viernes, 10 de julio de 2015

ORACIÓN 12-07-15









ORACIÓN 12-07-15

GUÍA: Padre Dios nos llamas y sales a nuestro encuentro. Queremos reconocerte aquí en nuestro interior, en medio  de la vida, en la realidad de cada día. ¡Qué bien sentirnos encontrados por Ti!  Vemos a las personas, a las cosas, las situaciones. Tú estás allí como Dios Providente. Tu Espíritu lo invade todo. Convierte nuestro corazón hacia tu presencia y deja que tu Palabra abra nuestros ojos y nuestro corazón. Hacemos silencio y procuramos que estos sentimientos, dando espacio a cada uno de ellos, se hagan nuestros. Que los signos de Dios lleguen a nosotros. Silencio adorador y confiado.

De la profecía de Amós (7,12-15):

En aquellos días, dijo Amasías, sacerdote de Casa-de-Dios, a Amós: «Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en Casa-de-Dios, porque es el santuario real, el templo del país.»
Respondió Amós: «No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo de Israel."»
GUÍA:  La Palabra nos habla de envío. Amós es  invitado por Amasías a irse a Judá. Pero siente el envío de Dios a Israel.  Quiere serle fiel. En nuestra vida seguramente sentimos envíos, reclamos de Dios a favor de su pueblo. ¿Los descubrimos? Escuchamos otros reclamos más fáciles y halagüeños? Postrémonos ante Dios y recibamos su fuerza para cumplir su voluntad.

De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,3-14):

Bendito sea Dios, Padre nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.
Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria. Y también vosotros, que habéis escuchado la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación, en el que creísteis, habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual es prenda de nuestra herencia, para liberación de su propiedad, para alabanza de su gloria.

GUÍA: En Cristo hemos sido hechos Hijos de Dios. Por pura iniciativa suya, nos ha destinado a ser sus hijos. Gocemos de estas palabras, en silencio. Sintamos a  Dios Padre, nuestro Padre y Padre de Jesús. Él nos enriquece con su vida y su presencia. En estos momentos disfrutamos de ser sus hijos. Adoramos, Damos gracias, Alabamos su grandeza y misericordia para nosotros y toda la humanidad. En cada frase hacemos nuestro el amor de Dios. Silencio, espacio acogedor.






Del santo evangelio según san Marcos (6,7-13):

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y añadió: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

GUÍA: Los envía a predicar el Reino de Dios: El Reino está cerca. Hoy también somos llamados a anunciar el Reino de Dios que está cerca. ¿Lo vemos cerca?. Hay tantos anuncios…¿Distinguimos unos de otros? Será bonito fijarnos en esas realidades que nos rodean y ver cómo anuncian a Dios. Descubriremos el bien, la belleza, el amor con que Dios se derrama en las personas, en la naturaleza, en nosotros mismos y en nuestro alrededor. Hagamos una lista de esas semillas de Dios, que vamos encontrando. Comuniquémoslas en la medida de lo posible.

COMPARTIMOS alguna frase que nos ha hecho bien.

PRESENTAMOS al Señor, las necesidades de nuestro mundo

PADRE NUESTRO  nos unimos a todos los hombres y mujeres del mundo con nuestra oración


CANTAMOS
Sois la semilla que ha de crecer, 
Sois la estrella que ha de brillar,
 
Sois levadura, sois grano de sal,
 
antorcha que ha de alumbrar.
 

Sois la mañana que vuelve a nacer,
 
sois espiga que empieza a granar.
 
Sois aguijón y caricia a la vez,
 
testigos que voy a enviar.
 

ESTRIBILLO
 
Id, amigos, por el mundo, anunciando el amor,
 
mensajeros de la vida, de la paz y el perdón.
 
Sed, amigos, los testigos de mi Resurrección.
 
Id llevando mi presencia.    ¡Con
 
vosotros estoy! 

Sois una llama que ha de encender
 
resplandores de fe y caridad.
 
Sois los pastores que han de guiar
 
al mundo por sendas de paz.
 

Sois los amigos que quise escoger,
 
sois palabra que intento gritar.
 
Sois reino nuevo que empieza a engendrar
 
justicia, amor y verdad.
 

Sois fuego y savia que viene a traer,
 
sois la ola que agita la mar.
 
