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viernes, 26 de junio de 2020

LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR

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LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR

GUÍA DE ORACIÓN 28-06-20

GUÍA: Cantaré sus misericordias. Lo dice el salmista y lo decimos nosotros. El Señor cuida a su  pueblo. Día tras día celebra sus hazañas. Ante ti, Padre,  reconocemos tu presencia. Buscamos tu rostro. Tu misericordia se hace eterna. Confiamos en ti y agradecemos tus favores. SILENCIO DE BÚSQUEDA, DE RECONOCIMIENTO, DE PETICIÓN.

Del segundo libro de los Reyes (4,8-11.14-16a):

Un día pasaba Eliseo por Sunam, y una mujer rica lo invitó con insistencia a comer. Y, siempre que pasaba por allí, iba a comer a su casa.
Ella dijo a su marido: «Me consta que ese hombre de Dios es un santo; con frecuencia pasa por nuestra casa. Vamos a prepararle una habitación pequeña, cerrada, en el piso superior; le ponemos allí una cama, una mesa, una silla y un candil, y así, cuando venga a visitarnos, se quedará aquí.»
Un día llegó allí, entró en la habitación y se acostó.
Dijo a su criado Guejazi: «¿Qué podríamos hacer por ella?»
Guejazi comentó: «Qué sé yo. No tiene hijos, y su marido es viejo.»
Eliseo dijo: «Llámala.»
La llamó. Ella se quedó junto a la puerta, y Eliseo le dijo: «El año que viene, por estas fechas, abrazarás a un hijo.»

GUÍA: Eliseo quiere ser agradecido con la mujer. Le concede la bendición de Dios. La vida surge y crece también en nuestra realidad. Dios nos otorga su bendición creadora y potencia el crecimiento. Cantamos sus misericordias y nos sentimos agraciados, elegidos. SILENCIO DE GLORIA, AGRADECIMIENTO, CRECIMIENTO.

De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (6,3-4.8-11):

Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.
GUÍA: Incorporados a Cristo por el Bautismo, estamos incorporados en su muerte y su resurrección.  La muerte es morir al pecado y vivir para Dios. Nos consideramos vivos para Dios. Su vida nos incluye en el proyecto de salvación. Jesús, haznos capaces de recibir tu vida y caminar en tu presencia. Tenemos dificultades, convierte nuestro corazón hacia ti. SILENCIO DE PRESENCIA,  DE FE, DE ESPERANZA.

 Del santo evangelio según san Mateo (10,37-42):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe  al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro.»
GUÍA: Ser dignos de Jesús, de su amor es lo que Jesús quiere. Nos esmeramos en estar con Jesús, en recoger su palabra, en ponerla en práctica. Él nos atrae y nos modela con el querer de Dios. Jesús expresa sus condiciones para  seguirle. Que seamos abiertos a lo que él nos indica y seamos generosos. SILENCIO DE VALORACIÓN, DE ACOGIDA, DE PROMESA.

RECOGEMOS NUESTRA ORACIÓN, UNA FRASE NOS AYUDA A RECORDARLA.

AGRADECEMOS, ADORAMOS, PEDIMOS, OFRECEMOS.

INVOCAMOS A MARÍA QUE NOS ACOOMPAÑA EN EL CAMINO.

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LAS PALABRAS DE JESÚS: PADRE NUESTRO…

CANTAMOS
La misericordia del Señor cada día cantaré
Cantaré eternamente las misericordias del Señor
 Anunciaré tu fidelidad por todas las edades
Porque dije: "tu misericordia es un edificio eterno"
Más que el cielo has afianzado, Señor, tu fidelidad
El poder y la fidelidad te rodean, misericordia y fidelidad te preceden
 Bendito el Señor por siempre. Amén