REZA Y COMPARTE
LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR
GUÍA DE ORACIÓN 28-06-20
GUÍA: Cantaré sus misericordias. Lo dice el salmista y lo decimos nosotros.
El Señor cuida a su pueblo. Día tras día
celebra sus hazañas. Ante ti, Padre,
reconocemos tu presencia. Buscamos tu rostro. Tu misericordia se hace
eterna. Confiamos en ti y agradecemos tus favores. SILENCIO DE BÚSQUEDA, DE RECONOCIMIENTO, DE PETICIÓN.
Del segundo libro de los Reyes (4,8-11.14-16a):
Un día pasaba Eliseo
por Sunam, y una mujer rica lo invitó con insistencia a comer. Y, siempre que
pasaba por allí, iba a comer a su casa.
Ella dijo a su marido:
«Me consta que ese hombre de Dios es un santo; con frecuencia pasa por nuestra
casa. Vamos a prepararle una habitación pequeña, cerrada, en el piso superior;
le ponemos allí una cama, una mesa, una silla y un candil, y así, cuando venga
a visitarnos, se quedará aquí.»
Un día llegó allí,
entró en la habitación y se acostó.
Dijo a su criado
Guejazi: «¿Qué podríamos hacer por ella?»
Guejazi comentó: «Qué
sé yo. No tiene hijos, y su marido es viejo.»
Eliseo dijo:
«Llámala.»
La llamó. Ella se
quedó junto a la puerta, y Eliseo le dijo: «El año que viene, por estas fechas,
abrazarás a un hijo.»
GUÍA: Eliseo quiere ser agradecido con la mujer. Le concede la bendición de
Dios. La vida surge y crece también en nuestra realidad. Dios nos otorga su
bendición creadora y potencia el crecimiento. Cantamos sus misericordias y nos
sentimos agraciados, elegidos. SILENCIO
DE GLORIA, AGRADECIMIENTO, CRECIMIENTO.
De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (6,3-4.8-11):
Los que por el
bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte. Por el
bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue
resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros
andemos en una vida nueva. Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que
también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre
los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su
morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir
para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios
en Cristo Jesús.
GUÍA: Incorporados a
Cristo por el Bautismo, estamos incorporados en su muerte y su
resurrección. La muerte es morir al
pecado y vivir para Dios. Nos consideramos vivos para Dios. Su vida nos incluye
en el proyecto de salvación. Jesús, haznos capaces de recibir tu vida y caminar
en tu presencia. Tenemos dificultades, convierte nuestro corazón hacia ti. SILENCIO DE PRESENCIA, DE FE, DE ESPERANZA.
Del santo evangelio
según san Mateo (10,37-42):
En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus apóstoles: «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no
es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de
mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su
vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe
a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe
al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta
tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga
de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a
uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os
lo aseguro.»
GUÍA: Ser dignos de Jesús, de su amor es lo que Jesús quiere. Nos esmeramos en
estar con Jesús, en recoger su palabra, en ponerla en práctica. Él nos atrae y
nos modela con el querer de Dios. Jesús expresa sus condiciones para seguirle. Que seamos abiertos a lo que él nos
indica y seamos generosos. SILENCIO DE
VALORACIÓN, DE ACOGIDA, DE PROMESA.
RECOGEMOS NUESTRA ORACIÓN, UNA FRASE NOS AYUDA A RECORDARLA.
AGRADECEMOS, ADORAMOS, PEDIMOS, OFRECEMOS.
NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LAS PALABRAS DE JESÚS: PADRE
NUESTRO…
CANTAMOS
La misericordia del
Señor cada día cantaré
Cantaré eternamente
las misericordias del Señor
Anunciaré tu fidelidad por todas las edades
Porque dije: "tu
misericordia es un edificio eterno"
Más que el cielo has
afianzado, Señor, tu fidelidad
El poder y la
fidelidad te rodean, misericordia y fidelidad te preceden
Bendito el Señor por siempre. Amén