La levadura pequeña de ayer
 
fermenta la masa del pan.
 

Una ciudad no se puede esconder,
 
ni los montes se han de ocultar.
 
En vuestras obras que buscan el bien
 
los hombres al Padre verán.

viernes, 3 de julio de 2015



ORACIÓN 5-07-15

GUÍA: Estos días, Dios llamaba a Abrahán y él respondía: Aquí estoy Señor. ¿Qué quieres, Señor?...Hoy se nos llama por nuestro nombre también y respondemos con nuestras palabras. Aquí estoy, Señor. ¿Qué quieres, Señor?. En nuestro interior reconocemos esa voz y escuchamos su llamada a la interioridad y a la acción. En silencio dejamos que la paz de Dios nos llene.

 De la profecía de Ezequiel (2,2-5):

En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía: «Hijo de Adán, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envío para que les digas: "Esto dice el Señor." Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.»

GUÍA: El profeta Ezequiel encuentra que el Espíritu entra en él, le pone en pie. En nuestro silencio reconocemos que el Espíritu nos convoca y quiere algo de nosotros. Le escuchamos. Ezequiel es enviado a  los israelitas. Le escuchen o no, sabrán que hay un profeta en Israel enviado por el Señor. Dejemos espacio para que esta palabra cale en nosotros.  Nos damos cuenta  que el Señor nos llama, que nos envía, que tenemos una tarea donde Él se manifiesta. Todos somos responsables de ese envío de Dios. Descubramos  nuestro envío, en silencio adorador.

De la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,7b-10):

Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: «Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad.» Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.

GUÍA: Pablo es enviado, ve sus éxitos y sus dificultades. La fuerza de Dios reside en Él. La reconoce, se deja llevar por ella, se siente enviado. Reconoce que en medio de las dificultades la fuerza de Dios actúa en él. Confía y está seguro de que no será abandonado. Estos sentimientos y seguridades ¿son también nuestros?. Ampliemos la mirada y los sentimientos de confianza y seguridad en aquel que nos ama. Dejemos espacio para la confianza. Silencio confiado.



Del santo evangelio según san Marcos (6,1-6):

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. 
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?» 
Y esto les resultaba escandaloso. 
Jesús les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.» 
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

GUÍA: Jesús está  con los suyos y ellos no reconocen  la obra de Dios. No pudo hacer allí ningún milagro. ¿Qué nos dice a nosotros esta Palabra de Dios?. Nos habla de falta de fe. ¿Se da en nosotros esta situación? Veamos el aspecto de nuestra tierra interior. ¿Es acogedora, sensible, creyente? Él se extrañó de su falta de fe. Pero impuso las manos y curó a algunos. Señor aumenta nuestra fe. Confiamos en Ti.

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PRESENTAMOS al Señor, las necesidades de nuestro mundo

PADRE NUESTRO  nos unimos a todos los hombres y mujeres del mundo con nuestra oración

SENTIMOS A MARÍA, nuestra madre, a nuestro lado, en el camino de la vida. ”Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven”


viernes, 26 de junio de 2015

ORACIÓN 10-05-15

GUÍA: Vamos a     hacer nuestra oración. Hacemos silencio en nuestro interior. Pedimos al Espíritu Santo nos acompañe y enseñe a acoger la Palabra de Dios. María, la que acogió al Espíritu en sí misma, nos enseña a acogerle en su palabra. Agradecemos la semana que hemos pasado y vemos en qué reconocemos  la actuación de Dios en nosotros. Ahora leemos el pasaje y dejamos espacio a Dios en nuestro interior.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,25-26.34-35.44-48):

Cuando iba a entrar Pedro, salió Cornelio a su encuentro y se echó a sus pies a modo de homenaje, pero Pedro lo alzó, diciendo: «Levántate, que soy un hombre como tú.»
Pedro tomó la palabra y dijo: «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.»
Todavía estaba hablando Pedro, cuando cayó el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras. Al oírlos hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios, los creyentes circuncisos, que habían venido con Pedro, se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los gentiles.
Pedro añadió: «¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?»
Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Le rogaron que se quedara unos días con ellos.

