ORACIÓN 26-07-15
GUÍA: Buenos días, Señor. Aquí estoy. Me esperas y he venido. Me reconozco ante
ti,. Envía tu Espíritu, Señor. Dame luz para conocerte y conocer tu presencia
en mí y en la vida que me toca recorrer. Callar para que Tú hables. El ahora es
el lugar donde te manifiestas, el punto donde nos encontramos. La consciencia
nos va descubriendo el “Yo soy” que dijiste a Moisés. Silencio acogedor. Un
silencio acogedor en el que quiero acogerte. Un silencio en que Tú me acoges,
nos acoges.
Del segundo libro de los Reyes (4,42-44):
En aquellos días, uno de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja.
Eliseo dijo: «Dáselos a la gente, que coman.»
El criado replicó: «¿Qué hago yo con esto para cien personas?»
Eliseo insistió: «Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará.»
Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor.
En aquellos días, uno de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja.
Eliseo dijo: «Dáselos a la gente, que coman.»
El criado replicó: «¿Qué hago yo con esto para cien personas?»
Eliseo insistió: «Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará.»
Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor.
GUÍA: ¿Qué me dice la Lectura? Veamos lo que
nos dice a cada uno personalmente. Eliseo recibe un don. Al donante, le dice
que lo dé al pueblo. Al donante le parece que es muy poco para toda la gente.
Pero el Señor dice: Comerán y sobrará. Un camino nuevo que abre Dios a través
de nuestras manos y nuestras personas. Aunque parezca poco, Dios lo multiplica.
Aplicando esto a nuestra vida miremos cómo ofrecemos nuestro don y cómo se multiplica por la fuerza de
Dios.
De la carta
del apóstol san Pablo a los Efesios (4,1-6):
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide
la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables,
sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la
unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo
Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido
convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo
trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
GUÍA: “Os ruego que andéis según la vocación a la que habéis sido
llamados” Nuestros oídos se abren a estas palabras. Andar en la vocación a la
que hemos sido llamados. Un solo Espíritu nos une, nos transforma, Nos llama a
la paz, a la unidad con el Padre. Pidamos fortaleza para transformar nuestro
mundo. Ser instrumentos en sus manos, en su acción salvadora.
Del santo evangelio según san Juan
(6,1-15):
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.
Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?» Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.»
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?»
Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo.»
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.»
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.»
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.
Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?» Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.»
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?»
Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo.»
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.»
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.»
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
GUÍA: Nuevamente Jesús ante la gente.
Nuevamente Jesús cuenta con lo que tenemos cada uno de nosotros, aunque
pensemos como entonces: ¿Qué es esto para tanta gente?. Pero también
aprovechando lo que tenemos, hace el milagro y todos se sacian. ¿Qué ponemos nosotros
en el cesto de la multiplicación? Confiemos en que Jesús puede también hoy
multiplicar nuestro don y colmar el hambre de pan y de Dios, que encuentra en el mundo. Silencio de
ofrenda y adoración.
COMPARTIMOS algo de lo
el Espíritu nos hace ver.
PETICIONES:
PADRE
NUESTRO con Jesús y con todos los habitantes del mundo
INVOCAMOS a María nuestra madre, a
nuestro lado, en el camino de la vida.
”Mientras
recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María
va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven”
«Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará.» El donante piensa que no es bastante para tanta gente. Pero el Señor le dice a Eliseo que comerán y sobrará. Él pone el milagro. Ahor anos toca poner nuestro pan. Él pondrá el milagro.
ResponderEliminar«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?»
ResponderEliminarJesús pide la colaboración de sus discípulos. Multiplica aquellos panes. Señor, necesitamos que multipliques nuestro pequeño don. Gracias.
"os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados." ¿Cuál es nuestra vocación, aquello a lo que hemos sido llamados?. El Señor nos fortalezca en su llamada y en una respuesta digna de Él. Pedimos por todos los hombres y mujeres del mundo, para que seamos mensajeros de fidelidad.
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