viernes, 1 de abril de 2016

ORACIÓN 03-04-16





GUÍA: Estamos celebrando la resurrección de Jesús. Hace una semana que se conmemoró la Pascua. Vivimos la experiencia de resurrección y la transformación de la vida de los creyentes. ¿Ha supuesto algo para nosotros? Sintamos la presencia de Jesús resucitado en nosotros y en la vida. Sigue salvando a los que se fían de Él. Dejamos espacio para sentirnos creyentes, y admitirle en nosotros y nuestras cosas. SILENCIO CREYENTE, ACOGEDOR, CONFIADO.

Del libro de los Hechos de los apóstoles (5,12-16):

Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los fieles se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor. La gente sacaba los enfermos a la calle, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno. Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos se curaban.

GUÍA: Los apóstoles seguían experimentando la resurrección. Hacían signos y prodigios en medio del pueblo. Se les unían otros creyentes. Acudían a ellos para que les curasen. La Iglesia también sigue experimentando la resurrección, la presencia de Jesús, la sanación. Muchos acuden buscando paz, curación, fe. Veamos dónde estamos nosotros. Dejémonos tocar por Jesús resucitado y su paso por las realidades de la vida. SILENCIO ORANTE, ABIERTO A LA GRACIA, COMPROMETIDO CON SU CAUSA.

Del libro del Apocalipsis (1,9-11a.12-13.17-19):

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra, Dios, y haber dado testimonio de Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente que decía: «Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia.» Me volví a ver quién me hablaba, y, al volverme, vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura humana, vestida de larga túnica, con un cinturón de oro a la altura del pecho. Al verlo, caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: «No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde.»

GUÍA: Juan cae en éxtasis y ve “al primero y el último, yo soy el que vive”. Con Él nos postramos y reconocemos su presencia. Él sigue viviendo, Repasemos la vida, ahí donde él está y es reconocido. Pero también la vida oculta, donde Dios está y no se deja ver por nuestra falta de fe, falta de confianza. Avivemos la fe en el resucitado. Pidámosle su fortaleza y presencia para acompañar a nuestro mundo. SILENCIO CREYENTE, DISPONIBLE.

Del santo evangelio según san Juan (20,19-31):

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. 
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» 
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. 
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» 
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados! quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» 
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» 
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» 
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.» 
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» 
Contestó Tomás: «¡Señor Mío y Dios Mío!» 
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengáis vida en su nombre.

GUÍA: Estamos en casa, como los discípulos, escondidos. Pero Jesús llega y nos desea la paz, Nos da el Espíritu Santo y nos envía, En silencio le reconocemos, nos sentimos transformados y tratamos de dar nuestra respuesta a tanta confianza. La presencia de Jesús resucitado fortalece nuestra fe y la compartimos con nuestro mundo. SILENCIO CONFIADO, OFERENTE.

PRESENTAMOS al Señor nuestra oración, nuestros deseos.

PETICIONES Y COMPROMISOS

PADRE NUESTRO con toda la humanidad.

INVOCAMOS A MARÍA compañera de camino.

CANTAMOS

 Hoy el Señor resucitó

y de la muerte nos salvó.

¡ALEGRÍA Y PAZ, HERMANOS,
QUE EL SEÑOR RESUCITÓ!                                         

Porque esperó, Dios le libró
y de la muerte lo sacó.
ESTRIBILLO.

El pueblo en Él vida encontró;
la esclavitud ya terminó.
ESTRIBILLO.

La luz de Dios en Él brilló,
la nueva vida nos llenó.
ESTRIBILLO.

Con gozo alzad el rostro a Dios,
que de Él nos llega la salvación.
ESTRIBILLO.

Todos cantad: «¡Aleluya!».
Todos gritad: «¡Aleluya!».
ESTRIBILLO.

                                                          

sábado, 26 de marzo de 2016

ORACIÓN 27-03-16










GUÍA: Los apóstoles quedaron dispersos. Después se fueron reuniendo en torno a María, la Madre de Jesús. Dudas, espera, recuerdo de las palabras de Jesús, estaré con vosotros. Y en la mañana del domingo las primeras voces de no está en el sepulcro, ha resucitado, le han visto. Señor, estás vivo. El Padre te ha devuelto a la vida, Sigues estando entre nosotros. Descúbrenos tu resurrección, que te reconozcamos, que esté viva tu presencia entre nosotros. Que vayamos a Galilea y allí en la vida te encontremos. SILENCIO ADMIRADO, ADORADOR, CREYENTE.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,34a.37-43):

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.»

