viernes, 28 de abril de 2017

RESUCITA PARA TI




GUÍA DE ORACIÓN 30-04-17       
                                                    
GUÍA: Vamos recorriendo las apariciones estos días. Jesús, hoy te haces presente resucitado a cada uno de nosotros. ¿Qué nos dices? ¿Cómo lo haces? Centremos nuestra mente y corazón en Jesús que nos pregunta a dónde vamos y de qué hablamos. En el interior demos la respuesta: a dónde nos dirigimos y cuáles son nuestras preocupaciones más profundas. SILENCIO DE ENCUENTRO CON JESÚS Y DE RESPUESTA A SUS INTERROGANTES.


Del libro de los Hechos de los Apóstoles (2,14.22-33):

EL día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y con toda solemnidad declaró: «Judíos y vecinos todos de Jerusalén, enteraos bien y escuchad atentamente mis palabras.
A Jesús el Nazareno, varón acreditado por Dios ante vosotros con los milagros, prodigios y signos que Dios realizó por medio de él, como vosotros mismos sabéis, a este, entregado conforme al plan que Dios tenía establecido y previsto, lo matasteis, clavándolo a una cruz por manos de hombres inicuos. Pero Dios lo resucitó, librándolo de los dolores de la muerte, por cuanto no era posible que esta lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él:
“Veía siempre al Señor delante de mí, pues está a mi derecha para que no vacile.
Por eso se me alegró el corazón, exultó mi lengua, y hasta mi carne descansará esperanzada.
Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente corrupción.
Me has enseñado senderos de vida, me saciarás de gozo con tu rostro”.
Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: el patriarca David murió y lo enterraron, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios “le había jurado con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo”, previéndolo, habló de la resurrección del Mesías cuando dijo que “no lo abandonará en el lugar de los muertos” y que “su carne no experimentará corrupción”. A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
Exaltado, pues, por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo».


GUÍA: Escuchamos a San Pedro que explica la victoria de Jesús sobre la muerte y cómo ha sido resucitado por el Padre. Jesús ha recibido el Espíritu Santo y lo ha derramado sobre los discípulos. Esto es lo que estáis viendo: su acción en el grupo de la primitiva iglesia. ¿Podemos decir también nosotros lo mismo: Mirad lo que estáis viendo, su acción entre nosotros? SILENCIO DE CONSTATACIÓN Y AGRADECIMIENTO.

De la primera carta del apóstol san Pedro (1,17-21):

Queridos hermanos: Puesto que podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente según las obras de cada uno, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación, pues ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil, heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios.


GUÍA: San Pedro habla a los presentes de la imparcialidad del Padre frente al proceder de cada persona. Habéis sido redimidos con la sangre de  Cristo. Por Cristo, creéis en Dios. Habéis puesto vuestra fe y esperanza en Él. Nos lo dice también a nosotros.   Asumamos este mensaje, hagámoslo nuestro. SILENCIO DE ATENCIÓN AL MENSAJE, DE RESPUESTA EN LA FE.

Del santo evangelio según san Lucas (24,13-35):

Aquel  mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios;
iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».
Ellos se detuvieron con aire entristecido, Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: «Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?».
Él les dijo: «¿Qué?».
Ellos le contestaron:
«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».
Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?».
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.
Llegaron cerca de la aldea a donde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.
Pero él desapareció de su vista.
Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».
Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.


GUÍA: Vamos de camino, como los discípulos de Emaús. ¿Discutimos y no reconocemos al que nos acompaña? Descubrimos en las Escrituras la llamada a fe. ¿Somos capaces de constatar, como aquellos discípulos: Es verdad, el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Pedro? SILENCIO DE  ACLARACIÓN  Y CONFIRMACIÓN EN LA FE. DE DESCUBRIMIENTO DEL JESÚS RESUCITADO EN LA FRACCIÓN DEL PAN, EN LA COMUNIÓN
   
SINTETIZAMOS NUESTRA ORACIÓN. Una frase para recordar.

PEDIMOS, OFRECEMOS,  AGRADECEMOS, ADORAMOS.

PADRE NUESTRO  con Jesús.

INVOCAMOS A MARÍA, nuestra madre.    

CANTAMOS
Letra de Resucitó, de Kiko Arguello
Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!
Aleluya, aleluya, aleluya, ¡Resucitó!
La muerte, dónde está la muerte,
 dónde está mi muerte, dónde su victoria.
Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!
Gracias, sean dadas al Padre, que nos pasó a Su Reino,
 donde se vive de Amor.
 Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!
 Alegría, alegría, hermanos,
que si hoy nos queremos, es que Resucitó.
 Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!
Si con Él morimos, con Él vivimos,
 con Él cantamos: ¡Aleluya! Aleluya, aleluya, aleluya,
 ¡Resucitó! Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!





miércoles, 26 de abril de 2017

APARICIONES DEL RESUCITADO




El  catecismo nos presenta las apariciones de Jesús Resucitado. Las citas se pueden confrontar y leer sobre los textos. 

