sábado, 29 de agosto de 2015










ORACIÓN 30-08-15

GUÍA: Espíritu de Dios, ven. Espíritu de Dios, ven sobre mí. Ven sobre los hombres y mujeres del mundo. Ahora estoy aquí en tu presencia. Llena mi vida, nuestra vida. Ha pasado la semana con pasos buenos y otros torcidos. ¡Cuánta claridad necesitamos, cuánta sabiduría para dirigir bien los pasos de cada día!. Deja que me sienta en tu presencia, que reconozca tu luz, que tu sabiduría   colme de paz mi alma, que los espacios vacíos se llenen de Ti. Enséñame tus caminos. Dame la fuerza y valor para seguirlos. ¿Qué quieres de mí?

 Del libro del Deuteronomio (4,1-2.6-8):

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. No añadáis nada a lo que os mando ni suprimáis nada; así cumpliréis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy. Ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente." Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy os doy?»

GUÍA: Moisés habla al pueblo. ¿Qué le dice? Señalad las palabras: Escucha, ponedlos por obra. Hoy nos dice lo mismo: Escucha, ponlo por obra. Nuestro corazón necesita ánimo, empuje del Espíritu. Pidamos ese valor y fuerza. Los mandamos del Señor son vuestra sabiduría e inteligencia. ¿Qué Dios está tan cerca de nosotros como nuestro Dios?. Agradezcamos su cercanía, su estar con nosotros. Confiemos en su fuerza y providencia. Silencio confiado. Busquemos las formas de andar sus caminos.

 De la carta del apóstol Santiago (1,17-18.21b-22.27):

Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni períodos de sombra. Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas. Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.

GUÍA: Santiago en su carta nos invita también a escuchar y poner por obra. Estar de cara a Dios y a los hermanos. Dos tareas importantes. Abrirse a la voluntad de Dios y dar respuesta a los que necesitan de nosotros. Dos puntos que exigen atención. Podemos silenciar el corazón. En ese estar de cara a Dios. Sintamos su presencia y su voluntad. Hablemos con Él como con un amigo. Escuchemos lo que nos dice.
 




 Del santo evangelio según san Marcos (7,1-8.14-15.21-23):
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.) 
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»
Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»

GUÍA: ¿Qué nos dice la Palabra de Dios? Recojamos su mensaje. No basta la limpieza exterior. El fondo del corazón tiene que estar limpio. Obrar con rectitud, sin doble cara. Comportamientos sinceros. Una medida recta y misericordiosa para todos. El mandamiento de Dios es justo y acoge a todos con misericordia. Veamos nuestras actitudes, nuestros propósitos torcidos. Pidamos fortaleza para seguir los caminos del Señor con rectitud. Que haga su obra en nosotros.  Agradecemos la presencia del Señor y su luz en esta oración.

COMPARTIMOS  alguna frase.

PRESENTAMOS NUESTRAS PETICIONES.

PADRE NUESTRO: Unidos a toda la humanidad y con el mismo Jesucristo.

INVOCAMOS A MARÍA que acompañe nuestro caminar.

CANCIÓN:JESÚS ESTÁ ENTRE NOSOTROS, {DO} {MIm} ÉL VIVE HOY {FA} {SOL7} Y SU ESPÍRITU A TODOS DA. JESÚS, RAZÓN DE NUESTRA VIDA, {DO} {MIm} ES EL SEÑOR, {FA} {SOL} NOS REÚNE EN PUEBLO DE AMOR. {LAm} {FA} {DO} {SOL7}

Cambia nuestras vidas con tu fuerza. {LAm} {FA} {DO} {SOL7} Guárdanos por siempre en tu presencia. {LAm} {MIm} {FA} {DO} {SOL7} Tú eres verdad, Tú eres la paz. Rompe las cadenas que nos atan. llénanos de gracia en tu palabra. Gracias, Señor, gracias, Salvador. Nuestras existencias hoy te alaban. Nuestros corazones te dan gracias. Tú eres amor, eres canción. JESÚS ESTÁ ENTRE NOSOTROS

miércoles, 19 de agosto de 2015



 ORACIÓN 23-08-15   



GUÍA: Buenos días, Señor. Me has llamado aquí estoy. Ante Ti reconozco mi ser en tu presencia y plenitud. Te adoro como Dios y Señor. Padre Dios, que tu ser nos  llene de Ti, que tu acción creadora nos sostenga. Deja que comprendamos tu Palabra. Que el Espíritu sea luz en nuestra mente y nuestro corazón. Dejemos que la acción de Dios se extienda en nuestro espíritu. Escuchemos confiadamente su Palabra.

