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jueves, 6 de abril de 2023

POESÍA: ALÉGRATE, ALMA MÍA

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POESÍA: ALÉGRATE, ALMA MÍA

 

En la celebración del Jueves Santo, en que Jesús instituyó la Eucaristía , agradecemos este regalo y le acompañamos en la comunión y en la oración. Se hace compañero de camino para cada uno de nosotros. Miguel de Cervantes lo expresa con sus palabras.

 

 

ALÉGRATE, ALMA MÍA

Si en pan tan soberano,

se recibe al que mide cielo y tierra;

si el Verbo, la Verdad, la Luz, la Vida

en este pan se encierra;

si Aquel por cuya mano

se rige el cielo, es el que convida

con tan dulce comida

en tan alegre día.

¡Oh cosa maravillosa!

Convite y quien convida es una cosa,

alégrate, alma mía,

pues tienes en el suelo

tan blanco y tan lindo pan como en el cielo.

Miguel de Cervantes

ACCIÓN:

Nos unimos en los sentimientos, en la fe y el amor. Con alegría recibimos su pan, su palabra y nos reconciliamos con él. Buen día.

miércoles, 31 de marzo de 2021

JUEVES SANTO: Palabras del Papa Francisco

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JUEVES SANTO: Palabras del Papa Francisco


Seguimos las palabras del Papa. Hace su catequesis sobre tres núcleos de la liturgia  de Jueves Santo. Te presentamos un resumen para que lo tengas en cuenta. Saca alguna conclusión de cada párrafo. Únete a Jesús en su ofrenda al Padre con la celebración Eucarística.

La Eucaristía, el servicio, la unción. 

En esta celebración de Jueves Santo, recordamos: el Señor que quiere permanecer con nosotros en la Eucaristía. Y nosotros nos convertimos siempre en sagrarios del Señor; llevamos al Señor con nosotros, hasta el punto de que Él mismo nos dice que si no comemos su cuerpo y bebemos su sangre, no entraremos en el Reino de los Cielos. Este es el misterio del pan y del vino, del Señor con nosotros, en nosotros, dentro de nosotros…

 El servicio. Ese gesto que es una condición para entrar en el Reino de los Cielos. Servir, sí, a todos. Pero el Señor, en aquel intercambio de palabras que tuvo con Pedro (cf. Jn 13,6-9), le hizo comprender que para entrar en el Reino de los Cielos debemos dejar que el Señor nos sirva, que el Siervo de Dios sea siervo de nosotros. Y esto es difícil de entender. Si no dejo que el Señor sea mi siervo, que el Señor me lave, me haga crecer, me perdone, no entraré en el Reino de los Cielos…

 Y el sacerdocio. Hoy quisiera estar cerca de los sacerdotes, de todos los sacerdotes, desde el recién ordenado hasta el Papa. Todos somos sacerdotes: los obispos, todos... Somos ungidos, ungidos por el Señor; ungidos para celebrar la Eucaristía, ungidos para servir… 

Hoy todos vosotros, hermanos sacerdotes, estáis conmigo en el altar, vosotros, consagrados. Sólo os digo esto: no sed tercos como Pedro. Dejaos lavar los pies. El Señor es vuestro siervo, está cerca de vosotros para fortaleceros, para lavaros los pies…

 Y así, con esta conciencia de la necesidad de ser lavado, ¡sed grandes perdonadores! ¡Perdonad! Corazón de gran generosidad en el perdón…

 Doy gracias a Dios por la gracia del sacerdocio, todos nosotros agradecemos. Doy gracias a Dios por vosotros, sacerdotes. ¡Jesús os ama! Sólo os pide que os dejéis lavar los pies.

Haz eco en tu interior del don de la Eucaristía. Es el don de Jesús que se queda para acompañar a cada hombre y mujer en el camino de la vida.

Déjate lavar los pies por él. Nos quiere purificados para acercarnos a su pan y al Padre Dios.