Al repasar estos puntos afianzas tu fe en la resurrección.


Las apariciones del Resucitado

641 María Magdalena y las santas mujeres, que venían de embalsamar el cuerpo de Jesús
(Cf. Mc 16,1; Lc 24, 1) enterrado aprisa en la tarde del Viernes Santo por la llegada del
Sábado (Cf. Jn 19, 31. 42) fueron las primeras en encontrar al Resucitado (Cf. Mt 28, 9-
10;Jn 20, 11-18). Así las mujeres fueron las primeras mensajeras de la Resurrección de
Cristo para los propios Apóstoles (Cf. Lc 24, 9-10). Jesús se apareció enseguida a ellos,
primero a Pedro, después a los Doce (Cf. 1 Co 15, 5). Pedro, llamado a confirmar en la fe a
sus hermanos (Cf. Lc 22, 31-32), ve por tanto al Resucitado antes que los demás y sobre su
testimonio es sobre el que la comunidad exclama: "¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se
ha aparecido a Simón!" (Lc 24, 34).

642 Todo lo que sucedió en estas jornadas pascuales compromete a cada uno de los
Apóstoles - y a Pedro en particular - en la construcción de la era nueva que comenzó en la
mañana de Pascua. Como testigos del Resucitado, los apóstoles son las piedras de
fundación de su Iglesia. La fe de la primera comunidad de creyentes se funda en el
testimonio de hombres concretos, conocidos de los cristianos y, para la mayoría, viviendo
entre ellos todavía. Estos "testigos de la Resurrección de Cristo" (Cf. Hch 1, 22) son ante
todo Pedro y los Doce, pero no solamente ellos: Pablo habla claramente de más de
quinientas personas a las que se apareció Jesús en una sola vez, además de Santiago y de
todos los apóstoles (Cf. 1 Co 15, 4-8).

643 Ante estos testimonios es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del
orden físico, y no reconocerlo como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe
de los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y de la muerte en cruz de su
Maestro, anunciada por él de antemano(Cf. Lc 22, 31-32). La sacudida provocada por la
pasión fue tan grande que los discípulos (por lo menos, algunos de ellos) no creyeron tan
pronto en la noticia de la resurrección. Los evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad
arrobada por una exaltación mística, los evangelios nos presentan a los discípulos abatidos
("la cara sombría": Lc 24, 17) y asustados (Cf. Jn 20, 19). Por eso no creyeron a las santas
mujeres que regresaban del sepulcro y "sus palabras les parecían como desatinos" (Lc 24,
11; Cf. Mc 16, 11. 13). Cuando Jesús se manifiesta a los once en la tarde de Pascua "les
echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes le
habían visto resucitado" (Mc 16, 14).



644 Tan imposible les parece la cosa que, incluso puestos ante la realidad de Jesús
resucitado, los discípulos dudan todavía (Cf. Lc 24, 38): creen ver un espíritu (Cf. Lc 24,
39). "No acaban de creerlo a causa de la alegría y estaban asombrados" (Lc 24, 41). Tomás
conocerá la misma prueba de la duda (Cf. Jn 20, 24-27) y, en su última aparición en Galilea
referida por Mateo, "algunos sin embargo dudaron" (Mt 28, 17). Por esto la hipótesis según
la cual la resurrección habría sido un "producto" de la fe (o de la credulidad) de los
apóstoles no tiene consistencia. Muy al contrario, su fe en la Resurrección nació - bajo la
acción de la gracia divina - de la experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado.

Reflexionamos y nos ponemos ante Jesús resucitado para visualizarle, dejarnos mirar por él y escuchar su palabra que como a los discípulos, nos dice: ¡Paz a vosotros!. 

Su paz se derrama en cada uno de los creyentes y recrea su interior.





viernes, 21 de abril de 2017

¡NO SEAS INCRÉDULO!



GUÍA DE  ORACIÓN 23-04-17

GUÍA: La resurrección de Jesús cambió todo en Jerusalén y en el grupo de los discípulos. Nuestra oración también se siente  impactada por el hecho de la resurrección. ¿Qué efectos compruebas en ti mismo por este suceso? Repásalos en el silencio y contempla a Jesús que llega a ti con vida nueva y las señales de los clavos en sus manos. ¿Eres capaz de recibir su resurrección? SILENCIO DE CONTEMPLACIÓN, DE UNIÓN Y DE ENVÍO.