GUÍA: Pedro se dirige al pueblo y anuncia la resurrección de Jesús, que fue crucificado. Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver… Nos encargó predicar al pueblo, dar testimonio de que es juez de vivos y muertos. Nos sentimos tocados por este testimonio y por su mensaje. El Señor ha resucitado. Unámonos a la alegría de la Iglesia y del mundo por esta presencia de Dios en el resucitado. Con Él hemos resucitado todos.  Jesús es Señor de vivos y muertos. SILENCIO  ACOGEDOR Y RESUCITADO

De la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-4):

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

GUÍA: San Pablo nos dice: Estáis resucitados con Cristo. Hagamos constancia de estas palabras en nosotros. Veamos en qué medida se aplica a cada uno. Aspirad a los bienes de arriba. Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Desde la fe es verdad. Nos toca actualizarlo en nuestra vida. Vivir como resucitados según Cristo. SILENCIO REVERENTE, AGRADECIDO.

Del santo evangelio según san Juan (20,1-9):

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. 
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.


GUÍA: María Magdalena ve la losa quitada del sepulcro. Vamos a acompañarla. Se lo comunica a Pedro y ellos también van. Comprueban que es así. Vio y creyó. Él había de resucitar de entre los muertos. Un descubrimiento sin precedentes. La fe se abre paso entre tanta duda y miedo. ¿Qué nos ocurre a nosotros al recibir la noticia de que Jesús ha resucitado? Dejemos que la fe se purifique, que nuestros ojos vean al Señor resucitado. Que nuestra vida se transforme. El resucitado nos acompaña, está con nosotros. Adoremos. SILENCIO ADORADOR, CREYENTE, CONFIADO.

OFRECEMOS al Señor nuestra oración.

COMPARTIMOS ALGUNA FRASE

PETICIONES para nuestro mundo.

PADRE NUESTRO agradecido al Padre, junto con la Iglesia y todo el mundo.

CANTAMOS A MARÍA

Reina del cielo alégrate; aleluya.
Porque el Señor a quien has merecido llevar; aleluya.
 Ha resucitado según su palabra; aleluya.
Ruega al Señor por nosotros; aleluya.
Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
Porque verdaderamente ha resucitado el Señor; aleluya.
Oremos:
Oh Dios,
que por la resurrección de tu Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
has llenado el mundo de alegría,
concédenos, por intercesión de su Madre,
la Virgen María,
llegar a alcanzar los gozos eternos.



Por nuestro Señor Jesucristo.

Amén.


jueves, 24 de marzo de 2016

ORACIÓN 24-03-16







GUÍA: Llegamos al Jueves Santo. Nos reunimos con Jesús y los suyos para celebrar la Pascua. Nuestro ánimo quiere ser consciente de este acontecimiento. Todo está preparado en el Cenáculo. Jesús ayúdanos a comprender tu momento, tu actuar, tus palabras y sentimientos. Contemplemos a cada uno de los asistentes y tomemos lugar ahí a un lado. Preparemos nuestro corazón, pidamos perdón por todo lo que puede haber ofendido a nuestro amigo y Señor. SILENCIO CONTEMPLATIVO, DE UNIÓN Y PERDÓN.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11,23-26):

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

GUÍA: San Pablo transmite la institución de la Eucaristía. Tomó el pan y dijo: Tomad y comed, esto es mi cuerpo. Siguiendo en el cenáculo,  Jesús nos sorprende con su anuncio: su presencia en el pan y el vino. Agradezcamos tan gran regalo. Ha acompañado a todos los cristianos a través de los tiempos, ha fortalecido su fe, ha confortado  su vida y a algunos han ido al martirio por Él. ¿Entre cuáles estamos nosotros? SILENCIO DE FE, ADORACIÓN, AGRADECIMIENTO.

