miércoles, 19 de agosto de 2015



 ORACIÓN 23-08-15   



GUÍA: Buenos días, Señor. Me has llamado aquí estoy. Ante Ti reconozco mi ser en tu presencia y plenitud. Te adoro como Dios y Señor. Padre Dios, que tu ser nos  llene de Ti, que tu acción creadora nos sostenga. Deja que comprendamos tu Palabra. Que el Espíritu sea luz en nuestra mente y nuestro corazón. Dejemos que la acción de Dios se extienda en nuestro espíritu. Escuchemos confiadamente su Palabra.

Del libro de Josué (24,1-2a.15-17.18b):

En aquellos días, Josué reunió a las tribus de Israel en Siquén. Convocó a los ancianos de Israel, a los cabezas de familia, jueces y alguaciles, y se presentaron ante el Señor. Josué habló al pueblo: «Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor.»
El pueblo respondió: «¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!»

GUÍA: A través de las palabras de Josué, se nos propone servir a Dios o servir a otros dioses. Es momento de escoger, decidirse por Dios o por los ídolos. ¿Qué hacemos?. Veamos cómo decidimos y escogemos a veces. ¿Por qué lo hacemos?. Seguramente podemos decir como el pueblo israelita: El Señor nos sacó de Egipto, hizo grandes signos con nosotros. Nos miró y nos eligió.  En silencio dejamos que el don de Dios, la experiencia tenida de Dios nos ayude a dar nuestra respuesta. 

 De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (5,21-32):

Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

GUÍA: Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. El respeto cristiano, el amor de los esposos, como Cristo a su Iglesia. Ante Dios presente, captamos los dones del Espíritu que fortalecen el amor, la convivencia en nuestra experiencia diaria. Agradecemos todo lo que nos enriquece de ese respeto y amor mutuo. Admiramos el don de Cristo a su Iglesia hasta hacerla su cuerpo. Somos miembros de su cuerpo. Sintámonos esos miembros que Jesús mismo activa a favor de toda la Iglesia. Silencio meditativo y agradecido.

Del santo evangelio según san Juan (6,60-69):

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.»
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.» Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?»
Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.»

GUÍA: ¿Qué podemos subrayar de la lectura? Nos fijamos en : El Espíritu es quien da vida. Sintamos esta vida dentro de nosotros. ¿Cómo actúa?.” nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede” Dejemos que el Espíritu nos llene de su presencia. Confiemos en que el Padre nos conduce hacia Él. Nuestros sentimientos están vivos en la presencia de Dios Padre. Pidamos que nos lleva hacia Jesús. Silencio meditativo y confiado.

COMENTAMOS alguna frase.

PRESENTAMOS los problemas de las familias, las necesidades de cada persona.

PADRE NUESTRO: Lo recitamos confiados en nuestro Padre, junto con Jesús.

INVOCAMOS a María: 


MADRE DE LOS CREYENTES
QUE SIEMPRE FUISTE FIEL.
DANOS TU CONFIANZA,
DANOS TU FE.
DANOS TU CONFIANZA,
DANOS TU FE.
 
  

1. Pasaste por el mundo en medio de tinieblas
sufriendo a cada paso la noche de la fe.
Sintiendo cada día la espada del silencio,
a oscuras padeciste el riesgo de creer.

2. La fe por el desierto a lomos de un asnillo,
la fe cuando en las bodas Jesús se hizo esperar,
la fe cuando pensaron que el Hijo estaba loco,
la fe sobre el calvario al bo
rde de acabar.


viernes, 14 de agosto de 2015

ORACIÓN 16-08-15

GUÍA: Buenos días, Señor. Aquí estoy, estamos, necesitados de tu paz. Pacifica nuestra vida. Ahora, es el ahora. No hay otro tiempo. Y Tú pacificando las olas y los corazones. Tu presencia nos llena de paz. Tu amor nos recupera del movimiento de la semana. Queremos hacer silencio y reconocerte en nuestro interior. Darte gracias por la vida, por la amistad y el amor. Darte gracias por todo lo que pones en mi, en nosotros. Que todo sea para tu gloria. Silencio reflexivo.