Del libro de los Hechos de los apóstoles (2,42-47):

LOS hermanos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones.
Todo el mundo estaba impresionado, y los apóstoles hacían muchos prodigios y signos. Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno.
Con perseverancia acudían a diario al templo con un mismo espíritu, partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón; alababan a Dios y eran bien vistos de todo el pueblo; y día tras día el Señor iba agregando a los que se iban salvando.

GUÍA: Todos estaban impresionados por la muerte de Jesús, por su resurrección y por los signos que hacían los apóstoles en Jerusalén. ¿Qué nos impresiona a nosotros de la resurrección y su presencia en nuestra vida?¿Cuáles son tus sentimientos en todo el conjunto?. Deja que tu corazón se una a esa impresión, exprese lo mejor de sí mismo y escuche al resucitado que se te presenta y pide fe. SILENCIO DE ADHESIÓN A JESÚS, DE FE Y COMPROMISO.  

De la primera carta del apóstol san Pedro (1,3-9):

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesucristo, que, por su gran misericordia, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha regenerado para una esperanza viva; para una herencia incorruptible, intachable e inmarcesible, reservada en el cielo a vosotros, que, mediante la fe, estáis protegidos con la fuerza de Dios; para una salvación dispuesta a revelarse en el momento final.
Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un Poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe: la salvación de vuestras almas.

GUÍA: El Padre, por la resurrección de Jesucristo, nos ha hecho nacer a una esperanza viva. La fuerza de Dios nos custodia en la fe. La vida es manifestación de esta fuerza en la fe, y consecución de la salvación. ¿Cómo experimentas estas frases? Que estas palabras calen nuestra conciencia. Deja que ocupen tu ser un rato y veas cómo sucede todo eso en ti, en tu vida. SILENCIO DE FE, DE EXPERIENCIA, DE VIDA Y DE AMOR VIGILANTE.

Del santo evangelio según san Juan (20,19-31):

AL anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
medio y les dijo: «Paz a vosotros».

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás: «Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

GUÍA: ¿Qué te llama la atención del evangelio? Piénsalo.
Hay dos apariciones. En la primera, ellos se alegran de ver al Señor. Jesús les desea la paz, les enseña las manos y el costado. Les da el Espíritu Santo, los envía y les da el poder de perdonar los pecados. Tomás no está y cuando se lo comunican, no cree. Quiere tocar y ver. En la segunda aparición está Tomás. Jesús se dirige a él para que toque y meta su dedo y su mano en sus heridas. Esto le produce un gran acto de fe: Señor mío y Dios mío. Aquí estamos nosotros ¿Con quién nos identificamos? Que sépalos llegar al acto de fe de Tomás. SILENCIO CONTEMPLATIVO QUE ESCUCHA A JESUS Y CONFIESA  SU FE.

SINTETIZAMOS NUESTRA ORACIÓN. Recordamos una frase.

OFRECEMOS, ALABAMOS , DAMOS GRACIAS AL PADRE

QUEREMOS…

CON MARÍA ACOGEMOS AL ESPÍRITU.

PADRE NUESTRO CON JESÚS


CANTAMOS

CREO EN JESÚS. CREO EN JESÚS.
EL ES MI AMIGO, ES MI ALEGRÍA.
CREO EN JESÚS. CREO EN JESÚS
EL ES MI SALVADOR.

1. El llamó a mi puerta,
me invitó a compartir su heredad,
seguiré a su lado,
llevaré su mensaje de paz.

2. Día y noche (creo en Jesús),
él está a mi lado (creo en Jesús),
sigo sus palabras (creo en Jesús),
doy por él la vida (creo en Jesús),
es mi Salvador.

3. Enseñó a Zaqueo
a partir su hacienda y su pan,
alabó a la viuda
porque dio cuanto pudo ella dar.

4. Aleluya (creo en Jesús),
El es mi Mesías (creo en Jesús),
El es mi esperanza (creo en Jesús),
Vive para siempre (creo en Jesús),
Es mi Salvador.






miércoles, 19 de abril de 2017

CRISTO RESUCITÓ




CATECISMO IGLESIA CATÓLICA                         
Este fragmento nos presenta la fe de la Iglesia sobre la RESURRECCIÓN  de Jesús.                   

Habla aquí de la transmisión del hecho.  Recoge  el momento del sepulcro vacío y los primeros momentos de la fe de Pedro y Juan.



I EL ACONTECIMIENTO HISTÓRICO Y TRASCENDENTE

639 El misterio de la resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo
manifestaciones históricamente comprobadas como lo atestigua el Nuevo Testamento.
Ya San Pablo, hacia el año 56, puede escribir a los Corintios: "Porque os transmití, en primer
lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras;
que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas
y luego a los Doce: "(1 Co 15, 3-4). El Apóstol habla aquí de la tradición viva de la
Resurrección que recibió después de su conversión a las puertas de Damasco (Cf. Hch 9, 3-18).
 
