viernes, 11 de julio de 2025

ESCUCHA LA VOZ DEL SEÑOR, TU DIOS

 

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ESCUCHA LA VOZ DEL SEÑOR, TU DIOS

 

GUÍA DE ORACIÓN 13 -07-25  XV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

 

GUÍA: Preparamos el corazón para el encuentro con Dios en su Palabra. En silencio tomamos conciencia de su estar con nosotros y su deseo de caminar a nuestro lado y dentro de nuestra vida. Escuchar la Palabra nos hace sensibles a lo que él quiere, un corazón puro y entregado a Dios y a los hermanos. SILENCIO DE APERTURA, DE ESCUCHA Y DE ENCUENTRO.

 

Lectura del libro del Deuteronomio (30,10-14):

Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Escucha la voz del Señor, tu Dios, observando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el libro de esta ley, y vuelve al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma. Porque este precepto que yo te mando hoy no excede tus fuerzas, ni es inalcanzable. No está en el cielo, para poder decir:
“¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?”. Ni está más allá del mar, para poder decir: “¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?”.
El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que lo cumplas».

 

GUÍA: El mandamiento está en tu corazón y tu boca, para que lo cumplas. Lo admitimos y reconocemos. Condúcenos por tus sendas, alimenta nuestros deseos, para estar cerca de ti y cumplir tu voluntad. Tu gracia nos hace dar pasos cada día. SILENCIO DE DESCUBRIMIENTO, DE DESEO, DE UNIÓN.

 

Salmo

Sal 68,14.17.30-31.33-34.36ab.37

R/. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

V/. Mi oración se dirige a ti,
Señor, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mi. R/.

V/. Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias. R/.

V/. Miradlo, los humildes, y alegraos;
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R/.

V/. Dios salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella. R/.
 

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,15-20):

Cristo Jesús es imagen del Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres,
visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones,
Principados y Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo,
y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él y para él
quiso reconciliar todas las cosas,
las del cielo y las de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

 

GUÍA: Cristo, imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura. Contemplamos su presencia y captamos su voluntad salvadora. Reconcilia todas las cosas y nuestras intenciones se clarifican. Gracias, Jesús por esa presencia y donación. Enséñanos a vivir en tu camino. SILENCIO DE CONTEMPLACIÓN, DE RECONOCIMIENTO, DE PRESENCIA.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,25-37):

En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».
Él le dijo:
«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».
El respondió:
«“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».
Él le dijo:
«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».
Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
«¿Y quién es mi prójimo?».
R
espondió Jesús diciendo:

«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”. ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».
Él dijo:
«El que practicó la misericordia con él».
Jesús le dijo:
«Anda y haz tú lo mismo».

 

GUÍA: ¿Quién es mi prójimo? Pregunta el escriba. Y Jesús le cuenta el hecho del samaritano. Descubrió quién era el prójimo. En el silencio vamos distinguiendo escenas de nuestros prójimo, vamos viendo los momentos en que nos acercamos o nos alejamos de él. Jesús presenta distintos casos. ¿Con cuál nos identificamos?. SILENCIO DE REFLEXIÓN, CONOCIMIENTO, CAMBIO.

 

PRESENTAMOS NUESTRA ORACIÓN, ABRIMOS EL CORAZÓN AL ESPÍRITU SANTO PARA RECIBIR SU ILUMINACIÓN.

HABLAMOS EN EL SILENCIO DEL CORAZÓN Y RECONOCEMOS LA PRESENCIA DEL DIOS MISERICORDIOSO.

INVOCAMOS A MARÍA, MADRE Y MAESTRA DE ORACIÓN. ESCUCHAMOS SU VOZ.

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO

 

CANTAMOS:

Yo quiero ser buen samaritano

https://www.youtube.com/watch?v=Hf0B61W_VdA

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