Del libro de Josué (24,1-2a.15-17.18b):

En aquellos días, Josué reunió a las tribus de Israel en Siquén. Convocó a los ancianos de Israel, a los cabezas de familia, jueces y alguaciles, y se presentaron ante el Señor. Josué habló al pueblo: «Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor.»
El pueblo respondió: «¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!»

GUÍA: A través de las palabras de Josué, se nos propone servir a Dios o servir a otros dioses. Es momento de escoger, decidirse por Dios o por los ídolos. ¿Qué hacemos?. Veamos cómo decidimos y escogemos a veces. ¿Por qué lo hacemos?. Seguramente podemos decir como el pueblo israelita: El Señor nos sacó de Egipto, hizo grandes signos con nosotros. Nos miró y nos eligió.  En silencio dejamos que el don de Dios, la experiencia tenida de Dios nos ayude a dar nuestra respuesta. 

 De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (5,21-32):

Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

GUÍA: Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. El respeto cristiano, el amor de los esposos, como Cristo a su Iglesia. Ante Dios presente, captamos los dones del Espíritu que fortalecen el amor, la convivencia en nuestra experiencia diaria. Agradecemos todo lo que nos enriquece de ese respeto y amor mutuo. Admiramos el don de Cristo a su Iglesia hasta hacerla su cuerpo. Somos miembros de su cuerpo. Sintámonos esos miembros que Jesús mismo activa a favor de toda la Iglesia. Silencio meditativo y agradecido.

Del santo evangelio según san Juan (6,60-69):

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.»
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.» Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?»
Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.»

GUÍA: ¿Qué podemos subrayar de la lectura? Nos fijamos en : El Espíritu es quien da vida. Sintamos esta vida dentro de nosotros. ¿Cómo actúa?.” nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede” Dejemos que el Espíritu nos llene de su presencia. Confiemos en que el Padre nos conduce hacia Él. Nuestros sentimientos están vivos en la presencia de Dios Padre. Pidamos que nos lleva hacia Jesús. Silencio meditativo y confiado.

COMENTAMOS alguna frase.

PRESENTAMOS los problemas de las familias, las necesidades de cada persona.

PADRE NUESTRO: Lo recitamos confiados en nuestro Padre, junto con Jesús.

INVOCAMOS a María: 


MADRE DE LOS CREYENTES
QUE SIEMPRE FUISTE FIEL.
DANOS TU CONFIANZA,
DANOS TU FE.
DANOS TU CONFIANZA,
DANOS TU FE.
 
  

1. Pasaste por el mundo en medio de tinieblas
sufriendo a cada paso la noche de la fe.
Sintiendo cada día la espada del silencio,
a oscuras padeciste el riesgo de creer.

2. La fe por el desierto a lomos de un asnillo,
la fe cuando en las bodas Jesús se hizo esperar,
la fe cuando pensaron que el Hijo estaba loco,
la fe sobre el calvario al bo
rde de acabar.


viernes, 14 de agosto de 2015

ORACIÓN 16-08-15

GUÍA: Buenos días, Señor. Aquí estoy, estamos, necesitados de tu paz. Pacifica nuestra vida. Ahora, es el ahora. No hay otro tiempo. Y Tú pacificando las olas y los corazones. Tu presencia nos llena de paz. Tu amor nos recupera del movimiento de la semana. Queremos hacer silencio y reconocerte en nuestro interior. Darte gracias por la vida, por la amistad y el amor. Darte gracias por todo lo que pones en mi, en nosotros. Que todo sea para tu gloria. Silencio reflexivo.

Del libro de los Proverbios (9,1-6):

La Sabiduría se ha construido su casa plantando siete columnas, ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa; ha despachado a sus criados para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: «Los inexpertos que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: "Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia."»