Ser sacerdotes servidores de la Palabra, los Sacramentos, y el Pueblo de Dios. Pedimos por ellos.

miércoles, 28 de marzo de 2018

EL PASO DEL SEÑOR


                                                                                                           
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EL PASO DEL SEÑOR

GUÍA DE ORACIÓN 29-03-18

GUÍA: Es Jueves Santo. Es la hora de Jesús. Queremos estar contigo y acompañar tus gestos, tus palabras. En el interior reconocemos nuestro pecado, nuestros fallos, nuestra lejanía para ti y tus intereses. Pedimos la luz del Espíritu  que ilumine nuestra mente y nuestro corazón. Que fortalezca nuestros pasos hacia ti. SILENCIO PARA INTERIORIZAR, PEDIR Y RECONOCER

Del libro del Éxodo (12.1-8.11-14):

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: «Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta al Señor, ley perpetua para todas las generaciones."»
                                               

GUÍA: Llega la hora, la Pascua, el paso del Señor. Como pueblo y como creyentes  esperamos la liberación.   Dios liberó a los israelitas y sigue liberando a su  pueblo.  Estamos aquí y queremos recibir su venida.  Acogemos su proyecto de salvación.  Lo acogemos en nuestro interior apresurando el momento  de la liberación. SILENCIO DE ACOGIDA, DE ESPERA, DE AVANCE

De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11,23-26):

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

GUÍA: El paso del Señor se hace realidad en Jesús. Pasa y se queda en el pan.”Es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía. Este cáliz es la nueva alianza, sellada con mi sangre”. Se entrega…Haced esto…Nueva alianza…En el Cenáculo encontramos un lugar para nosotros. Allí escuchamos, recibimos la Eucaristía y nos unimos al misterio del momento. SILENCIO DE FE, ADMIRACIÓN, ADORACIÓN

Lectura del santo evangelio según san Juan (13,1-15)

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?»
Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.»
Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás.»
Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.»
Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»
Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro
 y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.»

GUÍA: Seguimos en el Cenáculo. Jesús se levanta, deja el manto y tomando una toalla, lava los pies a los discípulos. Es el signo del servir a los suyos. Contemplamos a Jesús a los de ellos. Le contemplamos también hoy ante cada uno de nosotros, nos lava los pies. Sorpresa, admiración y un camino para recorrer. Gracias, Jesús, por tu ejemplo, por tu abajamiento, por tu dedicación a cada uno de tus discípulos. Surge la reflexión y el empeño de aprender la lección. SILENCIO DE COMPRENSIÓN, DE GRACIAS, DE AMOR.

RETOMAMOS NUESTRO SENTIMIENTOS

AGRADECEMOS, PEDIMOS PERDÓN, OFRECEMOS

OFRECEMOS TODO AL PADRE Y DECIMOS: PADRE NUESTRO…

PEDIMOS A MARÍA QUE NOS ACOMPAÑE

CANTAMOS
Donde hay amor, allí está Dios/(bis)

Jesús nos ha reunido,/amémonos hermanos,
temamos al Señor,/que marcha a nuestro lado.
Donde hay amor, allí está Dios/(bis
Que cesen ya las guerras, que cese ya el dolor,
que en medio de nosotros
esté Cristo, el Señor, Cristo, el Señor.
Donde hay amor, allí está Dios/(bis)
Jesús nos ha reunido,/ ahora sólo formamos
un solo corazón,/amémonos, hermanos.
Donde hay amor, allí está Dios/(bis.
Acaben ya rencores,/que no haya división,
que en medio de nosotros/esté Cristo, el Señor, Cristo, el Señor.
Donde hay amor, allí está Dios/(bis)
 Cantemos al Dios vivo,/unamos nuestras manos,
pidamos al Señor/ que un día le veamos.
                                       Donde hay amor, allí está Dios/(bis)