viernes, 13 de noviembre de 2015

ORACIÓN 15-11-15







ORACIÓN 15-11-15

GUÍA: Nos vamos acercando al final del Año Litúrgico. Estamos aquí, Señor. Descúbrenos tu presencia y haz que te conozcamos. Que tu Espíritu llene nuestros corazones y encienda el fuego de tu amor en nosotros  y en toda la tierra. Limpia lo manchado, fortalece lo débil, cambia nuestro corazón según tú  quieres de cada uno de nosotros. La belleza de tu Palabra nos cubra y tu bondad y misericordia nos sostengan en el paso y la existencia de cada día. Acogemos a tu Espíritu y deseamos que nos ilumine con tu  gracia y amor. SILENCIO ORANTE, CONFIADO, DE ENTREGA

De la profecía de Daniel (12,1-3):
Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida eterna, otros para ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.
GUÍA: Dejamos que el mensaje de la Palabra nos llene y sentimos el amor que Dios nos tiene. El arcángel Gabriel que se ocupa de tu pueblo, sigue ocupándose del pueblo de Dios. Y nosotros estamos ahí, cada uno puede verse e imaginar en qué parte está. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento. Los que enseñaron la justicia, la santidad, brillarán como estrellas. Pensemos en nuestro hacer y vivir. ¿Seremos una pequeña luz en ese gran pueblo de Dios?. Que nuestro ser y actuar sean luz que ilumina en el espacio que nos toca vivir. SILENCIO AGRADECIDO, DE PETICIÓN Y ABIERTO A LA Palabra.


De la carta a los Hebreos (10,11-14.18):

Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a lo que van siendo consagrados. Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.
GUÍA: Cristo ofrece su sacrificio por los pecados y hace que vayamos siendo consagrados en el perdón y en la ofrenda por el mundo. Nos ponemos en la presencia del Señor. Le ofrecemos lo que somos y seremos disponibles para su obra en nosotros y cooperando para mejorar la vida en nuestro mundo. Veamos qué nos dice y qué caminos podemos seguir. SILENCIO ADORADOR, GENEROSO Y ESPERANZADO
 Del santo evangelio según san Marcos (13,24-32):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.»
GUÍA: ¿Qué nos dice Jesús en esta Palabra? La venida del Hijo del hombre es una realidad. Viene cada día a nuestra vida. Acojámosle y avivemos nuestra fuerza y fe en su presencia. Al final de los tiempos también vendrá para reunir a sus elegidos y glorificar al Padre. El camino de la vida va reuniendo al Pueblo de Dios y los va perfeccionando en Cristo y en el Reino de Dios. El silencio nos ayuda a reconocer las venidas diarias y a preparar la última venida. SILENCIO ACOGEDOR, ADORADOR E ILUMINADO
RECOGEMOS en nuestro interior lo que más nos ha ayudado y pedimos al Espíritu nos llene con su gracia para que seamos buena tierra que dé fruto.
COMPARTIMOS alguna frase.
PETICIONES
PADRE NUESTRO Unidos a todos los hombres y mujeres del mundo.



MARÍA nos acompaña

María tú que velas junto a mi Y ves el fuego de mi inquietud María madre enséñame a vivir Con ritmo alegre de juventud. Ven señora a nuestra soledad Ven a nuestro corazón A tantas ilusiones que se han muerto A nuestro caminar sin ilusión. Ven y danos la alegría, que nace de la fe Y del amor. El gozo de las almas que confían En medio del esfuerzo y del dolor. Ven y danos la esperanza Para sonreír en la aflicción Las manos que del suelo nos levanta La gracia de la paz en el perdón. Ven y danos confianza, Sonrisa que en tu pena floreció Sabiendo que en las dudas y tormentas Jamás nos abandona nuestro Dios

viernes, 6 de noviembre de 2015

ORACIÓN 08-11-15




ORACIÓN 08-11-15
GUÍA: Estamos ante Ti, Señor. Nuestro ser es silencio, encuentro, amor. Acepta nuestro corazón, nuestra vida que quiere conocerte y escucharte. Habla, Señor. Aquí todo es paz. La vida se concentra en tu Palabra. Hoy vemos a la viuda de Sarepta y a la viuda de Jerusalén. Vida entregada en silencio y con generosidad. Las dos son alabadas. Nosotros presentamos nuestra ofrenda. Veamos cómo nos sentimos y cómo la entregamos. Escuchemos también la palabra del Señor que nos mira con cariño en el corazón y acepta lo que somos. SILENCIO CONFIADO
Del primer libro de los Reyes (17,10-16):