GUÍA: Qué hermosa la presentación de la Sabiduría: Construye su casa. En cada uno de nosotros quiere construir su casa. ¿Vamos dejando espacio? Ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa. ¿Somos ese banquete, ese vino y la mesa puesta? En ese espacio que la sabiduría toma en nuestra vida, saboreemos el vino de la alegría y de la prudencia. Envía a los criados para que inviten a todos, a su banquete. Los faltos de juicio, los inexpertos son llamados a la prudencia. ¿Dónde estamos nosotros? Silencio de escucha, de observación, de apertura, de decisión y puesta en marcha.

 De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (5,15-20):

Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos. Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere. No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu. Recitad, alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor. Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

GUÍA: Junto con la sabiduría del libro de los Proverbios, Pablo hace una llamada a ser sensatos. Una llamada a aprovechar la ocasión, el momento presente, no aturdidos. ¿Estamos aturdidos? ¿Aprovechamos cada momento para llenarlo de la presencia de Dios, de su amor misericordioso? Dejaos llenar del Espíritu. Nuestra oración puede abrir los cerrojos de nuestro corazón y dejar que el agua del Espíritu nos inunde. ¿Cómo podemos hacerlo?. Dad gracias al Señor por todo, en nombre de Jesucristo. Puede ser que no sepamos hacerlo por nosotros solos, pero en nombre de Jesús, resultará más efectivo, más pleno. Acojamos la Palabra de Dios. Silencio acogedor y adorador.

Del santo evangelio según san Juan (6,51-58):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron;,el que come este pan vivirá para siempre.»

GUÍA: Hemos tenido la llamada de la sabiduría, la llamada a la sensatez. Ahora Jesús nos dice: Yo soy el pan de vida. Nos hace caer en la cuenta de que Él está con nosotros y su pan nos fortalece para el camino que tenemos que recorrer. El que come de este pan vivirá para siempre. Asimilemos estas palabras. ¿Qué nos dicen en nuestro interior? ¿Son pan de vida para nosotros?. Habita en mi y yo en él. Otra realidad para acoger con intensidad. Habita en nosotros, actúa en nosotros. Pidamos al Espíritu que nos fortalezca para acoger esta Palabra de Dios. Silencio amoroso y acogedor.

HACEMOS NUESTRAS PETICIONES

COMPARTIMOS la oración

Nos unimos a todos los cristianos en el rezo del PADRE NUESTRO


INVOCAMOS a nuestra madre, a nuestro lado, en el camino de la vida.
”Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven”


lunes, 10 de agosto de 2015

DON BOSCO HOY


      16 agosto 2015

 GUÍA: Padre,Dios, te damos gracias por el regalo de Don Bosco a la Iglesia y a la humanidad.      Hace  doscientos años nació. Tú has sido y sigues siendo presencia y Espíritu en la Familia Salesiana. Queremos ser Instrumento en tus manos para tu gloria. Envía a muchos jóvenes que sigan el camino de  Don Bosco y te sirvan en la Iglesia para los jóvenes  necesitados

 

Oración a San Juan Bosco - en el Bicentenario de su nacimiento-

Padre y Maestro de la juventud, San Juan Bosco,
que, dócil a los dones del Espíritu
y abierto a las realidades de tu tiempo,
fuiste para los jóvenes,
especialmente para los pequeños y los pobres,
signo de la predilección amorosa de Dios.

Enséñanos a ser amigos del Señor
para que descubramos
en Él y en su Evangelio
el sentido de la vida
y la verdadera felicidad.

Ayúdanos a responder con generosidad
a la vocación recibida de Dios,
para ser, en nuestra vida diaria,
constructores de comunión
y, unidos a toda la Iglesia,
colaborar con entusiasmo
en la edificación de la cultura del amor.


Concédenos la gracia de perseverar
en la vivencia diaria de la vida cristiana,
según el espíritu de las bienaventuranzas,
y haz que, guiados por María Auxiliadora,
nos encontremos un día contigo
en la gran familia del cielo. Amén.


jueves, 6 de agosto de 2015

 ORACIÓN 09-08-15

GUÍA: Padre, hemos vivido esta  semana. Has estado con nosotros. Te hemos reconocido como Padre bueno. Queremos estar un rato en tu presencia, siendo conscientes de la belleza que esto supone. Belleza porque eres Tú quien crea la belleza, la armoniza en la tierra, en el universo, en los seres vivos, en el hombre y la mujer. Gracias por Ti presente en todas las cosas y personas. Gracias por las experiencias de belleza que nos concedes a lo largo de la vida. Repasemos algunos momentos en que hemos vivido el gozo de la belleza. Embarquémonos en un viaje hacia la belleza de Dios a través de las criaturas. Silencio contemplativo y agradecido, Hacemos nuestra cada frase.

