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viernes, 27 de octubre de 2017

GRITAN Y ESCUCHARÉ




GRITAN Y ESCUCHARÉ

GUÍA ORACIÓN 29-10-17

GUÍA: Te amo, Señor. Tú eres mi fortaleza, dice el salmo. Venimos a ti, esperando tu amor y misericordia. Sólo tú eres santo. Confiamos en ti. Dejamos que todo esto sea una realidad en nosotros. Tu Espíritu y Jesús nos acercan a la verdad de tu ser y nos llenan de esperanza. En silencio te escuchamos y conocemos tu rostro. SILENCIO DE ATENCIÓN, DE CONOCIMIENTO Y AMOR.

 Del libro del Éxodo (22,20-26):

Así dice el Señor: «No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y os haré morir a espada, dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos. Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.»

GUÍA: Aquí estamos, Señor, a veces como oprimidos y otros como opresores. Como oprimidos clamamos a ti, te buscamos, te necesitamos. Guárdanos, Señor, Mira nuestra causa. Te esperamos.
Si somos opresores, convierte nuestro corazón y nuestra mente. No nos dejes caer en la tentación. SILENCIO DE PRESENCIA, ENCUENTRO, CONFIANZA

De la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,5c-10):

Sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien. Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la palabra entre tanta lucha con la alegría del Espíritu Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. Desde vuestra Iglesia, la palabra del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y en Acaya, sino en todas partes. Vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos hicisteis: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.

GUÍA: Acogisteis la Palabra entre lucha y alegría en el Espíritu. Hoy también recibimos la Palabra y nos alegramos en el Espíritu. Confórtanos, Padre. Haz fuerte nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor. Que nuestro actuar pueda ser modelo para otros. SILENCIO DE ESPERANZA Y ALEGRÍA.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,34-40):

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»

GUÍA: Amarás al Señor tu Dios, con todo el corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Repasamos en silencio nuestra fe, y en la confianza hacia Dios Padre.
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. ¿Cómo desbordamos el amor hacia nuestro prójimo. ¿Como a nosotros mismos? En paz valoramos nuestros encuentros con los demás.  SILENCIO DE CONFIANZA Y DE AMOR

REPASAMOS NUESTRA ORACIÓN, DESTACAMOS UNA FRASE

OFRECEMOS, PEDIMOS, ADORAMOS

PEDIMOS A MARÍA SU PRESENCIA

INVOCAMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS

CANTAMOS

Cerca está el Señor, cerca está el Señor.
Cerca de mi pueblo,
cerca del que lucha por amor.
Cerca está el Señor, cerca está el Señor,

es el peregrino que comparte mi dolor.

También está el Señor, le conoceréis,
en el que lucha por la igualdad.
También está el Señor, le conoceréis,
en el que canta la libertad.
También está el Señor, no olvidéis su voz,
sufre el dolor del oprimido.

También está el Señor, le conoceréis,
en el obrero en su taller.
También está el Señor, le conoceréis,
en el anciano en su vejez.
También está el Señor, no olvidéis su voz,
en el hospital junto al enfermo.

También está el Señor, le conoceréis,
Él es la vida, es la verdad.
También está el señor, le conoceréis,
en el camino de libertad.
Jesús es el Señor, no olvidéis su voz,
es el Redentor de nuestro pueblo.

(Erdozaín)