En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: «Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba.»
Mientras iba a buscarla, le gritó: «Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan.»
Respondió ella: «Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.»
Respondió Elías: «No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: "La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra."»
Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.
GUÍA: El Señor, Dios, Elías, la viuda, su hijo. Son los personajes que intervienen en la escena. Dios que quiere salvar, ayudar a Elías. Se vale de la viuda. Ésta es una mediación para Dios y para Elías. Por medio de la viuda llega el pan y el agua que faltaba. Elías que va huyendo encuentra ayuda en la viuda, fiado de Dios, le promete a la mujer que no faltará harina en la artesa, ni aceite en la alcuza. La mujer se fía y todo sucede bien, según Elías había prometido. A veces las cosas son complicadas pero Dios se vale de distintas circunstancias para resolverlas de acuerdo con su voluntad. Pero necesitamos la confianza en Dios y la colaboración en ese plan de Dios. ¿Lo podemos aplicar a la vida? ¿Con quién nos identificamos más? Confiemos en Dios que no falla. SILENCIO CREYENTE Y COLABORADOR

De la carta a los Hebreos (9,24-28):

Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres imagen del auténtico, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros. Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena; si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo. Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio. De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos. 
GUÍA: ¿Qué decimos ante este Cristo ofrecido por nosotros? Contempladlo y quedaréis radiantes, dice el salmo 33. Contemplemos a Jesús en la cruz ofreciendo su sacrificio al Padre. Todos salvados en Él. La gran multitud que contemplábamos en el Apocalipsis hace unos días, hoy la seguimos contemplando en el mismo sacrificio de Cristo. Recorramos toda la tierra envuelta por el amor de Dios, que nos salva en Cristo Jesús. Experimentemos ese amor misericordioso. SILENCIO ADORADOR, AGRADECIDO Y REVERENCIAL
 Del santo evangelio según san Marcos (12,38-44):

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. 
Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»
GUÍA: ¡Cuidado con los escribas! Aquellos, pero sobre todo si hoy estamos tocados por sus formas de actuar. Veamos si hay algo de eso en nosotros y rectifiquemos. Luego la figura de la viuda echando su limosna. Jesús la observa y la alaba por su generosidad. Aplicamos el momento a nuestra vida. Observamos cuántas veces hemos sido como la viuda y cómo actuamos en la vida real. Señor, cuida nuestra realidad de cada día. Que seamos generosos en las necesidades de nuestro alrededor. Que Tú cambies nuestro corazón y lo hagas semejante al tuyo. SILENCIO AMOROSO, CONFIADO Y DE PERDÓN
CONCLUSIÓN: ¿Qué ha significado este rato de oración para nosotros?. Lo resumimos en una frase. Ofrecemos al Padre lo que somos, le pedimos nos acompañe para confiar en Él y seguir los pasos de Jesús durante la semana. Que el Espíritu nos fortalezca en llevar a cabo lo que quiere de nosotros.
COMPARTIMOS alguna frase.
PRESENTAMOS NUESTRAS PETICIONES.
PADRE NUESTRO Unidos a todos los cristianos.
OFRECIMIENTO A MARÍA

MADRE OYEME 
Madre óyeme, mi plegaria es un grito en la noche 
Madre guíame en la noche de mi juventud 

Madre sálvame, mil peligros acechan mi vida 
Madre lléname, de esperanza, de amor y de fe. 