Del libro de los Proverbios (9,1-6):

La Sabiduría se ha construido su casa plantando siete columnas, ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa; ha despachado a sus criados para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: «Los inexpertos que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: "Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia."»

GUÍA: Qué hermosa la presentación de la Sabiduría: Construye su casa. En cada uno de nosotros quiere construir su casa. ¿Vamos dejando espacio? Ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa. ¿Somos ese banquete, ese vino y la mesa puesta? En ese espacio que la sabiduría toma en nuestra vida, saboreemos el vino de la alegría y de la prudencia. Envía a los criados para que inviten a todos, a su banquete. Los faltos de juicio, los inexpertos son llamados a la prudencia. ¿Dónde estamos nosotros? Silencio de escucha, de observación, de apertura, de decisión y puesta en marcha.

 De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (5,15-20):

Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos. Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere. No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu. Recitad, alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor. Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

GUÍA: Junto con la sabiduría del libro de los Proverbios, Pablo hace una llamada a ser sensatos. Una llamada a aprovechar la ocasión, el momento presente, no aturdidos. ¿Estamos aturdidos? ¿Aprovechamos cada momento para llenarlo de la presencia de Dios, de su amor misericordioso? Dejaos llenar del Espíritu. Nuestra oración puede abrir los cerrojos de nuestro corazón y dejar que el agua del Espíritu nos inunde. ¿Cómo podemos hacerlo?. Dad gracias al Señor por todo, en nombre de Jesucristo. Puede ser que no sepamos hacerlo por nosotros solos, pero en nombre de Jesús, resultará más efectivo, más pleno. Acojamos la Palabra de Dios. Silencio acogedor y adorador.

Del santo evangelio según san Juan (6,51-58):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron;,el que come este pan vivirá para siempre.»

GUÍA: Hemos tenido la llamada de la sabiduría, la llamada a la sensatez. Ahora Jesús nos dice: Yo soy el pan de vida. Nos hace caer en la cuenta de que Él está con nosotros y su pan nos fortalece para el camino que tenemos que recorrer. El que come de este pan vivirá para siempre. Asimilemos estas palabras. ¿Qué nos dicen en nuestro interior? ¿Son pan de vida para nosotros?. Habita en mi y yo en él. Otra realidad para acoger con intensidad. Habita en nosotros, actúa en nosotros. Pidamos al Espíritu que nos fortalezca para acoger esta Palabra de Dios. Silencio amoroso y acogedor.

HACEMOS NUESTRAS PETICIONES

COMPARTIMOS la oración

Nos unimos a todos los cristianos en el rezo del PADRE NUESTRO


INVOCAMOS a nuestra madre, a nuestro lado, en el camino de la vida.
”Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven”


lunes, 10 de agosto de 2015

DON BOSCO HOY


      16 agosto 2015

 GUÍA: Padre,Dios, te damos gracias por el regalo de Don Bosco a la Iglesia y a la humanidad.      Hace  doscientos años nació. Tú has sido y sigues siendo presencia y Espíritu en la Familia Salesiana. Queremos ser Instrumento en tus manos para tu gloria. Envía a muchos jóvenes que sigan el camino de  Don Bosco y te sirvan en la Iglesia para los jóvenes  necesitados

 

Oración a San Juan Bosco - en el Bicentenario de su nacimiento-

Padre y Maestro de la juventud, San Juan Bosco,
que, dócil a los dones del Espíritu
y abierto a las realidades de tu tiempo,
fuiste para los jóvenes,
especialmente para los pequeños y los pobres,
signo de la predilección amorosa de Dios.

Enséñanos a ser amigos del Señor
para que descubramos
en Él y en su Evangelio
el sentido de la vida
y la verdadera felicidad.

Ayúdanos a responder con generosidad
a la vocación recibida de Dios,
para ser, en nuestra vida diaria,
constructores de comunión
y, unidos a toda la Iglesia,
colaborar con entusiasmo
en la edificación de la cultura del amor.


