REZA Y COMPARTE
TEMA :
MENSAJE CUARESMA 24, 3
Estamos terminando la Cuaresma. Llega
la Semana Santa, la Pascua. Nos unimos a Jesús que camina hacia su hora y su
muerte, resurrección. Nos arrastra con él y queremos vivir con él. Reflexionemos
cambiemos los caminos extraviados.
La forma sinodal de
la Iglesia, que en estos últimos años estamos redescubriendo y
cultivando, sugiere que la Cuaresma sea también un tiempo de
decisiones comunitarias, de pequeñas y grandes decisiones a
contracorriente, capaces de cambiar la cotidianeidad de las personas y
la vida de un barrio: los hábitos de compra, el cuidado de la creación, la
inclusión de los invisibles o los despreciados. Invito a todas las
comunidades cristianas a hacer esto: a ofrecer a sus fieles momentos
para reflexionar sobre los estilos de vida; a darse tiempo para verificar
su presencia en el barrio y su contribución para mejorarlo. Ay
de nosotros si la penitencia cristiana fuera como la que entristecía a Jesús.
También a nosotros Él nos dice: «No pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que
desfiguran su rostro para que se note que ayunan» (Mt 6,16). Más
bien, que
se vea la alegría en los rostros, que se sienta la fragancia de la
libertad, que
se libere ese amor que hace nuevas todas las cosas, empezando por las
más pequeñas y cercanas. Esto puede suceder en cada comunidad cristiana.
En la
medida en que esta Cuaresma sea de conversión, entonces, la humanidad
extraviada sentirá un estremecimiento de creatividad; el destello de una nueva esperanza.
Quisiera decirles, como a los jóvenes que encontré en Lisboa el verano pasado:
«Busquen y
arriesguen, busquen y arriesguen. En este momento histórico los desafíos son
enormes, los quejidos dolorosos —estamos viviendo una tercera guerra
mundial a pedacitos—, pero abrazamos el riesgo de pensar que no estamos en
una agonía, sino en un parto; no en el final, sino al comienzo de un
gran espectáculo. Y hace falta coraje para pensar esto» (Discurso a
los universitarios, 3 agosto 2023). Es la valentía de la conversión,
de salir de la esclavitud. La fe y la caridad llevan de la mano a esta pequeña
esperanza. Le enseñan a caminar y, al mismo tiempo, es ella la que las arrastra
hacia adelante.[1]
Los bendigo
a todos y a vuestro camino cuaresmal.
FRANCISCO
ACCIÓN:
Acojamos la palabra del Papa y colaboremos en este camino sinodal de la cuaresma. Con Jesús, podemos caminar en una vida nueva y resucitada.