Del santo evangelio según san Juan (13,1-15)

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?»
Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.»
Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás.»
Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.»
Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»
Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.»
GUÍA: Se nos ha presentado el lavatorio de los pies. Jesús deja el manto, se ciñe la toalla y va lavando los pies a los discípulos. Quiere dejarles el ejemplo. Si  yo, el maestro os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros. La tradición cristiana ha llegado hasta nosotros. Ahora es nuestro tiempo para ejercer este servicio. Día del amor fraterno, de la Eucaristía, del sacerdocio: haced esto en memoria mía. Compartimos los sentimientos del momento y nos sentimos agraciados por tanto don. SILENCIO REVERENTE, CONTEMPLATIVO, AGRADECIDO

OFRECEMOS NUESTRA ORACIÓN AL SEÑOR

PETICIONES

PADRE NUESTRO unidos a toda la Iglesia.


CANTAMOS
Os doy un mandato nuevo,
Os doy un mandato nuevo,
que os améis mutuamente,         
como yo os he amado, dice el Señor.
que os améis mutuamente,
como yo os he amado, dice el Señor. 

La señal por la que el mundo
distinguirá a los cristianos
ha de ser si nos amamos como Cristo nos amó,
ha de ser si nos amamos como Cristo nos amó.

Si el Señor nuestro maestro
nos ha lavado los pies,
sus discípulos seréis siguiendo su mismo ejemplo,
sus discípulos seréis siguiendo su mismo ejemplo.


viernes, 18 de marzo de 2016

ORACIÓN 20-03-16


ORACIÓN 20-03-16
GUÍA: Llegamos al Domingo de Ramos. La Liturgia presenta la bendición de los ramos, La procesión con palmas y olivo, nos hace revivir aquel momento de triunfo de Jesús, aclamado por la multitud. Hoy aclamamos nosotros al Hijo de David, al Rey que viene. Nos introduce en la Semana Santa. Jesús triunfa y luego será ajusticiado. Volviendo a nuestro interior, reconozcamos nuestra aclamación, pero también veamos cómo participamos en la acción de la condena, con nuestro pecado. SILENCIO CONTEMPLATIVO, REVERENTE.
Del libro de Isaías 50, 4-7
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.
GUÍA: Isaías personifica de lejos, al siervo de Yahvé. Jesús hace suyas estas palabras en la realidad. Verdadero siervo de Yahvé, siente el dolor, es ultrajado, toma sobre sí el pecado del mundo, reconcilia a la humanidad con Dios. No se echa atrás. El Señor me ayuda. No quedaré defraudado. Cada uno de estos pasos se dan en Jesús. Contemplémosle con un amor agradecido, vivo, arrepentido, desde toda la humanidad. SILENCIO CREYENTE Y DOLORIDO.
De la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el
abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
GUÍA: Seguimos acompañando a Jesús. Ahora la carta de San Pablo hace la reflexión sobre lo que Jesús es y su actitud redentora. Se sometió incluso a la muerte y una muerte de cruz. En otro sitio dice: El Padre estaba en Jesús, reconciliando a la humanidad consigo mismo. Dejemos que nos calen estas afirmaciones.
Y Dios le concedió el nombre sobre todo nombre. .. Acojamos el don del Padre en Jesús. Proclamemos: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. SILENCIO ADORADOR, AGRADECIDO.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 22, 14-23, 56
GUÍA: Seguimos la lectura por el Misal o la Biblia. Despacio vamos desgranando las frases. Nos sentimos cerca de Jesús, pecadores pero salvados. Agradecemos al Padre y al Espíritu su presencia en Jesús, su amor a la humanidad. Gracias Padre, Hijo y Espíritu por vuestra cercanía, por vuestro don, por el perdón, por la liberación. SILENCIO DEL PERDONADO, AMADO Y SALVADO.
PRESENTAMOS nuestras inquietudes a Dios.
PETICIONES
PADRE NUESTRO con todos los hombres y mujeres de la tierra.
MARÍA nos acompaña en el camino de conversión. Invoquémosla.
CANTAMOS
DOLOROSA DE PIE JUNTO A LA CRUZ, TU CONOCES NUESTRAS PENAS, PENAS DE UN PUEBLO QUE SUFRE TU CONOCES NUESTRAS PENAS, PENAS DE UN PUEBLO QUE SUFRE.

  1. Dolor de los pueblos que sufren enfermos, el hambre de gente que no tiene pan, silencio de aquellos que callan por miedo la pena del triste que está en soledad.

