REZA Y
COMPARTE
EL SEÑOR
PAGARÁ A CADA UNO
GUÍA DE
ORACIÓN 23-02-25, VII
Domingo del Tiempo Ordinario
GUÍA: El Señor pagará a cada uno. Entre
David y Saúl, Dios pondrá su mano. Es la primera lectura. En la segunda se
distinguen el hombre, persona carnal y la espiritual. Somos parte de la tierra
y del cielo. En la tercera se nos presenta el mandato de Jesús: Haced el bien a
los que os odian. Tres ejemplos de actitudes que coinciden en el mandato del
amor. Nos dejamos tocar por ese amor y oramos. SILENCIO DE CONOCIMIENTO, DE
ACLARACIÓN, DE ACCIÓN.
Lectura
del primer libro de Samuel (26,2.7-9.12-13.22-23):
En aquellos
días, Saúl emprendió la bajada hacia el páramo de Zif, con tres mil soldados
israelitas, para dar una batida en busca de David. David y Abisay fueron de
noche al campamento; Saúl estaba echado, durmiendo en medio del cercado de
carros, la lanza hincada en tierra a la cabecera. Abner y la tropa estaban
echados alrededor.
Entonces Abisay dijo a David: «Dios te pone el enemigo en la mano. Voy a
clavarlo en tierra de una lanzada; no hará falta repetir el golpe.»
Pero David replicó: «¡No lo mates!, que no se puede atentar impunemente contra
el ungido del Señor.»
David tomó la lanza y el jarro de agua de la cabecera de Saúl, y se marcharon.
Nadie los vio, ni se enteró, ni se despertó: estaban todos dormidos, porque el
Señor les había enviado un sueño profundo.
David cruzó a la otra parte, se plantó en la cima del monte, lejos, dejando
mucho espacio en medio, y gritó: «Aquí está la lanza del rey. Que venga uno de
los mozos a recogerla. El Señor pagará a cada uno su justicia y su lealtad.
Porque él te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido
del Señor.»
GUÍA: Contemplamos el momento del enfrentamiento de Saúl y David. Acciones
distintas y vemos cómo actuamos nosotros.
El Señor pagará a cada uno su justicia, dice David. Reflexionamos las
palabras y escogemos los hechos. ¿Con cuál nos identificamos más?. Padre, Dios,
concédenos tu Espíritu de equilibrio y confianza para construir un mundo justo
y en paz. SILENCIO DE IDENTIFICACIÓN, DE COMPRENSIÓN,DE DECISIÓN
Salmo
Sal
102,1-2.3-4.8.10.12-13
R/. El Señor es compasivo y
misericordioso
Bendice,
alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.
El Señor es
compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.
Como dista
el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos;
como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles. R/.
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,45-49):
El primer
hombre, Adán, fue un ser animado. El último Adán, un espíritu que da vida. No
es primero lo espiritual, sino lo animal. Lo espiritual viene después. El
primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo hombre es del cielo.
Pues igual que el terreno son los hombres terrenos; igual que el celestial son
los hombres celestiales. Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos
también imagen del hombre celestial.
GUÍA: El hombre y la mujer, personas
animadas, animus, respiración. El último Adán, un espíritu que da vida.
Personas terrenas y personas celestiales. Las dos coinciden en nuestro ser.
Iluminemos nuestra vida con las dos y sepamos actuar superando lo carnal para
vivir lo del cielo. SILENCIO DE OBSERVACIÓN, DE VALORACIÓN, DE FUTURO.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (6,27-38):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a
vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os
maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla,
preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien
te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás
como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué
mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien
sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo
hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También
los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad
a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran
premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y
desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y
no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis
perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada,
remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»
GUÍA: Perdonad y seréis perdonados, haced
el bien, sin esperar nada. Amad a vuestros enemigos. Nos hablan de amor, de
perdón, de generosidad. Ante el Señor nos sentimos débiles y pobres. Espíritu
santo, envía un rayo de tu luz que ilumine la oscuridad, que fortalezca el
amor. SILENCIO DE NUEVA VISIÓN, DE ENCUENTRO, DE UNIÓN.
PRESENTAMOS
NUESTRA ORACIÓN, ABRIMOS EL CORAZÓN AL ESPÍRITU SANTO PARA RECIBIR SUS DONES.
HABLAMOS
EN EL SILENCIO DEL CORAZÓN Y RECONOCEMOS LA PRESENCIA DEL DIOS MISERICORDIOSO.
INVOCAMOS
A MARÍA, MADRE Y MAESTRA DE ORACIÓN. ESCUCHAMOS SU VOZ.
NOS
DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO
CANTAMOS
Padre
Nuestro, Tú que estás
En los que aman la verdad
Haz que el reino que por Ti se dio
Llegue pronto a nuestro corazón
Que el amor que Tu hijo nos dejó
Ese amor reine ya en nosotros
Y en el pan
de la unidad
Cristo, danos Tú la paz
Y olvídate de nuestro mal
Si olvidamos el de los demás
No permitas que caigamos en tentación
Oh, Señor, y ten piedad del mundo
"El Señor pagará a cada uno" La oración nos enseña a ser generosos, seguir la verdad, amar en todo momento.
ResponderEliminar"En el pan de la unidad, Cristo, danos Tú la paz" En la Eucaristía nos unimos a Jesús y a los hermanos. Demos pasos en este camino. Te lo pedimos, Señor.
ResponderEliminar"El Señor pagará a cada uno su justicia, dice David." No somos nosotros los jueces y pagadores. Confiamos en el amor de Dios y presentamos obras de bien en justicia.
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