viernes, 8 de abril de 2016

ORACIÓN 10-04-16


 
GUÍA: Vamos a nuestro interior. Repasamos esta semana de Pascua en nuestra vida. Hemos constatado la resurrección de Jesús a través de la Palabra de Dios. Se apareció a los discípulos, Pedro anuncia a Jesús triunfador de la muerte. Los creyentes van formando la comunidad. ¿Cómo nos encontramos en ese ambiente? ¿Vamos siendo de los creyentes?. Dejemos ante Dios Padre, nuestro ser y recibamos su amor misericordioso. SILENCIO FILIAL, CREYENTE Y AGRADECIDO.
Del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27b-32.40b-41):

En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo: «¿No os hablamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.» 
Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.»
Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.
GUÍA: La fe crece en el pueblo. Los apóstoles se estabilizan y con la fuerza del Espíritu se manifiestan testigos de la exaltación de Jesús por el Padre. Nuestro lugar está ahí, en aquella primera comunidad de creyentes. Contemplemos la situación de los apóstoles y también de los que van con ellos. Avivemos nuestra fe. Jesús está presente en tanta lucha y tanto valor. Veamos ¿Cómo reaccionamos? SILENCIO CREYENTE, QUE RENUEVA LA FE.
Del libro del Apocalipsis (5,11-14):

Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles: eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.» Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar -todo lo que hay en ellos, que decían: «Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.» Y los cuatro vivientes respondían: «Amén.» Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.
GUÍA: Es una declaración de fe y de adoración: «Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.” EN SILENCIO NOS UNIMOS A TODAS LA CRIATURAS EN LA PROCLAMACIÓN DE GLORIA A DIOS.

Del santo evangelio según san Juan (21,1-19):

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. 
Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.» 
Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo.» 
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?» 
Ellos contestaron: «No.» 
Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» 
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.» 
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. 
Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger.» 
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. 
Jesús les dice: «Vamos, almorzad.» 
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos. 
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» 
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» 
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.» 
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» 
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» 
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.» 
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?» 
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.» 
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. 
Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

GUÍA:  En la aparición de Jesús, come con ellos, pregunta a Pedro si le ama, Pedro confirma su amor. Jesús le confirma en su liderazgo y le dice sígueme. La pregunta de Jesús viene hecha también  a cada uno de nosotros ¿Me amas? Demos nuestra respuesta. SILENCIO Y RESPUESTA A JESÚS
PRESENTEMOS NUESTRA ORACIÓN AL PADRE.
PETICIONES
PADRE NUESTRO  confiando en nuestro Padre Dios.
                                                                                           

Resucitó, resucitó,
resucitó, ¡Aleluya!

Aleluya, aleluya,
aleluya, ¡Resucitó!


La muerte,
dónde está la muerte,
dónde está mi muerte,
dónde su victoria.

ESTRIBILLO.

Gracias,
sean dadas al Padre,
que nos pasó a Su Reino,
donde se vive de Amor.
ESTRIBILLO.

Alegría,
alegría, hermanos,
que si hoy nos queremos,
es que Resucitó.

ESTRIBILLO.

Si con Él morimos,
con Él vivimos,
con Él cantamos:
¡Aleluya!

ESTRIBILLO.
(2 veces).


miércoles, 6 de abril de 2016

REZA Y COMPARTE

06-04-16



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viernes, 1 de abril de 2016

ORACIÓN 03-04-16





GUÍA: Estamos celebrando la resurrección de Jesús. Hace una semana que se conmemoró la Pascua. Vivimos la experiencia de resurrección y la transformación de la vida de los creyentes. ¿Ha supuesto algo para nosotros? Sintamos la presencia de Jesús resucitado en nosotros y en la vida. Sigue salvando a los que se fían de Él. Dejamos espacio para sentirnos creyentes, y admitirle en nosotros y nuestras cosas. SILENCIO CREYENTE, ACOGEDOR, CONFIADO.

Del libro de los Hechos de los apóstoles (5,12-16):

Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los fieles se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor. La gente sacaba los enfermos a la calle, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno. Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos se curaban.

