sábado, 18 de octubre de 2025

MOISÉS TENÍA EN ALTO LAS MANOS

 

REZA Y COMPARTE

MOISÉS TENÍA EN ALTO LAS MANOS

GUÍA DE ORACIÓN 19-10-25,XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C 

 

GUÍA: Cuando Moisés tenía en alto las manos implorando a Dios, su pueblo vencia. Si las bajaba ganaban los enemigos. Nos enseña el valor de la oración, su confianza en Dios. Desde nuestro corazón rezamos, imploramos a nuestro Padre Dios. Constancia, confianza, seguridad. Lo intentamos. SILENCIO DE UNIÓN, CONFIANZA Y CONSTANCIA.


Lectura del libro del Éxodo (17,8-13):

En aquellos días, Amalec vino y atacó a Israel en Refidín. Moises dijo a Josue:

«Escoge unos cuantos hombres, haz una salida y ataca a Amalec. Mañana yo estaré en pie en la cima del monte, con el bastón de Dios en la mano».
Hizo Josué lo que le decía Moisés, y atacó a Amalec; entretanto, Moisés, Aarón y Jur subían a la cima del monte.
Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel; mientras las tenía bajadas, vencía Amalec. Y, como le pesaban los brazos, sus compañeros tomaron una piedra y se la pusieron debajo, para que se sentase; mientras, Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado.
Así resistieron en alto sus brazos hasta la puesta del sol. Josué derrotó a Amalec y a su pueblo, a filo de pada.

 

GUÍA: Con Moisés oramos por nosotros y por el pueblo. Dios cuenta también con nuestra oración para la solución de situaciones difíciles. Oramos con insistencia , con humildad y confianza. ¿Oras y confías en la ayuda de Dios.? SILENCIO DE CONFIANZA, DE SEGURIDAD, DE HUMILDAD.

Salmo

Voluntad 120.1-2.3-4.5-6.7-8

R/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

V/. Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R/.

V/. No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel. R/.

V/. El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche. R/.

V/. El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre. R/.

 

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (3,14–4,2):

QUERIDO hermano:
Permanece en lo que aprendiste y creíste, consciente de quiénes lo aprendiste, y que desde niño conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús.
Toda Escritura es inspirada por Dios y además útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena.
Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y a muertos, por su manifestación y por su reino:
proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, reprocha, exhorta con toda magnanimidad y doctrina.

 

GUÍA: Pablo se dirige a Timoteo  para que esté en la Palabra de Dios e insista en todo momento con magnanimidad.  Nuestra elección por el Bautismo nos acerca al Evangelio y nos santifica en la verdad y en el amor. El camino se recorre con diligencia y con esperanza. Padre aviva nuestra fe, robustece la esperanza y llénanos de tu amor.  SILENCIO DE  CONOCIMIENTO, DE UNIÓN, DE RESPUESTA PERSONAL.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8):

En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
“Hazme justicia frente a mi adversario”.
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».

 

GUÍA: Es necesario orar siempre sin desfallecer. Dios atiende las súplicas. No siempre hace lo que nosotros decimos, pero acerca nuestro corazón al suyo. Exponemos nuestras necesidades, confiamos en su bondad, insistimos como aquella viuda con fe. SILENCIO DE CERCANÍA, DE PRESENCIA, DE ENCUENTRO.

 

RECIBIMOS AL ESPÍRITU QUE NOS FORTALECE.

PEDIMOS, ALABAMOS, DAMOS GRACIAS, PRESENTAMOS UN COMPROMISO.

INVOCAMOS A MARÍA, NUESTRA MADRE

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON JESÚS: PADRE NUESTRO

 

CANTAMOS

 


Vengo ante ti mi Señor

Vengo ante Ti, mi señor,
reconociendo mi culpa.

Con la fe puesta en tú amor,
que tú me das como a un hijo.

Te abro mi corazón,
y te ofrezco mis miserias.

Despojado de mis cosas,
quiero llenarme de ti.

Que tu espíritu señor,
abrace todo mi ser.

Hazme dócil a tu voz,
transforma mi vida entera.

Hazme dócil a tu voz,
transforma mi vida entera.

Puesto en tus manos, señor,
siento que soy pobre y débil.

Mas tú me quieres así,
yo te bendigo y te alabo.

Padre, en mi debilidad,
tú me das la fortaleza.

Amas al hombre sencillo,
le das tu paz y perdón.

Que tu espíritu señor,
abrace todo mi ser.

Hazme dócil a tu voz,
transforma mi vida entera.

Hazme dócil a tu voz,
transforma mi vida entera

https://www.youtube.com/watch?v=OzDXU2ZjlKs

6 comentarios:

  1. Moisés tenía en alto las manos. Él detiene al enemigo con la ayuda de Dios. Nuestra oración ayuda a defender al mundo del mal. Colaboramos.

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  2. Con Moisés oramos por nosotros y por el pueblo. Dios cuenta también con nuestra oración para la solución de situaciones difíciles. Nos unimos a tantas causas abiertas para implorar misericordia y gracia.

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  3. S 120 "El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra". Tu mirada providente nos sostiene en la paz y en la alegría. Apoya a los necesitados y faltos de paz. Lo repetimos desde el corazón.

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  4. "Vengo ante Ti, mi Señor, reconociendo mi culpa." vuelvo a casa y tu me recibes con amor , musericordia y perdón. gracias, Padre. Enséñame a vivir en tus caminos.

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  5. S. 120 "El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra" .Reconocimiento por parte del salmista y de nosotros orantes. Lo visualizamos y nos sentimos amados con su mirada amorosa y providente. Padre nuestro que estás en el celo, venga tu reino.

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  6. Cuando Moisés tenía en alto las manos implorando a Dios, su pueblo vencía. Imploramos por tantas necesidades al Padre Dios. Podemos ser un pilar que sostiene el bienestar del mundo. Oremos.

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