REZA Y COMPARTE
Capítulo segundo…
REALIDAD
Y DESAFÍOS DE LAS FAMILIAS
42.
«Asimismo, el descenso demográfico, debido a una mentalidad antinatalista y promovido por las
políticas mundiales de salud reproductiva, no sólo determina una situación en
la que el sucederse de las generaciones ya no está asegurado, sino que se corre
el riesgo de que con el tiempo lleve a un empobrecimiento económico y a una
pérdida de esperanza en el futuro. El avance de las biotecnologías también ha tenido un fuerte
impacto sobre la natalidad»[18].
Pueden agregarse otros factores como «la industrialización, la revolución
sexual, el miedo a la superpoblación, los problemas económicos. La sociedad de consumo
también puede disuadir a las personas de tener hijos sólo para mantener su
libertad y estilo de vida»[19].
Es verdad que la conciencia recta de los esposos, cuando han sido muy generosos
en la comunicación de la vida, puede orientarlos a la decisión de limitar el
número de hijos por motivos suficientemente serios, pero también, «por amor a
esta dignidad de la conciencia, la Iglesia rechaza con todas sus fuerzas las intervenciones coercitivas del Estado
en favor de la anticoncepción, la esterilización e incluso del aborto»[20].
Estas medidas son inaceptables incluso en lugares con alta tasa de natalidad,
pero llama la atención que los políticos las alienten también en algunos países
que sufren el drama de una tasa de natalidad muy baja. Como indicaron los
Obispos de Corea, esto es «actuar de un modo contradictorio y descuidando el
propio deber»[21].
43. El debilitamiento de la fe y de
la práctica religiosa en algunas sociedades afecta a las familias y las
deja más solas con sus dificultades. Los Padres afirmaron que «una de las mayores pobrezas de
la cultura actual es la soledad, fruto de la ausencia de Dios en la vida
de las personas y de la fragilidad de las relaciones. Asimismo, hay una
sensación general de impotencia frente a la realidad socioeconómica que a
menudo acaba por aplastar a las familias [...]
Con frecuencia, las familias se
sienten abandonadas por el desinterés y la poca atención de las instituciones.
Las consecuencias negativas desde el punto de vista de la organización social
son evidentes: de la crisis demográfica a las dificultades educativas, de la
fatiga a la hora de acoger la vida naciente a sentir la presencia de los
ancianos como un peso, hasta el difundirse de un malestar afectivo que a veces
llega a la violencia.
El
Estado tiene la responsabilidad de crear las condiciones legislativas y
laborales para garantizar el futuro de los jóvenes y ayudarlos a realizar su
proyecto de formar una familia»[22].
44. La
falta de una vivienda digna o adecuada suele llevar a postergar la
formalización de una relación. Hay que recordar que «la familia tiene derecho a una vivienda decente,
apta para la vida familiar y proporcionada al número de sus miembros, en un
ambiente físicamente sano, que ofrezca los servicios básicos para la
vida de la familia y de la comunidad»[23].
Una familia y un hogar son dos cosas que se reclaman mutuamente. Este ejemplo
muestra que tenemos que insistir en los derechos de la familia, y no sólo en
los derechos individuales.
La familia es un bien del cual la sociedad no puede prescindir, pero necesita
ser protegida[24].
La defensa de estos derechos es «una llamada profética en favor de la
institución familiar que debe ser respetada y defendida contra toda agresión»[25],
sobre todo en el contexto actual donde suele ocupar poco espacio en los
proyectos políticos. Las familias tienen, entre otros derechos, el de «poder contar con una adecuada
política familiar por parte de las autoridades públicas en el terreno jurídico,
económico, social y fiscal»[26].
A veces son dramáticas las angustias de las familias cuando, frente a la
enfermedad de un ser querido, no tienen acceso a servicios adecuados de salud,
o cuando se prolonga el tiempo sin acceder a un empleo digno. «Las coerciones
económicas excluyen el acceso de la familia a la educación, la vida cultural y
la vida social activa. El
actual sistema económico produce diversas formas de exclusión social.
Las familias sufren en particular los problemas relativos al trabajo. Las
posibilidades para los jóvenes son pocas y la oferta de trabajo es muy
selectiva y precaria. Las jornadas de trabajo son largas y, a menudo, agravadas
por largos tiempos de desplazamiento. Esto no ayuda a los miembros de la
familia a encontrarse entre ellos y con los hijos, a fin de alimentar
cotidianamente sus relaciones»[27].
45. «Son muchos los niños que nacen fuera
del matrimonio, especialmente en algunos países, y muchos los que después crecen
con uno solo de los padres o en un contexto familiar ampliado o reconstituido
[...] Por otro lado, la explotación
sexual de la infancia constituye una de las realidades más escandalosas
y perversas de la sociedad actual. Asimismo, en las sociedades golpeadas por la
violencia a causa de la guerra, del terrorismo o de la presencia del crimen
organizado, se dan situaciones familiares deterioradas y, sobre todo en las
grandes metrópolis y en sus periferias, crece el llamado fenómeno de los niños
de la calle»[28].