GUÍA: Los apóstoles seguían experimentando la resurrección. Hacían signos y prodigios en medio del pueblo. Se les unían otros creyentes. Acudían a ellos para que les curasen. La Iglesia también sigue experimentando la resurrección, la presencia de Jesús, la sanación. Muchos acuden buscando paz, curación, fe. Veamos dónde estamos nosotros. Dejémonos tocar por Jesús resucitado y su paso por las realidades de la vida. SILENCIO ORANTE, ABIERTO A LA GRACIA, COMPROMETIDO CON SU CAUSA.

Del libro del Apocalipsis (1,9-11a.12-13.17-19):

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra, Dios, y haber dado testimonio de Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente que decía: «Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia.» Me volví a ver quién me hablaba, y, al volverme, vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura humana, vestida de larga túnica, con un cinturón de oro a la altura del pecho. Al verlo, caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: «No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde.»

GUÍA: Juan cae en éxtasis y ve “al primero y el último, yo soy el que vive”. Con Él nos postramos y reconocemos su presencia. Él sigue viviendo, Repasemos la vida, ahí donde él está y es reconocido. Pero también la vida oculta, donde Dios está y no se deja ver por nuestra falta de fe, falta de confianza. Avivemos la fe en el resucitado. Pidámosle su fortaleza y presencia para acompañar a nuestro mundo. SILENCIO CREYENTE, DISPONIBLE.

Del santo evangelio según san Juan (20,19-31):

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. 
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» 
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. 
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» 
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados! quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» 
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» 
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» 
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.» 
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» 
Contestó Tomás: «¡Señor Mío y Dios Mío!» 
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengáis vida en su nombre.

GUÍA: Estamos en casa, como los discípulos, escondidos. Pero Jesús llega y nos desea la paz, Nos da el Espíritu Santo y nos envía, En silencio le reconocemos, nos sentimos transformados y tratamos de dar nuestra respuesta a tanta confianza. La presencia de Jesús resucitado fortalece nuestra fe y la compartimos con nuestro mundo. SILENCIO CONFIADO, OFERENTE.

PRESENTAMOS al Señor nuestra oración, nuestros deseos.

PETICIONES Y COMPROMISOS

PADRE NUESTRO con toda la humanidad.

INVOCAMOS A MARÍA compañera de camino.

CANTAMOS

 Hoy el Señor resucitó

y de la muerte nos salvó.

¡ALEGRÍA Y PAZ, HERMANOS,
QUE EL SEÑOR RESUCITÓ!                                         

Porque esperó, Dios le libró
y de la muerte lo sacó.
ESTRIBILLO.

El pueblo en Él vida encontró;
la esclavitud ya terminó.
ESTRIBILLO.

La luz de Dios en Él brilló,
la nueva vida nos llenó.
ESTRIBILLO.

Con gozo alzad el rostro a Dios,
que de Él nos llega la salvación.
ESTRIBILLO.

Todos cantad: «¡Aleluya!».
Todos gritad: «¡Aleluya!».
ESTRIBILLO.

                                                          

sábado, 26 de marzo de 2016

ORACIÓN 27-03-16










GUÍA: Los apóstoles quedaron dispersos. Después se fueron reuniendo en torno a María, la Madre de Jesús. Dudas, espera, recuerdo de las palabras de Jesús, estaré con vosotros. Y en la mañana del domingo las primeras voces de no está en el sepulcro, ha resucitado, le han visto. Señor, estás vivo. El Padre te ha devuelto a la vida, Sigues estando entre nosotros. Descúbrenos tu resurrección, que te reconozcamos, que esté viva tu presencia entre nosotros. Que vayamos a Galilea y allí en la vida te encontremos. SILENCIO ADMIRADO, ADORADOR, CREYENTE.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,34a.37-43):

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.»

