martes, 20 de febrero de 2018

MENSAJE CUARESMA 2




REZA Y COMPARTE

GUÍA DE ORACIÓN

Mensaje del Santo Padre Francisco.
Cuaresma 2018

«Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (Mt 24,12)

Queridos hermanos y hermanas:        …….

Un corazón frío    

                 Dante Alighieri, en su descripción del infierno, se imagina al diablo sentado en un trono de hielo; su morada es el hielo del amor extinguido. Preguntémonos entonces: ¿cómo se enfría en nosotros la caridad? ¿Cuáles son las señales que nos indican que el amor corre el riesgo de apagarse en nosotros?

            Lo que apaga la caridad es ante todo la avidez por el dinero, «raíz de todos los males» (1 Tm 6,10); a esta le sigue el rechazo de Dios y, por tanto, el no querer buscar consuelo en él, prefiriendo quedarnos con nuestra desolación antes que sentirnos confortados por su Palabra y sus Sacramentos.[3] Todo esto se transforma en violencia que se dirige contra aquellos que consideramos una amenaza para nuestras «certezas»: el niño por nacer, el anciano enfermo, el huésped de paso, el extranjero, así como el prójimo que no corresponde a nuestras expectativas.

            También la creación es un testigo silencioso de este enfriamiento de la caridad: la tierra está envenenada a causa de los desechos arrojados por negligencia e interés; los mares, también contaminados, tienen que recubrir por desgracia los restos de tantos náufragos de las migraciones forzadas; los cielos —que en el designio de Dios cantan su gloria— se ven surcados por máquinas que hacen llover instrumentos de muerte.

            El amor se enfría también en nuestras comunidades: en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium traté de describir las señales más evidentes de esta falta de amor. estas son: la acedia egoísta, el pesimismo estéril, la tentación de aislarse y de entablar continuas guerras fratricidas, la mentalidad mundana que induce a ocuparse sólo de lo aparente, disminuyendo de este modo el entusiasmo misionero.

El Papa  dice las señales de la falta de amor.  ¿Estamos de acuerdo?
¿Cómo lo vemos nosotros?

¿Qué podemos hacer? 
            
    Si vemos dentro de nosotros y a nuestro alrededor los signos que antes he descrito, la Iglesia, nuestra madre y maestra, además de la medicina a veces amarga de la verdad, nos ofrece en este tiempo de Cuaresma el dulce remedio de la oración, la limosna y el ayuno.

            El hecho de dedicar más tiempo a la oración hace que nuestro corazón descubra las mentiras secretas con las cuales nos engañamos a nosotros mismos,[5] para buscar finalmente el consuelo en Dios. Él es nuestro Padre y desea para nosotros la vida.

            El ejercicio de la limosna nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano: nunca lo que tengo es sólo mío. Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida. Al igual que, como cristianos, me gustaría que siguiésemos el ejemplo de los Apóstoles y viésemos en la posibilidad de compartir nuestros bienes con los demás un testimonio concreto de la comunión que vivimos en la Iglesia. 

A este propósito hago mía la exhortación de san Pablo, cuando invitaba a los corintios a participar en la colecta para la comunidad de Jerusalén: «Os conviene» (2 Co 8,10). Esto vale especialmente en Cuaresma, un tiempo en el que muchos organismos realizan colectas en favor de iglesias y poblaciones que pasan por dificultades. 

Y cuánto querría que también en nuestras relaciones cotidianas, ante cada hermano que nos pide ayuda, pensáramos que se trata de una llamada de la divina Providencia: cada limosna es una ocasión para participar en la Providencia de Dios hacia sus hijos; y si él hoy se sirve de mí para ayudar a un hermano, ¿no va a proveer también mañana a mis necesidades, él, que no se deja ganar por nadie en generosidad?

            El ayuno, por último, debilita nuestra violencia, nos desarma, y constituye una importante ocasión para crecer. Por una parte, nos permite experimentar lo que sienten aquellos que carecen de lo indispensable y conocen el aguijón del hambre; por otra, expresa la condición de nuestro espíritu, hambriento de bondad y sediento de la vida de Dios. El ayuno nos despierta, nos hace estar más atentos a Dios y al prójimo, inflama nuestra voluntad de obedecer a Dios, que es el único que sacia nuestra hambre.