Concédenos la gracia de perseverar
en la vivencia diaria de la vida cristiana,
según el espíritu de las bienaventuranzas,
y haz que, guiados por María Auxiliadora,
nos encontremos un día contigo
en la gran familia del cielo. Amén.


jueves, 6 de agosto de 2015

 ORACIÓN 09-08-15

GUÍA: Padre, hemos vivido esta  semana. Has estado con nosotros. Te hemos reconocido como Padre bueno. Queremos estar un rato en tu presencia, siendo conscientes de la belleza que esto supone. Belleza porque eres Tú quien crea la belleza, la armoniza en la tierra, en el universo, en los seres vivos, en el hombre y la mujer. Gracias por Ti presente en todas las cosas y personas. Gracias por las experiencias de belleza que nos concedes a lo largo de la vida. Repasemos algunos momentos en que hemos vivido el gozo de la belleza. Embarquémonos en un viaje hacia la belleza de Dios a través de las criaturas. Silencio contemplativo y agradecido, Hacemos nuestra cada frase.

Del primer libro de los Reyes (19,4-8):

En aquellos días, Elías continuó por el desierto una jornada de camino, y, al final, se sentó bajo una retama y se deseó la muerte: «¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!»
Se echó bajo la retama y se durmió. De pronto un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come!»
Miró Elías, y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a echar. Pero el ángel del Señor le volvió a tocar y le dijo: «¡Levántate, come!, que el camino es superior a tus fuerzas.»
Elías se levantó, comió y bebió, y, con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.

GUÍA: En ese viaje a través de la belleza, hemos vivido la cercanía de Dios. Elías va huyendo de Jezabel, va recorriendo caminos, está agotado. El ángel le conforta con agua y comida. Dios le ha empujado a hacer su mandato. En nuestro camino también nos cansamos, a veces  estamos agotados. Que nuestros esfuerzos por cumplir lo que Dios quiere se vean cuidados por su Espíritu que nos reconforta y anima. Visualizamos toda la escena y nosotros esperando la misericordia y paz de Dios, su cercanía y fuerza. Agradecemos tantas experiencias de energía y también de desánimo. Confiamos en el Señor que nos espera en el monte Horeb, el monte de Dios. Silencio

De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,30–5,2):

No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor.

GUÍA: En el camino por la belleza de la vida, hemos encontrado momentos buenos y momentos duros. San Pablo invita a desterrar la amargura, la ira, toda maldad. Vivid en el amor como Cristo os amó. En el descanso a lo largo de este camino, encontramos sentimientos de gozo y de dolor. Perdonad, como Dios os perdonó en Cristo. Dejamos espacio para el perdón, lo damos y lo recibimos. Vivid en el amor como Cristo nos amó. No pongáis triste al Espíritu. Confirmemos nuestro deseo de seguir adelante impulsados por el Espíritu Santo. Silencio perdonador, confiado y amoroso.

Del santo evangelio según san Juan (6,41-51):


En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»
Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios."
Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»


GUÍA: En el viaje de Elías al monte Horeb, se encuentra confortado por el ángel. Jesús ha ofrecido su pan, el pan de vida. ¿Aprovechamos el pan de la Eucaristía para recibir la fuerza de Dios?. Jesús nos espera para entrar en nuestra vida, como pan. Limpiemos nuestro interior y dejemos que Él viva con nosotros.  Jesús se queda como pan para la vida del mundo. Acompaña nuestros caminos y nos ayuda  en la subida al monte de Dios.

COMENTAMOS lo que nos hace bien.

PRESENTAMOS nuestras peticiones por la humanidad.

NOS UNIMOS rezando el PADRE NUESTRO

INVOCAMOS a María

Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven. (bis) / Aunque digan algunos que nada puede cambiar, lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad. Ven./ Si por el mundo los hombres sin conocerse van, no niegues nunca tu mano al que contigo está./ Ven con. Aunque parezcan tus  pasos  inútil caminar, tú vas haciendo camino, otros los seguirán. Ven


viernes, 31 de julio de 2015








ORACIÓN 02-08-15

GUÍA: Hacemos silencio en nosotros. Dejamos fuera lo que nos preocupa. Pero también podemos ponerlo ahí ante el Señor. Le presentamos nuestra preocupación. Se lo contamos. Lo que pasa y lo que necesitamos. Le pedimos que cuide de todo y que nos enseñe el camino, lo que quiere que hagamos. En silencio, hagamos ejercicio de confianza, abramos el corazón a la Palabra de Dios que seguro nos impulsará para hacer lo que Dios quiere.