Madre guíame, en las sombras no encuentro el camino 
Madre llévame, que a tu lado feliz estaré 

Madre una flor, una flor con espinas que es bella 
Madre una amor, un amor que ha empezado a nacer 

Madre sonreír, sonreír aunque llore en el alma 
Madre construir, caminar aunque vuelva a caer. 
Madre solo soy el anhelo y la carne que lucha 
Madre tuyo soy, en tus manos me vengo a poner 

Madre óyeme, mi plegaria es un grito en la noche 
Madre guíame en la noche de mi juventud.

viernes, 30 de octubre de 2015

ORACIÓN 01-11-15




                                                       
ORACIÓN 01-11-15

GUÍA: Estoy, estamos aquí, Padre. Estoy, estamos aquí, Hijo. Estoy, estamos aquí Espíritu Santo. Queremos empezar nuestra oración. Tomamos conciencia de nuestro ser. Es una pequeña luz ante tu inmensidad. Una pequeña llama ante tu plenitud. Un hijo/a pequeño ante Ti, Padre, creador y amigo. Te vemos llenando de bien, misericordia, amor y confianza nuestra vida. Queremos dejarte derramar tu gracia sobre cada uno de nosotros, este tu pueblo que te necesita y espera momento a momento. Te presentamos nuestra vida con lo bueno y lo malo que hemos recorrido esta semana. Purifica todo lo que no es de tu agrado y acompáñanos hacia el bien. La Fiesta de Todos los Santos nos llama a ser santos.

SILENCIO ACOGEDOR Y ESPERANZADO


Del libro del Apocalipsis (7,2-4.9-14):

Yo, Juan, vi a otro Ángel que subía del Oriente y tenía el sello de Dios vivo; y gritó con fuerte voz a los cuatro Ángeles a quienes había encomendado causar daño a la tierra y al mar: «No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios.» 
Y oí el número de los marcados con el sello: ciento cuarenta y cuatro mil sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel. Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. 
Y gritan con fuerte voz: «La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero.» Y todos los Ángeles que estaban en pie alrededor del trono de los Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra, y adoraron a Dios diciendo: «Amén, alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos, amén.»
Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: «Esos que están vestidos con vestiduras blancas quiénes son y de dónde han venido?»
Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás.»
Me respondió: «Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la Sangre del Cordero.»


GUÍA: El escritor sagrado está deslumbrado ante tan gran visión. Dios llena el cielo y la tierra. Una muchedumbre inmensa delante del trono y del Cordero. Claman: «La salvación es de nuestro Dios”. El Anciano dice: «Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la Sangre del Cordero.» La gran multitud, el pueblo de Dios lavado y blanqueado con el sacrificio del Cordero. Nuestro mundo, este gran pueblo de Dios también hoy aclama al Señor, Dios. Y nosotros con todos nos sentimos salvados. Acojamos al Dios que salva y extendamos su misericordia en la vida. SILENCIO ADORADOR, AGRADECIDO,COMPARTIDO

De la primera carta del apóstol san Juan (3,1-3):
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él porque le veremos tal cual es. Todo el que tiene esta esperanza en él se purificará a sí mismo, como él es puro. 

GUÍA: ¿Cómo nos sentimos ante la Palabra de Dios en esta Lectura? El Padre nos llama hijos suyos. ¡Qué amor nos ha tenido!. Captemos este amor y esta palabra de “hijos”. Purifiquemos nuestra vida, dejemos que Dios Padre nos guarde como hijos y seamos verdaderos hijos y hermanos para los demás.
SILENCIO FILIAL Y CONFIADO 

Del santo evangelio según san Mateo (5,1-12):

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.» 




GUÍA: Jesús en el monte presenta todo un programa en sus bienaventuranzas. Son las que purifican a los hijos de Dios. Las que han purificado a la multitud que sigue a Jesús, Cada una de ellas puede servir para clarificar nuestra posición en relación con ella. Dediquemos un tiempo a recorrer cada una y encaminarnos si estamos perdido o alejados. Los Santos que han seguido al Cordero se han purificado y han seguido estas Bienaventuranzas. Jesús da la plenitud a cada uno de ellos con su vida, muerte y resurrección. Acojamos esta plenitud también en nosotros.

AGRADECEMOS la presencia de Dios en nuestra oración, el encuentro que hemos tenido con Él, sus llamadas.

NUESTRO CAMINO de esta semana puede ser…

PETICIONES

UNIDOS A TODOS LOS CRISTIANOS recitamos el Padre Nuestro.

INVOCAMOS A MARÍA la Madre de Jesús que nos acompañe en el camino de la semana.

