REZA Y
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MI DIOS
VIVE
GUÍA DE
ORACIÓN, 02-11-25, CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS
GUÍA: Nos presentamos al Padre. Le
decimos nuestro hacer y la vida de la semana. Agradecemos su presencia y le
pedimos gracia para hacer la oración y estar en su compañía. Dejamos todas las
cosas y nos centramos en lo que dice la Palabra de Dios. SILENCIO INTERIOR,
EN FE, CONFIANZA Y AMOR.
Lectura
del libro de Job. [19, 1. 23-27a]
Y Job
respondió y dijo: ¡Ojalá se escribieran mis palabras!
Si se grabaran en un libro, con un cincel de hierro y estaño,
¡se tallarían para siempre en la piedra!
Yo sé que mi Redentor vive, y que al final de los días levantará mi piel en
descomposición;
y yo, en mi carne, veré a Dios.
Yo mismo lo veré; mis ojos, y no los de otro, lo verán.
GUÍA: Oímos la voz de Job que en su
oración y dolor acude a Dios y afianza su fe. Mi Dios vive, mi Dios levantará
mi cuerpo y yo le veré. Nos unimos a estas palabras y aseguramos con fe que el
Señor será fiel y nos sanará. Gracias por tu misericordia, por tu bondad que
nos salva y nos redime de todo pecado. SILENCIO DE CONFIANZA, DE ENCUENTRO,
DE PERDÓN.
Salmo
Sal
27(26)
R/ Creo que
veré la bondad del Señor.
V/. El Señor
es mi luz y mi salvación: *
¿a quién temeré?
El Señor es la fortaleza de mi vida: *
¿a quién temeré?
V/. Solo una
cosa he pedido al Señor, solo eso busco: †
permanecer en la casa del Señor *
todos los días de mi vida,
contemplar la belleza del Señor *
y visitar su templo.
V/. Escucha,
Señor, mi voz cuando clamo; *
ten piedad de mí y respóndeme.
Y buscaré tu rostro, Señor. *
No me escondas tu rostro.
V/. Pero yo
creo que veré la bondad del Señor *
en la tierra de los vivos.
Espera en el Señor, †
sé valiente; y que tu corazón se fortalezca, *
y espera en el Señor.
Lectura
de la carta del apóstol Pablo a los Romanos. [5, 5-11]
 Hermanos: La
esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado. Porque Cristo, cuando aún
éramos débiles, murió en el momento señalado por los impíos. Porque
difícilmente alguien moriría por un justo; tal vez alguien se atrevería a morir
por un benefactor. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en que, cuando aún
éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Por lo tanto, ahora, habiendo sido
justificados por su sangre, seremos salvos por él de la ira. Porque si, siendo
enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más,
estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no solo eso, sino que
también nos gloriamos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien
ahora hemos sido reconciliados.
Hermanos: La
esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado. Porque Cristo, cuando aún
éramos débiles, murió en el momento señalado por los impíos. Porque
difícilmente alguien moriría por un justo; tal vez alguien se atrevería a morir
por un benefactor. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en que, cuando aún
éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Por lo tanto, ahora, habiendo sido
justificados por su sangre, seremos salvos por él de la ira. Porque si, siendo
enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más,
estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no solo eso, sino que
también nos gloriamos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien
ahora hemos sido reconciliados.
GUÍA: Hemos sido reconciliados con el
Padre, por medio de su Hijo Jesucristo. Lo valoramos y reconocemos. Vemos el
gran amor del Padre que nos entrega a Jesucristo para hacernos hijos amados.
Contemplamos el hecho y aceptamos su amor derramado en nuestros corazones por
el Espíritu Santo.  SILENCIO DE
ACEPTACIÓN, DE VISIÓN, DE COMPROMISO.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (5, 1-12a):
En aquel
tiempo: Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña y, cuando se sentó, se
le acercaron sus discípulos. Y él, abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los
cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia.
Bienaventurados los de corazón puro, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados
los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados
los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los
cielos. Bienaventurados seréis cuando os vituperen y os persigan, y cuando
digan toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Gozaos y alegraos, porque
vuestro galardón es grande en los cielos.
GUÍA: Bienaventurados, felices porque de
ellos será el reino de los cielos, serán consolados…Todo sufrimiento traerá
consuelo, paz, justicia, alegría. Visualizamos la promesa de Jesús. Su palabra
se cumplirá si vivimos unidos a su causa. Vivimos el día con esperanza y
llevando alegría allí donde estamos. SILENCIO DE COMPRENSIÓN, DE FE, DE
ESPERANZA.
RECIBIMOS
AL ESPÍRITU QUE NOS FORTALECE.
PEDIMOS,
ALABAMOS, DAMOS GRACIAS, PRESENTAMOS UN COMPROMISO.
INVOCAMOS
A MARÍA, NUESTRA MADRE
NOS
DIRIGIMOS AL PADRE CON JESÚS: PADRE NUESTRO
CANTAMOS
ACUÉRDATE
DE JESUCRISTO
 RESUCITADO
DE ENTRE LOS MUERTOS.
RESUCITADO
DE ENTRE LOS MUERTOS.
ÉL ES
NUESTRA SALVACIÓN,
NUESTRA
GLORIA PARA SIEMPRE.
1. Si con
Él morimos, viviremos con Él.
Si con Él
sufrimos, reinaremos con Él.
2. En Él
nuestras penas, en Él nuestro gozo.
En Él la
esperanza, en Él nuestro amor.
3. En Él
toda gracia, en él nuestra paz.
En Él nuestra gloria, en Él la salvación


 
"Mi Dios vive" Es un grito de Lob ante el dolor y la desgracia. Confía en Dios en la salud y en la enfermedad, E Señor está con nosotros. Creemos, confiamos.
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