GUÍA: En el silencio de nuestro corazón dejamos que vayan resonando las palabras de la lectura. Cada uno recibe el Espíritu según su fe, su atención a la gracia y según el don de Dios. Dios no hace distinción de personas, nos dice Pedro.  Sintamos el don de Dios para nosotros, para cada uno de los que participamos en este encuentro. Su don y su amor es personal y quiere llenarnos de su Espíritu. En silencio, unidos a aquella comunidad y a la que formamos nosotros, acojamos la Palabra y el don del Espíritu Santo. Sintamos su empuje para la fe y el compromiso.

De la primera carta del apóstol san Juan (4,7-10):

Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.

GUÍA: El que ama es de Dios, nos dice Juan. Dios nos amó primero. Profundicemos, y saboreemos el significado de estas palabras. Ahí en el silencio interior reconocemos el amor de Dios que nos dio la vida sin que la pidiéramos, que va por delante en nuestro camino. Que nos entrega a su Hijo, Jesucristo. Que se hace Pan para nosotros. Pedimos que nos enseñe a amar.

Del santo evangelio según san Juan (15,9-17):


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»

GUÍA: El Evangelio sigue explicándonos cómo nos ama, cómo quiere que le amemos. Permaneceréis en mi amor si guardáis mis mandamientos. ¿Qué hay de todo esto en la vida de cada uno de nosotros?  Se hace realidad en nuestro quehacer diario?. Haciéndolo nuestra alegría llegará a plenitud, dice Jesús. En silencio veamos el camino que es Jesús mismo.
María, la madre de Jesús, nos acompaña. Ella nos enseña a amar, a perdonar, a ser solidarios, a proclamar la grandeza de Dios en nuestra vida.

COMPARTIMOS: Podemos comentar alguna frase en el blog.

PETICIONES CONFIADAS: Presentamos al Padre por medio de María y de Jesús, su Hijo, todo lo que nos preocupa, nuestras esperanzas y miedos. Pedimos su fortaleza al Espíritu.

PADRE NUESTRO: Nos unimos a todos los cristianos con la oración de Jesús.

CANTAMOS a María nuestra madre: Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven. (bis) / Aunque digan algunos que nada puede cambiar, lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad. Ven./ Si por el mundo los hombres sin conocerse van, no niegues nunca tu mano al que contigo está./ Ven con. Aunque parezcan tus  pasos  inútil caminar, tú vas haciendo camino, otros los seguirán. Ven




ORACIÓN 28-06-15

GUÍA: Ha pasado una semana. Queremos recogernos en nosotros mismos.  Admiramos a Dios, Señor de todas las cosas y Creador del universo. El silencio de nuevo nos hace espacio para reconocerle en nosotros y en nuestra vida. Levantamos nuestra mirada hacia Él, nos sentimos mirados y queridos por él. Repasamos la semana. Vemos lo bueno que ha sucedido en nosotros y a nuestro alrededor. Damos gracias. Quizás hemos fallado en algo. Nos abrimos al perdón. En silencio dejamos que estas frases se vayan desgranando y realizando en nosotros.

Del libro de la Sabiduría (1,13-15;2,23-24):

Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo; y los de su partido pasarán por ella.

GUÍA: ¿Qué nos ha dicho la lectura? Qué sentimientos se han producido en nosotros? Dios hizo al hombre y la mujer para la inmortalidad. Lo hizo a imagen de su propio ser. La justicia es inmortal. Son frases que nos levantan el ánimo y confortan el espíritu para confiar en quien nos cuida y quiere a su imagen. ¿Nos vemos como reflejo del Dios Padre que nos creó?. Es un don pero también tarea. Veamos cómo llevarla a cabo.

De la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8,7.9.13-15):

Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza. Pues no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar. En el momento actual, vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día, la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así habrá igualdad. Es lo que dice la Escritura: «Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba.»

GUÍA: Sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento…Una alabanza grande para los corintios. ¿También pueden ser para nosotros? Dejemos que la Palabra nos descubra los momentos en que es verdad y cuándo nos quedamos un poco escasos. Pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a crecer como cristianos y como hijos de un Padre que nos ama y quiere que seamos buenos hijos y hermanos. 
Del santo Evangelio según san Marcos (5,21-43):

En aquel tiempo Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.»
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda, su fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido, curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que, había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio le la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?»
Los discípulos le contestaron: «Ves como te apretuja la gente y preguntas: "¿quién me ha tocado?"»
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.
Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).»
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar –tenía doce años–. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

GUÍA: Nos imaginamos la escena. La mujer deseosa de la curación y al jefe de la sinagoga que tiene fe en que Jesús puede curar  a su hija. Sentimientos de necesidad y de fe. Y esto produce la curación. Depende de la intensidad de la fe. Jesús dice: Basta que tengas fe. Y a la mujer: Hija tu fe te ha curado. Vete en  paz y con salud.  En nuestra vida hay situaciones de necesidad y de fe. Presentémoslas a Jesús, con gran fe e intensidad. Silencio creyente.