A ti madre de esperanza
a ti madre del amor
a ti madre de los hombres
a ti canto mi canción
Tú pones alegría en nuestras vidas
tu eres ternura y comprensión
sonríes, esperas y nos llamas
cada día eres nueva ilusión
Si todo fracaso en nuestro camino
si olvidamos de dar a Dios el sí
tú das nuevo valor a nuestras vidas
y todo nos vuelve a sonreír
A ti madre de ...

CORO JESUS ESPERA

viernes, 23 de octubre de 2015

ORACIÓN 25-10-15

ORACIÓN 25-10-15


GUÍA: En nuestro camino de silencio e interiorización hacemos espacio para conocerte, estar contigo y escuchar tu Palabra. Padre estamos aquí, deseamos tu presencia y queremos acogerte en nosotros. Estamos en la vida de cada día y aquí queremos escucharte. Dejamos por un rato los quehaceres y con Teresa de Jesús decimos: escuchar y amar es nuestro ejercicio. Espíritu de Dios ven sobre nosotros, calienta nuestros corazones con tu amor. SILENCIO ADORADOR Y CONFIADO.

Del libro de Jeremías (31,7-9):

Así dice el Señor: «Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los pueblos; proclamad, alabad y decid: El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel. Mirad que yo os traeré del país del norte, os congregaré de los confines de la tierra. Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas: una gran multitud retorna. Se marcharon llorando, los guiaré entre consuelos; los llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán.
Seré un padre para Israel, Efraín será mi primogénito.»
GUÍA: Nos sentimos ese pueblo querido por Dios. Nos alegramos como amados de Dios, protegidos y reunidos junto a Él. Venimos de todos los puntos del mundo. Él nos conduce, Allana los caminos y nos lleva a sus torrentes de agua. Escuchamos: Seré tu padre, Serás mi hijo. Dejamos que nuestro corazón lo sienta y responda amor a tan gran noticia. Nos dejamos envolver por la Palabra, acariciar por el don de Dios, por su misericordia para nosotros y todo el pueblo. Tratamos de compartir con los que podemos hacerlo. SILENCIO ADORADOR, AMOROSO Y ALEGRE



De la carta a los Hebreos (5,1-6):

Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo. Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy», o, como dice otro pasaje de la Escritura: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»
GUÍA: Jesucristo, Hijo amado del Padre, escogido por Él como Sumo Sacerdote. Elegido para representar a los hombres en el culto a Dios. Nos unimos a Jesús ofrecido y sacrificado por el pueblo, por cada uno de nosotros. En nuestro silencio le reconocemos portador de toda la humanidad hasta Dios Padre. Nosotros mismos también portadores de la humanidad redimida al Padre Dios. Presentamos nuestro ser junto con Jesús, y presentamos al mundo dolorido, agitado y caminante. Pedimos la bondad y la misericordia para todos. Pedimos perdón por nuestros fallos. SILENCIO ACOGEDOR, RECONOCIDO Y FRATERNO.



Del santo evangelio según san Marcos (10,46-52):

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

GUÍA: Estamos en Jericó entre la multitud que acompaña a Jesús. Vemos al ciego. Oímos sus voces: “Hijo de David, ten compasión de mí”. Jesús le oye y pide a alguno que lo llame. “¿Qué quieres que haga por ti?”Le dice. Y valorando su fe le dijo: “Anda, tu fe te ha curado”. ¿Cómo nos quedamos? Sorprendidos, admirados, arrebatados. Pero también hoy somos el ciego que clama a Jesús. Veamos cómo es nuestra fe. Que podamos escuchar también: “Anda, tu fe te ha curado”.  SILENCIO ADMIRADO Y AGRADECIDO

El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

RECOGEMOS nuestros sentimientos, nos presentamos con Jesús al Padre. Agradecemos su presencia, su Palabra y su acción en nosotros. Le pedios que extienda su amor a todos los hermanos que lo necesitan. Que nos acompañe a lo largo de la semana.