El sepulcro vacío

640 "¿Por qué buscar entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado" (Lc 24, 5-
6). En el marco de los acontecimientos de Pascua, el primer elemento que se encuentra es
el sepulcro vacío. No es en sí una prueba directa. La ausencia del cuerpo de Cristo en el
sepulcro podría explicarse de otro modo (Cf. Jn 20,13; Mt 28, 11-15). A pesar de eso, el
sepulcro vacío ha constituido para todos un signo esencial. Su descubrimiento por los
discípulos fue el primer paso para el reconocimiento del hecho de la Resurrección. Es el
caso, en primer lugar, de las santas mujeres (Cf. Lc 24, 3. 22- 23), después de Pedro (Cf. Lc
24, 12). "El discípulo que Jesús amaba" (Jn 20, 2) afirma que, al entrar en el sepulcro vacío
y al descubrir "las vendas en el suelo"(Jn 20, 6) "vio y creyó" (Jn 20, 8). Eso supone que


constató en el estado del sepulcro vacío (Cf. Jn 20, 5-7) que la ausencia del cuerpo de Jesús


no había podido ser obra humana y que Jesús no había vuelto simplemente a una vida
terrenal como había sido el caso de Lázaro (Cf. Jn 11, 44).

Lee, confronta las citas, reflexiona.

Abre tu mente y corazón ante este hecho, admira, adora, da gracias.

¿Cómo te sientes ante estos hechos?

Comparte alguna de tus reflexiones.




sábado, 15 de abril de 2017

¡RESUCITÓ!


                                                                                 GUÍA DE ORACIÓN   16-04-17

GUÍA: Estamos esperando la resurrección de Jesús. O quizás ya sabemos que ha resucitado. María Magdalena y las mujeres que iban a ungir su cuerpo encuentran la piedra quitada y que no está Jesús. Queremos verlo. Su cuerpo glorioso aparece visible par algunas personas. En la fe lo recibimos, escuchamos su palabra: Iré con vosotros hasta los confines del mundo. Nos dejamos encontrar por Él  y a acompañarle en su continuo paso por nuestros caminos. SILENCIO DE ESPERA, DE RECIBIMIENTO, DE FE


Del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,34a.37-43):



En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.»

GUÍA: Pedro habla al pueblo de lo sucedido. Lo mataron y el Padre lo resucitó. Los que creen en Él reciben por su nombre el perdón de los pecados. Nosotros lo hemos oído y esperamos recibir el perdón por su misericordia. Enfocados por la fe en Jesús nos disponemos a acoger su visita de resucitado, a resucitar a una vida nueva fiados de su palabra, enrolados en el grupo de los que se fían de salvación. HACEMOS SILENCIO DE CONFIANZA, ALEGRÍA, ESPERANZA EN SU PRESENCIA.

 De la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-4):

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

GUÍA: Resucitados con Cristo, vivimos con Él. La fe nos hace reconocerle en la Palabra, en el Pan y en los Hermanos. Es tiempo de adoración, agradecimiento, de presencia resucitada. Creemos en ti, Jesús. Te esperamos, te damos gracias. Gracias al Padre que ha acogido  tu ofrenda y nos salva. SILENCIO ADORADOR,  AGRADECIDO

 Del santo evangelio según san Juan (20,1-9):

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. 
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

GUÍA: ¿Qué te dice este Evangelio a tí? Seguramente estás entre la espera y la comprobación. Juan dice que vio el sepulcro abierto y vacio. Entonces creyó. ¿Cuándo crees tú? Al entender las Escrituras su fe se hizo  más fuerte. La luz de la resurrección sigue indicando  la grandeza de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo. Ahí junto al sepulcro quédate, trata de comprender las Escrituras, y espera al Señor resucitado. SILENCIO  CREYENTE, CONFIADO Y ADORADOR.

¿En qué te fijas más? Puede ser el encuentro del sepulcro vacío por parte de la Magdalena. O es la sorpresa de Pedro y de Juan. A partir de este momento empezaron a creer lo que antes no entendían: que había de resucitar de entre los muertos. Se nos transmite el momento de fe de los apóstoles y de María Magdalena.  Ahí estamos también nosotros. Creemos pero siempre podemos creer más. Afiancemos nuestra fe, veamos cómo se desarrolla nuestro encuentro con el resucitado. SILENCIO SINCERO, CONFIADO, DE AMIGO.

 EVOCAMOS NUESTRO ENCUENTRO CON JESÚS ¿CÓMO HA SIDO?

ESCUCHAMOS, PEDIMOS, OFRECEMOS, COMPARTIMOS.

SALUDAMOS A MARÍA 

Reina del cielo, alégrate

Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor a quien mereciste llevar, aleluya,
resucitó, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.