viernes, 22 de enero de 2016

ORACIÓN 24-01-2016


 ORACIÓN 24-01-2016

GUÍA: Hoy es un día consagrado a nuestro Dios. Nos ponemos ante ti, Señor. Tú vienes a nosotros. Es el momento del encuentro contigo. Ayúdanos a reconocerte, a oír tu voz. Espíritu de Dios danos luz y corazón humilde para estar ante ti y encontrarte en nosotros. Encontrar tu presencia que nos acompaña siempre pero que se hace más clara en el silencio y en la oración. Padre, te reconocemos, junto con Jesús. Te amamos junto con el Espíritu que Tú mismo nos regalas. Jesús enséñanos a orar como enseñaste a tus discípulos. Dejamos que cada una de estas peticiones como un foco de luz ilumine el  interior de nuestro ser. SILENCIO PACIFICADOR, CONFIADO, ATENTO.

Del libro de Nehemías (8,2-4a.5-6.8-10):

Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo –pues se hallaba en un puesto elevado– y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «Amén, amén.» Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: «Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis.» Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley. 
Y añadieron: «Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza.»
GUÍA: Bendecimos a Dios que se comunica a través de la Palabra. Como entonces admiramos su gloria y su presencia. Hoy es un día consagrado al Señor. No hagáis duelo ni lloréis. La alegría en el señor es nuestra fortaleza. Confiamos que también hoy se hace realidad esta Palabra. Dios está con nosotros y nos acompaña en su Hijo. La paz del corazón, la seguridad en el amor de Dios nos produce alegría. Nos empapa de su misericordia. Acojamos su amor y compartámoslo a nuestro alrededor. SILENCIO AMOROSO, PROFUNDO, COMPARTIDO.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,12-30):

Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. El cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo. Si el pie dijera: «No soy mano, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: «No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso. Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os necesito.» Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan. Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían. Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan. Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos  don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?
GUÍA: Somos un solo cuerpo de Cristo. Cristo queda completado con cada uno de sus miembros. Nosotros completamos el cuerpo de Cristo. Cada uno  con su función dentro del conjunto. Cada uno realiza su misión y hace presente a Cristo en el momento actual. Asimilar este mensaje es importante. Dios nos ha distribuido en la Iglesia. Valoremos nuestro lugar y demos dignidad a ese miembro que hoy representamos. SILENCIO, TOMA DE CONCIENCIA DE LA PROPIA EXISTENCIA Y MISIÓN. AGRADECIMIENTO.

Del santo evangelio según san Lucas (1,1-4;4,14-21):

Excelentísimo Teófilo: Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mi, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. 
Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
GUÍA: Volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu. Nosotros volvemos día a día a nuestra Galilea. Volvemos a la vida que se nos ha confiado para activarla, para purificarla, para hacerla fecunda. Somos una parte del cuerpo de Cristo que cumple la Palabra y puede decir: El Espíritu del Señor está sobre mí para dar libertad a los oprimidos…Avivemos nuestra fe,  acojamos al Espíritu dócilmente y con energía. SILENCIO ACOGEDOR, DÓCIL, EMPEÑATIVO.

PRESENTAMOS nuestros sentimientos al Señor y pedimos fuerza para llevarlos a la práctica.

PEDIMOS por las necesidades del mundo.

PADRE NUESTRO Nos unimos a todos los cristianos, con la oración de Jesús.

MARÍA NOS ACOMPAÑA.

CANTAMOS:
El Espíritu de Dios  
Está en este lugar 
El Espíritu de Dios 
Se mueve en este lugar 

Está aquí para consolar 
Está aquí para liberar 
Está aquí para guiar 
El Espíritu de Dios está aquí 
                               
Coro: 
Quédate en mí, Quédate en mi 
Toca mi mente, mi corazón 
Llena mi vida de tu amor 


Fuente: musica.com
Letra añadida por gooksound


9 comentarios:

  1. Estamos invitados a ser cuerpo de Cristo en nuestra sociedad. Nuestra oración se hace más profunda contando con su amor misericordioso.

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  2. "Hoy es un día consagrado a nuestro Dios. Nos ponemos ante ti, Señor." Tu presencia nos personaliza y conforta. Consagramos este día a tu amor y queremos extenderlo a los demás. Tu misericordia llena la tierra.

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  3. "Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros," Todo el cuerpo se alegra o sufre en cada uno de los miembros. Así el cuerpo de Cristo, unos con otros promovemos el bien o el mal. Nuestro actuar repercute en los demás. ¿Aportamos bienestar a todos los demás? Danos, Jesús, la alegría de tu amor.

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  4. "No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza." Reconocer la acción de Dios nos produce alegría y gozo. El estar seguros de que Dios nos ama y acompaña en las tareas que nos encarga aumenta nuestro gozo y nos da la fortaleza necesaria para llevarlas adelante. Compartamos esta alegría.

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  5. Pues sí, todos somos muy valiosos para El Señor El Espíritu del Señor está en cada uno de nosotros. Nos alegramos con las alegrías de los demás y sufrimos con los demás también porque creo que el Espíritu de Dios crea vínculos muy profundos entre nosotros. Valoramos a los demás por lo que son. Y sabemos que todos tenemos una misión en la iglesia. La mía es ahora la oración Un abrazo para todos, y un abrazo especialmente para tí Emilia. Te escribo.

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    1. Muy bien por tu participación. Me alegro. Hoy la lectura habla de la semilla de la Palabra que cae en nuestra tierra. Que seamos buena tierra para dar el fruto que Dios espera de cada uno. Bendiciones.

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  6. "Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra." El sentido de adoración también existe en nuestra vida. Ante los hechos de Dios, nos sentimos pequeños y adoramos. Es el reconocimiento y el sentimiento de hijos lo que nos mantiene en su presencia. Que la alegría de Dios nos acompañe.

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  7. "Quédate en mí,Toca mi mente, mi corazón, Llena mi vida de tu amor" Podemos decir esta oración con el canto. Repetirlo como frase a lo largo del día. El Señor nos escucha. Confiemos en Él.

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  8. "anunciar a los cautivos la libertad" El Espíritu de Dios sigue moviendo los corazones. Que todos seamos capaces de gozar de esa libertad del Espíritu.

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