PRESENTACIÓN DE PETICIONES

COMENTARIO DE ALGUNA FRASE

UNIDOS  EN LA RECITACIÓN DEL PADRE NUESTRO

MARÍA NOS ENSEÑA A ORAR Y NOS ACOMPAÑA

Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven”



viernes, 16 de octubre de 2015

ORACIÓN 18-10-2015




                                                                           DOMUND

ORACIÓN 18-10-2015

GUÍA: Buenos días, Señor. Aquí estoy, estamos, los que queremos hacer esta oración. Padre, envía tu Espíritu de amor sobre nosotros, para que acompañe nuestro encuentro. Jesús, Tú,  que dices: estoy  con vosotros, enséñanos el camino para llegar al Padre. En silencio acogemos la presencia del Dios, uno y trino. Le presentamos nuestra vida tal cual está en nuestro sentir y pensar. Le ofrecemos lo que ha sido esta semana de encuentros y desencuentros, de amor y de olvidos. Le pedimos perdón por todo lo que ha faltado en nuestro camino y pedimos nos ayude a encontrarle más plenamente. SILENCIO ACOGEDOR

 Del libro de Isaías (53,10-11):

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos. 

GUÍA: ¿Qué nos dice la lectura? Parece que es el camino del justo. Un final de sufrimiento explicado con los pasos intermedios: verá, prosperará, saciará, justificará, cargó con los crímenes de ellos. Aplicado a Jesús parece que está muy de acuerdo con lo que fue su vida terrena. Nos sentimos unidos a su pasión y reconciliados por su muerte. El camino del creyente ¿se parece en algo a esto?. Veamos nuestra andadura en el camino hacia el Padre, y en el cumplimiento de nuestra misión en la tierra. SILENCIO ADORADOR

De la carta a los Hebreos (4,14-16):

Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.

GUÍA: Mantengamos la confesión de la fe, dice la Palabra de la carta a los Hebreos. En nuestro silencio reconozcamos a Jesús y confesemos la fe. Él es quien dirige nuestras vidas. Le seguimos en el camino que nos indica. Pedimos amor y confianza para nosotros y para todo el mundo. SILENCIO DE CONFIANZA Y AMOR.

Del santo evangelio según san Marcos (10,35-45):

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron: «Lo somos.»
Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.» Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»

GUÍA: Sentarnos a la derecha de Jesús. Esto deseaban Santiago  y Juan. Era amor y también preferencia, protagonismo. En nuestro hacer ¿cómo actuamos? ¿nos preocupamos de lo nuestro sólo?. Veamos en qué momentos nos parecemos a los dos hermanos. Escuchemos las palabras de Jesús. El que quiera ser grande que sea el servidor de los otros. ¿En qué altura nos encontramos respecto a la medida de la grandeza?. Observemos a nuestro alrededor para ver las necesidades y poder servir. SILENCIO ADORADOR y petición del estilo de Jesús para nosotros.

AGRADECEMOS la presencia de Dios Padre en nuestra oración, la presencia del Espíritu, la presencia de Jesús.

PETICIONES para las necesidades del mundo. Pedimos por el DOMUND. Domingo de las Misiones. Misioneros de la Misericordia.

PADRE NUESTRO unidos a toda la Iglesia.

INVOCAMOS A MARÍA con nuestro canto


María, tú
María, tú que velas junto a mí
y ves el fuego de mi inquietud,
María, madre, enséñame a vivir 
la vida alegre de juventud.
Ven, Señora, a nuestra soledad, 
ven a nuestro corazón, 
a tantas esperanzas que se han muerto, 
a nuestro caminar con ilusión. 
Ven y danos la alegría 
que nace de la fe y del amor, 
el gozo de las almas que confían 
en medio del esfuerzo y el dolor. 
Ven y danos tu esperanza 
para sonreír en la aflicción,
la mano que del suelo nos levanta, 
la gracia de la paz en el perdón. 
Ven y danos confianza, 
sonrisa que en tu pena floreció, 
sabiendo que en la duda y las tormentas 
jamás nos abandona nuestro Dios

jueves, 15 de octubre de 2015

CAMINO DE ORACIÓN







ORACIÓN 15-10-15

EL CAMINO DE LA ORACIÓN según Santa Teresa de Jesús 

1. La oración: camino de amistad con Dios 

Ha habido variadas definiciones de Oración a lo largo de la historia. Santa Teresa de Jesús nos dejó una: "No es otra cosa oración mental, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama". 

La Oración, entonces, es tratar como un Amigo a Aquél que nos ama. Y"tratar de amistad" y"tratar a solas"implica buscar estar a solas con Aquél que"sabemos nos ama".

