GUÍA DE ORACIÓN 3-12-17
GUÍA: Comenzamos el Año Litúrgico. Es Adviento. Dios viene a su
pueblo. La Iglesia se prepara para la venida de Jesús en la Navidad. Los
profetas llamaban al pueblo para constatar su situación y pedir a Dios que los
acoja. Que olvide su culpa. En nuestro interior, reconocemos lo que somos, lo
que podríamos ser. Dios nos espera. Nos sentimos faltos de Dios, le pedimos que
venga. ¡Ven Señor! SILENCIO D
ECONSCIENCIA, PERDÓN Y ESPERANZA
Tú, Señor, eres nuestro padre, tu nombre de siempre es «Nuestro redentor». Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema? Vuélvete, por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad. ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia! Bajaste y los montes se derritieron con tu presencia, jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él. Sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos. Estabas airado, y nosotros fracasamos; aparta nuestras culpas, y seremos salvos. Todos éramos impuros, nuestra justicia era un paño manchado; todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas en poder de nuestra culpa. Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obra de tu mano.
GUÍA: Isaías presenta a Dios que sale al
encuentro del que practica la justicia y recuerda el camino de Dios. Si nos
miramos en este espejo ¿Qué podemos decir? ¿Invocamos su nombre? ¿Nos aferramos
a Él? Padre Dios, nos sabemos duros ante tus mensajes. Derrite los montes y
baja hasta nosotros. Somos tu pueblo. SILENCIO
DE INTERIORIZACIÓN DE ESTAS FRASES, DE PETICIÓN, DE PERDÓN.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a
los Corintios (1,3-9):
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros. En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y él es fiel!
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros. En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y él es fiel!
GUÍA: Ser cristiano es estar en actitud
de espera. Dios sale al encuentro de cada uno de sus hijos. San Pablo da
gracias a Dios por su gracia, derramada en los cristianos de Corinto. Con la
manifestación en Jesús, no carecen de ningún don. Podemos aplicar estas
palabras a los cristianos de hoy. Estamos llamados a participar en la vida de
nuestro Señor Jesucristo y Él es fiel.
En silencio nos sentimos favorecidos por el don de la
fe, la llamada a participar a favor de otros, con la ayuda de Jesús, y con la
seguridad de que Dios es fiel. SILENCIO
DE GRACIAS, DE ESCUCHA Y D EFIDELIDAD.
Del santo evangelio según san Marcos (13,33-37):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»
Del santo evangelio según san Marcos (13,33-37):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»
GUÍA:
¡Velad! Dios viene. Él deja sus encargos a cada persona. El estar
despiertos, atentos a los signos de la llegada. Atentos a la realidad de la vida,
para descubrir esos signos y también para encontrarlos en la paz y la justicia,
la igualdad que cada uno promueve. Hacemos venir a Dios participando de sus
gestos y acciones. SILENCIO DE
RECONOCIMIENTO, DE IMPLICACIÓN EN LA VENIDA DE DIOS PARA NOSOTROS Y PARA LA
HUMANIDAD
RECOGEMOS
NUESTRA ORACIÓN, UNA FRASE NOS RECUERDA.
AGRADECEMOS,
PEDIMOS, ADORAMOS
INVOCAMOS A
MARÍA PARA EL CAMINO.
NOS
DIRIGIMOS AL PADRE JUNTO CON JESÚS: PADRE NUESTRO
CANTAMOS
Ven, Salvador, ven sin
tardar, danos tu gracia y tu paz.
Ven, Salvador, ven sin tardar, danos tu fuerza y verdad.
Ven, Salvador, ven sin tardar, danos tu fuerza y verdad.
Nos diste tu palabra, es firme nuestra espera;
iremos tras tus huellas, sabemos que vendrás.
iremos tras tus huellas, sabemos que vendrás.
Ven, ven, Señor Jesús.
Ven, Salvador, ven sin tardar…
Los hombres de mi pueblo,
esperan que Tú vengas,
que se abran horizontes, por donde caminar.
que se abran horizontes, por donde caminar.
Ven, ven, Señor Jesús.
Ven, Salvador, ven sin tardar,
Vendrás con los que
luchan, por una tierra nueva.
Vendrás con los que cantan: justicia y hermandad.
Vendrás con los que cantan: justicia y hermandad.
Ven, ven, Señor Jesús.