REZA Y
COMPARTE
ESCUCHA
LA VOZ DEL SEÑOR, TU DIOS
GUÍA DE
ORACIÓN 13 -07-25 XV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
GUÍA: Preparamos el corazón para el
encuentro con Dios en su Palabra. En silencio tomamos conciencia de su estar
con nosotros y su deseo de caminar a nuestro lado y dentro de nuestra vida.
Escuchar la Palabra nos hace sensibles a lo que él quiere, un corazón puro y
entregado a Dios y a los hermanos. SILENCIO DE APERTURA, DE ESCUCHA Y DE
ENCUENTRO.
Lectura
del libro del Deuteronomio (30,10-14):
Moisés habló
al pueblo, diciendo:
«Escucha la voz del Señor, tu Dios, observando sus
preceptos y mandatos, lo que está escrito en el libro de esta ley, y vuelve al
Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma. Porque este precepto
que yo te mando hoy no excede tus fuerzas, ni es inalcanzable. No está en el
cielo, para poder decir:
“¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará, para
que lo cumplamos?”. Ni está más allá del mar, para poder decir: “¿Quién de
nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo
cumplamos?”.
El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que lo
cumplas».
GUÍA: El mandamiento está en tu corazón y
tu boca, para que lo cumplas. Lo admitimos y reconocemos. Condúcenos por tus
sendas, alimenta nuestros deseos, para estar cerca de ti y cumplir tu voluntad.
Tu gracia nos hace dar pasos cada día. SILENCIO DE DESCUBRIMIENTO, DE DESEO,
DE UNIÓN.
Salmo
Sal
68,14.17.30-31.33-34.36ab.37
R/. Humildes,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
V/. Mi
oración se dirige a ti,
Señor, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mi. R/.
V/. Yo soy
un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias. R/.
V/. Miradlo,
los humildes, y alegraos;
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R/.
V/. Dios
salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella. R/.
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,15-20):
primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres,
visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones,
Principados y Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo,
y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él y para él
quiso reconciliar todas las cosas,
las del cielo y las de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
GUÍA: Cristo, imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura. Contemplamos su presencia y captamos su voluntad
salvadora. Reconcilia todas las cosas y nuestras intenciones se clarifican.
Gracias, Jesús por esa presencia y donación. Enséñanos a vivir en tu camino.
SILENCIO DE CONTEMPLACIÓN, DE RECONOCIMIENTO, DE PRESENCIA.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (10,25-37):
En aquel
tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a
prueba:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».
Él le dijo:
«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».
El respondió:
«“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda
tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».
Él le dijo:
«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».
Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
«¿Y quién es mi prójimo?».
Respondió Jesús diciendo:
«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo
desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por
casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y
pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio
un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde
estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas,
echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a
una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al
posadero y le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando
vuelva”. ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en
manos de los bandidos?».
Él dijo:
«El que practicó la misericordia con él».
Jesús le dijo:
«Anda y haz tú lo mismo».
PRESENTAMOS
NUESTRA ORACIÓN, ABRIMOS EL CORAZÓN AL ESPÍRITU SANTO PARA RECIBIR SU
ILUMINACIÓN.
HABLAMOS
EN EL SILENCIO DEL CORAZÓN Y RECONOCEMOS LA PRESENCIA DEL DIOS MISERICORDIOSO.
INVOCAMOS
A MARÍA, MADRE Y MAESTRA DE ORACIÓN. ESCUCHAMOS SU VOZ.
NOS
DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO
CANTAMOS:
Yo quiero
ser buen samaritano
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