Y a Dios le agrada estar con el hombre -como el amigo se goza en el amigo y un padre con su hijo. Dios siempre se agrada cuando el orante decide "estar a solas con El", orando, tratando con el Amigo. 

La Oración, como la amistad, es un camino que comienza un día y va en progreso. El orante comienza a tratar al Amigo que le ha amado desde toda la eternidad, y así empieza a conocerle, a amarle, a entregarse a El, en una relación que sabe no finalizará, pues en la otra vida será un trato "cara a cara" y en felicidad infinita y perpetua. 

2. La oración: camino de interiorización 

"Tratar a solas" es indicativo de búsqueda de soledad y de silencio, para poder estar con el Amigo. "Acostumbrarse a la soledad es gran cosa para la oración", dice la Santa. Y a los principiantes dirá: "... han de menester irse acostumbrando a ... estar en soledad". Y, apoyándose en el Evangelio nos recuerda: "Ya sabéis que enseña Su Majestad que sea a solas, que así lo hacía El siempre que oraba". 

La soledad/silencio debe verse como tiempos en los que el alma, sola y a solas, se vuelve a su Dios. Así, la soledad/silencio no es ausencia, sino presencia del Amigo. 

En la soledad/silencio podemos captar la voz de Dios y las inspiraciones de Su Santo Espíritu. Orar no es tanto hablar nosotros a Dios, sino guardar silencio ante El: abrirle la puerta para que El se comunique a nosotros desde nuestro interior. 

La Oración nos exige momentos específicos en el día para estar a solas con El que sabemos nos ama. Y tan importante es esto, que Teresa de Jesús presenta la búsqueda de soledad como prueba de la autenticidad de la Oración, al decirnos que la Oración acrecienta el deseo de soledad: "Desea ratos de soledad para gozar más de aquel bien". 

Al estar a solas y en silencio, la persona va interiorizándose, o sea, va uniéndose a Dios que está en su interior. 


Santa Teresa describe ese camino de interiori-zación en su obra "Las Moradas" o "Castillo Interior", y en ella compara al alma con un castillo que tiene muchos aposentos o Moradas, 


"y en el centro y mitad de todas éstas tiene la más principal, que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma". 

Las Moradas son siete, equivalentes a siete diferentes niveles de interiorización, desde donde nos relacionamos con Dios. (Ver"Etapas o niveles en la vida de oración contemplativa" y APENDICE "Tres etapas en la Vida Contemplativa"). 

3. La oración: camino de purificación 

Santa Teresa nos dice que "Dios no se da a Sí del todo, hasta que no nos damos del todo". Así que si queremos que el Señor se apodere de nosotros con la Oración de Quietud y de Unión, debemos darnos por entero a El. 

Y en esta donación total, nuestro peor enemigo es nuestro "yo". Dice la Santa que"no hay peor ladrón" que "nosotros mismos".Se refiere a las tendencias egoístas que tenemos que combatir, pues impiden nuestra libertad espiritual. El amar la voluntad propia antes que la de Dios nos carga de "tierra y plomo". 

No siempre se tratará del deseo de cosas ilícitas; puede tratarse de cosas buenas, pero que están conforme a nuestra voluntad, a nuestro criterio. Hay que mirar por encima de nuestros conceptos humanos, por buenos que puedan parecer, y atender a la Voluntad de Dios antes que a la nuestra,porque dice el Señor: "Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son Mis Caminos. Como el cielo es más alto que la tierra, Mis Caminos son más altos que los vuestros; Mis Planes que vuestros planes" (Is. 55, 8-9). 

También nos recuerda Teresa de Jesús que el "Venga a nosotros Tu Reino" (donación de Dios al alma) va, en el Padre Nuestro, junto al "Hágase Tu Voluntad" (donación del alma a Dios). Y nuestra donación a Dios es siempre una donación dolorosa, pues en ella Dios va purificando a la persona de apegos y afectos desordenados. Esta purificación a veces hace llorar el alma y sangrar el corazón, pero termina por dejarnos completamente libres para Dios. 

El sufrimiento no hay que rechazarlo, pues cuando esto hacemos la cruz se vuelve más pesada. Tampoco debe verse como un peso que hay que aceptar necesariamente. En el sufrimiento hemos de reconocer la cruz que Dios nos brinda para nuestra purificación y para nuestra unión con El. 

