viernes, 23 de septiembre de 2016

ORACIÓN POR LA PAZ EN ASÍS


ORACIÓN 25-09-16

GUÍA: Domingo 26º. Tiempo Ordinario. Ciclo C. Aquí estamos, Señor, Una nueva llamada para estar contigo. Tus palabras nos mueven y alientan a emprender nuevos caminos que lleven a tu  Reino. Durante esta semana hemos vivido acontecimientos distintos: Los diálogos sobre la paz, la oración en Asís con el Papa Francisco y los Líderes Religiosos, pidiendo la paz. Por otro lado atentados, pobreza, guerra. Un tercero, trabajo, sobrevivir y vida distraída. A  nivel personal ¿Qué detalles han sido  los más importantes para tí? Presentamos al Padre todo lo vivido. Invocamos al Espíritu y a Jesús que acompañen nuestra oración. SILENCIO DE UNIÓN CON LOS HERMANOS Y CON DIOS PADRE, HIJO Y ESPÍRITU.

De la profecía de Amós (6,1a.4-7):

Así dice el Señor todopoderoso: «¡Ay de los que se fían de Sión y confían en el monte de Samaría! Os acostáis en lechos de marfil; arrellenados en divanes, coméis carneros del rebaño y terneras del establo; canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales; bebéis vino en copas, os ungís con perfumes exquisitos y no os doléis del desastre de José. Pues encabezarán la cuerda de cautivos y se acabará la orgía de los disolutos.»

GUÍA: Tu Palabra nos quiere despertar del adormilamiento en banquetes y fiestas. Nos llama a la vigilancia, a confiar en Dios y a ver la experiencia del pueblo. Puede aumentar la fila de los cautivos y acabarán las orgías. El dormitar sin mirar lo que hay alrededor nos evade de la realidad. Señor, Padre de todos, despierta nuestra despreocupación, haznos sensatos en la vida que nos toca recorrer, ayúdanos a actuar con verdad, responsabilidad, justicia, solidaridad. Que confiemos en Ti y que reconstruyas nuestro mundo, como Tú solo sabes hacerlo. SILENCIO CREYENTE, CONFIADO  Y ARREPENTIDO.


De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (6,11-16):

Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos. En presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión: te insisto en que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que en tiempo oportuno mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él honor e imperio eterno. Amén.

GUÍA. Se nos avisa para combatir el buen combate de la fe. La manifestación de Jesucristo llegará. Estar despierto en cada situación para actuar sin mancha ni reproche. La Lectura anterior y ésta tienen cosas en común, Son llamadas a una vida íntegra y esperanza en nuestro Señor Jesucristo que habita en el Padre y nos salva. Presentemos lo que somos, al Padre, y acojamos el don de Jesús para nosotros y el mundo en que vivimos. SILENCIO  DE OFRENDA, PRESENCIA Y PETICIÓN

Del santo evangelio según san Lucas (16,19-31):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: "Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas." Pero Abrahán le contestó: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros." El rico insistió: "Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento." Abrahán le dice: "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen." El rico contestó: "No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán." Abrahán le dijo: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto."»

GUÍA: El contraste de la vida que  toca vivir a unos y a otros es claro en la primera y última  lectura. La buena vida a los ojos humanos y las consecuencias. La segunda lectura viene a ser la respuesta propia para actuar como Dios quiere y esperar la manifestación de Jesús plenamente para el creyente. Pero escucharle es importante y poner en práctica su estilo de vida. ¿Cómo nos vemos reflejados en cada una de las lecturas? ¿Damos alguna respuesta en nuestra oración? SILENCIO REFLEXIVO, DE ACOGIDA Y RESPUESTA.

GRACIAS, PADRE, porque…

OFRECEMOS nuestra oración  y compromiso

PEDIMOS por las necesidades del mundo

INVOCAMOS A MARÍA nuestra madre.

CANTAMOS


Somos un pueblo que camina
y juntos caminando,
podremos alcanzar,
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas,
ciudad de eternidad.

Somos un pueblo que camina,
que marcha por el mundo,
buscando otra ciudad.
Somos errantes peregrinos,
en busca de un destino,
destino de unidad.
Siempre seremos caminantes,
pues sólo caminando,
podremos alcanzar,
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas,
ciudad de eternidad.

Danos valor para la lucha,
valor en las tristezas,
valor en nuestro afán.
Danos la luz de tu Palabra,
que guíe nuestros pasos,
en este caminar.
Marcha Señor junto a nosotros,
pues sólo en tu presencia,
podremos alcanzar,
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas,
ciudad de eternidad.




7 comentarios:

  1. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Un verso bonito. Nos anima a coger fuerzas en la oración y seguir adelante con el ánimo que da el estar con Jesús día a día. ¿Vale?

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  2. El encuentro en la oración nos ayuda a conocer a Jesús y a caminar con él. El Papa nos ha presentado la sed que tuvo en la cruz. Sed que sigue existiendo con los sucesos de muchas personas. Él quiere el agua de la amistad, de la concordia, del perdón. Que seamos capaces de de dar un sorbo de esa agua a tantas personas que lo necesitan.

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  3. "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen." Queremos cosas especiales, Dios se manifiesta en la Palabra de Dios y en la vida. En el silencio y la oración descubrimos lo que quiere de nosotros, cuál es el proyecto que espera para nuestra vida. Colaboremos con el espíritu y dejemos que nos ilumine.

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  4. "Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos" El combate de la fe es de cada día. Somos parte del cuerpo de Cristo y hemos de realizar cada uno su labor. Jesús está con nosotros y da el fruto.

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  5. "Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza"Un buen repertorio de virtudes para practicar. ¿Como vamos en cada una? ¿Las vemos a nuestro alrededor? Pero el camino de Dios es éste. Cuando nos alejamos de él todo se descompone. Danos , Señor, luz y fuerza para seguirlo.

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  6. "Danos la luz de tu Palabra, que guíe nuestros pasos, en este caminar". Tu Palabra siembra paz, alegría, concordia. A veces encontramos mucha confusión en las ideas, ayúdanos Jesús a clarificar las ideas y poner en práctica tu mandato del amor y la verdad.

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  7. "Siempre seremos caminantes, pues sólo caminando,podremos alcanzar,otra ciudad que no se acaba,sin penas ni tristezas,ciudad de eternidad". Nos sentimos caminantes, personas que van buscando a Dios en el amor y la verdad. Lo podemos descubrir a nuestro alrededor y en nosotros mismos. Cada día lleva su afán y sus pasos. Gracias, Padre, por tu presencia en medio de nosotros.

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