  1. El drama del hombre que fue marginado, tragedias de niños que ignorar reír, la burda comedia de huecas promesas, la farsa de muertos que deben vivir.

  1. Dolor de los hombres sin tregua oprimidos, cansancio de brazos en lucha sin fin, cerebros lavados a base de slogan, el rictus amargo del pobre infeliz.

  1. El llanto de aquellos que suman fracasos, la cruz del soldado que mata al amor, pobreza de muchos sin libro en las manos, derechos del hombre truncados en flor....

viernes, 11 de marzo de 2016

ORACIÓN 13-03-16


ORACIÓN 13-03-16


GUÍA: Empezamos nuestra oración con los textos del quinto domingo de Cuaresma. El camino hacia la Pascua avanza. La conversión a los caminos de Dios, nos llama. ¿Damos alguna respuesta a tanta Palabra de Dios? Dejemos que nos toque y transforme nuestra persona en algún gesto. Espíritu de Dios, renueva nuestros corazones y enciende en nosotros el fuego de tu amor. Jesús en su vida real, se iba acercando a la Pascua. Iba viendo próximo el momento de la persecución. Acompañémosle y conozcamos sus sentimientos. SILENCIO DE PRESENCIA, DE COMPAÑÍA, DE RESPUESTA.

Del libro de Isaías (43,16-21):

Esto dice el Señor, que abrió camino en el mar y una senda en las aguas impetuosas; que sacó a batalla carros y caballos, la tropa y los héroes: caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue. «No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, corrientes en el yermo.
Me glorificarán las bestias salvajes, chacales y avestruces, porque pondré agua en el desierto, corrientes en la estepa, para dar de beber a mi pueblo elegido, a este pueblo que me he formado para que proclame mi alabanza».
GUÍA: Isaías contempla al Señor salvando a su pueblo en el pasado. Luego pasa al presente. Dios dice: Realizo algo nuevo; está brotando, ¿no lo notáis?. Ahí donde estamos viviendo, también sucede esto. Intentamos descubrirlo. Un camino en el desierto. ¿Lo ves? En tu desierto y en el mío. Descubrir la gloria de Dios que crea un mundo nuevo. SILENCIO CONCENTRADO EN LO LEÍDO.

De la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (3,8-14):

Hermanos:Todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él, no con una 
justicia mía, la de la ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe.
Todo para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, con la esperanza de llegar a la resurrección de entre los muertos.
No es que ya haya conseguido o que ya sea perfecto: yo lo persigo, a ver si lo alcanzo como yo he sido alcanzado por Cristo.
Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, hacía el premio, al cual me llama Dios desde arriba en Cristo Jesús.

GUÍA: La novedad de Dios se hace realidad  en Jesucristo. Dejemos que esta verdad ocupe nuestra mente y corazón. Pablo lo ha encontrado, ha sido alcanzado por Él. ¿Podemos decir nosotros lo mismo? En la realidad es así. Necesitamos ir asimilándolo, acogerlo en nosotros.  Ganar a Cristo y ser hallado en Él, por la fe. SILENCIO AGRADECIDO, ADORADOR, CREYENTE.

Del santo evangelio según san Juan (8,1-11):

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
- «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
- «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
- «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
- «Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
- «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

GUÍA:  La novedad de Jesús nos lleva al templo de Jerusalén. Acusan a una mujer, quieren apedrearla. ¿Tú qué dices? . La ley de Moisés nos manda apedrearla… Jesús dice: El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Les traslada a su pecado.  Se van marchando. ¿Nadie te ha condenado? Yo tampoco te condeno. En adelante no peques más. ¿Estamos entre los acusadores? ¿Somos los acusados?  Identificándonos con los distintos personajes, puestos ante Jesús, oigamos sus palabras para nosotros. SILENCIO 
ARREPENTIDO Y ACOGEDOR.

OFRECEMOS AL Padre nuestra oración, sentimientos, compromisos.