Si el Señor nos envía algo de sufrir, según Santa Teresa, eso es prenda de Su predilección. Jesús pasó por ese camino, siendo "Su Hijo Amado" (Lc.4, 17). Por eso, cuando Dios trata a un alma como a Jesús, es precisamente porque mucho la ama. 

¿Parece locura, quizá masoquismo? Pero San Pablo nos advierte: "A nivel humano uno no capta lo que es propio del Espíritu de Dios, le parece locura; no es capaz de percibirlo, porque sólo se puede juzgar con el criterio del Espíritu" (1ª Cor. 2, 12). 

La actitud de Teresa de total entrega a la Voluntad de Dios, no importa lo que Dios pida, no importa lo que Dios mande, viene mejor expresada en este poema, del cual hemos extraído algunas estrofas: 

Vuestra soy, para vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí?
Dadme riqueza o pobreza,
Dad consuelo o desconsuelo, 

Dadme alegría o tristeza,
Dadme infierno o dadme cielo,
Vida dulce, sol sin velo,
Que a todo digo que sí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
Dadme, pues sabiduría,
O por amor, ignorancia,
Dadme años de abundancia
o de hambre y carestía;
Dad tiniebla o claro día;
pues del todo me rendí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
Dadme Calvario o Tabor,
Desierto o tierra abundosa,
Sea Job en el dolor,
O Juan que al pecho reposa;
Sea la viña fructuosa
O estéril, si cumple así.
¿Qué mandáis hacer de mí?
Si queréis, dadme oración, 
Si no, dadme sequedad,
Si abundancia y devoción,
Y si no, esterilidad.
Soberana Majestad,
Sólo hallo paz aquí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
Vuestra soy, para vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí? 

4. La oración: camino de transformación 

La Oración es transformante: si no cambia nuestra forma de ser, nuestro modo de vivir, nuestros valores, no está siendo provechosa, pues ORAR ES CAMBIAR DE VIDA. 

El camino de Oración va siendo trazado por una secuencia de acciones que Dios va realizando en la persona que Lo busca sinceramente. La total entrega a Dios, la total identificación de la persona con Dios, no puede ser fruto sólo de nuestro esfuerzo personal, pues excede nuestra capacidad. Es fruto de la acción de Dios en el alma que se deja guiar por El, por el camino estrecho de la purificación interior, que lleva a la transformación de la persona en el modelo que es Cristo. 

Sin embargo, Teresa de Jesús nos dice que es esencial la práctica de la virtud, pues es imposible ser contemplativo sin tener virtudes y que "es menester no sólo orar, porque si no procuráis virtudes, os quedaréis enanas". 

Aunque Dios ha infundido en nosotros las virtudes en el Bautismo, sin mérito nuestro, no las hace crecer sin nuestra colaboración, siempre con la ayuda de Su Gracia. 

Al practicar las virtudes, facilitamos la acción de Dios en nosotros y el alma se hace más apta para sentir y seguir las mociones del Espíritu Santo. 

Tan importante es para Santa Teresa el crecimiento de las virtudes, que ha llegado a decir: "Yo no desearía otra oración, sino la que me hiciese crecer las virtudes". Y también:"Si (la oración) es con grandes tentaciones y sequedades y tribulaciones, y esto me dejase más humilde, esto tendría por buena oración". 

La mejor oración, entonces, será la que más cambie nuestra vida, la que más nos lleva a imitar a Cristo, la que más no haga crecer en los "frutos del Espíritu", que refiere San Pablo en su carta a los Gálatas (5, 22). 

5. La oración: camino de paz 

Una persona totalmente entregada a la Voluntad de Dios, no puede sino vivir en paz, que es uno de los frutos del Espíritu. 

No importa cuál sea la situación, propia o de nuestros hijos o familiares, si estamos entregados a Dios, si estamos en Sus Manos, estaremos en paz. 

La paz no se prueba estando fuera de la tormenta. La paz es, ante todo, estar en serenidad en medio de la tormenta. Y la experiencia propia y/o de otros nos muestra que vendrán ratos de tormenta. Pero si tenemos confianza en el "Amigo que nunca falla", si nuestra voluntad es una con la Suya, ¿qué podemos temer? 