            
Querría que mi voz traspasara las fronteras de la Iglesia Católica, para que llegara a todos ustedes, hombres y mujeres de buena voluntad, dispuestos a escuchar a Dios. Si se sienten afligidos como nosotros, porque en el mundo se extiende la iniquidad, si les preocupa la frialdad que paraliza el corazón y las obras, si ven que se debilita el sentido de una misma humanidad, únanse a nosotros para invocar juntos a Dios, para ayunar juntos y entregar juntos lo que podamos como ayuda para nuestros hermanos.

Ayuno, Oración, Limosna, nos pueden despertar y poner en marcha hacia la Resurrección, el encuentro de Jesucristo.

El fuego de la Pascua

            Invito especialmente a los miembros de la Iglesia a emprender con celo el camino de la Cuaresma, sostenidos por la limosna, el ayuno y la oración. Si en muchos corazones a veces da la impresión de que la caridad se ha apagado, en el corazón de Dios no se apaga. Él siempre nos da una nueva oportunidad para que podamos empezar a amar de nuevo.
           
 Una ocasión propicia será la iniciativa «24 horas para el Señor», que este año nos invita nuevamente a celebrar el Sacramento de la Reconciliación en un contexto de adoración eucarística. En el 2018 tendrá lugar el viernes 9 y el sábado 10 de marzo, inspirándose en las palabras del Salmo 130,4: «De ti procede el perdón». En cada diócesis, al menos una iglesia permanecerá abierta durante 24 horas seguidas, para permitir la oración de adoración y la confesión sacramental.
            
En la noche de Pascua reviviremos el sugestivo rito de encender el cirio pascual: la luz que proviene del «fuego nuevo» poco a poco disipará la oscuridad e iluminará la asamblea litúrgica. «Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu», para que todos podamos vivir la misma experiencia de los discípulos de Emaús: después de escuchar la Palabra del Señor y de alimentarnos con el Pan eucarístico nuestro corazón volverá a arder de fe, esperanza y caridad.

            Los bendigo de todo corazón y rezo por ustedes. No se olviden de rezar por mí.

FRANCISCO


REFLEXIÓN-ACCIÓN

Nos unimos al Papa en la Oración, Limosna y Ayuno.

 En la Reconciliación y adoración Eucarística tomaremos fuerza para seguir caminando con Jesús Resucitado.

Llevamos nuestra reflexión a la oración. Lo hablamos  con el Padre,  su Hijo Jesús y con el Espíritu. Escuchamos y decidimos qué podemos hacer nosotros.

María, que acogió la Palabra en sí misma, nos ayude a acogerla con humildad.



viernes, 16 de febrero de 2018

MISERICORDIA Y LEALTAD



MISERICORDIA Y LEALTAD

GUIA DE ORACIÓN 18-02-18

GUÍA: Hemos comenzado la Cuaresma. Tiempo de encuentro especial con Dios, creador del cielo y de la tierra. Disponemos nuestra mente y nuestro ser para recibir su palabra. Acallamos todo  lo que nos puede distraer. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad. Queremos recibirlos de ti. Las acogemos en el SILENCIO DE ENCUENTRO, LEALTAD, MISERICORDIA.

Del libro del Génesis (9,8-15):

Dios dijo a Noé y a sus hijos: «Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.»
Y Dios añadió: «Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes.»

GUÍA: Hago un pacto con  vosotros, con vuestros descendientes, con todo viviente dice Dios. Acogemos este pacto, lo ratificamos. Nuestro ser lo reconoce vivo y activo por parte de Dios uno y trino. Queremos reconocerlo vivo y activo en nosotros  y en cada persona de nuestro mundo. Padre Dios, concédenos tu misericordia y lealtad, como tú la tienes con nosotros.  SILENCIO DE ALIANZA CON, DE LEALTAD Y MISERICORDIA

De la primera carta del apóstol san Pedro (3,18-22):

Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Con este Espíritu, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos, ocho personas, se salvaron cruzando las aguas. Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.

GUÍA: Cristo murió por los pecados para conducirnos a Dios. Él nos salva, nos limpia por el bautismo, nos da una conciencia pura  en él. Recibimos este perdón, esta salvación, esta conciencia pura, por Jesucristo. Él renueva nuestras vidas con su muerta y resurrección. SILENCIO DE ACEPTACIÓN, DE SOLIDARIDAD CON EL PADRE, EL HIJO Y EL ESPÍRITU

Del santo evangelio según san Marcos (1,12-15):

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»

GUÍA: Visualizamos la escena. Jesús es empujado al desierto, allí está durante cuarenta días. Es tentado por el maligno. Luego anuncia el Reino de Dios que está cerca. Convertíos y creed la Buena Noticia Distintos momentos del camino de Jesús.
En paralelo con Jesús, tenemos la Cuaresma: tentaciones, conversión, fe, compromiso personal. Visualizamos los pasos de Jesús y los nuestros. SILENCIO DE ESCUCHA, PERDÓN, DOCILIDAD.

