jueves, 6 de agosto de 2015

 ORACIÓN 09-08-15

GUÍA: Padre, hemos vivido esta  semana. Has estado con nosotros. Te hemos reconocido como Padre bueno. Queremos estar un rato en tu presencia, siendo conscientes de la belleza que esto supone. Belleza porque eres Tú quien crea la belleza, la armoniza en la tierra, en el universo, en los seres vivos, en el hombre y la mujer. Gracias por Ti presente en todas las cosas y personas. Gracias por las experiencias de belleza que nos concedes a lo largo de la vida. Repasemos algunos momentos en que hemos vivido el gozo de la belleza. Embarquémonos en un viaje hacia la belleza de Dios a través de las criaturas. Silencio contemplativo y agradecido, Hacemos nuestra cada frase.

Del primer libro de los Reyes (19,4-8):

En aquellos días, Elías continuó por el desierto una jornada de camino, y, al final, se sentó bajo una retama y se deseó la muerte: «¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!»
Se echó bajo la retama y se durmió. De pronto un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come!»
Miró Elías, y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a echar. Pero el ángel del Señor le volvió a tocar y le dijo: «¡Levántate, come!, que el camino es superior a tus fuerzas.»
Elías se levantó, comió y bebió, y, con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.

GUÍA: En ese viaje a través de la belleza, hemos vivido la cercanía de Dios. Elías va huyendo de Jezabel, va recorriendo caminos, está agotado. El ángel le conforta con agua y comida. Dios le ha empujado a hacer su mandato. En nuestro camino también nos cansamos, a veces  estamos agotados. Que nuestros esfuerzos por cumplir lo que Dios quiere se vean cuidados por su Espíritu que nos reconforta y anima. Visualizamos toda la escena y nosotros esperando la misericordia y paz de Dios, su cercanía y fuerza. Agradecemos tantas experiencias de energía y también de desánimo. Confiamos en el Señor que nos espera en el monte Horeb, el monte de Dios. Silencio

De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,30–5,2):

No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor.

GUÍA: En el camino por la belleza de la vida, hemos encontrado momentos buenos y momentos duros. San Pablo invita a desterrar la amargura, la ira, toda maldad. Vivid en el amor como Cristo os amó. En el descanso a lo largo de este camino, encontramos sentimientos de gozo y de dolor. Perdonad, como Dios os perdonó en Cristo. Dejamos espacio para el perdón, lo damos y lo recibimos. Vivid en el amor como Cristo nos amó. No pongáis triste al Espíritu. Confirmemos nuestro deseo de seguir adelante impulsados por el Espíritu Santo. Silencio perdonador, confiado y amoroso.

Del santo evangelio según san Juan (6,41-51):


En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»
Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios."
Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»


GUÍA: En el viaje de Elías al monte Horeb, se encuentra confortado por el ángel. Jesús ha ofrecido su pan, el pan de vida. ¿Aprovechamos el pan de la Eucaristía para recibir la fuerza de Dios?. Jesús nos espera para entrar en nuestra vida, como pan. Limpiemos nuestro interior y dejemos que Él viva con nosotros.  Jesús se queda como pan para la vida del mundo. Acompaña nuestros caminos y nos ayuda  en la subida al monte de Dios.

COMENTAMOS lo que nos hace bien.

PRESENTAMOS nuestras peticiones por la humanidad.

NOS UNIMOS rezando el PADRE NUESTRO

INVOCAMOS a María

Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven. (bis) / Aunque digan algunos que nada puede cambiar, lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad. Ven./ Si por el mundo los hombres sin conocerse van, no niegues nunca tu mano al que contigo está./ Ven con. Aunque parezcan tus  pasos  inútil caminar, tú vas haciendo camino, otros los seguirán. Ven


7 comentarios:

  1. "Queremos estar un rato en tu presencia, siendo conscientes de la belleza que esto supone. Belleza, porque eres Tú quien crea la belleza, la armoniza en la tierra, en el universo," Gracias por tanto amor derramado en el corazón de las personas. Que cada uno te alabe y cante tu gloria.

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    1. El pan de Dios nos alimenta cada día. Podemos conectar con Él por medio de la oración y recibirle en la Eucaristía. Nos fortalece en la fe, en la esperanza y en el amor.

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  2. «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día." Una buena recomendación. No critiquéis. ¿Estamos de acuerdo?. Y la segunda parte, un don de Dios. El Padre nos atrae hacia Él y hacia Jesús. Profundicemos estas palabras.

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  3. "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre" Si lo creemos vivirá en nosotros. Jesús presente en nuestro mundo a través de cada creyente. Gracias, Padre, por tu regalo. Sigue actuando en todos tus hijos.

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  4. "No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final." El Espíritu habita en nosotros. Disfrutemos de su presencia en el correr de cada día. Él nos empuja y enciende en el amor y la verdad.

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  5. "De pronto un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come!»" Dios nos cuida en los momentos difíciles y envía a su ángel. reconozcamos al ángel en tantas personas o momentos que nos llevan a Dios. Abramos los oídos y escuchemos abriéndonos a la obediencia.

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  6. Que la Virgen, María Reina, bendiga cada uno de nuestros días

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