Del libro del Éxodo (16,2-4.12-15):

En aquellos días, en el desierto, comenzaron todos a murmurar contra Moisés y Aarón, y les decían: «¡Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto! Allí nos sentábamos junto a las ollas de carne, y comíamos hasta hartarnos; pero vosotros nos habéis traído al desierto para matarnos a todos de hambre.»
Entonces el Señor dijo a Moisés: «Voy a hacer que os llueva comida del cielo. La gente saldrá a diario a recoger únicamente lo necesario para el día. Quiero ver quién obedece mis instrucciones y quién no.» 
Y el Señor se dirigió a Moisés y le dijo: «He oído murmurar a los israelitas. Habla con ellos y diles: "Al atardecer comeréis carne, y por la mañana comeréis hasta quedar satisfechos. Así sabréis que yo soy el Señor vuestro Dios."» 
Aquella misma tarde llegaron codornices, las cuales llenaron el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Después que el rocío se hubo evaporado, algo muy fino, parecido a la escarcha, quedó sobre la superficie del desierto. 
Los israelitas, no sabiendo qué era aquello, al verlo se decían unos a otros: «¿Y esto qué es?» 
Moisés les dijo: «Éste es el pan que el Señor os da como alimento.»

GUÍA: La Palabra nos habla de necesidad. El Pueblo se queja a Moisés y a Dios. Hasta desean haber muerto en Egipto. Descubrir el plan de Dios en cada situación y confiar en Él nos dará nuevas fuerzas. Seguro que hoy tenemos espacios dudosos en los que podemos confiar en Dios. Hagamos lo que está de nuestra parte y confiemos que el Señor siempre acude en nuestro auxilio. SILENCIO confiado

Salmo 77

R/.
 El Señor les dio un trigo celeste

Lo que oímos y aprendimos,

lo que nuestros padres nos contaron,
lo contaremos a la futura generación:
las alabanzas del Señor, su poder. R/.

Dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná,
les dio un trigo celeste. R/.

Y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.
Los hizo entrar por las santas fronteras,
hasta el monte que su diestra había adquirido. R/.

De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,17.20-24):

En el nombre del Señor os digo y encargo que no viváis más como los paganos, que viven de acuerdo con sus vanos pensamientos. Pero vosotros no conocisteis a Cristo para vivir de ese modo, si es que realmente oísteis acerca de él; esto es, si de Jesús aprendisteis en qué consiste la verdad. En cuanto a vuestra antigua manera de vivir, despojaos de vuestra vieja naturaleza, que está corrompida por los malos deseos engañosos. Debéis renovaros en vuestra mente y en vuestro espíritu, y revestiros de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se manifiesta en una vida recta y pura, fundada en la verdad.

GUÍA: Debéis renovaros en vuestra mente y en vuestro espíritu. ¿Qué vemos que necesita renovación en nosotros? Pero se subraya la renovación de la mente y del espíritu. Una mente sana, recta, confiada en la verdad del Señor, alejada de toda maldad, que busca el bien y lo positivo. Vencer el mal a fuerza de bien. El Espíritu impulsa al bien. Aportemos palabras de bien, acciones de bien. Pidamos al Espíritu nos haga comprender sus caminos y nos ayude a recorrerlos. Silencio acogedor y confiado. Dejemos que cada frase cale nuestra tierra.