SINTETIZAMOS NUESTRA ORACIÓN. REPETIMOS UNA FRASE.

ADORAMOS, DAMOS GRACIAS, OFRECEMOS.

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON JESÚS: PADRE NUESTRO

INVOCAMOS A MARÍA COMPAÑERA DE CAMINO

CANTAMOS
Camina, pueblo de Dios, camina, pueblo de Dios,

 nueva ley, nueva alianza en la nueva creación.
Camina, pueblo de Dios, camina, pueblo de Dios.

Mira allá, en el Calvario, en la roca hay una cruz,
 muerte que engendra la vida, nuevos hombres, nueva luz,
Cristo nos ha salvado con su muerte y resurrección.
Todas las cosas renacen en la nueva creación.

 Cristo toma en su cuerpo el pecado, la esclavitud.
 Al destruirlos nos trae una nueva plenitud.
Pone en paz a los hombres, a las cosas y al Creador.
 Todo renace a la vida en la nueva creación.

 Cielo y tierra se abrazan, nuestra alma halla el perdón.
 Vuelven a abrirse los cielos para el hombre pecador.
Israel peregrino, vive y canta tu Redención.
 Hay nuevos mundos abiertos en la nueva creación....





martes, 13 de febrero de 2018

MENSAJE CUARESMA




Mensaje del Santo Padre Francisco.  Cuaresma 2018

«Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (Mt 24,12)

Queridos hermanos y hermanas:
       
     Una vez más nos sale al encuentro la Pascua del Señor. Para prepararnos a recibirla, la Providencia de Dios nos ofrece cada año la Cuaresma, «signo sacramental de nuestra conversión»,[1] que anuncia y realiza la posibilidad de volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida.
            Como todos los años, con este mensaje deseo ayudar a toda la Iglesia a vivir con gozo y con verdad este tiempo de gracia; y lo hago inspirándome en una expresión de Jesús en el Evangelio de Mateo: «Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (24,12).
            Esta frase se encuentra en el discurso que habla del fin de los tiempos y que está ambientado en Jerusalén, en el Monte de los Olivos, precisamente allí donde tendrá comienzo la pasión del Señor. Jesús, respondiendo a una pregunta de sus discípulos, anuncia una gran tribulación y describe la situación en la que podría encontrarse la comunidad de los fieles: frente a acontecimientos dolorosos, algunos falsos profetas engañarán a mucha gente hasta amenazar con apagar la caridad en los corazones, que es el centro de todo el Evangelio.

El Papa presenta el mensaje de esta Cuaresma.
Ayuda a toda la Iglesia a vivir con gozo y verdad este tiempo de gracia.
Falsos profetas engañarán …hasta amenazar con apagar la caridad en los corazones

Los falsos profetas  
      
     Escuchemos este pasaje y preguntémonos: ¿qué formas asumen los falsos profetas?
            Son como «encantadores de serpientes», o sea, se aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas y llevarlas adonde ellos quieren. Cuántos hijos de Dios se dejan fascinar por las lisonjas de un placer momentáneo, al que se le confunde con la felicidad. Cuántos hombres y mujeres viven como encantados por la ilusión del dinero, que los hace en realidad esclavos del lucro o de intereses mezquinos. Cuántos viven pensando que se bastan a sí mismos y caen presa de la soledad.
            Otros falsos profetas son esos «charlatanes» que ofrecen soluciones sencillas e inmediatas para los sufrimientos, remedios que sin embargo resultan ser completamente inútiles: cuántos son los jóvenes a los que se les ofrece el falso remedio de la droga, de unas relaciones de «usar y tirar», de ganancias fáciles pero deshonestas. Cuántos se dejan cautivar por una vida completamente virtual, en que las relaciones parecen más sencillas y rápidas pero que después resultan dramáticamente sin sentido. Estos estafadores no sólo ofrecen cosas sin valor sino que quitan lo más valioso, como la dignidad, la libertad y la capacidad de amar. Es el engaño de la vanidad, que nos lleva a pavonearnos… haciéndonos caer en el ridículo; y el ridículo no tiene vuelta atrás. No es una sorpresa: desde siempre el demonio, que es «mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44), presenta el mal como bien y lo falso como verdadero, para confundir el corazón del hombre. Cada uno de nosotros, por tanto, está llamado a discernir y a examinar en su corazón si se siente amenazado por las mentiras de estos falsos profetas. Tenemos que aprender a no quedarnos en un nivel inmediato, superficial, sino a reconocer qué cosas son las que dejan en nuestro interior una huella buena y más duradera, porque vienen de Dios y ciertamente sirven para nuestro bien.


Ofrecemos una parte del mensaje  para pensarlo y hacernos preguntas. 

Es importante darse cuenta del significado de cada párrafo.

Qué nos dice para nosotros o nuestro ambiente. Algunas consecuencias o conclusiones que sacamos. 

Lo hablamos con Dios Padre, con Jesús y pedimos la luz del Espíritu.

Puedes escribir tus preguntas en el recuadro de comentarios o como mensajes en  email







viernes, 9 de febrero de 2018

ERES NUESTRO REFUGIO





ERES NUESTRO REFUGIO

GUÍA DE ORACIÓN 11-02-18

GUÍA: Eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación (Salmo 31). Aquí estoy, Señor. Estamos en tu presencia. Eres mi refugio. Desde la vida, desde el camino, clamamos a ti. Los cantos de liberación nos acercan a tu presencia. Cantos de liberación que nos alejan del mal, del odio, de la pobreza y la oscuridad. Envueltos en tu presencia nos sentimos hijos tuyos, objeto de tu amor y misericordia. SILENCIO DE PRESENCIA, LIBERACIÓN, MISERICORDIA.

Del libro del Levítico (13,1-2.44-46):

El Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza. El que haya sido declarado enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "¡Impuro, impuro!" Mientras le dure la afección, seguirá impuro; vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.»

GUÍA: Moisés y Aarón quieren proteger a  la comunidad del mal de la lepra. El afectado por el mal debe comunicarlo para evitar el contagio a otros. Previenen la lepra. Hoy ¿Qué ofrecemos a la comunidad y qué recibimos de ella? Construir una sociedad saludable, con valores para todos es objetivo de la Iglesia, de la familia, del estado. El bien común lo formamos entre todos. ¿Nos sentimos miembros activos a favor del bien común? SILENCIO DE RECONOCIMIENTO, EXAMEN Y COMPROMISO

De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (10,31–11,1):

Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi parte, procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, para que se salven. Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.

GUÍA: Haced todo para gloria de Dios. Esto llevará al bien de todos. No busquéis sólo el bien propio sino el bien común. Pablo enseña a los cristianos cuál ha de ser su comportamiento, según el comportamiento de Cristo. Valoremos nuestras actitudes desde nosotros y para los demás. Padre Dios, condúcenos por tus caminos. SILENCIO DE VALORACIÓN, PETICIÓN, BÚSQUEDA

Del santo evangelio según san Marcos (1,40-45):

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme.»
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio.» 
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.»
Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.

GUÍA: Si quieres, puedes limpiarme. El leproso confía en Jesús. El encuentro con Jesús sirve para la confianza y apertura del corazón. Entonces Jesús dice: Quiero, queda limpio. Visualicemos nuestro encuentro, nuestro diálogo con Él, sus palabras hacia nosotros. Disfrutemos el momento. ¿Cuál es nuestra reacción? SILENCIO DE ATENCIÓN, ACOGIDA, ESCUCHA, AGRADECIMIENTO

RECOGEMOS LA ORACIÓN, SINTETIZAMOS.

DAMOS GRACIAS, PEDIMOS, OFRECEMOS.

INVOCAMOS A MARÍA, MADRE Y MAESTRA DE ORACIÓN.

DIRIGIMOS AL PADRE LAS PALABRAS DE JESÚS: PADRE NUESTRO

CANTAMOS

Reunidos en el nombre del Señor
que nos ha congregado ante su altar,
celebremos el misterio de la fe
bajo el signo del amor y la unidad. (Bis)
Tú, Señor, das sentido a nuestra vida,
tu presencia nos ayuda a caminar,
tu palabra es fuente de agua viva
que nosotros sedientos a tu mesa
venimos a buscar.
Reunidos en el nombre del Señor… (Bis)

Purifica con tu gracia nuestras manos,
ilumina nuestra mente con tu luz,
que la fe se fortalezca en tu palabra
y tu cuerpo tomado en alimento
nos traiga la salud. 
Reunidos en el nombre del Señor. (Bis)