PRESENTAMOS nuestra vida al Señor y la vida del mundo. Confiamos en Él.
COMENTAMOS algo que nos ha hecho bien.
Unidos a Jesús decimos con toda la humanidad, decimos PADRE NUESTRO

 MADRE DE LOS CREYENTES
 QUE SIEMPRE FUISTE FIEL.
 DANOS TU CONFIANZA,
 DANOS TU FE.
 DANOS TU CONFIANZA,
 DANOS TU FE.
 
1. Pasaste por el mundo en medio de tinieblas
 sufriendo a cada paso la noche de la fe.
 Sintiendo cada día la espada del silencio,
 a oscuras padeciste el riesgo de creer.

2. La fe por el desierto a lomos de un asnillo,
 la fe cuando en las bodas Jesús se hizo esperar,
 la fe cuando pensaron que el Hijo estaba loco,
 la fe sobre el calvario al borde de acabar.

 

Pedimos a María que nos acompañe en la fe.

sábado, 20 de junio de 2015


ORACIÓN 21-06-15

GUÍA: Estamos aquí, Señor, Te reconocemos como nuestro Dios y nuestro Padre. Somos tus hijos queremos estar un rato contigo, aquí en nuestro interior. Estamos todos los que pasamos por esta página. Cada uno con su personalidad, su misterio y su vida. La red nos pone en contacto pero  nuestro espíritu se comunica contigo y con todos.los que hacemos esta oración. Sentimos tu presencia, agradecemos tu actuar y estar en nosotros a lo largo de la semana. Gracias, muchas gracias, Señor. En silencio adoramos tu presencia y nos sentimos envueltos por tu amor de Padre. Purifica nuestras infidelidades.Escuchamos tu Palabra.

Del libro de Job (38,1.8-11):

El Señor habló a Job desde la tormenta: «¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando salía impetuoso del seno materno, cuando le puse nubes por mantillas y nieblas por pañales, cuando le impuse un límite con puertas y cerrojos, y le dije: "Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas"?»

GUÍA: Dejamos tiempo para que tu Palabra impregne nuestra mente y nuestro corazón. ¿Qué nos dice? ¿Qué sentimientos nacen en nosotros? Adoramos, reconocemos tu presencia y tu plenitud. Nos vemos realizados por ti y tu misericordia. Amados en todo lo que somos. Creados y acompañados por el Padre, Dios, por Jesús su Hijo, por el Espíritu de amor. Demos espacio para nuestra oración personal.

 De la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,14-17):

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. Por tanto, no valoramos a nadie según la carne. Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no. El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.

GUÍA: Hemos leído esta lectura de San Pablo. Frases muy grandes para acogerlas en nosotros. Hemos muerto con Cristo, puesto que él ha muerto en nuestro lugar, por nosotros. Recibamos su don. Reflexionemos dándonos cuenta de lo que dice. . Resucitamos con Él. Su vida actúa en nosotros. Dejemos que nos convenza esta verdad, aceptándola en silencio.  La vida del cristiano, es de Cristo. Es una vida nueva. Cada momento es tiempo de resurrección de presencia de Jesús en nuestra vida. Dejémonos convencer del sentido de esta Palabra, en silencio.

Del santo evangelio según san Marcos (4,35-40):

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. 
Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!» 
El viento cesó y vino una gran calma. 
Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» 
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»

GUÍA: El mar está agitado, Jesús lo calma. Su palabra resuena y pone límites al mar.  En el mar de la vida Jesús también expresa su palabra y las olas se calman. ¿Hay palabras de Jesús que calman nuestras turbulencias?. Escuchémoslas. Adoración, Petición de fe y fortaleza. Confianza. Silencio.

Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

COMPARTIMOS algo comentando alguna frase.