"Señor: Tu nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas Tú" (Is.26, 12). San Pablo corrobora esto en su"Todo lo puedo en Aquél que me conforta" (Fil.4, 13). Y Santa Teresa sintetiza la Oración como Camino de Paz en su breve poema: 

"Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa, 

Dios no se muda, 
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta". 

6. La oración: camino de servicio al prójimo 

Las gracias místicas, aún las más elevadas, no son un regalo de Dios sólo para que el alma las disfrute, sino que son para fortalecerla, hacerla generosa y animarla a servir a los demás. 

Para ayudar en el servicio al prójimo, en algún momento en la vida de oración, pueden comenzar a surgir en algunos orantes -como un auxilio especialísimo del Señor- losCARISMAS O DONES CARISMATICOS,llamados por los Místicos Gracias Extraordinarias, que son dados para utilidad de la comunidad, pues su manifestación está dirigida hacia la edificación de la fe y como auxilio a la evangelización y como un servicio a los demás, tal como lo indica San Pablo: 

“En cada uno el Espíritu revela su presencia con un don que es también un servicio. A uno se le da hablar con sabiduría,por obra del Espíritu. Otro comunica enseñanzas conformes con el mismo Espíritu. Otro recibe el don de la fe, en que actúa el Espíritu. Otro recibe el don de hacer curaciones, y es el mismo Espíritu. Otro hace milagros; otro es profeta; otro conoce lo que viene del bueno o del mal espíritu; otro habla en lenguas, y otro todavía interpreta lo que se dijo en lenguas. Y todo esto es obra del mismo y único Espíritu, el cual reparte a cada uno según quiere” (1ª Cor. 12, 7). 

Los Carismas son, pues, dones espirituales, gratuitamente derramados, que no dependen del mérito ni de la santidad personal, ni tampoco son necesarios para llegar a la santidad. Sin embargo, el ejercicio abnegado de ellos de hecho produce progreso en la vida espiritual por ser actos de servicio al prójimo. 

En cuanto a los Carismas o Gracias Extraordinarias, hay que tener muy presente otro consejo de San Pablo: 

“No apaguen el Espíritu, no desprecien lo que dicen los profetas. Examínenlo todo y quédense con lo bueno” (1a. Tes. 5, 19-21). 

Y es así que mientras más se adelanta en la Oración, más debe acudirse a las necesidades del prójimo. La Oración que adormece, que ensimisma, no es genuina, pues la verdadera oración genera servicio a los hermanos. Para saber qué clase de oración se tiene, debemos medir cómo es nuestro compromiso con los demás, antes que apreciar cómo pasamos los ratos de oración. 

La vida de oración debe ser un balance entre María y Marta, las hermanas de Lázaro(cfr. Lc. 10, 38-41), entre la vida contemplativa y la activa. A las almas de oración sin obras reprende la Santa, sin dejar a un lado su humor característico: "Cuando yo veo almas muy diligentes en entender la oración que tienen y muy encapotadas cuando están en ella, ... porque no se les vaya un poquito el gusto y devoción que han tenido, háceme ver cuán poco entienden del camino por donde se alcanza la unión, y piensan que allí está todo el negocio. Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor, y si ves una enferma a quien puedes dar algún alivio ... te compadezcas de ella ... no tanto por ella, como porque sabes que Tu Señor quiere aquello". 

Pero nuestra acción apostólica debe estar enraizada en Cristo, pues el apostolado no es labor humana, sino divina, a la cual prestamos nuestra colaboración, sólo como humildes instrumentos. Por ello el orante/apóstol debe sentir con Dios, debe poner su corazón en contacto con el de Dios, para que una vez lleno con el Amor de Dios por los hombres, se derrame en sus hermanos. Así, será el Amor de Dios y no el propio, imperfecto, el que continúe ayudando, sirviendo, actuando en el mundo. De allí que nuestro compromiso con los demás deba ser pasado por la oración, que si es genuina, es sitio desde donde se ven verdades, para evitar estar revelándonos a nosotros mismos, en vez de revelar a Aquél que es Todo Amor. 

La Oración, así entendida, es presencia en los hombres y en la historia, desde Dios. 
(Oración Cristiana e influencias paganas en la oración)