PAN PARA
TODOS
GUÍA DE
ORACIÓN 29-07-18
GUÍA: Pan para todos, nos hace pensar en
tantos que pasan hambre. Hoy estamos ante esa multitud y nos preguntamos en qué
medida aportamos algo para solucionar esta problema. Una llamada a la
solidaridad, el compartir y también a crear situaciones justas de igualdad. En
oración, ofrecemos a Jesús nuestras soluciones y le pedimos puedan ser
útiles. SILENCIO DE OBSERVACIÓN, RUEGO, OFRENDA.
Lectura del segundo libro de los
Reyes (4,42-44):
En aquellos
días, uno de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo el pan de las
primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja.
Eliseo dijo:
«Dáselos a la gente, que coman.»
El criado
replicó: «¿Qué hago yo con esto para cien personas?»
Eliseo
insistió: «Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: Comerán y
sobrará.»
Entonces el
criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor.
GUÍA: Eliseo recibe pan y manda que
se lo den a la gente. Un gesto de compartir. Comerán y se saciarán. Y así
sucedió. Hoy pedimos gestos y pedimos abundancia de Dios desde el trabajo del
hombre y de la mujer. Transformar la tierra, que esa transformación sea justa y
para todos. Hablamos con el Padre Dios y le pedimos el bien común
para toda la tierra. SILENCIO DE CONSCIENCIA, DE BÚSQUEDA DEL BIEN COMÚN.
Lectura de la carta del apóstol san
Pablo a los Efesios (4,1-6):
Yo, el
prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que
habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos,
sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu
con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es
la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe,
un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo,
y lo invade todo.
GUÍA: Prisionero por el Señor. Os
ruego que andéis según la vocación a que habéis sido convocados. Pablo se lo
dice a los efesios y nos lo dice hoy a los bautizados. Sed humildes y amables.
Un Señor que nos une y está sobre todos. ¿Es así en nosotros? El tiempo del
Señor y el nuestro, es ahora. Tiempo de ser lo que somos. Cada uno en su tarea,
misión y ser. Lo tomamos en serio. SILENCIO DE REFLEXIÓN, DECISIÓN,
ENCUENTRO.
Lectura del santo evangelio según san
Juan (6,1-15):
En aquel
tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades).
Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los
enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.
Jesús
entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
«¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?» Lo decía para tentarlo, pues
bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe
contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un
pedazo.»
Uno de sus
discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho
que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?»
Jesús dijo:
«Decid a la gente que se siente en el suelo.»
Había mucha
hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús
tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban
sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se
saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada
se desperdicie.»
Los
recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de
cebada, que sobraron a los que habían comido.
La gente
entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Éste sí que es el Profeta
que tenía que venir al mundo.»
Jesús
entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra
vez a la montaña él solo.
Subió a la montaña con los
discípulos. Ve a la gente que le sigue y pregunta ¿Cómo daremos de
comer a tanta gente? Seguramente oímos esta pregunta y buscamos una respuesta.
Entre todos podemos hacer el milagro del compartir. Ponemos nuestros panes y
peces. Jesús sacia el hambre. Colabora con nosotros y nosotros con él. ¿Lo
hacemos efectivo? SILENCIO DE SOLIDARIDAD, INTERIORIZACIÓN, PRESENCIA.
RECOGEMOS LA ORACIÓN, RECORDAMOS UNA FRASE.
AGRADECEMOS, PEDIMOS, OFRECEMOS
INVOCAMOS A MARÍA NUESTRA MADRE Y DE TODA LA HUMANIDAD
NOS DIRIGIMOA AL PADRE DIOS JUNTO CON JESÚS: PADRE NUESTRO
CORO
Mi
padre es quien os da verdadero Pan del Cielo.
Tú eres, Señor, el pan de vida.
Tú eres, Señor, el pan de vida.
Quien come
de este Pan, vivirá eternamente. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Aquel que
venga a Mi, no padecerá más hambre. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Mi carne es el manjar, y mi sangre es la bebida. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Mi carne es el manjar, y mi sangre es la bebida. Tú eres, Señor, el pan de vida.
El Pan que
Yo daré, ha de ser mi propia Carne. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Quien come
de mi carne, mora en Mi y Yo en él. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Bebed todos de él, es el Cáliz de mi Sangre. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Bebed todos de él, es el Cáliz de mi Sangre. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Yo soy el
Pan de Vida, que ha bajado de los cielos. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Si no
coméis mi Carne, no tendréis Vida en vosotros. Tú eres, Señor, el pan de
vida.
Si no
bebéis mi Sangre, no tendréis Vida en vosotros. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Quien bebe de mi Sangre, tiene ya la Vida eterna. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Quien bebe de mi Sangre, tiene ya la Vida eterna. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Mi Cuerpo
recibid entregado por vosotros. Tú eres, Señor, el pan de vida.
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