PETICIONES

PADRE NUESTRO

CANTAMOS

María, tú
María, tú que velas junto a mí
y ves el fuego de mi inquietud,
María, madre, enséñame a vivir
con ritmo alegre de juventud.

viernes, 4 de marzo de 2016

ORACIÓN 06-03-16






ORACIÓN 06-03-16

GUÍA: Espíritu Santo ven,  acompaña nuestra oración. Padre, estamos aquí, junto con Jesús, tu Hijo. La Cuaresma avanza. La vida sigue y la Pascua se acerca. Nuestro encuentro semanal va siendo una realidad. Damos pasos en el encuentro con nosotros mismos, nos sentimos más cerca de ti, la relación con los hermanos se renueva en tus palabras y se fortalece en el esfuerzo y sobre todo en tu refuerzo. Enciende nuestra fe con la luz de tu amor y tu misericordia. SILENCIO AMOROSO, CONSCIENTE, ACOGEDOR.

Del libro de Josué (5,9a.10-12):

En aquellos días, el Señor dijo a Josué: «Hoy os he despojado del oprobio de Egipto.» 
Los israelitas acamparon en Guilgal y celebraron la Pascua al atardecer del día catorce del mes, en la estepa de Jericó. El día siguiente a la Pascua, ese mismo día, comieron del fruto de la tierra: panes ázimos y espigas fritas.Cuando comenzaron a comer del fruto de la tierra, cesó el maná. Los israelitas ya no tuvieron maná, sino que aquel año comieron de la cosecha de la tierra de Canaán.

GUÍA: Dios va acompañando a su pueblo. Después de toda la travesía por el desierto, van llegando a Canaán. Jusué ha sustituido a Moisés. En la Pascua comen de la cosecha de Canaán. En la Historia de la salvación el pueblo sigue acompañado por el Señor y le va proporcionando lo que necesita. En nuestra Historia también somos acompañados por Dios, y como el pueblo aquel, vamos experimentando la presencia del Señor entre nosotros. El silencio y la luz de Dios nos ayuda a descifrar los momentos en que somos conscientes de esta presencia y de la realidad de su alianza. SIELENCIO CREYENTE, ENCUENTRO CON EL DIOS DE LA VIDA.



De la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,17-21):

El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación. Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios. 

GUÍA: Un baño de reconciliación. Dios reconciliando en Cristo. Ministerio de reconciliar. Dejemos que esta palabra nos cale y transforme en personas reconciliadas con Dios, con nosotros mismos, con los hermanos. Posiblemente nos encontramos como personas nos reconciliadas. Jesús el reconciliador, nos atrae hacia sí para darnos la paz. SILENCIO PACIFICADOR, PERDONADOR Y PERDONADO, AGRADECIDO.

Del santo evangelio según san Lucas (15, 1-3.11-32):

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.» 
Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros." Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mi nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado."»

GUÍA: El Padre de la parábola olvida la ofensa, ama al hijo, le importa su encuentro. Es una representación de Dios, Padre que perdona y reconcilia incluso a los hermanos entre sí. El hijo pródigo se reencuentra de nuevo consigo mismo. Recorramos los pasos del texto y cómo nos vemos reflejados en cada uno de los gestes de los personajes. Veamos nuestras respuestas y actitudes ante nosotros mismos, ante el padre agraviado, ante el hermano  ofendido, ante los que están a nuestro lado. Pidamos perdón y agradezcamos la reconciliación. SILENCIO RECONCILIADOR, Y AGRADECIDO.

OFRECEMOS NUESTRA ORACIÓN y agradecemos al Señor su presencia.

PETICIONES

Unidos con Jesús, en el  PADRE NUESTRO 

Invocamos a MARÍA.

CANTAMOS: 


Querido Padre, cansado vuelvo a ti 
haz que conozca en don de tu amistad 
vivir por siempre el gozo del perdón 
y en tu presencia la fiesta celebrar, 
pongo en tus manos mis culpas Oh Señor 
estoy seguro de que eres siempre fiel 
dame las fuerzas para poder andar 
buscando en todo hacer tu voluntad 

Padre, yo busco tu amor, 
Padre vuelvo a ti 
mira que tu hijo soy 
Padre vuelvo a ti. (2) 

Lo reconozco, a veces olvide 
que eres mi Padre y que a mi lado estas 
que soy tu hijo y que me aceptas como soy 
solo me pides vivir en sinceridad, 
Quiero sentirme cercano a ti Señor 
oír tu voz que me habla al corazón 
sentirme libre desde tu libertad 
ser signo vivo de la fraternidad.