REZA Y
COMPARTE
TODOS SUS
MANDATOS
GUÍA DE
ORACIÓN XXXI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B
GUÍA:
Entramos en el interior de
nuestro ser y conectamos con el Señor a quien sirve Moisés. El silencio
nos prepara a vivir el espacio de amor misericordioso que nos sostiene.
Reconocemos la presencia del Padre y su amor. Alabamos al Hijo que nos redime
de nuestro pecado y nos envuelve en su misericordia. Nos unimos al Espíritu
Santo que nos santifica y consuela. SILENCIO DE RECONOCIMIENTO, DE
AGRADECIMIENTO, DE PAZ.
Lectura
del libro del Deuteronomio (6,2-6):
En aquellos
días, habló Moisés al pueblo, diciendo: «Teme al Señor, tu Dios, guardando
todos sus mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus nietos,
mientras viváis; así prolongarás tu vida. Escúchalo, Israel, y ponlo por obra,
para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor, Dios de tus
padres: «Es una tierra que mana leche y miel.» Escucha, Israel: El Señor,
nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón,
con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán
en tu memoria.»
GUÍA: El acercarnos al trono de la
misericordia nos, nos enseña el camino de salvación que nos espera. Camino de
esperanza viva y duradera. La salvación salvará a nuestra tierra. Escucha,
Israel, el Señor tu Dios es sólamente uno. Le amarás con todo tu corazón, con
toda tu alma y todas tus fuerzas. SILENCIO DE ENTENDIMIENTO, DE ESPERANZA
VIVA, DE AMOR COMPARTIDO.
Salmo
Sal 17
R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi
fortaleza.
Yo te amo,
Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R/.
Dios mío,
peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R/.
Viva el
Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R/.
Lectura
de la carta a los Hebreos (7,23-28):
Ha habido
multitud de sacerdotes del antiguo testamento, porque la muerte les impedía
permanecer; como éste, en cambio, permanece para siempre, tiene el sacerdocio
que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él
se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal
convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha,
separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer
sacrificios cada día «como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los
propios pecados, después por los del pueblo,» porque lo hizo de una vez para
siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la Ley hace a los hombres sumos
sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento,
posterior a la Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.
GUÍA: Jesús, Sumo Sacerdote: Santo,
inocente, separado de los pecadores y encumbrado desde el cielo. Visualizar el
altar y la ofrenda. Toda gracia es tuya. Confórtanos en tu gracia y bondad.
Salvanos y llévanos al cielo. SILENCIO DE
VISIÓN, DE TENSIÓN, DE ENCUENTRO
Lectura
del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34):
En aquel
tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el
primero de todos?»
Respondió Jesús: «El primero es: «Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es
el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente, con todo tu ser.» El segundo es éste: «Amarás a tu
prójimo como a ti mismo.» No hay mandamiento mayor que éstos.»
El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor
es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con
todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo
vale más que todos los holocaustos y sacrificios.»
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del
reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
GUÍA: Jesús anuncia el valor de su
pueblo, la misericordia de Padre, el camino de los hermanos. Algunos lo ven, lo
establecen y lo aman. El amor a Dios y al prójimo vale más que todos los
sacrificios y holocaustos. En tu presencia, Padre, te reconocemos, te adoramos.
Guárdanos en tu paz. SILENCIO DE CONOCIMIENTO, PAZ, MISERICORDIA.
ESCUCHAMOS
A JESÚS, COMPRENDEMOS SUS PALABRAS, OFRECEMOS LO QUE SOMOS Y TENEMOS.
ACLAMAMOS
AL ESPÍRITU SANTO Y PEDIMOS SU PRESENCIA.
INVOCAMOS
A MARÍA, QUE ELLA NOS ENSEÑE El CAMINO HACIA JESÚS Y HACIA EL PADRE.
NOS
DIRIGIMOS AL PADRE COMO HIJOS, CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO.
CANTAMOS:
BENDIGAMOS
AL SEÑOR
Dios de toda la creación,
por habernos regalado su amor,
su bondad y su perdón, y su gran fidelidad
por los siglos de los siglos durarán.
El
espíritu de Dios hoy está sobre mi
y él es quien me ha ungido para proclamar
la buena nueva a los más pobres,
la gracia de su salvación. (Bis)
2. Enviado
con poder y en el nombre de Jesús
a sanar a los enfermos del dolor,
a los ciegos dar visión, a los pobres la verdad
y a los presos y oprimidos liberar.
3. Con la
fuerza de su amor y de la resurrección
anunciamos: llega ya la salvación,
que ni el miedo ni el temor,
ni la duda o la opresión
borrarán la paz de nuestro corazón.
"Todos sus mandatos" Guía para hacer la oración desde las Lecturas del domingo. Hacer silencio interior, limpiar el corazón y amar nos ayuda a orar y encontrarnos con el que nos ama.
ResponderEliminar"Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza." El Salmo nos enseña a confiar en dios y encontrar fortaleza en él. Lo repetimos a lo largo del día.
ResponderEliminar«Teme al Señor, tu Dios, guardando todos sus mandatos y preceptos que te manda”, La fe en Dios nos acerca a él, nos cobija y fortalece. Él cuida de nosotros y le respetamos en sus mandatos. Él es providente en el uni-verso y en cada una de sus criaturas. Lo visualizamos y asumimos.
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