Del santo evangelio según san Juan (6,24-35):



En aquel tiempo, al no ver allí a Jesús ni a sus discípulos, la gente subió a las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún. 
Al llegar a la otra orilla del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» 
Jesús les dijo: «Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No trabajéis por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna. Ésta es la comida que os dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.»
Le preguntaron: «¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?» 
Jesús les contestó: «La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado.» 
«¿Y qué señal puedes darnos –le preguntaron– para que, al verla, te creamos? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: "Dios les dio a comer pan del cielo."» 
Jesús les contestó: «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo. ¡Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo! Porque el pan que Dios da es aquel que ha bajado del cielo y da vida al mundo.»
Ellos le pidieron: «Señor, danos siempre ese pan.» 
Y Jesús les dijo: «Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed.»

GUÍA: Aquí estamos, Jesús. Te buscamos. ¿Qué buscamos? Dejemos que nuestro ser vaya desgranando la respuesta de lo que buscamos. Jesús, llénanos de Ti. El pan de vida eterna eres Tú. Aumenta nuestra fe. Fortalece nuestra esperanza. Aviva nuestro amor. Que creamos más en Ti. Que te reconozcamos en la Palabra, en la Eucaristía, en los hermanos. Silencio meditativo y confiado.

HACEMOS NUESTRAS PETICIONES

COMPARTIMOS la oración

Nos unimos a todos los cristianos en el rezo del PADRE NUESTRO

INVOCAMOS  a nuestra madre, a nuestro lado, en el camino de la vida.

”Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven”

domingo, 26 de julio de 2015

ORACIÓN 26-07-15 


GUÍA: Buenos días, Señor. Aquí estoy. Me esperas y he venido. Me reconozco ante ti,. Envía tu Espíritu, Señor. Dame luz para conocerte y conocer tu presencia en mí y en la vida que me toca recorrer. Callar para que Tú hables. El ahora es el lugar donde te manifiestas, el punto donde nos encontramos. La consciencia nos va descubriendo el “Yo soy” que dijiste a Moisés. Silencio acogedor. Un silencio acogedor en el que quiero acogerte. Un silencio en que Tú me acoges, nos acoges.

Del segundo libro de los Reyes (4,42-44):

En aquellos días, uno de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja. 
Eliseo dijo: «Dáselos a la gente, que coman.» 
El criado replicó: «¿Qué hago yo con esto para cien personas?» 
Eliseo insistió: «Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará.» 
Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor.

GUÍA: ¿Qué me dice la Lectura? Veamos lo que nos dice a cada uno personalmente. Eliseo recibe un don. Al donante, le dice que lo dé al pueblo. Al donante le parece que es muy poco para toda la gente. Pero el Señor dice: Comerán y sobrará. Un camino nuevo que abre Dios a través de nuestras manos y nuestras personas. Aunque parezca poco, Dios lo multiplica. Aplicando esto a nuestra vida miremos cómo ofrecemos nuestro don  y cómo se multiplica por la fuerza de Dios. 

 De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,1-6):

Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. 

GUÍA: “Os ruego que andéis según la vocación a la que habéis sido llamados” Nuestros oídos se abren a estas palabras. Andar en la vocación a la que hemos sido llamados. Un solo Espíritu nos une, nos transforma, Nos llama a la paz, a la unidad con el Padre. Pidamos fortaleza para transformar nuestro mundo. Ser instrumentos en sus manos, en su acción salvadora.



Del santo evangelio según san Juan (6,1-15):

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. 
Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?» Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.»
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?» 
Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo.» 
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. 
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.» 
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. 
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.» 
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

GUÍA: Nuevamente Jesús ante la gente. Nuevamente Jesús cuenta con lo que tenemos cada uno de nosotros, aunque pensemos como entonces: ¿Qué es esto para tanta gente?. Pero también aprovechando lo que tenemos, hace el milagro y todos se sacian. ¿Qué ponemos nosotros en el cesto de la multiplicación? Confiemos en que Jesús puede también hoy multiplicar nuestro don y colmar el hambre de pan y de Dios,  que encuentra en el mundo. Silencio de ofrenda y adoración.

COMPARTIMOS algo de lo el Espíritu nos hace ver.

PETICIONES:

PADRE NUESTRO con Jesús y con todos los habitantes del mundo

INVOCAMOS a María nuestra madre, a nuestro lado, en el camino de la vida.
 ”Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven”