dios nos concede. En el silencio reconocemos al Padre que nos llama hijos amados, al Hijo, Jesús que nos acompaña en nuestra marcha hacia el Padre, al Espíritu que nos fortalece en la fe y nos consagra en su Bautismo. SILENCIO DE RECONOCIMIENTO, DE AMOR, DE ADORACIÓN.

Del libro de Isaías (62,1-5):

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.
GUÍA: Isaías presenta la acción de Dios sobre Jerusalén. Te pondrán un nombre nuevo. Serás su favorita, porque el Señor te prefiere a ti. Dios encontrará su alegría contigo. Es un canto de admiración ante el amor de Dios hacia Jerusalén. Como Palabra de Dios que se nos dirige hoy, podemos escucharla dirigida hacia cada uno de los creyentes: El amor de Dios que nos espera, que nos llama por nuestro nombre, que nos escoge para una misión en la vida. Personalicemos las palabras y sintamos el cariño de Padre. SILENCIO CAPTATIVO, AGRADECIDO, DE RESPUESTA.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,4-11):
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A éste le han concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas. El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece.
GUÍA: Al leer o escuchar esta lectura de Pablo recogemos sus palabras. El Espíritu se manifiesta en cada uno. Nuestra oración nos hace comprender los dones que cada uno ha recibido para el bien común. Los dones son muchos pero es el mismo Espíritu el que obra todo en todos.  ¿Qué encontramos en nuestro interior? ¿Cómo se nos hace presente Dios en su Espíritu? Agradecemos su presencia, su amor que nos impulsa al bien, que fortalece nuestra fe. SILENCIO ACOGEDOR, AGRADECIDO
Del santo evangelio según san Juan (2,1-11):

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino.»
Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.»
Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga.»
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.» 
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.»
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.
GUÍA: En este silencio agradecido por el don del Espíritu, nos llega el mensaje de las Bodas de Caná. Jesús se encuentra allí. Ha participado en la fiesta. María le habla de la situación que pasan los nuevos esposos. Se ha acabado el vino. Están en dificultad. Aplicado a nuestra vida, podemos encontrar situaciones difíciles. María puede hacer de intermediaria. Presentar la situación a Jesús para que atienda nuestro momento. Ella habla a Jesús y también a los criados: Haced lo que os diga. En nuestra situación, veamos cómo estamos. ¿Tenemos vino suficiente, entusiasmo, esfuerzo, amor? ¿Hacemos lo que Él diga?. La solución viene de la mano de María y de hacer lo que Jesús diga. Estudiemos nuestro caso y confiados en la palabra de Jesús, actuemos. Él cuenta con nosotros pero va delante en el sí. SILENCIO ALENTADOR, COMPROMETIDO, CONFIADO.

LO QUE NOS HA AYUDADO es…

PRESENTAMOS LAS NECESIDADES.

INVOCAMOS A MARÍA como madre y amiga.

PADRE NUESTRO: Repetimos la oración de Jesús con todo nuestro mundo.


CANTAMOS:

Madre de los pobres, los humildes y sencillos
de los tristes y los niños que confían siempre en Dios.
Tú la más pobre porque nada ambicionaste.
Tú, perseguida, vas huyendo de Belén.
Tú que en un pesebre ofreciste al rey del cielo.
Toda tu riqueza fue tenerle sólo a Él.
CORO
Tú, en sus manos sin temor te abandonaste.
Tú que aceptaste ser esclava del Señor.
Vas entonando un poema de alegría:
canta, alma mía, porque Dios me engrandeció.
CORO
Tú que has vivido el dolor y la pobreza,
Tú que has sufrido en la noche sin hogar.
Tú que eres madre de los pobres olvidados,
eres el consuelo del que reza en su llorar.
CORO



viernes, 8 de enero de 2016

ORACIÓN 10-01-16


                                                                                               
 ORACIÓN 10-01-16


GUÍA:  Estamos  ante ti, Señor. Tu  presencia nos llama. Pasa el tiempo y sigues contando con nosotros. Deja que te reconozcamos y contemplemos tu rostro. Has venido en Navidad a los que te esperaban. Acampas entre nosotros. Te has abajado para compartir nuestra humanidad. Nos tiendes la mano y nos haces hermanos. Queremos comprender tanta grandeza y tanto amor. Contemplarte nos conduce al misterio y a la cercanía. Busquemos nuestra posición ante esta llegada de Jesús. SILENCIO REVERENTE, CONTEMPLATIVO Y ADORADOR.

Del libro del profeta Isaías (42,1-4.6-7):

Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan en las tinieblas.»
 
GUÍA: El profeta Isaías nos presenta al siervo de Yahvé. Nos presenta al Hijo, gran modelo para  la tierra. Su espíritu ha sido puesto sobre Él, como luz de las naciones. Te he cogido de la mano, te he hecho alianza de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, liberes a los esclavizados. Sintamos la acción del Espíritu sobre él  y sobre cada uno de nosotros. Confiemos en su palabra salvadora. ¿Qué nos dice a nosotros? SILENCIO ACOGEDOR, CONFIADO, CREYENTE.

Del libro de los Hechos de los apóstoles (10,34-38):

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.»

GUÍA: Pedro presenta la forma de actuar de Dios: No hace distinciones, acepta al que practica la justicia, en cualquier  nación. Jesús,  el ungido por Dios, pasó haciendo el bien, curando…porque Dios estaba con Él. Visualicemos a Jesús en el Jordán, con el poder del Espíritu, haciendo el bien y curando. Sintamos su cercanía y la fuerza del espíritu también sobre nosotros. Pidamos que actúe en nosotros y siga trabajando en el mundo. Que podamos ser sus colaboradores. ¿Dónde? SILENCIO HUMILDE, ESPERANZADO.

Del santo evangelio según san Lucas (3,15-16.21-22):

En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.» 
En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.»

GUÍA: ¿Qué nos ha dicho esta Palabra?  Expectación en el pueblo. Esperaban al Mesías, ¿sería éste? Pero Juan les  indica a otro que les bautizará con Espíritu Santo y fuego. Pasa su testigo a otro que puede más que él. Testigo de la verdad. No se aprovecha de la situación. La fuerza de Dios se manifestará en un Bautismo de Espíritu Santo y fuego. Acojamos esta palabra.
En el Bautismo de Jesús se da el Bautismo con Espíritu Santo y la voz del cielo: Tú eres mi Hijo, el predilecto. Una experiencia grandiosa para Jesús. Contemplemos cómo la experimenta y la recibe. ¿Cómo experimentamos nosotros la cercanía de Dios en la oración, en la Eucaristía, en la Palabra y en el hermano? SILENCIO ORANTE, ABIERTO A LA PALABRA.

FRASES PARA RECORDAR

PETICIONES

PADRE NUESTRO unidos a todos los cristianos

INVOCAMOS A MARÍA como madre y amiga.

CANTAMOS

Señor enseñanos a orar,
MIm           SIm
A hablar con nuestro padre Dios.
  LAm     DO
Señor enseñanos a orar,
LAm         RE7
a abrir las manos ante tí.

   SOL      SIm
1. Orar con limpio corazón
  MIm      SIm
que sólo cante para tí.
  LAm      DO
Con la mirada puesta en tí.
  LAm     RE7
Dejando que hables, Señor.
  SOL     SIm 
Orar buscando la verdad.
  MIm        SIm
Cerrar los ojos para ver.
  LAm      DO
Dejarnos seducir, Señor,
  LAm       RE7
andar por tus huellas de paz.

2. Orar hablándote de tí,
de tu silencio y de tu voz,
de tu presencia que es calor.
Dejarnos descubrir por ti.
orar tambien en sequedad.
Las manos en tu hombro, Señor.
Mirarte con sinceridad.

Aquí nos tienes, háblanos.