Del primer libro de los Reyes (19,4-8):

En aquellos días, Elías continuó por el desierto una jornada de camino, y, al final, se sentó bajo una retama y se deseó la muerte: «¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!»
Se echó bajo la retama y se durmió. De pronto un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come!»
Miró Elías, y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a echar. Pero el ángel del Señor le volvió a tocar y le dijo: «¡Levántate, come!, que el camino es superior a tus fuerzas.»
Elías se levantó, comió y bebió, y, con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.

GUÍA: En ese viaje a través de la belleza, hemos vivido la cercanía de Dios. Elías va huyendo de Jezabel, va recorriendo caminos, está agotado. El ángel le conforta con agua y comida. Dios le ha empujado a hacer su mandato. En nuestro camino también nos cansamos, a veces  estamos agotados. Que nuestros esfuerzos por cumplir lo que Dios quiere se vean cuidados por su Espíritu que nos reconforta y anima. Visualizamos toda la escena y nosotros esperando la misericordia y paz de Dios, su cercanía y fuerza. Agradecemos tantas experiencias de energía y también de desánimo. Confiamos en el Señor que nos espera en el monte Horeb, el monte de Dios. Silencio

De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,30–5,2):

No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor.

GUÍA: En el camino por la belleza de la vida, hemos encontrado momentos buenos y momentos duros. San Pablo invita a desterrar la amargura, la ira, toda maldad. Vivid en el amor como Cristo os amó. En el descanso a lo largo de este camino, encontramos sentimientos de gozo y de dolor. Perdonad, como Dios os perdonó en Cristo. Dejamos espacio para el perdón, lo damos y lo recibimos. Vivid en el amor como Cristo nos amó. No pongáis triste al Espíritu. Confirmemos nuestro deseo de seguir adelante impulsados por el Espíritu Santo. Silencio perdonador, confiado y amoroso.

Del santo evangelio según san Juan (6,41-51):


En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»
Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios."
Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»


GUÍA: En el viaje de Elías al monte Horeb, se encuentra confortado por el ángel. Jesús ha ofrecido su pan, el pan de vida. ¿Aprovechamos el pan de la Eucaristía para recibir la fuerza de Dios?. Jesús nos espera para entrar en nuestra vida, como pan. Limpiemos nuestro interior y dejemos que Él viva con nosotros.  Jesús se queda como pan para la vida del mundo. Acompaña nuestros caminos y nos ayuda  en la subida al monte de Dios.

COMENTAMOS lo que nos hace bien.

PRESENTAMOS nuestras peticiones por la humanidad.

NOS UNIMOS rezando el PADRE NUESTRO

INVOCAMOS a María

Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven. (bis) / Aunque digan algunos que nada puede cambiar, lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad. Ven./ Si por el mundo los hombres sin conocerse van, no niegues nunca tu mano al que contigo está./ Ven con. Aunque parezcan tus  pasos  inútil caminar, tú vas haciendo camino, otros los seguirán. Ven


viernes, 31 de julio de 2015








ORACIÓN 02-08-15

GUÍA: Hacemos silencio en nosotros. Dejamos fuera lo que nos preocupa. Pero también podemos ponerlo ahí ante el Señor. Le presentamos nuestra preocupación. Se lo contamos. Lo que pasa y lo que necesitamos. Le pedimos que cuide de todo y que nos enseñe el camino, lo que quiere que hagamos. En silencio, hagamos ejercicio de confianza, abramos el corazón a la Palabra de Dios que seguro nos impulsará para hacer lo que Dios quiere.

