GUÍA:
Jesús, estamos
aquí. Los caminos de la espera nos traen hacia Ti. Llegas de nuevo para
nosotros. Nos buscas desde los confines de toda la tierra. Te esperamos hoy,
como te esperaban las profetas antiguos. Te esperamos y te buscamos en este
mundo salpicado de guerras y penurias. Puedes venir porque encontrarás lo que
Tú buscas, pobres, enfermos, necesitados. Todos tenemos una luz de esperanza en
el corazón y te gritamos ¡Ven, Señor, Jesús! SILENCIO que reconoce la
propia situación en relación con Jesús y su venida. SILENCIO que pide que venga
y nos libre del mal.
Del
libro de Baruc (5,1-9):
Jerusalén, quítate tu ropa de duelo y aflicción, y vístete para siempre el esplendor de la gloria que viene de Dios. Envuélvete en el manto de la justicia que procede de Dios, pon en tu cabeza la diadema de gloria del Eterno. Porque Dios mostrará tu esplendor a todo lo que hay bajo el cielo. Pues tu nombre se llamará de parte de Dios para siempre: “Paz de la Justicia” y “Gloria de la Piedad”. Levántate, Jerusalén, sube a la altura, tiende tu vista hacia el Oriente y ve a tus hijos reunidos desde oriente a occidente, a la voz del Santo, alegres del recuerdo de Dios. Salieron de ti a pie, llevados por enemigos, pero Dios te los devuelve traídos gloria, como un trono real. Porque ha ordenado Dios que sean rebajados todo monte elevado y los collados eternos, y colmados los valles hasta allanar la tierra, para que Israel marche en seguro bajo la gloria de Dios. Y hasta las selvas y todo árbol aromático darán sombra a Israel por orden de Dios. Porque Dios guiará a Israel con alegría a la luz de su gloria, con la misericordia y la justicia que vienen de él.
GUÍA: Somos llamados a dejar el
duelo y la aflicción, porque el Señor mostrará su gloria a todo lo que hay bajo
el cielo. Estamos ahí bajo el cielo y cubiertos por la gloria de Dios, si nos
dejamos contagiar por ella. Todo será allanado para que Israel marche en seguro
bajo la gloria de Dios. Marchará seguro. ¿Estamos seguros? Dios le guiará con la misericordia y la
justicia que vienen de Él. Guiará con misericordia y justicia. Somos parte de
su pueblo. Acojamos su guía. Nueva llamada a la confianza en el Padre, creador
del cielo y la tierra y guiador de sus criaturas. SILENCIO ENTREGADO, CONFIANZA, SEGURO EN DIOS.
De
la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,4-6.8-11):
Ruego siempre y en todas mis oraciones con alegría por todos vosotros a causa de la colaboración que habéis prestado al Evangelio, desde el primer día hasta hoy; firmemente convencido de que, quien inició en vosotros la buena obra, la irá consumando hasta el Día de Cristo Jesús. Pues testigo me es Dios de cuánto os quiero a todos vosotros en el corazón de Cristo Jesús. Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor siga creciendo cada vez más en conocimiento perfecto y todo discernimiento, llenos de los frutos de justicia que vienen por Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.
GUÍA: Pablo se dirige a los Filipenses. Hoy nosotros acogemos su palabra y
hacemos eco en nosotros. La obra de Dios sigue en pie. Somos obra de sus manos.
El que comenzó en nosotros la obra, la irá consumando hasta el día de Cristo
Jesús. Abrimos el corazón a la Palabra de Dios, la acogemos, buscamos caminos
nuevos por los que avanzar, nos ponemos en marcha. SILENCIO ACOGEDOR, CONFIADO, EMPRENDEDOR, HUMILDE.
Del
santo evangelio según san Lucas (3,1-6):
En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios.»
GUÍA: La Palabra de Dios vino sobre Juan, en el desierto. Hoy la Palabra
sigue viniendo. El desierto separa a Juan, le hace sensible, obediente. ¿Cuál
es nuestro desierto? ¿Nos hace sensibles y obediente a la Palabra? Dejemos
espacio para que resuene en nosotros y la transmitamos a las gentes. Enderezad,
allanad, igualad. Y todos verán la salvación de Dios. Vivamos este rato de
desierto escuchando la Palabra, repasando los caminos de nuestra existencia.
¿Vemos la salvación de Dios?
SILENCIO
HUMILDE, RECONOCIDO, CREYENTE, ADORADOR.
RECOGEMOS los sentimientos que han venido
a nosotros.
COMPARTIMOS alguna frase.
PEDIMOS por las necesidades que
conocemos.
INVOCAMOS A MARÍA
PADRE NUESTRO con todos los hombres y
mujeres del mundo.
CANTAMOS
Ven Salvador
Ven, Salvador, ven sin tardar:
danos tu gracia y tu paz.
Ven, Salvador, ven sin tardar:
danos tu fuerza y verdad.
Nos diste tu palabra, es firme
nuestra espera,
iremos tras tus huellas, sabemos
que vendrás.
Ven, ven, Señor Jesús.
Los hombres de mi pueblo esperan
que Tú vengas
, que se abran horizontes por
donde caminar.
Ven, ven, Señor Jesús.
Vendrás con los que luchan por una
tierra nueva,
vendrás con los que cantan
justicia y hermandad.
Ven, ven, Señor Jesús....
Seguimos por los caminos de Adviento. Jesús va a llegar. Preparemos nuestro camino. En la oración nos unimos a otros que también esperan.
ResponderEliminar"quítate tu ropa de duelo y aflicción, y vístete para siempre el esplendor de la gloria que viene de Dios". Una buena invitación. Vestirse siempre con el esplendor de la gloria de Dios. Sentirnos agradecidos por tanta gloria y caminar con alegría por la vida que nos toca vivir. Hay dolor pero Dios está con nosotros. Confiemos.
ResponderEliminar"Dios mostrará tu esplendor a todo lo que hay bajo el cielo". Se lo dice a Jerusalén pero sería bueno personalizarlo en cada uno de nosotros.Somos hijos de Dios y él se alegra en darnos su gracia, su presencia, su amor. La gloria de Dios resplandece en tí y en mí, en todos los vivientes. Gracias, Padre por tu presencia.
ResponderEliminar"Ruego siempre y en todas mis oraciones con alegría por todos vosotros a causa de la colaboración que habéis prestado al Evangelio" San Pablo está alegre por la colaboración que recibe de sus fieles. El Papa Francisco nos invita a la alegría de la espera y del seguimiento a Jesús en favor de nuestro mundo. ¿Respondemos?
ResponderEliminar"Levántate, Jerusalén, sube a la altura". Un empuje grande para subir hasta la altura, la llamada de Jesús. Preparemos el camino ¡que ya viene! Confianza, amor y misericordia en el día de hoy.
ResponderEliminar"El que comenzó en nosotros la obra, la irá consumando hasta el día de Cristo Jesús". Confiando en Jesús nos enseñará el camino hacia el Padre y su misericordia.
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