El abuso sexual de los niños se torna todavía más escandaloso cuando ocurre en
los lugares donde deben ser protegidos, particularmente en las familias y en
las escuelas y en las comunidades e instituciones cristianas[29].
46. Las migraciones «representan otro
signo de los tiempos que hay que afrontar y comprender con toda la carga de
consecuencias sobre la vida familiar»[30].
El último Sínodo ha dado una gran importancia a esta problemática, al expresar
que «atañe, en modalidades diversas, a poblaciones enteras en varias partes del
mundo. La Iglesia ha tenido en este ámbito un papel importante. La necesidad de mantener y
desarrollar este testimonio evangélico (cf. Mt 25,35) aparece
hoy más urgente que nunca [...]
La movilidad humana, que corresponde al
movimiento histórico natural de los pueblos, puede revelarse una auténtica
riqueza, tanto para la familia que emigra como para el país que la acoge. Otra
cosa es la migración forzada de las familias como consecuencia de situaciones
de guerra, persecuciones, pobreza, injusticia, marcada por las vicisitudes de
un viaje que a menudo pone en riesgo la vida, traumatiza a las personas y
desestabiliza a las familias.
El acompañamiento de los migrantes exige una
pastoral específica, dirigida tanto a las familias que emigran como a los
miembros de los núcleos familiares que permanecen en los lugares de origen. Esto se debe llevar a cabo
respetando sus culturas, la formación religiosa y humana de la que provienen,
así como la riqueza espiritual de sus ritos y tradiciones, también mediante un
cuidado pastoral específico [...] Las experiencias migratorias resultan
especialmente dramáticas y devastadoras, tanto para las familias como para las
personas, cuando tienen lugar fuera de la legalidad y son sostenidas por los
circuitos internacionales de la trata de personas.
También cuando conciernen a
las mujeres o a los niños no acompañados, obligados a permanencias prolongadas
en lugares de pasaje entre un país y otro, en campos de refugiados, donde no es
posible iniciar un camino de integración. La extrema pobreza, y otras
situaciones de desintegración, inducen a veces a las familias incluso a vender
a sus propios hijos para la prostitución o el tráfico de órganos»
[31].
«Las persecuciones de los
cristianos, así como las de las minorías étnicas y religiosas, en muchas partes
del mundo, especialmente en Oriente Medio, son una gran prueba: no sólo
para la Iglesia, sino también para toda la comunidad internacional. Todo
esfuerzo debe ser apoyado para facilitar la permanencia de las familias y de
las comunidades cristianas en sus países de origen»[32].
ACCIÓN
· La
realidad de las familias está bastante detallada.
Es una reflexión para conocer la situación y
poder salir al paso en la medida de lo posible.
. Coméntalo con tus amigos.
· Háblalo con el Padre, Dios, con Jesús y con
el Espíritu.
· Pide su iluminación y fortaleza en el amor
verdadero.
. Haz algún comentario en
el recuadro de abajo.
"Alegría del Amor,8" Este fragmento nos dice problemas de las familias y da algunas propuestas. Nos unimos al Papa para pedir por las familias. Que su unión, amor mutuo y el amor de Cristo las fortalezca y ayude en todos sus proyectos.La lectura, análisis, comentario y oración pueden favorecer el camino para recorrerlo con esperanza. ¿Tu comentario cuál sería?
ResponderEliminar"La sociedad de consumo también puede disuadir a las personas de tener hijos sólo para mantener su libertad y estilo de vida» Agradecemos a Dios el don de la vida. La alegría de los hijos suple toda dificultad.
ResponderEliminar«por amor a esta dignidad de la conciencia, la Iglesia rechaza con todas sus fuerzas las intervenciones coercitivas del Estado en favor de la anticoncepción, la esterilización e incluso del aborto» La Iglesia pueblo de Dios es testigo de lo que Dios quiere. Cada cristiano lo vamos aprendiendo poco a poco.
ResponderEliminar"la Iglesia rechaza con todas sus fuerzas las intervenciones coercitivas del Estado en favor de la anticoncepción, la esterilización e incluso del aborto" La vida humana está por encima de todo control. Que la sepamos respetar.
ResponderEliminar«una de las mayores pobrezas de la cultura actual es la soledad, fruto de la ausencia de Dios" ¿Estás de acuerdo? El participar en la oración, en la lectura de la Palabra, en los sacramentos y en los hermanos son formas de hacer presente a Dios en nosotros y en nuestro mundo. Cada uno un poco y la vida se renueva.
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