GUÍA: Pedro se dirige al pueblo y anuncia la resurrección de Jesús, que fue crucificado. Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver… Nos encargó predicar al pueblo, dar testimonio de que es juez de vivos y muertos. Nos sentimos tocados por este testimonio y por su mensaje. El Señor ha resucitado. Unámonos a la alegría de la Iglesia y del mundo por esta presencia de Dios en el resucitado. Con Él hemos resucitado todos.  Jesús es Señor de vivos y muertos. SILENCIO  ACOGEDOR Y RESUCITADO

De la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-4):

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

GUÍA: San Pablo nos dice: Estáis resucitados con Cristo. Hagamos constancia de estas palabras en nosotros. Veamos en qué medida se aplica a cada uno. Aspirad a los bienes de arriba. Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Desde la fe es verdad. Nos toca actualizarlo en nuestra vida. Vivir como resucitados según Cristo. SILENCIO REVERENTE, AGRADECIDO.

Del santo evangelio según san Juan (20,1-9):

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. 
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.


GUÍA: María Magdalena ve la losa quitada del sepulcro. Vamos a acompañarla. Se lo comunica a Pedro y ellos también van. Comprueban que es así. Vio y creyó. Él había de resucitar de entre los muertos. Un descubrimiento sin precedentes. La fe se abre paso entre tanta duda y miedo. ¿Qué nos ocurre a nosotros al recibir la noticia de que Jesús ha resucitado? Dejemos que la fe se purifique, que nuestros ojos vean al Señor resucitado. Que nuestra vida se transforme. El resucitado nos acompaña, está con nosotros. Adoremos. SILENCIO ADORADOR, CREYENTE, CONFIADO.

OFRECEMOS al Señor nuestra oración.

COMPARTIMOS ALGUNA FRASE

PETICIONES para nuestro mundo.

PADRE NUESTRO agradecido al Padre, junto con la Iglesia y todo el mundo.

CANTAMOS A MARÍA

Reina del cielo alégrate; aleluya.
Porque el Señor a quien has merecido llevar; aleluya.
 Ha resucitado según su palabra; aleluya.
Ruega al Señor por nosotros; aleluya.
Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
Porque verdaderamente ha resucitado el Señor; aleluya.
Oremos:
Oh Dios,
que por la resurrección de tu Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
has llenado el mundo de alegría,
concédenos, por intercesión de su Madre,
la Virgen María,
llegar a alcanzar los gozos eternos.



Por nuestro Señor Jesucristo.

Amén.


jueves, 24 de marzo de 2016

ORACIÓN 24-03-16







GUÍA: Llegamos al Jueves Santo. Nos reunimos con Jesús y los suyos para celebrar la Pascua. Nuestro ánimo quiere ser consciente de este acontecimiento. Todo está preparado en el Cenáculo. Jesús ayúdanos a comprender tu momento, tu actuar, tus palabras y sentimientos. Contemplemos a cada uno de los asistentes y tomemos lugar ahí a un lado. Preparemos nuestro corazón, pidamos perdón por todo lo que puede haber ofendido a nuestro amigo y Señor. SILENCIO CONTEMPLATIVO, DE UNIÓN Y PERDÓN.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11,23-26):

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

GUÍA: San Pablo transmite la institución de la Eucaristía. Tomó el pan y dijo: Tomad y comed, esto es mi cuerpo. Siguiendo en el cenáculo,  Jesús nos sorprende con su anuncio: su presencia en el pan y el vino. Agradezcamos tan gran regalo. Ha acompañado a todos los cristianos a través de los tiempos, ha fortalecido su fe, ha confortado  su vida y a algunos han ido al martirio por Él. ¿Entre cuáles estamos nosotros? SILENCIO DE FE, ADORACIÓN, AGRADECIMIENTO.

Del santo evangelio según san Juan (13,1-15)

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?»
Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.»
Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás.»
Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.»
Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»
Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.»
GUÍA: Se nos ha presentado el lavatorio de los pies. Jesús deja el manto, se ciñe la toalla y va lavando los pies a los discípulos. Quiere dejarles el ejemplo. Si  yo, el maestro os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros. La tradición cristiana ha llegado hasta nosotros. Ahora es nuestro tiempo para ejercer este servicio. Día del amor fraterno, de la Eucaristía, del sacerdocio: haced esto en memoria mía. Compartimos los sentimientos del momento y nos sentimos agraciados por tanto don. SILENCIO REVERENTE, CONTEMPLATIVO, AGRADECIDO

OFRECEMOS NUESTRA ORACIÓN AL SEÑOR

PETICIONES

PADRE NUESTRO unidos a toda la Iglesia.