Del libro del Éxodo (16,2-4.12-15):

En aquellos días, en el desierto, comenzaron todos a murmurar contra Moisés y Aarón, y les decían: «¡Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto! Allí nos sentábamos junto a las ollas de carne, y comíamos hasta hartarnos; pero vosotros nos habéis traído al desierto para matarnos a todos de hambre.»
Entonces el Señor dijo a Moisés: «Voy a hacer que os llueva comida del cielo. La gente saldrá a diario a recoger únicamente lo necesario para el día. Quiero ver quién obedece mis instrucciones y quién no.» 
Y el Señor se dirigió a Moisés y le dijo: «He oído murmurar a los israelitas. Habla con ellos y diles: "Al atardecer comeréis carne, y por la mañana comeréis hasta quedar satisfechos. Así sabréis que yo soy el Señor vuestro Dios."» 
Aquella misma tarde llegaron codornices, las cuales llenaron el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Después que el rocío se hubo evaporado, algo muy fino, parecido a la escarcha, quedó sobre la superficie del desierto. 
Los israelitas, no sabiendo qué era aquello, al verlo se decían unos a otros: «¿Y esto qué es?» 
Moisés les dijo: «Éste es el pan que el Señor os da como alimento.»

GUÍA: La Palabra nos habla de necesidad. El Pueblo se queja a Moisés y a Dios. Hasta desean haber muerto en Egipto. Descubrir el plan de Dios en cada situación y confiar en Él nos dará nuevas fuerzas. Seguro que hoy tenemos espacios dudosos en los que podemos confiar en Dios. Hagamos lo que está de nuestra parte y confiemos que el Señor siempre acude en nuestro auxilio. SILENCIO confiado

Salmo 77

R/.
 El Señor les dio un trigo celeste

Lo que oímos y aprendimos,

lo que nuestros padres nos contaron,
lo contaremos a la futura generación:
las alabanzas del Señor, su poder. R/.

Dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná,
les dio un trigo celeste. R/.

Y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.
Los hizo entrar por las santas fronteras,
hasta el monte que su diestra había adquirido. R/.

De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,17.20-24):

En el nombre del Señor os digo y encargo que no viváis más como los paganos, que viven de acuerdo con sus vanos pensamientos. Pero vosotros no conocisteis a Cristo para vivir de ese modo, si es que realmente oísteis acerca de él; esto es, si de Jesús aprendisteis en qué consiste la verdad. En cuanto a vuestra antigua manera de vivir, despojaos de vuestra vieja naturaleza, que está corrompida por los malos deseos engañosos. Debéis renovaros en vuestra mente y en vuestro espíritu, y revestiros de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se manifiesta en una vida recta y pura, fundada en la verdad.

GUÍA: Debéis renovaros en vuestra mente y en vuestro espíritu. ¿Qué vemos que necesita renovación en nosotros? Pero se subraya la renovación de la mente y del espíritu. Una mente sana, recta, confiada en la verdad del Señor, alejada de toda maldad, que busca el bien y lo positivo. Vencer el mal a fuerza de bien. El Espíritu impulsa al bien. Aportemos palabras de bien, acciones de bien. Pidamos al Espíritu nos haga comprender sus caminos y nos ayude a recorrerlos. Silencio acogedor y confiado. Dejemos que cada frase cale nuestra tierra.

Del santo evangelio según san Juan (6,24-35):



En aquel tiempo, al no ver allí a Jesús ni a sus discípulos, la gente subió a las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún. 
Al llegar a la otra orilla del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» 
Jesús les dijo: «Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No trabajéis por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna. Ésta es la comida que os dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.»
Le preguntaron: «¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?» 
Jesús les contestó: «La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado.» 
«¿Y qué señal puedes darnos –le preguntaron– para que, al verla, te creamos? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: "Dios les dio a comer pan del cielo."» 
Jesús les contestó: «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo. ¡Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo! Porque el pan que Dios da es aquel que ha bajado del cielo y da vida al mundo.»
Ellos le pidieron: «Señor, danos siempre ese pan.» 
Y Jesús les dijo: «Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed.»

GUÍA: Aquí estamos, Jesús. Te buscamos. ¿Qué buscamos? Dejemos que nuestro ser vaya desgranando la respuesta de lo que buscamos. Jesús, llénanos de Ti. El pan de vida eterna eres Tú. Aumenta nuestra fe. Fortalece nuestra esperanza. Aviva nuestro amor. Que creamos más en Ti. Que te reconozcamos en la Palabra, en la Eucaristía, en los hermanos. Silencio meditativo y confiado.

HACEMOS NUESTRAS PETICIONES

COMPARTIMOS la oración

Nos unimos a todos los cristianos en el rezo del PADRE NUESTRO

INVOCAMOS  a nuestra madre, a nuestro lado, en el camino de la vida.

”Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven”