GUÍA: Hoy es un día consagrado
a nuestro Dios. Nos ponemos ante ti, Señor. Tú vienes a nosotros. Es el momento
del encuentro contigo. Ayúdanos a reconocerte, a oír tu voz. Espíritu de Dios
danos luz y corazón humilde para estar ante ti y encontrarte en nosotros.
Encontrar tu presencia que nos acompaña siempre pero que se hace más clara en
el silencio y en la oración. Padre, te reconocemos, junto con Jesús. Te amamos
junto con el Espíritu que Tú mismo nos regalas. Jesús enséñanos a orar como
enseñaste a tus discípulos. Dejamos que cada una de estas peticiones como un
foco de luz ilumine el interior de
nuestro ser. SILENCIO PACIFICADOR, CONFIADO, ATENTO.
Del libro de Nehemías (8,2-4a.5-6.8-10):
Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo –pues se hallaba en un puesto elevado– y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «Amén, amén.» Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: «Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis.» Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley.
Y añadieron: «Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza.»
Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo –pues se hallaba en un puesto elevado– y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «Amén, amén.» Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: «Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis.» Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley.
Y añadieron: «Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza.»
GUÍA: Bendecimos a Dios que se comunica a través de
la Palabra. Como entonces admiramos su gloria y su presencia. Hoy es un día
consagrado al Señor. No hagáis duelo ni lloréis. La alegría en el señor es
nuestra fortaleza. Confiamos que también hoy se hace realidad esta Palabra.
Dios está con nosotros y nos acompaña en su Hijo. La paz del corazón, la
seguridad en el amor de Dios nos produce alegría. Nos empapa de su
misericordia. Acojamos su amor y compartámoslo a nuestro alrededor. SILENCIO AMOROSO, PROFUNDO, COMPARTIDO.
Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos
miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo
cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y
libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo.
Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. El cuerpo tiene muchos miembros, no
uno solo. Si el pie dijera: «No soy mano, luego no formo parte del cuerpo»,
¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: «No soy ojo, luego
no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el
cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo
olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él
quiso. Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Los miembros
son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a la
mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os
necesito.» Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios.
Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los
tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan.
Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que
menos valían. Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros
por igual se preocupan unos de otros. Cuando un miembro sufre, todos sufren con
él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan. Pues bien, vosotros sois
el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Y Dios os ha distribuido en la
Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el
tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la
beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas. ¿Acaso son todos
apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros?
¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan
todos en lenguas o todos las interpretan?
GUÍA: Somos un solo cuerpo de
Cristo. Cristo queda completado con cada uno de sus miembros. Nosotros
completamos el cuerpo de Cristo. Cada uno
con su función dentro del conjunto. Cada uno realiza su misión y hace
presente a Cristo en el momento actual. Asimilar este mensaje es importante.
Dios nos ha distribuido en la Iglesia. Valoremos nuestro lugar y demos dignidad
a ese miembro que hoy representamos. SILENCIO,
TOMA DE CONCIENCIA DE LA PROPIA EXISTENCIA Y MISIÓN. AGRADECIMIENTO.
Del santo evangelio según san Lucas (1,1-4;4,14-21):
Excelentísimo Teófilo: Muchos han emprendido la
tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros,
siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos
oculares y luego predicadores de la palabra. Yo también, después de comprobarlo
todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden,
para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mi, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él.
Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mi, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él.
Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
GUÍA: Volvió a Galilea con la
fuerza del Espíritu. Nosotros volvemos día a día a nuestra Galilea. Volvemos a
la vida que se nos ha confiado para activarla, para purificarla, para hacerla
fecunda. Somos una parte del cuerpo de Cristo que cumple la Palabra y puede
decir: El Espíritu del Señor está sobre mí para dar libertad a los
oprimidos…Avivemos nuestra fe, acojamos
al Espíritu dócilmente y con energía. SILENCIO
ACOGEDOR, DÓCIL, EMPEÑATIVO.
PRESENTAMOS nuestros sentimientos al
Señor y pedimos fuerza para llevarlos a la práctica.
PEDIMOS por las necesidades del mundo.
PADRE NUESTRO Nos unimos a todos los
cristianos, con la oración de Jesús.
MARÍA NOS ACOMPAÑA.
CANTAMOS:
Fuente:
musica.com
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Estamos invitados a ser cuerpo de Cristo en nuestra sociedad. Nuestra oración se hace más profunda contando con su amor misericordioso.
ResponderEliminar"Hoy es un día consagrado a nuestro Dios. Nos ponemos ante ti, Señor." Tu presencia nos personaliza y conforta. Consagramos este día a tu amor y queremos extenderlo a los demás. Tu misericordia llena la tierra.
ResponderEliminar"Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros," Todo el cuerpo se alegra o sufre en cada uno de los miembros. Así el cuerpo de Cristo, unos con otros promovemos el bien o el mal. Nuestro actuar repercute en los demás. ¿Aportamos bienestar a todos los demás? Danos, Jesús, la alegría de tu amor.
ResponderEliminar"No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza." Reconocer la acción de Dios nos produce alegría y gozo. El estar seguros de que Dios nos ama y acompaña en las tareas que nos encarga aumenta nuestro gozo y nos da la fortaleza necesaria para llevarlas adelante. Compartamos esta alegría.
ResponderEliminarPues sí, todos somos muy valiosos para El Señor El Espíritu del Señor está en cada uno de nosotros. Nos alegramos con las alegrías de los demás y sufrimos con los demás también porque creo que el Espíritu de Dios crea vínculos muy profundos entre nosotros. Valoramos a los demás por lo que son. Y sabemos que todos tenemos una misión en la iglesia. La mía es ahora la oración Un abrazo para todos, y un abrazo especialmente para tí Emilia. Te escribo.
ResponderEliminarMuy bien por tu participación. Me alegro. Hoy la lectura habla de la semilla de la Palabra que cae en nuestra tierra. Que seamos buena tierra para dar el fruto que Dios espera de cada uno. Bendiciones.
Eliminar"Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra." El sentido de adoración también existe en nuestra vida. Ante los hechos de Dios, nos sentimos pequeños y adoramos. Es el reconocimiento y el sentimiento de hijos lo que nos mantiene en su presencia. Que la alegría de Dios nos acompañe.
ResponderEliminar"Quédate en mí,Toca mi mente, mi corazón, Llena mi vida de tu amor" Podemos decir esta oración con el canto. Repetirlo como frase a lo largo del día. El Señor nos escucha. Confiemos en Él.
ResponderEliminar"anunciar a los cautivos la libertad" El Espíritu de Dios sigue moviendo los corazones. Que todos seamos capaces de gozar de esa libertad del Espíritu.
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