EXTENDEMOS nuestros deseos para todos los hombres y mujeres del mundo.

NOS UNIMOS a todos expresando las palabras de Jesús. Padre nuestro.

PEDIMOS A MARÍA que nos enseñe a caminar

Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven. (bis) / Aunque digan algunos que nada puede cambiar, lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad. Ven./ Si por el mundo los hombres sin conocerse van, no niegues nunca tu mano al que contigo está./ Ven con. Aunque parezcan tus  pasos  inútil caminar, tú vas haciendo camino, otros los seguirán. Ven



jueves, 11 de junio de 2015

ORACIÓN 14-06-15







GUÍA: La  Palabra de Dios nos convoca  de nuevo. Aquí estamos, Señor. La semana ha pasado te hemos tenido presente a veces. Ahora nos paramos un reto a escucharte. Habla Señor. En nuestro interior le reconocemos, en nuestra vida y en la vida de alrededor.  Le adoramos en ese silencio que nos envuelve. Un buen ejercicio es descubrirle en la vida, descubrir las semillas de Dios y decir Gracias. Seguimos en silencio ejercitándonos en estos pasos de la oración.

Del Profeta Ezequiel (17,22-24):

Esto dice el Señor Dios: «Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré. De sus ramas más altas arrancaré una tierna y la plantaré en la cima de un monte elevado; la plantaré en la montaña más alta de Israel; para que eche brotes y dé fruto y se haga un cedro noble. Anidarán en él aves de toda pluma, anidarán al abrigo de sus ramas. Y todos los árboles silvestres sabrán que yo soy el Señor, que humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes, que seca los árboles lozanos y hace florecer los árboles secos. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré.»

GUÍA: Dios mismo cogerá una rama nueva del cedro noble y la plantará para renovar la casa de Israel. Es su pueblo y no se rinde en su trabajo de avivar la llama, de regenerar la vida, de impulsar nuevos brotes. Sabrán que Yo soy el señor. Escuchémoslo como dicho a nosotros, a nuestra situación particular. Confiemos  en su palabra y dejemos que actúe también en nosotros.

De la segunda carta de San Pablo a los Corintios (5,6-10):

Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo, estamos desterrados, lejos del Señor. Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía. Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor. Por eso procuramos agradarle, en el destierro o en la patria. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el premio o el castigo por lo que hayamos hecho en esta vida.

GUÍA: Una llamada a la respuesta personal. Dios espera esa respuesta. ¿Cómo nos sentimos ante estas palabras?. En la lectura anterior veíamos que Dios no se rinde ante nuestros olvidos. Veamos qué espera de nosotros y confiemos en su amor misericordioso que nos acoge. Nos mira con misericordia y nos espera. Silencio meditativo


Del Santo Evangelio según San Marcos (4,26-34):

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha
llegado el tiempo de la cosecha.»
Les dijo también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas;
pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra.»
Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

GUÍA: Jesús habla del Reino de Dios. Se parece a la semilla. Una vez sembrada, crece, hace su camino y sale a flor, da fruto.Sintámonos esa tierra donde la semilla del Reino crece, va formándose, ¿Dejamos que crezca en nosotros? ¿Cuáles son los  obstáculos? Escuchemos qué nos dice el corazón. Ofrezcamos alguna respuesta válida. ¿Nuestras ramas van creciendo?

Comentamos alguna frase que nos ha gustado. Lo podemos hacer en grupo y también en rezaycomparte,blogspot.com
.
SILENCIO AGRADECIDO

Presentamos nuestra oración de perdón, de acción de gracias, de alabanza y adoración, de petición para nosotros y todas las necesidades que conocemos. Pedimos por los cristianos perseguidos , por los que dudan de su fe, por los que necesitamos que el Reino de Dios se extienda en nuestra vida.

PADRE NUESTRO: Nos unimos a todos los creyentes, en la oración que Jesús nos enseñó.

GUÍA: Hacemos presente a María y la imploramos en esta canción

Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven. (bis) / Aunque digan algunos que nada puede cambiar, lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad. Ven./ Si por el mundo los hombres sin conocerse van, no niegues nunca tu mano al que contigo está./ Ven con. Aunque parezcan tus  pasos  inútil caminar, tú vas haciendo camino, otros los seguirán. Ven