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viernes, 3 de agosto de 2018

PAN PARA TODOS


REZA Y COMPARTE
PAN PARA TODOS
GUÍA DE ORACIÓN 29-07-18
GUÍA: Pan para todos, nos hace pensar en tantos que pasan hambre. Hoy estamos ante esa multitud y nos preguntamos en qué medida aportamos algo para solucionar  esta problema. Una llamada a la solidaridad, el compartir y también a crear situaciones justas de igualdad. En oración, ofrecemos a Jesús nuestras soluciones y le pedimos puedan ser útiles. SILENCIO DE OBSERVACIÓN, RUEGO, OFRENDA.

Lectura del segundo libro de los Reyes (4,42-44):

En aquellos días, uno de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja. 
Eliseo dijo: «Dáselos a la gente, que coman.» 
El criado replicó: «¿Qué hago yo con esto para cien personas?» 
Eliseo insistió: «Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará.» 
Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor.

GUÍA: Eliseo recibe pan y manda que se lo den a la gente. Un gesto de compartir. Comerán y se saciarán. Y así sucedió. Hoy pedimos gestos y pedimos abundancia de Dios desde el trabajo del hombre y de la mujer. Transformar la tierra, que esa transformación sea justa y para todos.  Hablamos con el Padre Dios y le pedimos el bien común para toda la tierra. SILENCIO DE CONSCIENCIA, DE BÚSQUEDA DEL BIEN COMÚN.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,1-6):

Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. 

GUÍA: Prisionero por el Señor. Os ruego que andéis según la vocación a que habéis sido convocados. Pablo se lo dice a los efesios y nos lo dice hoy a los bautizados. Sed humildes y amables. Un Señor que nos une y está sobre todos. ¿Es así en nosotros? El tiempo del Señor y el nuestro, es ahora. Tiempo de ser lo que somos. Cada uno en su tarea, misión y ser. Lo tomamos en serio. SILENCIO DE REFLEXIÓN, DECISIÓN, ENCUENTRO.

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,1-15):

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. 
Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?» Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.»
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?» 
Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo.» 
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. 
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.» 
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. 
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.» 
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo. 
 Subió a la montaña con los discípulos. Ve  a la gente que le sigue y pregunta ¿Cómo daremos de comer a tanta gente? Seguramente oímos esta pregunta y buscamos una respuesta. Entre todos podemos hacer el milagro del compartir. Ponemos nuestros panes y peces. Jesús sacia el hambre. Colabora con nosotros y nosotros con él. ¿Lo hacemos efectivo? SILENCIO DE SOLIDARIDAD, INTERIORIZACIÓN, PRESENCIA.

RECOGEMOS LA ORACIÓN, RECORDAMOS UNA FRASE.

AGRADECEMOS, PEDIMOS, OFRECEMOS

INVOCAMOS A MARÍA NUESTRA MADRE Y DE TODA LA HUMANIDAD

NOS DIRIGIMOA AL PADRE DIOS JUNTO CON JESÚS: PADRE NUESTRO




TU ERES SEÑOR EL PAN
(Aragues)
CORO
 Mi padre es quien os da verdadero Pan del Cielo. 
Tú eres, Señor, el pan de vida.
Quien come de este Pan, vivirá eternamente. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Aquel que venga a Mi, no padecerá más hambre. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Mi carne es el manjar, y mi sangre es la bebida. Tú eres, Señor, el pan de vida.
El Pan que Yo daré, ha de ser mi propia Carne. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Quien come de mi carne, mora en Mi y Yo en él. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Bebed todos de él, es el Cáliz de mi Sangre. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Yo soy el Pan de Vida, que ha bajado de los cielos. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Si no coméis mi Carne, no tendréis Vida en vosotros. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Si no bebéis mi Sangre, no tendréis Vida en vosotros. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Quien bebe de mi Sangre, tiene ya la Vida eterna. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Mi Cuerpo recibid entregado por vosotros. Tú eres, Señor, el pan de vida.
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