REZA
Y COMPARTE
VIO
UNA GRAN LUZ
GUÍA
DE ORACIÓN 26-01-20
GUÍA: La
oración nos acerca a ti. Tu Palabra se hace fuerza, confianza, amor. Renueva
todas las cosas. Nuestra renovación nos centra en ti. Silenciamos todo lo que
distrae nuestra mente. Nos abrimos al silencio donde tú moras, llamas y
conoces. SILENCIO DE TOMA DE CONCIENCIA,
DE ACOGIDA, DE BÚSQUEDA.
Del libro
de Isaías (8,23b–9,3):
EN otro tiempo, humilló el Señor la tierra de Zabulón y la
tierra de Neftalí, pero luego ha llenado de gloria el camino del mar, el otro
lado del Jordán, Galilea de los gentiles.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande;
habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló.
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo;
se gozan en tu presencia, como gozan al segar,
como se alegran al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor, el yugo de su carga,
el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de
Madián.
R/. El Señor es mi luz y mi salvación
GUÍA: El pueblo que caminaba en tinieblas, vio una gran
luz. Esa luz alegra su existencia. La luz del Señor nos ilumina y aleja las
tinieblas, nos conforta en su presencia. Te buscamos y tú nos buscas. Alienta
nuestros pasos y conduce nuestras sendas. Todo es posible para ti. Confiamos en
tu misericordia. SILENCIO DE
ILUMINACIÓN, DE POBREZA, DE OFRENDA.
De la primera carta del apóstol san
Pablo a los Corintios (1,10-13.17):
OS ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que digáis todos lo
mismo y que no haya divisiones entre vosotros. Estad bien unidos con un mismo
pensar y un mismo sentir.
Pues, hermanos, me he enterado por los de Cloe de que hay discordias entre
vosotros. Y os digo esto porque cada cual anda diciendo: «Yo soy de Pablo, yo soy
de Apolo, yo soy de Cefas, yo soy de Cristo».
¿Está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿Fuisteis
bautizados en nombre de Pablo?
Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con
sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.
GUÍA: Poneos de cuerdo y
no andéis divididos. Se lo dice Pablo a
los Corintios. Y nos lo puede decir a nosotros. Es una situación que se repite.
Divididos ¿por qué?. Paremos para reconocer las diferencias. Acojamos la
Palabra. Que ella nos una en Cristo. El poder, el orgullo dan motivo para las diferencias pero la humildad y el amor
permiten la unidad en Cristo. Veamos nuestras separaciones, discordias…
busquemos la paz. SILENCIO DE PERDÓN, DE
UNIÓN, DE OFRENDA.
Del santo evangelio según san Mateo
(4,12-23):
AL enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retirá a Galilea. Dejando
Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y
Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: «Tierra
de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea
de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está
cerca el reino de los cielos».
Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y
a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a
Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su
padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el
evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
GUÍA:
Jesús anuncia el reino de Dios. Está cerca. Va buscando amigos. Llama a Pedro y
a otros. Venid conmigo, os haré pescadores de hombres. Jesús se dedica a su
misión: Dios, mujeres y hombres de este mundo. Abrimos el corazón a su Palabra,
nos dejamos atraer por la invitación:
Ser pescadores de hombres, para el Reino de Dios. En silencio escuchamos la Palabra. SILENCIO DE ESCUCHA, DE CONOCIMIENTO, DE
DECISIÓN.
RECOGEMOS
LA ORACIÓN: UNA FRASE NOS AYUDA A RECORDAR.
PAZ,
BÚSQUEDA, ACOGIDA, OFRENDA.
INVOCAMOS
A MARÍA, NUESTRA MADRE Y AMIGA.
NOS
DIRIGIMOS AL PADRE Y LE DECIMOS: PADRE NUESTRO…
CANTAMOS:
Señor, Tú que brillas en las tinieblas,
danos tu luz.
Mi corazón
está sangrando,/ me siento lejos, lejos de ti.
La vida es triste, si Tú nos dejas/ si Tú nos dejas solos sin luz.
Señor, Tú que
brillas en las tinieblas,
danos tu luz.
En esta noche
sigo tus pasos/ aunque no vea clara tu luz,
guíanos Tú por esta vida,/ por esta vida hasta la luz.
Señor, Tú que
brillas en las tinieblas,
danos tu luz.
Pronto vendrá
el nuevo día/ amanecer de eterna luz,
nace en nosotros paz y esperanza,/ juntos veremos la luz sin fin.
Señor, Tú que
brillas en las tinieblas,
danos tu luz.( Bis)