CANTAMOS
Os doy un mandato nuevo,
Os doy un mandato nuevo,
que os améis mutuamente,         
como yo os he amado, dice el Señor.
que os améis mutuamente,
como yo os he amado, dice el Señor. 

La señal por la que el mundo
distinguirá a los cristianos
ha de ser si nos amamos como Cristo nos amó,
ha de ser si nos amamos como Cristo nos amó.

Si el Señor nuestro maestro
nos ha lavado los pies,
sus discípulos seréis siguiendo su mismo ejemplo,
sus discípulos seréis siguiendo su mismo ejemplo.


viernes, 18 de marzo de 2016

ORACIÓN 20-03-16


ORACIÓN 20-03-16
GUÍA: Llegamos al Domingo de Ramos. La Liturgia presenta la bendición de los ramos, La procesión con palmas y olivo, nos hace revivir aquel momento de triunfo de Jesús, aclamado por la multitud. Hoy aclamamos nosotros al Hijo de David, al Rey que viene. Nos introduce en la Semana Santa. Jesús triunfa y luego será ajusticiado. Volviendo a nuestro interior, reconozcamos nuestra aclamación, pero también veamos cómo participamos en la acción de la condena, con nuestro pecado. SILENCIO CONTEMPLATIVO, REVERENTE.
Del libro de Isaías 50, 4-7
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.
GUÍA: Isaías personifica de lejos, al siervo de Yahvé. Jesús hace suyas estas palabras en la realidad. Verdadero siervo de Yahvé, siente el dolor, es ultrajado, toma sobre sí el pecado del mundo, reconcilia a la humanidad con Dios. No se echa atrás. El Señor me ayuda. No quedaré defraudado. Cada uno de estos pasos se dan en Jesús. Contemplémosle con un amor agradecido, vivo, arrepentido, desde toda la humanidad. SILENCIO CREYENTE Y DOLORIDO.
De la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el
abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
GUÍA: Seguimos acompañando a Jesús. Ahora la carta de San Pablo hace la reflexión sobre lo que Jesús es y su actitud redentora. Se sometió incluso a la muerte y una muerte de cruz. En otro sitio dice: El Padre estaba en Jesús, reconciliando a la humanidad consigo mismo. Dejemos que nos calen estas afirmaciones.
Y Dios le concedió el nombre sobre todo nombre. .. Acojamos el don del Padre en Jesús. Proclamemos: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. SILENCIO ADORADOR, AGRADECIDO.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 22, 14-23, 56
GUÍA: Seguimos la lectura por el Misal o la Biblia. Despacio vamos desgranando las frases. Nos sentimos cerca de Jesús, pecadores pero salvados. Agradecemos al Padre y al Espíritu su presencia en Jesús, su amor a la humanidad. Gracias Padre, Hijo y Espíritu por vuestra cercanía, por vuestro don, por el perdón, por la liberación. SILENCIO DEL PERDONADO, AMADO Y SALVADO.
PRESENTAMOS nuestras inquietudes a Dios.
PETICIONES
PADRE NUESTRO con todos los hombres y mujeres de la tierra.
MARÍA nos acompaña en el camino de conversión. Invoquémosla.
CANTAMOS
DOLOROSA DE PIE JUNTO A LA CRUZ, TU CONOCES NUESTRAS PENAS, PENAS DE UN PUEBLO QUE SUFRE TU CONOCES NUESTRAS PENAS, PENAS DE UN PUEBLO QUE SUFRE.

  1. Dolor de los pueblos que sufren enfermos, el hambre de gente que no tiene pan, silencio de aquellos que callan por miedo la pena del triste que está en soledad.

  1. El drama del hombre que fue marginado, tragedias de niños que ignorar reír, la burda comedia de huecas promesas, la farsa de muertos que deben vivir.

  1. Dolor de los hombres sin tregua oprimidos, cansancio de brazos en lucha sin fin, cerebros lavados a base de slogan, el rictus amargo del pobre infeliz.

  1. El llanto de aquellos que suman fracasos, la cruz del soldado que mata al amor, pobreza de muchos sin libro en las manos, derechos del hombre truncados en flor....